Cuando una persona desea algo con mucha intensidad, a menudo no lo consigue. Pero una vez que lo deja ir, aquello que tanto anhelaba termina regresando de alguna forma.
Por ejemplo, la repentina popularidad de Kaleido, que se dio de una manera completamente inesperada y poco convencional: dos miembros que no tenían ninguna relación entre sí, de pronto, ganaron una enorme base de seguidores gracias a un video de “CP”
En realidad, el “fanservice” de CPs es una estrategia de promoción bastante común en este círculo y en la industria del entretenimiento en general. Todos lo saben y lo aceptan. Pero en este caso, el problema es que recayó en las dos personas menos dispuestas y con menos afinidad entre sí.
Fang Juexia no quería tener ningún contacto con Pei Tingsong. Sabía que el otro no lo soportaba. Pero Pei Tingsong era diferente. Según la observación de He Ziyan, ese mocoso parecía disfrutar molestando a propósito.
“Entonces, lo que estás diciendo” comentó He Ziyan, divertido, “es que tú no quieres hacer una CP con Juexia, pero te molesta que él no quiera hacerla contigo. ¿Es eso?
Pei Tingsong no mostró ni una pizca de vergüenza.
“Exactamente. ¿Por qué no quiere formar una CP conmigo? ¿Qué tengo de malo?
He Ziyan no pudo evitar reírse.
“No, mocoso, tienes que ser razonable. Tú tampoco quieres hacerlo. Ahora tienen dos opciones: o se dejan en paz y dejan claro a la empresa que no quieren hacerlo, o aceptan su destino y comienzan a trabajar juntos. Además, no te preocupes. Juexia es tan puro como un niño; solo piensa en bailar y no tiene ninguna segunda intención contigo.
He Ziyan esperaba que Pei Tingsong respondiera algo como ¿Por qué no tendría ninguna segunda intención conmigo?, pero el más joven lo sorprendió con una réplica inesperada.
“Entonces, Huo-ge, ¿tú y el líder también están actuando?”
La pregunta dejó a He Ziyan sin palabras por un momento. Miró los ojos curiosos de Pei Tingsong, y su cerebro pareció apagarse por un instante. Finalmente, intentó desviar la conversación.
“¿Y qué tiene que ver esto conmigo? Nuestra situación es diferente. Yo no ando molestando al líder.”
“Yo tampoco he molestado a Fang Juexia. Solo que no entiendo por qué no le gusto y cuando me ignora como si no existiera, ustedes tampoco dicen nada.
Pei Tingsong empezó a quejarse interminablemente, y He Ziyan intentó cortarlo.
“Sí, sí, Juexia te intimida, y nosotros también. ¡Deja de quejarte y coopera con lo que se te pide!”
“Exacto.” Pei Tingsong comenzó a responder en un tono sarcástico. “Yo no soy como tú, Huo-ge, tan increíble actuando con el líder que parece real. Enséñame cómo hacerlo, porque claramente yo no puedo.
“Vete al diablo. No voy a seguir con tus tonterías.” He Ziyan se levantó, claramente listo para irse. Pero Pei Tingsong no se detuvo.
“¿Qué pasa? ¿Vas a buscar a Miao para actuar?”
He Ziyan se giró y le mostró el dedo del medio. Pei Tingsong se lo devolvió, o al menos intentó hacerlo, pero detuvo su mano al darse cuenta de algo, de repente se puso de pie de inmediato.
“Líder.”
He Ziyan miró hacia atrás y se encontró con la sonrisa tranquila de Jiang Miao.
“Estaba por venir a practicar baile, pero al acercarme al estudio escuché sus voces. Parece que están teniendo una conversación animada.” Jiang Miao caminó hacia Pei Tingsong mientras hablaba.
¿Escuchó algo?
He Ziyan no estaba seguro de cuánto había oído Jiang Miao ni desde cuándo. Aunque no había dicho nada realmente comprometedor, de repente se sintió culpable.
“Ah, estábamos hablando del tema de las CP” dijo Pei Tingsong, sin filtro alguno.
