Capítulo 23: Nubes y agua, libres por naturaleza

Arco | Volúmen:

No disponible.

Estado Edición:

Editado

Ajustes de Lectura:

TAMAÑO:
FUENTE:

Yu Hui era la hermana mayor de Tang Yuhui, pero él nunca la conoció.

La razón era simple: ella había fallecido hacía veinticuatro años.

La familia Yu era una familia de posición elevada. Yu Zhengze y Tang Rui eran ambos académicos famosos, y además, académicos que habían logrado éxitos considerables en el mundo de los negocios.

Sin embargo, la familia Yu no solo tenía un alto rango social, sino que su posición económica era igualmente elevada.

Aunque Yu Zhengze venía de un origen humilde, su capacidad personal era extraordinaria. Destacaba en la teoría, práctica e innovación, manejando con destreza tanto el mundo académico como el empresarial. Por su parte, Tang Rui era la única hija de una familia de comerciantes de Suzhou con cien años de historia. Era la quintaesencia de la dama refinada. De no haberse apasionado por la paleontología, una disciplina poco común, probablemente habría heredado el negocio familiar. Su inteligencia y talento habrían sido más que suficientes para manejarlo con soltura. Sin embargo, la señorita no tenía interés en ello, así que el negocio quedó temporalmente a cargo de su primo. Aun así, si algún día Tang Rui se cansara de la investigación, jamás tendría que preocuparse por vivir cómodamente el resto de su vida.

Se conocieron en la universidad, en una edad de grandes aspiraciones. Ambos rebosaban energía y talento, y por coincidencia, eran igualmente famosos y atractivos.

Cuando Yu Zhengze estaba en su último año de carrera, ya había pagado todos sus préstamos estudiantiles con una patente de un experimento. Antes de graduarse, ya trabajaba en temas de doctorado. Con sus ahorros universitarios, compró un pequeño apartamento cerca de la universidad, solo para ahorrarse el corto trayecto desde la residencia por las mañanas.

Tang Rui, por su parte, era la famosa belleza de la facultad. Pero no era una belleza común, sino una que emanaba una sensación etérea, casi inalcanzable. Era el paisaje humano en el largo camino desde la residencia femenina hasta el laboratorio. Cada día vestía largos vestidos de colores discretos que la mayoría de las chicas de su edad no podían permitirse ni con medio año de mesada. Nunca se maquillaba, y en las raras ocasiones en que se ponía un poco, se convertía en noticia en toda la universidad.

No es sorprendente que personas excepcionales se atraigan mutuamente. Lo sorprendente fue que realmente se enamoraran y terminaran casándose.

Este asunto, incluso muchos años después de la graduación, seguía provocando revuelo entre quienes lo conocían. Tal vez porque, en el subconsciente colectivo, siempre se asume que dos personas con temperamento fuerte están destinadas a repelerse. A nadie se le ocurría que incluso los amores entre personas inteligentes también pueden ser ciegos.

Sin embargo, los ángulos afilados no pueden encajar suavemente; solo pueden convertirse en espinas que, con el tiempo, terminan hiriendo. Quizás muchas cosas despiertan inquietud precisamente porque encierran un germen de conflicto con fundamento, aunque al principio permanezca oculto sin manifestarse.

El amor en la cúspide –ya sea en una torre de marfil o en una pirámide de oro– carece de un lugar firme en la realidad.

Después de casarse, el afecto entre Yu Zhengze y Tang Rui se fue enfriando. No existían conflictos intensos entre ellos, era solo que ambos eran personas que se priorizaban a sí mismas. En el complejo mundo de los adultos, el amor no era algo tan importante.

Sin embargo, divorciarse tampoco tenía sentido, ya que no había nadie más adecuado que el otro para mantener un matrimonio.

Yu Zhengze y Tang Rui eran como dos inquilinos que vivían en el mismo espacio y se conocían mutuamente. Cada uno estaba ocupado con sus propios asuntos, y eso era suficiente para llenar todo su tiempo personal.

