Un sueño infernal que se repite día tras día. Jun Seong sufre cada día en un maldito mundo que se repite infinitamente, como un juego roguelike. Cuando ya se cumplían casi dos meses desde que puso un pie en el mundo apocalíptico de zombis dentro de su sueño…
—Ha…
Al despertar, su mirada se posó en la transmisión de internet que encendía por costumbre apenas se levantaba.
[Actualmente, en algunas zonas de Inhansi se ha producido un gran motín…]
Bip.
Un ruido estridente, la señal de la alerta de emergencia, golpeó la mente de Jun Seong. Siguiendo el sonido, tomó su teléfono inconscientemente, incapaz de ocultar la confusión en sus ojos.
[10:44 AM]
Era la hora exacta en la que despertaba dentro del sueño cada vez. Todo era igual que siempre, exactamente como en el sueño.
Excepto por una cosa: el hombre al que jamás había visto en sus sueños, Do Han-seo, apareció frente a Junseong.
*** ** ***
—Hace tiempo quiero preguntarte algo.
—¿Qué cosa? —Al responder, Junseong sintió de golpe cómo la mirada de Han-seo cambiaba.
La sonrisa que había mantenido en los labios desapareció sin dejar rastro. Por eso, sintió como si una aguja helada y afilada se posara contra su garganta.
—¿Por qué me miras así?
Ante esa extraña presión, Junseong apretó los labios por un momento.
—¿Cómo… se supone que te estoy mirando? —le preguntó a su vez.
—…
Pensó que le respondería de inmediato, pero Han-seo solo lo observó en silencio, sin decir una palabra. Y entonces, mostró la ‘sonrisa falsa’ que llevaba puesta hasta hacía unos momentos.
Ropa demasiado impecable y un cuerpo sin una sola herida; pero, en contraste, un olor a sangre extremadamente intenso.
Cuando lo vio completamente desnudo, no pudo evitar llegar a una conclusión definitiva.
El olor a sangre impregnado en ese hombre, Do Han-seo, no provenía de su ‘ropa’, sino de él mismo.