He Ziyan le lanzó una mirada de advertencia, pero el más joven no pareció captar la indirecta.
“¿CP?” Jiang Miao dejó escapar una ligera risa. “¿Se trata de lo de Juexia?”
Pei Tingsong se arremangó como si estuviera a punto de tener una conversación seria.
“Y también lo de Huo-ge y tú.”
Detrás de Jiang Miao, He Ziyan puso los ojos en blanco, deseando poder salir corriendo en ese mismo instante.
“¿Nosotros?” Jiang Miao mantuvo su sonrisa mientras seguía preguntando. “¿Qué pasa con nosotros?”
Pei Tingsong, en su ingenuidad casi infantil, respondió con honestidad.
“Su CP se siente muy real. Tienen muchos fanáticos. Creo que es genial. De hecho, Huo-ge dijo que actuar no es nada complicado.”
¡Yo no dije eso!
“Yo no dije eso” respondió He Ziyan, prácticamente gruñendo las palabras a través de dientes apretados.
Para su sorpresa, Jiang Miao se unió a la conversación con calma.
“Es cierto. Al final, no es más que actuar, ¿verdad? Xiao Pei, no tienes que tomártelo tan en serio. De hecho, basta con que mires a Juexia en el escenario. Solo con eso, los fanáticos interpretarán que lo amas.
Pei Tingsong parecía completamente perdido.
“¿Qué demonios? ¿Cómo podría gustarme Fang Juexia?”
En el preciso momento en que pronunció esas palabras, alguien más entró por la puerta: nada más y nada menos que Fang Juexia.
El corazón de He Ziyan dio un vuelco.
¿Qué clase de campo de batalla es este…?
Definitivamente, hoy no era su día de suerte.
Fang Juexia levantó la vista y vio a los tres dentro del estudio. Escuchó lo que Pei Tingsong acababa de decir y se quedó en silencio por un momento. Luego, abrió la boca para hablar:
“Yo…”
“¡Juexia!” intervino Jiang Miao con una sonrisa para disipar la tensión, caminando hacia él antes de que pudiera irse. “Dijiste ayer que te dolía un poco la cintura. ¿Te sientes mejor? Vamos, te llevaré a hacer una sesión de fisioterapia.”
Jiang Miao apareció justo a tiempo, casi como un salvador. Fang Juexia asintió de inmediato.
“De acuerdo.”
“Entonces, nos vamos.” Jiang Miao pasó un brazo por los hombros de Fang Juexia y lo llevó fuera de la sala.
Pei Tingsong se dio cuenta de que había metido la pata, especialmente al recordar la expresión de Fang Juexia justo antes de irse. Se sintió un poco culpable.
Además, ¿siempre se vestía así de sencillo?
Parecía un niño pequeño.
Como un gatito herido.
No, espera. ¿Por qué estoy pensando estas cosas? Pei Tingsong se sintió aún más desconcertado consigo mismo. Pasó una mano por su cabello y se aclaró la garganta, murmurando en voz baja:
“Vaya, llegó justo a tiempo…”
Normalmente, en un momento así, He Ziyan estaría regañándolo. Pero al notar el extraño silencio, Pei Tingsong levantó la vista y vio que el rostro de He Ziyan tampoco se veía bien.
“Oye, ¿qué te pasa?” preguntó Pei Tingsong, desconcertado.
He Ziyan lo miró, y su expresión cambió rápidamente. Dejó escapar una risa sarcástica.
“Eso te pasa por hablar de alguien a sus espaldas.”
“Pero no estaba diciendo nada malo…”
“Ya me voy. Voy al dormitorio a descansar.”
“¿Eh? ¿Te vas así nada más?”
“Busca una oportunidad para hablar con Juexia.” He Ziyan se detuvo en la puerta, volteándose para mirar a Pei Tingsong. “Cuando lo conozcas mejor, cambiarás de opinión. Quizá incluso llegues a pensar que es genial. Y cuando eso pase, te arrepentirás.”