En teoría, este matrimonio que solo existía de nombre debería haberse disuelto naturalmente con el tiempo, terminando en paz cuando todos lo hubieran olvidado.

Sin embargo, el inesperado nacimiento de su hija, Yu Hui, alteró este estancamiento.

Aunque Yu Zhengze y Tang Rui no eran buenos como marido y mujer, ambos, curiosamente, querían ser buenos padres.

La niña se convirtió en un adhesivo sorprendentemente eficaz para su relación conyugal sin calor. Comenzaron a actuar como un matrimonio genuinamente dedicado al bienestar de su hija; y cuando el afecto familiar no se divide con precisión, surge esa impresión de que todos se aman entre sí.

Yu Hui, colmada del amor de sus padres desde pequeña, era un angelito inteligente y hermoso. La protección de su familia era solo sus alas, no su halo.

Sabia y bella, se parecía mucho a Tang Rui. Y al igual que su padre, Yu Hui ya mostraba un talento sorprendente en la escuela primaria.

Tenía una gran habilidad para las matemáticas. En quinto grado ya estudiaba contenidos de ciencias de secundaria, y antes de entrar a la secundaria, les dijo a sus padres con gran confianza que quería ser una gran matemática en el futuro.

Sin embargo, nunca llegó a explorar el vasto y hermoso mundo de la lógica. El tiempo la detuvo para siempre en el último verano antes de entrar a la secundaria.

En sexto grado, Yu Hui tuvo que dejar la escuela durante un año debido a una enfermedad grave, pero no logró regresar a las aulas.

Durante el año que su hija estuvo hospitalizada, Tang Rui estuvo al borde del colapso mental. Pidió una larga licencia en su instituto de investigación y permaneció en un estado de semi-renuncia. Yu Zhengze lo llevó un poco mejor, pero también detuvo gran parte de sus proyectos y trabajo.

Intentaron todo lo posible. En toda su vida, parecía que nunca se habían encontrado con un «problema» que no pudieran resolver. Pero a veces, lo que los humanos pueden hacer es realmente limitado. Esta pareja, que prácticamente lo había ganado todo en la vida, no pudo usar su dinero ni su estatus para comprar la salud de su amada hija.

Yu Hui apenas había dado un paso para abrazar este hermoso mundo cuando tuvo que despedirse de él para siempre.

Era muy amable, y lo único que no podía dejar de pensar era en cuán desconsolados estarían su padre y su madre. Ellos la amaban tanto, seguramente estarían muy, muy, muy tristes.

Durante los primeros meses después de perder a Yu Hui, Tang Rui casi no podía hacer nada. No estaba histérica, ella siempre había sido fuerte y hermosa toda su vida, y no se expresaría de una manera tan descontrolada, porque para ella sería casi vergonzoso.

Sin embargo, la casa de los Yu seguía impregnada de una fría y pútrida atmósfera de muerte. Estas dos personas fuertes, incluso en su dolor, eran frías y reprimidas. Tang Rui extrañaba tanto a su hija que casi perdía la razón, y Yu Zheng estaba igualmente afligido, pero le dolía aún más ver a una mujer en su casa que estaba al borde de la locura por el dolor. Así que, después de discutirlo con Tang Rui, llegaron a un acuerdo y decidieron intentar tener otro hijo.

«Intentar», ese fue todo el significado que la vida de Tang Yuhui tuvo desde el principio.

El llanto es, probablemente, el primer gesto con el que un bebé responde a su madre, y el acto en sí mismo ya encierra un significado de búsqueda de atención y cariño.

Cabe pensar que todos los bebés nacen con una profunda dependencia hacia la madre, envueltos en el arrojo que da sentirse amados sin reservas, y con un anhelo vivo, pujante, por descubrir el mundo.

Tang Yuhui no fue diferente. En el momento en que emitió su primer llanto al mundo, lo primero que vio al abrir los ojos fueron los ojos inexplicablemente tranquilos y tristes de Tang Rui. En ese momento, seguramente nunca se le ocurrió que él era un sustituto emocional.

