Capitulo 64

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Capítulo sesenta y cuatro

Tal como habían dicho la madre de Mu y la madre de Mo, el bebé cambiaba de aspecto cada día. En tan solo unos días, su piel, antes rojiza y arrugada, se había alisado por completo; era blanca y suave como un huevo recién pelado. Sus grandes ojos negros y brillantes parecían llenos de agua, tan adorables que derretían el corazón de cualquiera.

El bebé se parecía mucho a Xiao Xiao. Cuando padre e hijo estaban juntos, su poder de ternura era sencillamente imparable; ambos eran tan lindos que nadie podía resistirse. Además, el bebé era tan tranquilo como su padre: lloriqueaba suavemente cuando tenía hambre o necesitaba que lo cambiaran, y el resto del tiempo dormía plácidamente. Los abuelos y las abuelas no paraban de elogiarlo, hablando sin parar como si se les hubiese abierto una compuerta. Pero claro, incluso si el bebé no hubiera sido tan bueno, igual lo habrían considerado un angelito.

—Eh, cierto, A-Tian, ¿ya le pusiste nombre al bebé?— preguntó la madre de Mo mientras lo acunaba, recordando de repente ese asunto.

Todos se sorprendieron y miraron a Mu Tian.

Mu Tian: —…

El padre de Mu frunció el ceño.
—Es tu propio hijo, ¿no me digas que no lo has pensado?

La verdad era que no lo había pensado.
¿Cómo iba a admitirlo? Si lo decía, el viejo, que adoraba a su nieto, probablemente lo golpearía allí mismo.

—El bebé nació en Año Nuevo, así que su nombre de cariño será Yuandan (Año Nuevo)—, improvisó Mu Tian al instante.

La madre de Mu frunció el ceño.
—¿No es un poco casual?

—A mí me gusta Yuandan—, intervino la madre de Mo. —Año Nuevo, el comienzo del año, ¡es un nombre muy auspicioso!

Así que el nombre de cariño quedó decidido: Yuandan.

—Entonces su nombre formal será Mu Ming. Mu Ming, como en ‘ojos brillantes’. Deseo que tenga unos ojos que sepan distinguir a las personas—, añadió el padre de Mu con intención. —Y que no sea como su padre, que no sabe en quién confiar.

Nadie objetó, así que el nombre quedó decidido: el apodo del bebé sería Yuandan, y su nombre formal, Mu Ming.

El día en que Yuandan cumplió su primer mes, la casa de los Mu estaba llena de gente. Todos estaban curiosos: ¿cómo era posible que Mu Tian, sin decir nada, de repente tuviera un hijo? ¿Y quién era la madre? ¿Qué pensaba la familia Mo de todo esto?

Hace un tiempo, Mu Tian y Mo Xiao ya estaban comprometidos, incluso habían enviado las invitaciones de boda, pero repentinamente se anunció que la ceremonia se posponía. Las especulaciones no se hicieron esperar. Y ahora, con la aparición del bebé, muchos empezaron a sospechar que ese había sido el motivo del aplazamiento.

Y, aunque la razón real era muy distinta, no se equivocaban del todo.

Lo que más sorprendió a todos fue que, el día del banquete del bebé, los rumores de una posible ruptura entre las familias Mu y Mo se desmoronaron por completo: no solo asistieron los padres de Mo, sino también los seis hermanos Mo, todos con una expresión de alegría genuina.

La gente no entendía nada.

Después del banquete del primer mes de Yuandan, se fijó la nueva fecha de la boda de Mu Tian y Mo Xiao. Finalmente, decidieron celebrarla el 14 de febrero, el Día de San Valentín, una fecha perfecta para casarse. Aunque el tiempo era justo, la boda ya estaba preparada desde hacía tiempo, así que solo hacía falta reenviar las invitaciones.

Cuando los invitados recibieron las nuevas tarjetas, ya no se sorprendieron: la armonía mostrada entre ambas familias en el banquete anterior dejaba claro que todo estaba bien. Solo quedaba por ver si esta vez no ocurriría ningún imprevisto.

Y así, entre las expectativas de todos, llegó el 14 de febrero.