“Yo…”
Después de salir del estudio, la expresión de He Ziyan se volvió fría de nuevo.
Desde el momento en que Jiang Miao entró, hasta que se fue con Fang Juexia, no le había dirigido ni una sola mirada.
¿Qué significa esto?
¿Es porque escuchó lo que dije y no le gustó? ¿Tal vez no le pareció apropiado usar la palabra “actuar”?
¿O tal vez no significa absolutamente nada, y soy yo quien está pensando demasiado?
He Ziyan no podía entenderlo. Había dicho que iba a descansar, pero cuando llegó al dormitorio, no pudo dormir en absoluto.
Cada vez que cerraba los ojos, el rostro de Jiang Miao aparecía en su mente, junto con todos esos pequeños momentos y detalles que siempre lo hacían reflexionar. Su sonrisa, la forma en que sus ojos se curvaban, las cosas que hacía que parecían diferentes cuando eran solo los dos.
Al principio, He Ziyan lo había interpretado como una amistad especial. Pensaba que Jiang Miao confiaba en él lo suficiente como para mostrarle su cansancio y su vulnerabilidad, para no tener que fingir.
Pero poco a poco, He Ziyan comenzó a querer más.
También sentía que Jiang Miao le daba algo más, algo que no compartía con nadie más.
¿Pero era realmente así?
No estaba seguro.
Durante los días siguientes, Jiang Miao se comportó como siempre, amable y considerado con todos. Pero para He Ziyan, algo se sentía diferente: había una distancia sutil, ni fría ni cálida. Por otro lado, Pei Tingsong parecía haber aceptado su destino y estaba trabajando en su CP con Fang Juexia e incluso habló de regresar al dormitorio.
Mientras tanto, He Ziyan estaba de mal humor. En pleno invierno, tuvo que grabar un programa de variedades, era una de esas oportunidades escasa que no se podían desperdiciar. Había nevado recientemente, y mientras las celebridades más famosas grababan cómodamente en un centro comercial con comida caliente y calefacción, él y otros idols menos conocidos tuvieron que filmar al aire libre. Con temperaturas bajo cero, hasta el punto en el que hablar se había vuelto difícil.
Tras más de diez horas de grabación, He Ziyan terminó enfermándose.
Por lo general, rara vez se enfermaba, pero esta vez de repente su resistencia parecía haberse desplomado.
Solo en su habitación de hotel, decidió llamar a Jiang Miao y mientras hablaba, dejó escapar una tos deliberada, aunque podría fácilmente haberla contenido.
Tal como esperaba, Jiang Miao mostró preocupación. Pero la satisfacción que eso le dio no duró mucho, y pronto se sintió frustrado de nuevo, aunque ni siquiera él sabía por qué.
A la mañana siguiente, tenía que tomar un vuelo. A pesar de sentirse débil, se levantó y revisó su teléfono. Jiang Miao le había enviado varios mensajes:
[Te dejé algunos parches térmicos. ¿Por qué no te los pusiste mientras grababas? Haces que me preocupe por nada.]
[Compra algo de medicina y tómala antes de subir al avión. Pídele agua caliente a la azafata.]
[Si no mejoras, cuando regreses te llevaré a que te pongan un suero. Así te recuperarás más rápido.]
Al leer esos mensajes, su estado de ánimo mejoro inexplicablemente.
Incluso el vuelo, que antes encontraba molesto, se volvió algo agradable.
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Fang Juexia fue abruptamente eliminado de un programa de variedades en el que había estado participando. Al enterarse de la situación, Jiang Miao pasó varios días comiendo con Fang Juexia, sin hablar demasiado sobre el asunto. Ambos eran personas inteligentes; decir más de lo necesario solo habría hecho las cosas incómodas.
El día antes de que Pei Tingsong regresara al dormitorio, Jiang Miao y Fang Juexia habían terminado de cenar y regresaban juntos, cuando en el ascensor de la compañía, se encontraron con una mujer.
