Prisión 25 – 90%
Prisionero 41: Eso no puede ser, jefe. Ese hombre no puede ser el que planeó toda esta situación en la prisión. Ethan no tiene a nadie aquí que se pueda mover libremente… ya no.
González: ¡Eso lo sé! ¡Maldita sea! ¡Hey, guardia, ve y tráelos!
Guardia B: Eh, ngh… p-pero… los disparos…
González: ¡¿Entonces quieres morir justo aquí, bastardo?!
Guardia B: E-espere por favor. Cálmese, se lo pido.
Gonzalez: ¡Joder, mierda! ¡Maldito sea, ese bastardo maricón de Norman! ¿Qué tanto está haciendo? ¡Maldición! ¡Joder!
Hace tan solo unas horas, este tipo, el gánster González, estaba ebrio por la suerte y la gloria de sentarse en el trono de los lacayos y tener todo bajo su control.
En este momento, justo detrás de los esbirros asustados y la pequeña barricada en la mesa que construyeron … Todo lo que podía hacer era correr de un lado a otro y escupir quejas.
El hombre que estaba actuando como un confidente, era un esbirro que, solo puedo echar un vistazo por la brecha de la barricada que González ordeno hacer.
Prisionero 44: Jefe, ¿me podría escuchar?
Dijo el esbirro escondiéndose.
González: ¡Joder! ¡¿Qué quieres?!
Prisionero 44: Los funcionarios de la oficina de investigación. Tal vez Hiyori y los demás tengan algo que ver en esto. No se sabe si los guardias puedan controlar todos los movimientos en el área.
González: ¿Y qué con eso?
Prisionero 44: Eso significa que seguir esperando aquí, podría ser peligroso. Aquel túnel. Debido a este alboroto, tal vez podríamos utilizarlo.
González: ¡Oh! Ya veo, podríamos aprovechar y salir.
Prisionero 44: Sí. Si se trata de hacer una simple transacción, se puede llegar a un acuerdo estando afuera. Si usted es el jefe, se podrá obtener tantos compradores como usted quiera.
González: Fuh … maldita sea, ¿eso también era una opción?. Muy bien, hey tú. Ven conmigo, el resto de ellos…
González: Si salgo con todos ellos en medio de toda esta situación, podrían volverse un estorbo, y provocar retrasos ¿Debería simplemente dejarlos aquí? Hahaha
Prisionero 44: Fuh, entendido. Algunos de ellos dijeron que se abrirán paso desde aquí hasta donde está la Oficina de Inspección, e incluso tomarán los autos que están aparcados en el área.
Prisionero 44: Por lo que he escuchado de la situación en el área, si aprovechamos el alboroto que están provocando los otros prisioneros, tal vez podríamos lograrlo.
González: Fuh, muy bien. Te dejaré todo a ti. Ve y usa esas basuras como camuflaje.
Prisionero 44: Entendido, déjemelo todo a mí. ¡Hey, ustedes! ¡Escúchenme un momento!
González: Joder, con esto finalmente podré decirle adiós a este agujero de mierda.
González escupe esas palabras en voz baja. En respuesta a ese murmullo, el guardia fingió no haber escuchado la conversación.
Guardia B: ¿Qué pasa? ¿Qué planea hacer?
González: Keh, eso no tiene nada que ver contigo, así que cállate, idiota.
El guardia pone rígido su cuello y voltea la cara. Gonzalez escupe de nuevo maldiciones y con sus manos se palpo alrededor de su pecho.
González: Hehe, mientras tenga esto conmigo…
Prisionero 43: ¿Nm? ¿Qué?
Prisionero 40: A-Aquel… aquel… ese hombre…
Prisionero 44: ¿Qué? Eres ruidoso. ¿Qué te ha pasado? ¿Te has vuelto loco?
Prisionero 40: ¡N-no! ¡Aquel … viene hacia acá!
Prisionero 44: ¡¿?! ¿Qué?
El hombre que estaba organizando a sus secuaces puso rígido su rostro y tragó saliva. Desde el hueco que había hecho en la barricada, miró a través del pasillo.
Lo que veía era un lugar oscuro donde las luces se apagaban y el humo del fuego se desprendía del techo.
Prisionero 40: E-Escucha, algo viene.
Prisionero 44: ¿Quiénes son? No me digas… son los de la Oficina de Inspección ¿hasta ahora aparecen?
González: ¿Nm? Hey, ¿qué pasa?