Desde temprano, Mu Tian se vistió con su traje de ceremonia. En el espejo, su reflejo mostraba serenidad; sus cejas y ojos irradiaban alegría. Vestido de blanco de pies a cabeza, su porte era elegante y distinguido.

De pronto, sonó su teléfono. Al contestar y escuchar lo que le decían al otro lado, la sonrisa en sus labios desapareció lentamente.

En el despacho.

He Qing abrió la puerta y vio a Mu Tian sentado tras el escritorio. Se acercó con una sonrisa.
—Shixiong, hoy es tu boda. ¿Qué haces aquí encerrado? ¡Ah, cierto! Aquí está el anillo que me pediste.

Sacó una pequeña caja del bolsillo y la dejó sobre la mesa.

La mirada de Mu Tian se posó en la caja negra y sus ojos se entrecerraron.

La tomó, la abrió, y dentro brillaban dos anillos masculinos de diseño sencillo pero elegante. De repente, sonrió.

—¡Clac!

Cerró la caja de golpe con fuerza, el sonido resonó con claridad en la habitación.

Mu Tian levantó la vista hacia He Qing, ladeó la cabeza y sonrió.
—Xiao Qing, sabes que siempre he confiado en ti.

Las cejas de He Qing se arquearon ligeramente; su dedo índice se movió apenas, pero su expresión no cambió.
—Me alegra que el shixiong confíe en mí.

Mu Tian se puso de pie, rodeó el escritorio y le dio una palmada en el hombro antes de acercarse al ventanal.
—Recuerdo la primera vez que te vi, fue en la biblioteca. Aquel día llovía, y como yo no llevaba paraguas, tú me prestaste el tuyo. Volviste empapado al dormitorio.

Su expresión se suavizó con un toque de nostalgia.
—Recuerdo que entonces eras tímido y bondadoso.

Luego, su voz cambió, volviéndose aguda como una hoja afilada.
—Pero no sé cuándo empezaste a cambiar… a convertirte en lo que eres ahora.

El rostro de He Qing se puso pálido. Abrió la boca, tardando un rato en responder:
—Shixiong, ¿qué quieres decir con eso?

Mu Tian entrecerró los ojos y sonrió fríamente.
—He Qing, tú me conoces mejor que nadie. Yo nunca actúo sin estar seguro. Si hoy estoy hablando abiertamente, es porque ya tengo todo bajo control.

He Qing bajó la cabeza, y con voz baja murmuró:
—¿Desde cuándo lo sabes?

—Al principio yo tampoco lo sabía. Nunca imaginé que la persona que se coludió con Huo Ran para hacerme daño fueras tú. Pero después, cuando Situ Yu vino a buscarme, me dijo que al comienzo él me había amado de verdad. Eso significaba que no había sido alguien más quien lo había colocado a propósito, y que lo suyo con Huo Ran había sido simplemente un accidente. Sin embargo, en la información que tú me diste no había ni un solo punto que mostrara eso; al contrario, todo indicaba que él había sido enviado por Huo Ran para confundirme. He Qing, tú me conoces bien: si confío en alguien, no lo pongo en duda. Nunca sospeché de ti. Pero después de escuchar lo que dijo Situ Yu, mandé a investigar todo otra vez. Claro, no fue porque no confiara en ti; pensé que el trasfondo de la otra parte era demasiado poderoso y que era normal que no pudieras averiguar más. Lo que jamás imaginé fue que todo esto lo habías planeado tú solo.

Incluyendo la vida pasada: el auto en el que tuvo el accidente había sido arreglado especialmente por la empresa, y solo alguien de su entorno cercano podía haber manipulado algo.

He Qing cerró los ojos y no se defendió; lo admitió directamente:

—Así es. La persona que estaba en contacto con Huo Ran era yo. Ya que lo sabes todo, entonces también deberías saber qué voy a hacer dentro de unos días, ¿no?

Aunque era una pregunta, su tono era de total certeza.

Mu Tian asintió:

—Si vas ahora, todavía podrás ver a Huo Ran por última vez antes de que entre en prisión.

He Qing sonrió amargamente, con el rostro sombrío.

—Lo único que no entiendo, He Qing, es esto: siempre he creído que te traté bien. Entonces, ¿por qué me traicionaste?