Era muy atractiva, claramente unos años mayor que ellos. Al principio, todos esperaron en silencio a que el ascensor subiera. Pero, para sorpresa de ambos, la mujer rompió el silencio y les preguntó si eran compañeros de grupo de He Ziyan.
Jiang Miao sintió algo extraño. Cuando la mujer dijo que necesitaba hablar con He Ziyan en privado, el ascensor llegó al piso de Xingtu. Jiang Miao le indicó a Fang Juexia que regresara al estudio de práctica por su cuenta mientras él hablaba con la mujer.
Fang Juexia quiso quedarse, pero bajo la mirada insistente de Jiang Miao, decidió regresar solo.
En lugar de llevarla directamente a Xingtu, Jiang Miao presionó el botón para cerrar las puertas del ascensor y luego el botón para el último piso, dirigiéndolos a una cafetería en la azotea.
“Él está resfriado” dijo Jiang Miao con una sonrisa mientras se sentaban frente a la mujer. “Ayer incluso tuvo fiebre y no se encuentra muy bien, así que no está en la compañía. ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte? Puedo transmitirle el mensaje si quieres.”
“Soy su exnovia” respondió la mujer directamente, “así que creo que sería mejor si hablo con él en persona.”
Jiang Miao permaneció en silencio por un momento antes de decir con calma:
“Entiendo. Pero, como mencioné, está enfermo. Podrías llamarlo en lugar de venir en vano como ahora.”
Sus palabras eran corteses y diplomáticas, pero al mismo tiempo apuntaban directamente al problema. La expresión de la mujer se oscureció visiblemente.
No tenía el número de He Ziyan.
Tras unos momentos de silencio, finalmente explicó por qué había venido.
El propósito era sencillo: quería volver a verlo.
Jiang Miao no lo entendía del todo, y tampoco tenía mucho interés en escuchar. Aun así, permaneció cortésmente sentado frente a ella, escuchando mientras relataba historias de su dulce pasado con He Ziyan. Habló de cómo se conocieron en un bar en una ciudad del sur, cómo fue amor a primera vista, y de cómo He Ziyan la persiguió persistentemente cuando apenas era un joven sin nada.
Mientras la escuchaba, Jiang Miao comenzó a desconectarse. Muchas de las palabras que siguieron no llegaron a su mente. Solo pensaba en lo amarga que estaba su taza de café y agregó un poco más de azúcar.
“Sin embargo, fui yo quien dijo cosas hirientes, y por eso se alejó. Lo entiendo. Ahora que finalmente lo encontré, quiero arreglar las cosas.”
Mientras hablaba con sinceridad, una leve sonrisa apareció en el rostro de Jiang Miao.
“Lo que me has contado, se lo transmitiré palabra por palabra. Pero…”
Levantó la vista, mirándola directamente a los ojos.
“He Ziyan ya no es ese chico desconocido que trabajaba como DJ en un bar. Su trabajo ahora es especial y algo delicado. Cuantas menos personas conozcan detalles de su pasado, mejor para él.”
Jiang Miao noto que la mujer realmente se preocupaba por He Ziyan, así que, con unas pocas frases bien calculadas, manipuló sus emociones con precisión y terminó la conversación de forma amistosa.
Después de despedirse, Jiang Miao regresó solo a la compañía. Fang Juexia, preocupado, le hizo algunas preguntas, pero Jiang Miao evitó el tema, cambiando hábilmente el foco con una broma.
“Dime, ¿cómo es que alguien tan amable como tú siempre tiene al pequeño demonio buscándote problemas?”
Fang Juexia se quedó en silencio de inmediato.
Jiang Miao soltó una risa ligera.
“Anda, ve a descansar un rato. Has estado corriendo tanto estos días que ya tienes ojeras. Al final, ni la maquilladora podrá cubrirlas.”
Fang Juexia asintió, pero no tenía intención de volver al dormitorio.
“Me quedaré en el sofá del pequeño estudio. Luego Qiang-ge me llevará a fisioterapia.
“De acuerdo.” Jiang Miao asintió, mirándolo con la misma ternura con la que uno observaría a un pequeño gato reservado. “Come algo antes de la terapia, y tráeme unos parches para el dolor cuando termines, ¿vale?”