Cuando era pequeño, a Tang Yuhui siempre le decían que su nombre sonaba como el de una niña, y sus compañeros de la misma edad solían preguntarle: «¿Por qué llevas el apellido de tu madre?».

El pequeño Tang Yuhui tampoco sabía por qué, así que fue a preguntarle a su profesora. La profesora, un poco incómoda, respondió de manera vaga que tal vez era porque el papá amaba mucho a la mamá, y por eso le había cedido a ella este honorable derecho.

El pequeño Tang Yuhui aún no sabía qué era eso del amor, pero por alguna razón sentía que lo que decía la profesora no era del todo correcto.

Porque él rara vez veía a su papá y a su mamá juntos. A menudo, ninguno de los dos estaba en casa, y siempre era la niñera quien lo cuidaba.

Al principio, el pequeño Tang Yuhui solía ser muy cercano a esa niñera que lo cuidaba al inicio, pero luego dejó de serlo, porque su mamá reemplazaba a las niñeras muy rápidamente.

Su mamá nunca quería pasar mucho tiempo con él, pero siempre estaba insatisfecha con las personas que sí pasaban tiempo con Tang Yuhui.

Una vez, Tang Yuhui estuvo expuesto al viento en el patio durante el día y por la noche regresó con un poco de resfriado y fiebre baja. En su estado nebuloso, le pareció escuchar a su madre, quien siempre había sido tan hermosa y callada, ordenar con voz fría a su niñera favorita que empacara sus cosas y se fuera inmediatamente.

Su madre parecía preocuparse por su salud hasta un punto casi neurótico, mientras que su padre solo le pedía que leyera libros y resolviera problemas.

Ambos eran muy estrictos, aunque de maneras diferentes y enfocándose en aspectos distintos, pero el joven Tang Yuhui lo interpretaba todo como amor, porque preocuparse por la salud y ser estricto eran, de hecho, formas de expresar el afecto familiar.

Pero más tarde, comprendió que, aunque estas eran formas de expresar el afecto familiar, no deberían ser las únicas.

Tang Yuhui tuvo una infancia muy aburrida y solitaria, que continuó así hasta el verano antes de que comenzara la secundaria.

Finalmente, Yu Zheng y Tang Rui aceptaron el hecho de que él no era Yu Hui y que tampoco podría reemplazarla, así que le contaron toda la verdad.

Aunque Tang Yuhui, debido a su precocidad, ya había entendido que sus padres no lo querían tanto, la explicación real resultó ser aún más cruel. Durante su adolescencia, lleno de resentimiento, se comparó con la hermana que nunca había conocido, llegando a la conclusión de que quizás realmente no era tan talentoso como ella.

Pero luego pensó que, incluso si fuera mucho más inteligente que su hermana, Yu Zheng y Tang Rui tampoco lo amarían.

A pesar del dolor y la soledad, Tang Yuhui creció convirtiéndose en un joven callado, pero no radical.

Después de que él superó la edad que Yu Hui había alcanzado, Yu Zheng y Tang Rui dejaron de preocuparse por su vida.

Sus necesidades materiales nunca fueron desatendidas, pero tampoco hubo nadie que se interesara en lo que pensaba.

Sin embargo, a pesar de todo, aún había dos reglas invisibles en la familia Yu que se le imponían, y Tang Yuhui era muy consciente de ellas.

Estas eran las cláusulas inamovibles que Yu Zheng y Tang Rui habían grabado en su alma con un cincel desde el momento de su nacimiento. En resumen, eran dos exigencias para Tang Yuhui: primero, no podía dejar de ser excelente; segundo, no podía dejar de estar saludable.

—Hace mucho, mucho tiempo que no me llaman por teléfono, desde que me fui de casa.

Tang Yuhui yacía en silencio sobre el césped. Sobre su cabeza, el aire parecía cargado con una tristeza de gran peso, densa y serena.

Su cabeza descansaba sobre el abdomen de Kang Zhe, subiendo y bajando con la respiración tranquila de este.

—La última vez que vi a mi madre fue en el hospital, el año pasado. Le habían diagnosticado cáncer de mama, ya llevaba varios meses, pero nadie me lo había dicho.

