Capitulo 60

Arco | Volúmen:

No disponible.

Estado Edición:

Editado

Ajustes de Lectura:

TAMAÑO:
FUENTE:

Capítulo sesenta

Mu Tian estaba realmente feliz; durante todo el camino, la sonrisa no se le borró del rostro, mostrando una expresión torpemente alegre. Al llegar a casa, seguía cargando al niño en brazos, cada movimiento lleno de cuidado y ternura.

Desde que Mu Tian y Mo Xiao hicieron pública su relación, la madre de Mu ya había pedido al tío Wang que prestara atención a sus movimientos y la llamara si pasaba algo. Así que, cuando esa mañana vio que Mu Tian salía apresurado con el niño rumbo al hospital, enseguida avisó. La señora Mu, alarmada, fue corriendo a su casa junto con el señor Mu.

Cuando Mu Tian entró y vio a las tres personas en la sala, se sorprendió:
—¿Papá, mamá? ¿Qué hacen aquí?

La señora Mu se acercó con el ceño fruncido y los ojos llenos de preocupación. Al ver a Mo Xiao acurrucado en brazos de su hijo, su corazón se hundió. Ay, no… si ni siquiera puede caminar por sí mismo, la enfermedad de Xiao Xiao debe de estar muy grave.

—¡Mamá~! —saludó el niño tímidamente.

Desde la última vez que las dos familias se conocieron, la madre de Mu había insistido en que Mo Xiao la llamara “mamá”. Siempre había querido tener un hijo adorable como él, pero Mu Tian nunca pudo cumplirle ese deseo. Ahora, con Mo Xiao, sentía que al fin su corazón estaba completo.

El niño, con las mejillas sonrojadas, parecía tan sano que la señora Mu empezó a dudar de sus temores. Al mirar a su hijo, notó que su rostro no mostraba preocupación, sino una alegría desbordante. Su expresión se relajó.
—El tío Wang nos llamó y dijo que llevaste a Xiao Xiao al hospital —comentó—. Tu padre y yo nos preocupamos y vinimos enseguida. ¿Qué ocurrió con Xiao Xiao?

Mu Tian colocó cuidadosamente al niño en el sofá y se sentó a su lado, con aire misterioso:
—El pequeño tonto sí tiene algo, pero… ¡es una buena noticia! —dijo con una sonrisa radiante.

Los presentes se miraron confundidos. Gu Liwei no pudo evitar preguntar:
—Mu-ge, deja el misterio, ¿qué pasa?

Mu Tian bajó la vista hacia el niño, su expresión suavizándose, y posó la mano sobre su vientre redondeado.
—El pequeño tonto está embarazado.

Dijo esto con una sonrisa tan cálida que parecía una brisa.

El niño, sonrojado, se pegó más a su pecho.
—Tian Tian~ —murmuró con ternura.

Su voz dulce e inocente escondía una sinceridad pura. Mu Tian sentía esa devoción sin reservas y comprendía que solo alguien realmente afortunado podía recibir un afecto tan limpio.

A ojos de otros soy un loco por amar a un “tonto”, pensó, pero solo yo sé cuán preciosa es esta emoción.

Mientras él y el niño se miraban con ternura, en la sala reinaba un ambiente de ensueño. Los demás, sin embargo, estaban perplejos.

—¿No será que el cuñado se volvió loco por querer un hijo? —susurró Luo Junran al oído de Gu Liwei, sin dejar de aprovechar para morderle discretamente la oreja.

Gu Liwei se estremeció, el rostro encendido. Disimuladamente, pellizcó con fuerza la cintura del otro.

—¡Eso te pasa por morder!

Luo Junran contuvo una mueca de dolor, pero aun así parecía disfrutarlo.
—Ay~ esposa, me duele~ —gimió con tono suplicante.

Gu Liwei lo fulminó con la mirada, aunque su mano aflojó el agarre.
—¡Te dije que no mordieras! —replicó, todavía ruborizado.

Luo Junran lo miraba embobado, enamorado hasta el extremo.

La mirada del hombre era tan intensa que Gu Liwei se sonrojó aún más y, nervioso, le tapó los ojos.
—¡No mires!

—¿Eh? Xiao Wei, ¿qué no puede mirar? —preguntó la señora Mu, intrigada.

—¡N-nada! —balbuceó él, deseando desaparecer. Maldito Luo Junran, por tu culpa quedé en ridículo frente a sus padres.

