CAPÍTULO 18

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Me desperté casi tan pronto como salió el sol.

Luché por despertarme en la mañana, pero no pude hacerlo, se debió a que tenía la presión arterial baja, no pude dormir en la noche y aunque cambié de cama todo fue un infierno, un verdadero infierno.

Tenía tanto sueño que me dormí en el baño, tenía la intención de ser simplemente arrastrada.

Debió de ser bastante difícil para Anakin el pedirme permiso para que me llevará al templo conmigo medio dormida. Si bien el templo no estaba a una gran distancia, no se podía caminar por lo que tuvimos que ir en el carruaje. Anakin me metió dentro del carruaje y una vez que llegamos tuvo que sacarme a pesar de que no estaba completamente despierta.

De manera literal, fue Anakin quién me llevó al frente del Sumo Sacerdote y muy a mi pesar me despertó.

—Maestra, hemos llegado, por favor despierte.

—…Dame cinco minutos más.

Solo cinco minutos más para reunir mis energías, para así poder despertar y demostrar mis habilidades.

En ese momento sentí que alguien presionaba mis cejas arrugadas con un dedo y luego por más extraño que parezca, toda esa somnolencia desapareció por completo.

Cuando abrí mis ojos, el hermoso rostro de Heebris estaba frente a mi observándome. Él era el Sumo Sacerdote.

Pensé que lo mejor era tratarnos como completos desconocidos, cuando aparté mi mano otro sacerdote me puso un velo.

En el imperio, las mujeres debían de usar un velo dos veces, mientras que los hombres solo lo usaban una vez, por lo tanto, al igual que las mujeres los hombres usaban un velo en la ceremonia de mayoría de edad, claro que eso se debía a un motivo religioso.

Todos los pecados que quedaba contenidos en el cuerpo se guardaban en el velo para evitar que estos escaparan y se vertía el agua bendita para purificarlos.

Heebris vertió lentamente el agua bendita del tazón sobre mí.

Era fresco, pero no se sentía agradable tener el velo mojado y la ropa que se me pegaba al cuerpo, no era de extrañar que me vistieran de forma tan ligera.

Apreté mis labios y cerré mis ojos para continuar con la ceremonia, pero ¿La mano de Heebris se detuvo en el velo?

¿Qué? ¿Por qué se queda quieto? Al abrir mis ojos con extrañeza, Heebris me miró al rostro por mucho tiempo y luego barrió rápidamente mis ojos. Sus dedos eran suaves y estaban secos.

—Sumo Sacerdote…

—¡Ah!

Al señalar, Heebris volvió a verter el perfume en sus dedos temblorosos, volví a cerrar los ojos y él tocó mis dos párpados y vaciló un poco esta vez cuando debió de tocar mis labios.

¿Es en serio? No es como si solo lo hubiera hecho una o dos veces, pero ¡Esto está demorando más de lo necesario! Estaba molesta, por lo que solo levanté mi cabeza para presionar mis labios contra el pulgar de Heebris y me puse de pie.

—¿Eso está bien?

—…sí.

—Vamos que estoy ocupada.

Cómo Heebris no respondió, me quité el velo húmedo y lo arrojé. Mis piernas estaban palpitando por permanecer mucho tiempo de rodillas. Era tan frustrante.

Regresé al Palacio Imperial, desayune y almorcé tarde, después di una caminata corta para digerir antes de que comenzaran a prepararme en serio. Las comidas de las personas con un estatus alto por lo general eran pesadas y tan abundantes que mi estómago parecía estar hinchado.

En ese momento pude ver a lo lejos a Helena que estaba corriendo.

Parecía que no tenía ni idea de lo que estaba por pasar en el futuro. Pensé en detenerla y decirle unas palabras, pero lo dejé porque sería mejor para ella que experimentara los resultados por sí misma. No hay nada que pueda hacer, aunque lo investigue.