Era algo que Mu Tian no podía comprender. ¿Acaso su capacidad para juzgar a las personas era tan mala? Dos personas en quienes más había confiado —una, su amante Si Tu Yu; la otra, alguien en quien confiaba en el trabajo, He Qing— lo habían traicionado. No podía evitar dudar de sí mismo.

He Qing negó con la cabeza:

—Tú siempre me trataste muy bien. El que te falló fui yo. Perdón.

—Eres una persona de buen corazón —dijo Mu Tian tras una breve pausa, mirándolo con seriedad—. Creo que, sin importar cómo cambies, sigues siendo el He Qing que tengo en mi corazón. ¿Puedes decirme la razón? ¿Qué fue lo que te llevó a traicionarme? Al menos así, en el futuro, no volveré a cometer el mismo error.

Las lágrimas de He Qing cayeron de repente. Negó con la cabeza y dijo:

—No, tú no te equivocaste. El que estuvo mal fui yo. Yo no pude superar ese obstáculo en mi corazón.

Mu Tian lo miró con desconcierto.

—¿Recuerdas que cuando estabas en segundo año de secundaria hubo una chica que se te confesó, fue rechazada y terminó saltando de un edificio?

Mu Tian se quedó helado.

—¿Qué relación tiene esa chica contigo?

—Era mi hermana —respondió He Qing con una sonrisa amarga—. Nuestros padres se divorciaron: ella tomó el apellido de nuestra madre y yo el de nuestro padre. Ocho años sin verla… y hace tres años, cuando por fin encontré el paradero de ella y de mi madre, lo único que recibí fue la noticia de sus muertes. Después de que tú la rechazaste, ella se suicidó, y mi madre, devastada por el dolor, enfermó y murió poco después.

Mu Tian quedó completamente paralizado. Para ser sincero, no tenía un recuerdo claro de aquella chica; lo único que recordaba era que había saltado del edificio por su causa. No creía que aquello hubiera sido su culpa: no le gustaba esa chica y por eso la rechazó, pero jamás pensó que algo así ocurriría.

—Sé que esto no es culpa tuya —dijo He Qing con el rostro distorsionado, las lágrimas corriendo sin parar—. ¡Pero después de la muerte de mi padre, ellas eran mis únicas familiares! ¡Y por tu causa perdí incluso a los únicos seres queridos que me quedaban en este mundo! Me dolía demasiado. Sé que no debería culparte, pero mi corazón me obligaba a vengarme de ti.

De pronto, la expresión de He Qing se calmó.

—Ya no sirve de nada decir todo esto. Todo ya pasó. Lo sé: no me perdonarás, ¿verdad, senior?

Al decir esto, sintió como si su corazón fuera desgarrado por la fuerza. Mu Tian siempre lo había tratado bien; en él había sentido algo parecido al afecto de un padre. Pero ahora, incluso eso perdería.

Entonces, ¿de quién era la culpa?

—Vete —dijo Mu Tian sin mirarlo—. No vuelvas a aparecer delante de mí.

He Qing movió los labios, como si quisiera decir algo, pero al final solo dijo:

—Lo juro: no volveré a aparecer ante ti.

Dicho esto, abrió la puerta y salió, abatido. Aquel hombre que antes parecía lleno de energía parecía haber envejecido diez años en un instante; incluso su espalda se había encorvado.

Al oír el sonido de la puerta cerrándose, Mu Tian soltó un profundo suspiro.

He Qing, no te persigo ni te castigo, pero eso no significa que no te guarde rencor.

Nota del autor:
Está bien, como muy tarde pasado mañana, ¡seguro que termina! Después, díganme qué personajes quieren ver en los capítulos extra.

疑人不用,用人不疑: Refrán chino: “Si dudas de alguien, no lo uses; si lo usas, no dudes de él”. Si decides confiar una tarea o una responsabilidad a alguien, debes hacerlo plenamente y no estar sospechando constantemente; y si no puedes confiar, entonces no deberías emplear a esa persona.

元旦 (Yuandan): Año Nuevo.

满月礼: ceremonia del primer mes de vida del bebé.

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