× Capítulo 34: Resignate y acepta lo inevitable ×

Traducido por:

Publicado el:

Estado de Edición:

Editado

Editor/es responsable/s:

4 minutos
📝 Tamaño de fuente:

Chi Cheng no tenía la menor intención de ayudar. Simplemente se acercó a Wu Suowei y lo miró fijamente.

—¿Cabeza de hierro?

Wu Suowei resbaló, casi rodando cuesta abajo junto con el vehículo.

—¿Cómo me llamaste? — preguntó Wu Suowei.

Chi Cheng, sin cambiar su tono, pronunció seis sílabas: 

—Ca-be-za-de-hie-rro.

Los ojos de Wu Suowei brillaron con resentimiento, pero logró controlarse perfectamente. No mostrar alegría ni ira era lo que Jiang Xiaoshuai le había enseñado. Cabeza de hierro será, es mejor un apodo a que ni siquiera recuerde mi nombre, pensó.

Siguió empujando con todas sus fuerzas, su ceño fruncido y dientes apretados. Un simple paso ya lo tenía empapado en sudor.

El espectador que hasta ahora solo observaba, habló de pronto: 

—¿Vale la pena vivir así?

“¿Por qué no valdría la pena?”, pensó Wu Suowei para sus adentros. “¡Te engañé para que bajaras del auto y ahora compartes mi sufrimiento bajo la lluvia! ¡Para mí sí vale totalmente la pena!” Tras este diálogo interno, gritó con fuerza y logró avanzar otro centímetro.

—No tienes nada… ¿y aún así vives con tanto entusiasmo?

Wu Suowei, jadeando con respiración entrecortada, lanzó una mirada asesina a Chi Cheng: 

—Si no vas a ayudar, maldito, al menos no estorbes.

Dicho esto, continuó forcejeando, acompañando su esfuerzo con sonidos guturales de «huh-huh».

—Hazte a un lado — dijo abruptamente Chi Cheng.

Wu Suowei, haciéndose el sordo, siguió resistiendo obstinadamente.

Chi Cheng simplemente apartó a Wu Suowei hacia un lado, apoyó sus poderosos brazos en el toldo del vehículo y lo empujó hacia arriba sin el menor esfuerzo, resolviendo el asunto en menos de cinco segundos. Luego se sacudió el barro de las mangas, y sin siquiera volver a mirar a Wu Suowei, regresó directamente al coche.

Wu Suowei quedó levemente desconcertado. Había asumido que Chi Cheng había bajado solo para burlarse de él, sin esperar que realmente le ayudara. Pero, quién lo hubiera pensado, terminó haciéndolo.

Un minuto después, Jiang Xiaoshuai emergió de debajo de una lona de plástico en los arbustos.

—¿Lo viste claramente?— le preguntó Wu Suowei.

—No podría estar más claro.

Jiang Xiaoshuai jamás en su vida había hecho algo tan vergonzoso como esconderse bajo un plástico para espiar a alguien. Y para colmo, su ángulo de visión apuntaba directamente a la entrepierna de Chi Cheng. Esas dos piernas largas y musculosas, y ese prominente bulto entre ellas, le dejaron la garganta seca con solo mirarlo.

—¿Y bien?—, preguntó Wu Suowei. 

—¿Crees que tengo posibilidades de dominarlo?

Al ver las fotos, Jiang Xiaoshuai aún albergaba una pequeña ilusión. Pero al verlo en persona, todas sus ideas se esfumaron.

—Resígnate y acepta lo inevitable.

Jiang Xiaoshuai dio unas palmadas en el hombro a Wu Suowei.

 

[====✧×✧====]

 

Wu Suowei sólo había entrado en contacto con las serpientes para investigar a Chi Cheng. Pero después descubrió que la cría de serpientes también podía ser un negocio rentable. Si lo hacía bien, podría hacerse rico; si lo hacía mal, podría perder hasta su último centavo. Durante este tiempo, visitó muchas granjas de serpientes. Al principio era solo para entender más sobre estos animales, pero poco a poco comenzó a interesarse en los rendimientos y técnicas de cría de los granjeros, desarrollando cada vez más interés en el tema. Al final, terminó quedándose en una granja de serpientes como aprendiz.

Por el día, Wu Suowei hacía trabajos ocasionales en la granja mientras aprendía técnicas de cría. Al salir del trabajo, regresaba a la clínica para bañarse, cambiarse de ropa y luego ir a acechar cerca de la oficina de tránsito.

Durante varios días seguidos, cada vez que Chi Cheng salía de la oficina de tránsito, veía a Wu Suowei vestido con una camisa negra, jeans, una gorra y un cigarrillo en la boca, paseando despreocupadamente por la calle.

En cuanto aparecía Chi Cheng, los ojos de Wu Suowei se clavaban al instante en él.

Era una mirada enigmática e indescifrable: contenía evaluación, curiosidad, provocación… A primera vista parecía deliberada, pero al observarla detenidamente, resultaba casual. Si creías que te miraba, al intentar sostener la suya, descubrías que carecía de enfoque, que estaba dispersa, imposible de atrapar. Pero cuando apartabas la vista, sentías cómo una intensa quemadura abrasaba tu perfil y la base de las orejas, hasta hacer arder incluso la garganta.

Chi Cheng nunca le preguntó directamente: “¿Vienes a buscarme?” De hecho, si daba un paso hacia Wu Suowei, éste adoptaba inmediatamente una actitud evasiva, como queriendo mantener distancias.

Luego continuaba observando cómo Chi Cheng bajaba las escaleras, sus ojos negros y brillantes siguiendo el movimiento de los zapatos de cuero peldaño a peldaño, hasta verlo dirigirse al estacionamiento, subir al coche y marcharse.

Traducido por 21Rb_BINGQIU
☕ Apoya el proyecto en Ko-fi

Subscribe

Notify of

guest





0 Comentarios


Inline Feedbacks
View all comments

Donar con Paypal

🌸 El contenido de Pabellón Literario está protegido para cuidar el trabajo de nuestras traductoras. ¡Gracias por tu comprensión! 💖

0
Would love your thoughts, please comment.x
()
x