»Me enteré de la noticia a través de un compañero de mi licenciatura que luego fue a hacer su doctorado en el departamento de mi madre. Me lo contó cuando fue a la universidad para asistir a una conferencia.

Aunque había pasado más de un año, Tang Yuhui aún recordaba claramente que aquella tarde el tiempo no era muy bueno. El tema de la reunión no tenía mucho que ver con su campo; había acudido solo porque su compañero mayor le había mandado un mensaje. Escuchaba a medias, entre el sueño y la vigilia. Durante la pausa para el té, ese hermano mayor, a quien no veía desde hacía tiempo, se acercó apresuradamente. En su rostro se dibujaba, sin intentar ocultarlo, una expresión de dolor insoportable. Miró a Tang Yuhui por un momento antes de decir, como si le costara hablar:

—Xiao Tang, ¿cómo va la enfermedad de la profesora Tang?

Esa misma noche, cuando Tang Yuhui llegó al hospital, le costó mucho trabajo entrar en la habitación, porque su nombre no estaba en la lista de «familiares» autorizados para visitas.

Cuando abrió la puerta de la habitación y vio a Tang Rui recostada en la cama, con el rostro pálido, Tang Yuhui sintió que sus ojos ardían al instante.

Aquella mujer hermosa, tan favorecida por el cielo en el pasado, ahora mostraba un aire de marchitez y decadencia. Él había pensado que Tang Rui nunca envejecería.

Yu Zheng no estaba presente. Solo el asistente de investigación de Tang Rui estaba a su lado, escuchando en silencio sus instrucciones de trabajo.

Cuando Tang Rui vio a Tang Yuhui, su expresión se ensombreció rápidamente, mostrando una ira, como si hubiera sido ofendida, profundamente oculta bajo una frialdad glacial.

Pero quizás debido a su preocupación, Tang Yuhui, en ese momento de apuro, creyó ver un atisbo de dolor en su rostro.

Tang Rui preguntó fríamente:

—¿A qué has venido? Aquí no se te necesita, vuelve a ocuparte de tus propios asuntos.

Tang Yuhui, con cierta tristeza, dijo:

—Mamá… ¿por qué no me lo dijiste…?

—¿De qué serviría decírtelo? —respondió Tang Rui con impaciencia—. ¿Acaso eres médico? Ocúpate de tus propios asuntos y ya está.

Ese día, aunque Tang Yuhui puso toda su paciencia, no logró llegar a un acuerdo pacífico con Tang Rui. La enfermedad de su madre no era tan grave como para no poder salvarse, pero ella misma no cooperaba.

Después de que Tang Yuhui la encontrara en esa habitación de hospital, ella rápidamente cambió de nosocomio y cortó voluntariamente el contacto, ya de por sí muy escaso, con Tang Yuhui.

Las palabras de Yu Zheng también fueron ambiguas, pero el mensaje central de ambos era muy claro: querían que Tang Yuhui se mantuviera al margen de este asunto. Más de un año después, Tang Yuhui yacía tranquilamente sobre la hierba fragante. El atardecer en la meseta teñía de rojo las montañas, y el horizonte se iba dorando gradualmente. Kang Zhe, acostado en silencio a su lado, no había dicho una sola palabra desde que él empezó a hablar.

Acarició suavemente el cabello de Tang Yuhui y, después de un largo rato, preguntó lentamente:

—¿Cómo está tu mamá ahora?

Tang Yuhui guardó silencio durante mucho tiempo antes de responder en voz queda:

—No lo sé.