Prisionero 44: No, eso… bueno… Jefe, hay algunos tipos que están viniendo. Tal vez…
Prisionero 44: Ah, no. Está bien. Ya sea que sean personas de la Oficina de Investigaciones o el enemigo los detendré gracias a esta barricada. Solo espere un momento.
Gonzales: Oh. Ellos ¿te dijeron algo?
Uno de los esbirros de Gonzalez, elegido como su perro leal, se acerca hacia el pequeño espacio de la barricada para volver a ver. Mientras lo hace, escucha los pasos desde la oscuridad. Las pisadas les indicaba que no tenían prisa. El eco, lo hacía sentir inquieto.
Prisionero 44: ¡Oigan ustedes! ¡¿Quiénes son?! ¿Son de la Oficina de Inspección? ¡Hey!
Prisionero 44: Kuh … ¡Oigan, detenganse! ¡¿Quién carajos son ustedes?!
Los pasos que se acercaban se detuvieron. Flotando en la oscuridad, el enjambre de sombras negras se pega hacia la barricada.
Prisionero 44: ¡¿Qué?! ¡No puede ser¡ ¡Eres tú!
Las risas reverberaban. El hombre vio esa cara y supo quién era esa persona. En tan solo un momento, se quedó asombrado, tratando de gritar.
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Lloyd: Uh … kuuh …. ¿eh? ¿Eres Gian?
Gian: Ngh … oh … hahaha, bien. Estás vivo. Mierda, vaya amigo con el que me topé. Mira que estar en este lugar tan problemático.
Lloyd, que se despertó con esas palabras mientras lo arrastraban, sentía mucho dolor y aun era incapaz de levantarse por sí mismo.
Me escapé junto con él del humo cada vez más venenoso y febril, arrastrándome como un perro, y continuaba arrastrando a Lloyd por la esquina del pasillo.
¡Mierda! ¡Es doloroso, me quedo sin aliento y mis ojos se ponen borrosos! ¿Será que estoy huyendo en dirección al fuego intenso? Mientras lucho contra tal ansiedad, continuo.
Lloyd: Lo siento, Gian. Gracias.
Gian: No es nada ¡Oh cierto Lloyd!
La corriente eléctrica que entró en mi cabeza llegó hasta mi espalda haciéndome sentir pesado. Al escuchar las palabras de Lloyd, moví los ojos hacia su rostro.
Gian: ¡Tú, que has estado aquí! ¡Mi compañero! ¡El capitán de la mafia! ¡El manipulador de cuchillos, Giulio!
Lloyd: ¿Eh? ¿Te refieres a un capitán del CR:5?
Gian: ¡Si! ¡El capitán que tiene dinero! ¡ Seguramente salió de aquí antes de que comenzara el incendio! ¡¿Has visto a Giulio?!
Lloyd: Eh … ehm …
Lloyd entrecierra los ojos para recordar algo, parece que su cabeza todavía está aturdida por el impacto de los golpes. Después de un momento, me mira con cara mullida.
Lloyd: Espera un momento… Ehm … ¿Qué era?
Gian: ¡Cof, cof, gah! Mierda, el fuego¡Te sacaré de aquí, pero apurate en recordarlo!
Lloyd: Uh, claro, sí. Cuando regresé al edificio de la administración a buscar un extintor de incendios…
Lloyd: ¡Cierto! Durante el traslado de Di Bondone, el funcionario de las prisiones que se lo llevó … quedó atrapado por el motín y lo perdí de vista.
Gian: ¡¿Qué? ¡¿Giulio?!
Lloyd: Si. Perder de vista al objetivo de la escolta es un gran problema, pero honestamente, por esta situación, no lo es tanto, eh … lo siento. No sé qué sucedió después.
¡Mierda! ¡Maldición! ¡Joder! ¡Maldita sea, ¿entonces qué he estado haciendo yo?!
Mierda, entonces eso significa que los preparativos para que el manipulador de cuchillos se fugara ya habían sido preparados de antemano.
¡Que se joda todo esto, maldita sea!
Para cuando me di cuenta de eso, me moleste tanto conmigo mismo por haber permitido que mi cuerpo aguantara esta situación una y otra vez. Maldiciendo mi estupidez y mi falta de suerte, comencé a moverme de nuevo.
Maldita sea, el humo vuelve a ser terrible. No, me equivoco.
¿¡Esto es viento!? ¡Oh, es aire limpio!