Cuando regresé a la sala después de ver a Helena, las doncellas que me arreglarían estaban preparadas, cada una de ellas tenía una expresión de estar lista para una gran competencia.

Si…lo mejor es que me preocupe por mí misma. No sé si podré llegar viva al banquete de hoy…tan pronto como suspire, cuatro mujeres se juntaron y me cambiaron de ropa.

Llevaba medias de seda, no me puse corsé ya que insistí que no me quería morir, en cambio llevaba una enagua que caía con gracia ¡Una falda más! ¡Pon la parte superior del vestido! Y luego ¡Hazlo de nuevo con esa falda!

Cuando me asusté al ver las capas de ropa que estaba usando, las mujeres me dijeron que era la última moda. La espalda estaba ligeramente escotada y la parte del pecho era liviana.

Una vez que terminaron de vestirme, dividieron su tiempo para decorar mi cabello y aplicar maquillaje. Una estaba ocupada peinándome y la otra aplicando polvo.

Trenzaron mi cabello, lo sujetaron y aplicaron múltiples capas de maquillaje. Cuando quise desmayarme por estar exhausta, me colocaron el collar, la pulsera, los aretes y por último pusieron mis zapatos.

La asistente quedó hipnotizada al ver mi rostro mientras movía con cuidado el espejo.

Un espejo de cuerpo completo fue colocado frente a mí una vez que la Madame anunció con una voz tan fuerte como un grito:

—¡Eres tan hermosa!

Ciertamente, era hermosa que de cierta forma parecía irreal. No, era más como una muñeca que un ser humano.

El vestido de color verde oscuro, combinaba con el color de mis ojos, era más una pieza de arte que un simple vestido. Tenía hilo de oro bordado en él y los diamantes en mi cuerpo hacían que brillara.

No era solo eso, incluso en mi cabello trenzado tenía un alfiler en forma de estrella que estaba hecho de diamantes y oro.

Para ser honesta era un poco aterrador.

¿Cuál era el punto de esforzarse tanto? La persona por la que me arreglaban de esa manera era un campo inmutable.

—Vayámonos cuando estén listas.

—¿Qué? Su alteza aún no ha llegado.

—Él no vendrá.

Debe de estar escoltando a Helena en estos momentos.

El asistente parecía estar avergonzado cuando salí por la puerta. Significaba que ya sabía todo al ver mis acciones, pero no puede decir otra casa que no sea el: “debe esperar”.

Mientras me dirigía a ese lugar y observaba en detalle a las personas, pude descubrir quienes estaban involucrados en esto también. Mientras caminaba, se hizo un pesado silencio. Al ver esa atmósfera que no era propia de una ceremonia de mayoría de edad, sino la de un general que va al campo de batalla.

Llegué a la entrada del salón de banquetes, la gente estaba atónita. Todos me observaban con ojos que decían: “¿Porque estás aquí sola?”

Esto se debía a la costumbre de que en caso de que hubiera un prometido, este debía de ser el acompañante.

Al ver a mi alrededor pude ver a Jason en una esquina.

—Sir Kazar ¿Podría tomar mi mano?

—… ¿Qué? —Jason me miró con una expresión que decía si estaba cuerda.

La razón por la que pensaba en eso era porque si bien era la ceremonia de mayoría de edad de Eris, también se trataba de dar por oficial el compromiso entre el príncipe heredero y ella.

Hasta ahora, si bien se había anunciado de forma verbal sobre el compromiso de ellos, a partir de ahora sería tratada como la princesa heredera. Además de la interpretación, que alguien más me escoltara era como una declaración de propaganda de estar en contra de la familia imperial. No hay forma de que algún noble presente quisiera eso.

Esa era la razón por la que elegí a Jason que estaba al mismo nivel que Eris en muchos sentidos. El hijo mayor de una familia de duques y un guerrero que salvó al Imperio. Incluso un amigo de la infancia del príncipe, era bueno usarlo como escudo.