Decidido, pensó: ¡Un mes sin tocarme, y que duerma en el suelo!

Luo Junran comprendió la amenaza y se le heló el mundo. Por bocón…

—Ejem, cuñado, ¿dijiste que Xiao Xiao está embarazado? —preguntó rápido para cambiar de tema.

Mu Tian lo miró y asintió con seriedad.
—Sí, está esperando a nuestro bebé.

—¡Jajaja! —Luo Junran soltó una carcajada—. Aunque fui malo en biología, sé que los hombres no pueden quedar embarazados.

La señora Mu intervino con tono suave:
—Hijo, tu padre y yo queríamos que te casaras con una mujer para que nos dieras un nieto, pero ya entendimos. Hoy en día hay vientres de alquiler, no tienes por qué inventar historias para hacernos aceptar tu relación.

Mu Tian se llevó la mano a la frente, sin saber si reír o llorar.
—Papá, mamá, hablo en serio —insistió con expresión sincera—. Aunque parezca increíble, el pequeño tonto está realmente embarazado. ¡En su vientre crece mi hijo, su nieto!

La señora Mu parpadeó, sin saber qué creer.
—Cariño —le dijo a su esposo—, pellízcate y dime si te duele.

El señor Mu suspiró y la pellizcó a ella.
—¿Te dolió?

—¡Sí! —respondió, con los ojos brillando—. Entonces, ¡es verdad! ¡Vamos a tener un nieto!

El señor Mu, aún incrédulo, asintió lentamente.
—Parece que sí…

La señora Mu estalló de felicidad y miró al niño como si fuera un tesoro. Mo Xiao, asustado por su mirada apasionada, se acurrucó más contra Mu Tian.
—Tian Tian~ mamá da miedo…

—Desde pequeño nunca me has decepcionado, hijo —dijo la señora Mu levantando el pulgar—, ¡ni siquiera al escoger marido!

Mu Tian casi se atragantó.
—Mamá, ¿puedes no decirlo así…?

De pronto, la mujer se levantó con entusiasmo.
—¡Ah! ¡Tengo que contarle esta buena noticia a los suegros! —y salió disparada con el teléfono en mano.

El señor Mu suspiró y miró a su hijo.
—¿Estás completamente seguro?

—Sí —afirmó Mu Tian—. El doctor Jiang Yisheng lo confirmó.

El señor Mu lo conocía y sabía que su reputación médica era impecable. Al ver el vientre del niño ligeramente abultado, por fin sintió que todo era real.

Una sonrisa involuntaria apareció en sus labios. Voy a ser abuelo…

Luo Junran todavía no lo asimilaba y observaba con asombro a Mo Xiao. ¿Cómo puede un hombre tener un bebé?

Como buen gay, no pudo evitar pensar que, si eso era posible, tal vez él también podría… volteó a mirar el abdomen de Gu Liwei.

—¿Qué miras? —gruñó Gu Liwei y le dio una palmada en la cara.

Luo Junran se rió y tomó su mano.
—¿Y si tú también pudieras tener un bebé?

—¡Imposible! —negó Gu Liwei de inmediato, aunque luego bajó la voz—. A menos que… ¿quieras uno?

—Solo lo decía por decir —respondió Luo Junran sonriendo—. Desde que te tengo, no necesito nada más.

El corazón de Gu Liwei se suavizó, y tras un momento murmuró, sonrojado:
—Cuando seamos mayores, podríamos considerar un vientre de alquiler.

Era la primera vez que hablaba del futuro. Luo Junran sintió que su pecho estallaba en fuegos artificiales.
—¡Sí! ¡Y tendremos dos hijos!

—¿Dos? ¿No crees que son muchos?

—¡Nunca son muchos! —rió él.

Mientras ellos hablaban entre susurros, Mu Tian y Mo Xiao conversaban dulcemente con el bebé.

En ese instante, la casa entera se llenó de una cálida luz llamada felicidad.

El señor Mu, al ver esa escena, comprendió que todas sus preocupaciones se habían disuelto.
Mientras mis hijos sean felices, pensó, ¿qué más podría pedir?

Subscribe
Notify of
guest
0 Comentarios
Inline Feedbacks
View all comments

Comentar Párrafo:

Dejar un comentario:

 

0
Would love your thoughts, please comment.x
()
x