Gian: Maldición, ¡parece que todavía no es momento para que muramos! Ese pasillo en forma de “T”. El viento está corriendo por el, si avanzamos en esa dirección ¡tendremos la oportunidad de seguir sin que el humo nos asfixie!
¡Estamos a salvo! Al girar la esquina del pasillo por el que caminamos finalmente llegamos a un espacio con tres bifurcaciones, con el que estoy familiarizado incluso con la suciedad del piso.
Es aquí… ¡Sí, no hay duda! Este es el pasillo que he usado constantemente y que lleva al comedor.
Si se toma el camino de la derecha, te llevará al comedor y al pasillo de la bodega en el primer piso. Y el pasillo de la izquierda, es de donde fluye el viento ¡Eso es! ¡Ese es el pasaje que conduce al exterior!
Con esto estamos salvados. Es cierto, si Giulio sigue vivo entonces todavía debe seguir en la plaza.
¡Si lo encuentro, podremos unirnos con Bernardo y los demás! Sentí que el aire que fluía había limpiado mis preocupaciones.
Gian: Jaja, la diosa de la suerte es una mierda. ¡Creo que es realmente desagradable! Estamos salvados, Lloyd.
Lloyd: Eh… este lugar es… Ah… ahg… ngh.
Gian: Lo siento, pero tendré que dejarte aquí. No puedo llevarte hasta la salida. Si te dejo, probablemente tus compañeros se darán cuenta y vendrán para ayudarte.
Lloyd: ¡No!
Gian: ¿Por qué no? Hahaha, si me dices que no te deje, entonces cuando vengan tus compañeros me será imposible escapar, y entonces tendré que pasar mi vejez en esta prisión.
Lloyd: ¡No! ¡No es eso! Aquí… este lugar…
Por alguna razón, de repente me hundí débilmente, arrastrando a Lloyd que luchaba, entonces tomé un respiro en el cruce de tres vías, luego mire el camino que llevaba al comedor o el de la salida.
Estará bien, no hay prisioneros en el área, no hay guardias felices por jalar el gatillo y asesinar. Se sentía mágicamente genial, donde fluye la brisa.
Gian: Hasta luego, Lloyd. No es necesario que me devuelvas el favor ni nada de eso, porque yo ya me voy.
Lloyd: ¡Espera, espera Gian! Aquí es… es… peligroso ¡Huye!
Gian: ¿Haah? El fuego no llegará hasta aquí ¿por qué estás tan asustado ?
¿Qué?
¿Qué pasa? De repente, mi corazón, mi cabeza y mi médula espinal se estremecieron. Es como si hubiera sido atrapado por algo oscuro y frío.
Yo…
Me sentí atraído por la parte de atrás del pasaje, que parecía un agujero negro sin nada, mis ojos, mi cara y la conciencia de ser agarrado por algo de causa desconocida me hace estremecer.
¿Qué? ¿…qué pasa? Mierda.
Lloyd: ¡Huye, Gian! ¡Es él! ¡Está regresando! ¡Él está viniendo! ¡Ese hombre, fue el que…!
Lloyd: La persona que nos atacó fue aquel hombre. El siempre estuvo esperando el momento adecuado.
Lloyd: ¡Es ese gángster del GD! ¡Ese tipo se dirige al comedor! ¡Kuh! ¡Huye, Gian!
Gian: ¿Has dicho GD? ¿El comedor? ¿Te refieres a ese gorila del GD?
Ocurrió justo después de que mencioné el nombre de ese bastardo que ya casi había olvidado.
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Prisionero 43: ¡No… no vengas!
González: ¡Idiota! ¡No tengas miedo, si lo haces te mato! ¡Ustedes dos de ahí, no los dejen pasar!
Prisionero 43: E-Es imposible, jefe. ¡Ellos … ellos …!
De alguna manera, los secuaces que intentaron gritar fueron empujados por detrás, luego los golpearon al estar debajo de la barricada derrumbada. Desde arriba, fueron pisoteados por los pies de los hombres.
González: Kuh … uh … ¡¿uuhg?! ¡Mierda!
Ellos se volvieron cadáveres miserables en un instante, mientras tanto, lo que pasaba por encima de ellos venía acompañado de gritos junto con el sonido de la carne y los huesos al romperse. En medio de todo eso, Gonzalez temblaba con horror, por aquello que se avecinaba.
Finalmente, noto el peso y la dureza de la pistola que estaba y él guardia había dejado.
González: ¡Joder! ¡Jodaaaanse! ¡Tomen esto, bastardos!