“Está bien.”
De vuelta en el dormitorio, Jiang Miao encontró el lugar completamente vacío. Todos los demás tenían trabajo y la habitación estaba en silencio absoluto.
Entró a su propia habitación, sacó una caja de cigarros del cajón y decidió fumar un poco. Sin embargo, al abrir la caja, encontró una nota dentro.
La desplegó y reconoció la letra de He Ziyan.
[Fuma menos, es malo para tu salud.]
Al darle la vuelta a la nota, encontró otra línea escrita.
Jiang Miao se sentó en el suelo y dejó escapar una pequeña risa. Finalmente, guardó la nota de nuevo en la caja de cigarros, que también devolvió a su lugar.
En realidad, no estaba tan molesto.
Solo un poco arrepentido. No debió haber sido tan arrogante al pensar que podría manejarlo todo solo y enfrentar a la exnovia de He Ziyan.
Claramente, no tengo esa capacidad.
No sabía cuánto tiempo estuvo sentado en el suelo, mirando cómo el cielo afuera se oscurecía lentamente y sumía su habitación en la penumbra.
De repente, el sonido de la cerradura electrónica en la puerta lo sacó de sus pensamientos. Jiang Miao se puso de pie con ayuda del borde de la cama, pensando que Fang Juexia había regresado.
“¿Juexia?” llamó.
“Siempre tan pendiente de Juexia, ¿eh?” respondió una voz conocida.
Era He Ziyan.
Jiang Miao salió del dormitorio hacia la sala y vio a He Ziyan entrando con una maleta. Su rostro pálido y cansado estaba enmarcado por un gorro negro, y un abrigo grueso. Parecía claramente enfermo.
“Ya regresaste” dijo Jiang Miao con una leve sonrisa.
La voz de He Ziyan sonaba nasal por el resfriado. Aunque intentó bromear al principio, al ver a Jiang Miao, pareció captar algo en su expresión.
“¿Qué pasa? Pareces… un poco desanimado. ¿Alguien te molestó?”
Incluso enfermo, seguía provocándolo.
“¿Cómo podría alguien molestarme?” Jiang Miao respondió con ligereza. Sirvió un vaso de agua caliente y se lo ofreció a He Ziyan mientras hacía preguntas sobre su viaje, asegurándose de que descansara. Sacó el botiquín y le pasó un termómetro.
“Tómate la temperatura. Veamos qué tan alta es la fiebre. Si es grave, iremos al hospital.”
He Ziyan se sentó al borde de la cama, aún con el abrigo puesto. Tomó el termómetro, pero también agarró la muñeca de Jiang Miao, mirándolo fijamente.
Tal vez por la fiebre, o por el gorro que llevaba puesto, sus ojos parecían más grandes de lo habitual, con un brillo lastimero que era difícil de ignorar.
“¿De verdad estás bien? Parece que algo te está molestando” repitió, su tono mostrando una inesperada cautela.
Jiang Miao forzó una pequeña sonrisa, pero sus ojos permanecieron serios.
“Te equivocas.”
Muchas veces, cuando He Ziyan tenía razón, Jiang Miao le decía que estaba equivocado.
Porque…, ¿qué podía decirle? ¿Que su exnovia había venido a buscarlo, que había querido verlo, y que él, Jiang Miao, había terminado escuchando toda una historia romántica sobre su pasado?
“Mide tu temperatura primero. ¿Has comido algo? ¿Tienes hambre?” dijo, dándole la espalda con una voz tranquila. “Voy a prepararte un poco de sopa.”
Justo cuando Jiang Miao tocó la manija de la puerta, sintió que alguien lo sujetaba por el brazo. En un rápido movimiento, fue jalado hacia atrás y presionado contra la puerta.
El interruptor de luz se activó accidentalmente con el impacto, y la habitación quedó sumida en la oscuridad. En medio de la penumbra, Jiang Miao levantó la mirada, sorprendido, y vio a He Ziyan frente a él.