»Durante ese período del año pasado, estaba muy mal anímicamente. Me sentía todo el tiempo preocupado, con los nervios destrozados, dormía poco y hasta perdí el apetito. Hice todo lo que pude para que ella recibiera un buen tratamiento, pero nadie me hizo caso —dijo Tang Yuhui—. El proyecto de posgrado que yo llevaba estaba justo en su etapa final, la presión era enorme, y cada día lo vivía entre el caos y la confusión. En ese entonces había un compañero… fue mi compañero de cuarto en la licenciatura. Siempre nos llevamos bien, y hasta se unió al grupo que yo coordinaba. Pero nunca imaginé que en realidad me detestara tanto… que incluso me… odiara así…

»Él hizo algunas pequeñas trampas: no realizó los experimentos que le tocaban, sino que copió directamente las conclusiones de un estudio extranjero que aún no se había publicado. No tengo idea de dónde sacó esos datos. Pero yo también tuve la culpa. En ese momento mi vida era un completo desastre, no tenía cabeza para fijarme en esos detalles. Los datos que entregó no tenían mucha desviación, y como él tenía buena formación técnica, nunca se me ocurrió verificar la fuente. Así fue como preparé todo para la defensa.

»Justo en los días de la defensa, ese estudio se publicó. Cuando me preguntaron al respecto, me quedé en blanco. Solo podía pensar en por qué había pasado eso.

La mano de Kang Zhe se detuvo por un momento, y luego, como si quisiera consolarlo, le acarició suavemente el cabello desde las puntas hacia arriba, rozando con ternura el contorno de su oreja.

Tang Yuhui continuó, despacio:

—La decisión de la universidad fue sancionarnos a los dos. Yo era el líder del grupo, así que aunque no fuera mi parte, tenía que asumir toda la responsabilidad. Me exigieron abandonar los estudios por conducta académica indebida, y a él tampoco le otorgaron el título de posgrado.

Tang Yuhui se quedó en silencio un momento. Luego apartó la mano con la que Kang Zhe le acariciaba el cabello y la colocó sobre su pecho.

—Algo así de grande, por supuesto que no podía ocultárselo a mi padre. Se enojó muchísimo y me echó de la casa. Pero él tiene mucha influencia; supongo que habló con el decano de nuestra facultad. Este tipo de escándalos suelen manejarse con discreción, así que antes de que mi sanción se hiciera oficial, de alguna manera se cambió por un vago «cuestionamiento del valor del tema de investigación» y un retraso de un año en la graduación.

Después de un momento de silencio, tras una breve pausa, Tang Yuhui sonrió un poco y dijo:

—El compañero que me tendió la trampa no pareció muy afectado. Lo expulsaron, pero parecía no importarle. Me dijo que en realidad ya no quería seguir en este campo, que solo quería ver si podía arrastrarme con él antes de irse.

»Todavía recuerdo lo genuinamente feliz que parecía, como si se hubiera quitado un peso de encima. Antes de irse, todavía me dijo: «Lo sabía, tú no eres capaz».

Tang Yuhui se quedó callado un instante al decir esto, luego volvió a sonreír.

—Claro que no era capaz. Incluso si me expulsaran, algo así no me afectaría realmente. No me importaba, en realidad. Lo único que me dolía era haber sido echado de casa, y el hecho de que mis padres no me amaran, algo que ya sabía desde hace mucho tiempo.

»El día que me fui de casa, justo coincidió que mi madre volvía. Hacía medio año que no la veía. Estaba muy delgada, con cara de enferma, pero aun así, en cuanto me vio, se puso seria al instante. Por supuesto que sabía perfectamente todo lo que había pasado, pero solo me dijo una frase:

»Si fuera tu hermana…

Tang Yuhui cubrió con la ancha y cálida palma de Kang Zhe el aire sobre sus ojos. En ese momento, era como una niebla que se había enfriado, reunida en silencio en la palma de Kang Zhe.

—A-Zhe, ¿sabes? Esa pregunta de mi infancia, la entendí cuando crecí. Llevo el apellido Tang no porque mi padre amara mucho a mi madre, sino para preservar el nombre de Yu Hui. Mi nombre suena bonito, ¿verdad? Tiene a mi papá, a mi mamá, a mi hermana, a una familia feliz… pero no me tiene a mí.

Subscribe
Notify of
guest
0 Comentarios
Inline Feedbacks
View all comments

Comentar Párrafo:

Dejar un comentario:

 

0
Would love your thoughts, please comment.x
()
x