Además, no había ningún caballero que rechazara la petición de una dama…Jason se acercó a mí con una mirada sombría y tomó mi mano.

—¡Lady Mizerian! ¡La hija mayor del marqués y prometida del príncipe heredero está entrando!

Cuando el sirviente que había sido cauteloso anunció mi posición, Jason me tomó de la mano y me condujo lentamente al centro del salón.

Los ojos de todos los nobles estaban llenos de confusión, pero decidí que me relajaría ya que Eris era bonita y como tenía hambre miré a mi alrededor para poder comer un bocadillo, pero Jason me agarró y me preguntó:

—¿Qué pasó? ¿Dónde está él?

—¿Acaso no puede verlo? Estoy segura de que fue a buscar a la compañera de Lord Kazar.

—¿Qué? —Jason preguntó con una cara estúpida.

Le respondí a la cara como si fuera algo nuevo.

—Sabes que ella no tiene el corazón lo suficientemente frío como para dejarlo plantado.

—Eso… no puede ser verdad. Es tu ceremonia de mayoría de edad ¡Por el amor de Dios!

—¿No dicen que te vuelves ciego cuando te enamoras?

Aparte de eso, fue algo muy astuto. Cómo alguien que intenta robar a una mujer para llevarla a la ceremonia de mayoría de edad de su prometida, pero no existe tal cosa como un símbolo que digan que es un ladrón en esta clase de situaciones.

—¿Cómo sabías que Helena estaba con él?

La problemática pregunta de Jason fue ignorada.

Bueno, supongo que es un gran problema que esté aquí antes que ellos. El rostro de un sirviente se puso azul.

—Aquí viene el señor del este de Kendall, protector del río Caylen y el Marques Mizerian. Lord Rombaud.

—Hija…

El marqués que entró con una sonrisa radiante dejó de caminar. Por su puesto, el príncipe heredero se lo merecía ya que iba a este lugar con otra persona. Tan pronto cómo el Marqués con el ceño fruncido estaba por sacar el tema, el sirviente anunció entre el bullicio.

—¡Dar un ejemplo! ¡Entra el corazón del imperio, el protector de la fe, el amo de la tierra, el emperador Kratos I y la Emperatriz!

Todos en el salón se inclinaron para hacer una profunda reverencia hacia la entrada. El Emperador y la Emperatriz fueron saludados y caminaron directamente hacia mí.

—¡Hermosa, tan hermosa! Eres tan deslumbrante que es venenoso para mis ojos.

—Es una tarde deslumbrante su Majestad y Emperatriz. Ya que nos dieron este lugar en persona, mi familia lo considera todo un honor y en el futuro seguiremos cuidando el interior del exterior por lo que seremos más leales que vanidosos.

—Al conocerte es evidente que ya posees un interior maduro…por cierto veo que tu lado está vacío ¿Dónde está Alec?

Ante su pregunta solo pude sonreír. A veces las sonrisas explican muchas cosas, pero sin eso, la nieve de la tormenta entró rápidamente.

—Su majestad el príncipe Alec, el señor de la región de Maranello y el caballero de la familia real, está entrando con Helena Antlebloom.

Cuando la puerta se abrió, hubo un silencio aplastante.

Incluso una morgue no podría estar tan escalofriantemente silenciosa. Algunos incluso se frotaron los ojos como si no fueran capaces de creerlo.

—”Ah, valió la pena. Helena lleva el mismo vestido que yo.”

Helena era verdaderamente hermosa, como la mujer que la novela reconoció como la persona más bella del mundo.

Aun así, sería deslumbrante porque el príncipe trajo una chica que de por sí ya era muy linda y la pulió.

Cuando me miré al espejo, Eris era hermosa que no parecía ser real, pero Helena parecía ser aún más irreal. 

 

♦♦♦◊  ♦♦♦◊  ♦♦♦◊

Gracias por la ayuda, Hikari~.

Traducido por Rajesh Rouv
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