“¿Cuánto tiempo llevamos conociéndonos?” preguntó He Ziyan, reprimiendo una tos. “Parece que han pasado muchos años.”
“Casi cuatro años” respondió Jiang Miao. “Dos como aprendices y dos desde el debut.”
La ambigüedad entre ellos no había empezado ese día, ni esa semana. Era una danza de tira y afloja que llevaba cuatro años.
He Ziyan dejó escapar una risa débil, su voz sonaba agotada.
“Han pasado tantos años y aún no logro entenderte.”
Dicho esto, no pudo evitar toser, girando la cabeza hacia un lado. Pero incluso mientras tosía, su mano seguía aferrada a la muñeca de Jiang Miao.
Instintivamente, Jiang Miao levantó la mano, queriendo darle unas palmaditas en la espalda, pero se detuvo en el aire.
“¿Por qué quieres entenderme?” preguntó Jiang Miao, con una ligera risa en su tono, aunque su respuesta tenía una crueldad discreta y una frialdad distante.
El rostro de He Ziyan estaba enrojecido, quizás por la fiebre o por la tos. Su expresión, que a menudo tenía un aire desafiante, ahora mostraba fragilidad. Miraba a Jiang Miao con una terquedad muda, incapaz de encontrar las palabras adecuadas para responder.
Estaban demasiado cerca.
La distancia entre ellos era tan mínima que casi desaparecía. Jiang Miao sintió una inquietud que crecía en su interior. Levantó la mano, usando el dorso para tocar la frente de He Ziyan. Al sentir el calor que emanaba, frunció el ceño.
“Estás ardiendo de fiebre. ¿Por qué no te acuestas? ¿Qué estás haciendo aquí?” Su tono era ligeramente de reproche, pero seguía siendo tan suave como siempre, igual que cuando trataba con cualquiera.
“Porque eres frío y cálido conmigo al mismo tiempo.” La frase salió de los labios de He Ziyan con dificultad, como si le hubiera tomado toda su fuerza reunir el valor para decirla. Respiró hondo y la repitió, con más determinación esta vez.
Jiang Miao soltó una ligera risa.
“He Ziyan, qué ingrato eres.”
Su rostro se levantó un poco más, y su tono tenía una extraña mezcla de burla y suavidad que lo hacía sonar ambiguo.
“Dime, ¿qué significa ser frío y cálido?”
La fiebre parecía haber entorpecido los pensamientos de He Ziyan, dejándolo sin capacidad para responder. Sus ojos, normalmente llenos de picardía y determinación, parecían vulnerables y brillantes, reflejando la incertidumbre que sentía.
“Lo que estás haciendo ahora… ¿no es eso?” murmuró.
La sonrisa en el rostro de Jiang Miao comenzó a desvanecerse.
“¿Qué más puedo hacer?” preguntó en voz baja. “Cuando sales de viaje, yo preparo tu equipaje. Cuando te enfermas, me preocupo por ti y te cuido. ¿Qué más esperas? Incluso el mejor líder no podría hacer más que esto, ¿verdad?”
Aunque sus palabras eran racionales y tranquilas, Jiang Miao no podía evitar despreciarse por dentro.
Durante los momentos más difíciles de su vida, cuando ya no podía soportar más pero tampoco quería explotar como un niño irresponsable, él se permitía una pequeña indulgencia.
Solo frente a He Ziyan, Jiang Miao podía permitirse no ser el líder perfecto. Podía ser alguien un poco más mezquino.
Deliberadamente, trazaba líneas para que He Ziyan se acercara. Y cuando él caía en esas trampas, Jiang Miao encontraba una extraña satisfacción en ello.
Pero nunca había querido más que eso.
“Solo somos amigos. Compañeros de grupo. Colegas.” Jiang Miao realmente no quería discutir con alguien enfermo, pero las palabras salieron antes de que pudiera detenerlas. Aun así, su tono seguía siendo amable y cortés, como siempre.
“Incluso si hubiera algo más entre nosotros, sería solo por actuación. ¿Qué es lo que realmente esperas de mí?”