González apunta con el hocico del arma a los enemigos que aplastaron a sus subordinados y avanza hacia a los gánsteres con uniformes de prisioneros apretando el gatillo.
Una explosión que incluso aplastó el aire surgió al momento de disparar.
González: ¡¿Guaah?! ¡GYAAAAAHGGG!
El disparo que surgió no fue de la pistola de Gonzalez, sino de la dirección que él apuntaba. La bala llegó hacia Gozalez como un ciervo acechando, un proyectil causado por el disparo de una escopeta.
González: ¡Kuh … ngh … aaahg!
Con ese disparo, González salió volando estrellándose contra la pared, como si lo hubiera atropellado un automóvil. En su mano derecha, que no se mueve, solo podía sentir un agudo dolor.
González: ¡Uhhhhg! ¡Aaaagh …! ¡Maldito sea!
Su mano derecha, que debería haber estado sosteniendo una pistola, se volvió como un trozo de tela ensangrentada alrededor de su codo, y desde allí se inundó con sangre fresca.
Miedo, dolor severo y desesperación. El hombre que hizo sangrar sus ojos en furia se estaba acercando a él.
González: ¡Kuggh … aaahhhg! ¡Tú! ¡No puede ser!
Bakshi: Ha, haha. ¿Te has estado portando bien, bastardo inútil?
Bakshi continúa avanzando. Quita el cañón quemado de la escopeta con forma de tubo de hierro que sostenía y lo tira al suelo.
Bakshi: Oh, wooh, eso debió de doler. Hahaha, te lo mereces.
González: ¡Tú! ¡Bakshi! ¿Pero que carajos? ¡Guhg … ngh …! ¿No te habías vuelto loco?
Bakshi: Lo siento. He mandado a volar tu mano derecha. Bueno, te puedes masturbar con tu otra mano, así que no será un problema.
González: ¡Ngh! ¡Uhhggg! No puede ser… tú ¡¿Habías planeado venir aquí y matarme?!
Escuchando los gemidos de González Bakshi no respondió, solo golpeó su cuello y luego atornilló el cañón de munición con un nuevo tubo de hierro de la escopeta.
Prisionero B: Jefe, elimine a todos los bastardos molestos que estaban aquí.
Bakshi: ¡Oh! Hahaha. González, tus queridos subordinados resultaron ser muy débiles, por eso…
González: ¡¿Guhh?! ¡Guuh … ugggh!
Mientras escuchaba el informe de uno de sus subordinados a su espalda, puso su escopeta de tubo en su cintura, y agarra el palo ensangrentado que estaba allí.
Estando tirado alrededor de innumerables piezas de vidrio, González mira a Bakshi como si viera a una bestia devoradora de humanos con rastros de sangre pegajosos.
González: ¡Tú bastardo! ¡Me has engañado! ¡Maldito loco! ¡Habías estado fingiendo todo este tiempo! ¡Eres un bastardo, Bakshi!
González dice eso gimiendo de dolor, y sin ayuda para evitar que su brazo siga derramando sangre fresca.
González: ¡Guuhg, aahg!
Bakshi: ¿Qué estás diciendo imbécil? Desde que estábamos en nuestro territorio habías estado llamándome loco, ¿no es así?
González: ¡Guuuhhh! Deten… detente… Ayúdame.
Prisionero C: Hermano, el incendio en esta área fue apagado. Muy pronto los guardias y los soldados vendrán.
Bakshi: ¡Lo sé! En un instante me encargo. Bueno, González.
Bakshi balancea un garrote manchado con la sangre de cadáveres y se inclina sobre González, el cual estaba apoyado en la pared mientras sostiene su brazo derecho que está aplastado y se ve como la carne picada.
González: ¡Guuuhg! ¡Duele, duele! Por favor… te lo ruego… Bakshi… por favor.
Bakshi: ¿Nm? ¿Me estás rogando? Ah, eso es perfecto. Justamente quería hablar de algo contigo.
Bakshi: Y solo por eso me tomé la molestia de venir hasta acá. Así que mejor terminemos esto lo más rápido posible.
González: De acuerdo… ya lo sé. Pero por favor, ayúdame. Está bien, te daré “eso”
Bakshi: ¿Nm? ¿Eso? ¿eh? Vaya que eres rápido para ir al grano. Así es, justo eso es de lo que quería hablar. Después de todo lo has estado cuidando mucho para negociar ¿no es así?