La frase perforó el corazón de He Ziyan como una espina.
Su ceño se frunció, pero no dijo nada.
El ambiente entre ellos se volvió opresivo, pesado. Jiang Miao vio cómo la garganta de He Ziyan se movía, tragando con dificultad. Sintió un dolor punzante en el pecho, como si innumerables agujas se clavaran al mismo tiempo.
Si en ese momento He Ziyan le pidiera que se fuera, o si él mismo abriera la puerta y lo dejara solo, Jiang Miao no se habría sorprendido.
Pero lo que realmente ocurrió fue algo que Jiang Miao no esperaba.
He Ziyan bajó la mirada y, con una voz ronca, murmuró:
“Yo… No espero nada. Solo no quiero que estés triste.”
Sus dedos, que antes sujetaban la muñeca de Jiang Miao con firmeza, ahora se aflojaron y cayeron a un lado.
¿Era eso una retirada estratégica?
Jiang Miao no lo sabía. Lo único que entendía era que la última pizca de control que quedaba en su mente se rompió en ese momento.
“Vi esa nota.”
Al escuchar esas palabras, los ojos de He Ziyan se alzaron, luciendo confundidos.
Antes de que pudiera procesar lo que ocurría, Jiang Miao extendió los brazos y rodeó su cuello, tirando de él hacia un abrazo. Ese contacto inesperado hizo que todo su cuerpo se tensara.
Era una cercanía que nunca antes habían compartido.
“Tú dijiste que si no estaba de buen humor podía divertirme contigo.” La voz de Jiang Miao era baja, y sus ojos, aunque serenos, no mostraban rastro de la sonrisa habitual.
Su rostro limpio y hermoso se acercó poco a poco, y su última pregunta fue casi un susurro.
“¿Puedo?”
La garganta de He Ziyan ardía, seca y dolorida. Estar de pie frente a Jiang Miao ya le resultaba difícil, mucho más resistir con la poca fuerza de voluntad que le quedaba.
Pero, en realidad, no quería resistirse.
Jiang Miao presionó suavemente sus labios contra los de He Ziyan. Su aliento era cálido, y el contacto, suave. La mente de He Ziyan se quedó en blanco. Lo único que podía percibir era la delicadeza de los labios de Jiang Miao.
Jiang Miao parecía estar completamente en control de la situación. Se separó apenas y lo miró directamente a los ojos.
“¿Esto también está bien?” preguntó, con una calma desconcertante.
He Ziyan, todavía aturdido, fijó su mirada en los labios de Jiang Miao. Ni siquiera sabía cómo había logrado responder, con una voz ronca y temblorosa:
“¿Esto te hace feliz?”
La pregunta parecía haberle causado gracia a Jiang Miao, quien soltó una risa suave y sincera.
“Sí. Me hace muy feliz.”
Con los ojos llenos de una calidez que desarmaba, Jiang Miao volvió a acercarse. Rodeó el cuello de He Ziyan con sus brazos, y esta vez sus labios buscaron las comisuras de los suyos, luego a su barbilla.
Cada vez que terminaba un beso, se retiraba un poco para observar las reacciones de He Ziyan.
“Hacer esto mientras estás enfermo… no parece muy correcto, ¿verdad?” murmuró Jiang Miao, aunque sus acciones desmentían sus palabras.
Y justo cuando estaba a punto de acercarse nuevamente, un ruido repentino del otro lado de la puerta los interrumpió.
La puerta principal se abrió; alguien había regresado.
Jiang Miao se detuvo, instintivamente queriendo retroceder. Pero antes de que pudiera alejarse, He Ziyan lo sujetó de los hombros y lo empujó contra la puerta, sellando sus labios en un beso firme.
Esta vez fue diferente.
El beso de He Ziyan era intenso, casi agresivo, completamente opuesto a las sutiles provocaciones de Jiang Miao momentos antes. Había una urgencia en él, una fuerza que bordeaba la rudeza.
Desde el otro lado de la puerta, la voz de Fang Juexia resonó, llamando suavemente:
“¿Líder Miao?”
El sonido devolvió momentáneamente la claridad a Jiang Miao, quien trató de apartar a He Ziyan. Sin embargo, este respondió con más intensidad, sujetándole la mandíbula con firmeza y obligándolo a abrir los labios mientras profundizaba el beso.
“Juexia no entrará…” murmuró He Ziyan entre los besos, su voz entrecortada por la respiración agitada.
Sus narices se rozaban, y el calor de sus cuerpos unidos casi los hacía perder el aliento. Jiang Miao podía sentir cómo sus piernas temblaban bajo la presión de He Ziyan, cuya fiebre parecía transmitirse directamente a él.
Tal como He Ziyan había predicho, Fang Juexia no cruzó la línea. Después de volver al dormitorio, se limitó a dejar sus cosas, tomar una ducha, ponerse ropa cómoda y luego refugiarse en su habitación para leer o resolver sudokus en silencio.
Pero Jiang Miao no podía concentrarse en nada de eso. Todo su pensamiento estaba atrapado en el beso de He Ziyan, en la intensidad de sus labios, en cómo su lengua rozaba con insistencia cada rincón de su boca.
Incluso cuando un leve dolor en su lengua, causado por el roce con un diente afilado, lo hizo fruncir el ceño, Jiang Miao no pudo apartarse.
Sus dedos se aferraron al abrigo de He Ziyan, temblando mientras las emociones se entrelazaban con los sonidos húmedos y el calor sofocante del momento.
El tiempo parecía haberse detenido hasta que, finalmente, el beso terminó. He Ziyan se recostó sobre Jiang Miao, su frente apoyada en su hombro mientras trataba de recuperar el aliento.
Ambos estaban completamente enredados, y el agarre de He Ziyan era tan firme que no dejó ni un milímetro de espacio entre ellos.
“Te voy a contagiar…” murmuró He Ziyan, con voz ronca.
La luz de la noche se filtraba a través de la ventana, iluminando tenuemente las dos figuras entrelazadas. Todo se veía borroso y nítido a la vez, como una imagen a medio enfocar.
Jiang Miao seguía algo aturdido, su mente tardando en procesar lo que acababa de suceder. Lentamente, inclinó su rostro hacia el de He Ziyan, rozándolo con el suyo, su piel caliente contra la fiebre del otro.
“No importa” susurró suavemente.
Ninguno de los dos intentó darle un nombre a lo que acababa de pasar. Jiang Miao se quedó en la habitación de He Ziyan durante mucho tiempo, cuidándolo en silencio, dándole medicinas.
“Mañana Xiao Pei se mudará contigo” dijo Jiang Miao en voz baja.
He Ziyan dejó escapar una débil risa.
“Dos años desde el debut, y el solitario He Ziyan finalmente tendrá un compañero de cuarto. Es algo digno de celebrar.”
Hablaron como si nada hubiera pasado, como si siguieran siendo los mismos compañeros de grupo que podían practicar juntos hasta el amanecer. Como si uno no hubiera besado al otro en medio de una fiebre que los dejó mareados.
Al despertar al día siguiente, la fiebre de He Ziyan había bajado considerablemente, aunque todavía se sentía un poco aturdido.
No sabía cómo describir lo que había entre ellos. Habían superado los límites de la amistad, pero aún no alcanzaban la profundidad del amor. Cuando lo pensaba demasiado, sentía una leve frustración.
Pero insistir en una definición habría sido infantil.
Así que actuó con más soltura que Jiang Miao, aparentando normalidad. Hizo bromas con los demás, reía con ellos, comportándose como siempre. No mencionó ni una palabra sobre lo ocurrido la noche anterior.
Incluso durante una transmisión en vivo, cuando usó un beso para pasarle una simple envoltura de caramelo a Jiang Miao, lo hizo con una naturalidad que superaba a la del líder.
Como si todo estuviera bajo su control.
Como si, mientras aparentara llevar la delantera, nunca perdería.
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