González: ¡Así es! ¡Uhhhh, aahhhh! Duele… e-esta bien te lo daré, pero por favor, detén la sangre.. Esa cosa. Te daré ese libro de registro, así que…
Bakshi: Es el libro de contabilidad que sacaste de nuestro grupo. ¿Dónde está?
González: ¿Me vas a ayudar, verdad? Si te lo doy, no me vas a matar ¿verdad?
Bakshi: Si, te dejaré vivir. Hablo en serio. Lo haré si me regresas ese libro de registro.
Bakshi: No me importa alguien como tú. Lo único que me importa es cumplir con la orden de recuperar esa cosa por orden del viejo.
González: ¿Estás diciendo la verdad? Guhh … el libro de registro … ¡uhh ahh …! Está aquí… debajo de la camisa.
González gime por el dolor severo tratando de mover su brazo derecho desgarrado y busca en el pecho de su chaqueta con su mano izquierda.
González: Lo puse en un estuche debajo de mi camisa. Es una banda que está abrochada. Te lo daré, te lo daré.
González: P-Por favor… antes de que te la dé…para mi sangrado…
Justo cuando González dijo eso…
Gonzales: ¡Hihg … nghh …! ¿Qué estás haciendo?
La mano de Bakshi se movió sin previo aviso. Con solo acelerar un poco el garrote sostenía en su mano, cortó la camisa del pecho de González.
Bakshi: Hoh, hooh, haha. De verdad está ahí. Que buen chico resultaste ser para tener un calvicie como de semillas de café.
Del viejo desgarrado de Gonzalez, la “cosa” que había escondido más importante que su propia vida apareció. Lo que apareció fue un estuche de cuero que contenía una banda que contenía el libro de registro.
González: ¡Es verdad está aquí! Así que … aghh …. Por favor … Ayúdame.
González: ¡Nghh! ¡Guuhaa … guuh!
Volvió a hacerlo de nuevo. Esta vez, el arma en la mano de Bakshi corrió en la dirección opuesta. En el lugar donde se encontraba el filo…
Bakshi: Fun …
Una hoja de vidrio colocada en un garrote desgarró el sudoroso cuello de González. La piel del cuello y su garganta hinchada, rozó la tráquea.
González: ¡Hiih …! ¡Uhh …!
Un nuevo dolor severo, junto con un nuevo temor y desesperación. La mano izquierda restante de González fue atacada y todo aquello lo hizo sentir aún más deprimido. Pero más rápido que esas emociones, la mano de Bakshi se movió.
González: ¡¿Guhh?! ¡Guuhaaahh!
Bakshi: ¡Hah, hah! ¡No te dejaré morir enseguida! ¡Te lo prometí después de todo! ¡Hahahaha!
La voz de Bakshi se convierte en una risa chillona y ante esa desquiciada risa se escuchaban los gritos de González.
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Gian: ¡Uh! ¡Mierda! ¡¿Qué fue eso?! ¿Fue el bastardo de González?
Me pregunté al escuchar un grito que parecía el rugido de un demonio saliendo desde más allá de las profundidades de la oscuridad.
Sin embargo. En lo más profundo de mis entrañas, sentía que eso era algo más.
Era algo oscuro que hacía punzar todos mis nervios, y me hacía pensar que había “algo más” que estaba pasando.
El aire frío fluía, y desde el fondo del pasillo que conducía al comedor, sentí algo más peligroso. Estaba congelado como un perro asustado.
¿Qué pasa? No podía ver nada. Como si me estuviera agarrando una mano grande era incapaz de mover mi cuerpo.
¿Miedo? …No..
Mi cabeza se ha olvidado de dar órdenes a mi cuerpo y lo abandona. La sospecha de que era demasiado grande, la confusión que me rodea, y el asombro me hacían sentir inmóvil.
Lloyd: ¡Kuh! ¿Es él? ¡Gian … huye … escapa … o si no serás asesinado!
Lloyd: Mierda … maldita sea … ¡no puedo ponerme de pie! Gian … al menos escapa tú.
¡Mierda!
En mi mandíbula, mi boca se movió y exhaló un aliento caliente y fangoso. Desde aquí, puedo escapar hacia la salida. Debo escapar solo y con todas tus fuerzas. Eso era lo único que podía pensar.
Y sabía que esa era la respuesta correcta, pero … ¡Oh! ¡Maldita sea! Miro hacia atrás y agarró los zapatos de Lloyd.
Lloyd: ¡Hey! ¡Gian, te estoy diciendo que huyas!
Gian: ¡Cállate! ¡Te estoy devolviendo la deuda que te debo, maldición!

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