Isla de los Inmortales de Penglai, principios de primavera de un año cualquiera.
El pequeño Ji Lianzhou, de seis años, saltó sobre la pared del patio. En su mano sostenía una piedra húmeda que acababa de recoger junto al río y la lanzó suavemente por la ventana de la cabaña de paja.
La piedra golpeó con precisión la cabeza del niño que estaba inclinado sobre la mesa, sosteniendo un libro titulado «El Bosque de Jade para Niños»
—¡Ah-Xu, sal rápido!— Ji Lianzhou llamó en voz baja.
Chu Xuyun levantó lentamente la cabeza desde detrás del libro y, al ver a Ji Lianzhou, una leve luz brillo en sus apagados ojos.
—Ya voy.
Los dos niños se sentaron al pie de la pared. Ji Lianzhou sacó de su bolsillo un bollo relleno de carne y lo puso en la mano de Chu Xuyun, susurrando:
—¿Tu padre todavía no te da de comer?
Chu Xuyun tomó el bollo y, mientras comía, murmuró:
—Papá dice que si no me lo aprendo de memoria, no puedo comer. Y tampoco habrá cena.
Ji Lianzhou suspiró y, al mirar la mano de Chu Xuyun que sostenía el bollo, exclamó sorprendido:
—¿Qué te pasó en la mano? ¿Tu padre te golpeó?
Chu Xuyun negó con la cabeza.
—No, fue porque me levanté a la hora Yin shi a practicar espada, y no la sostuve bien, por eso me lastimé.
Al escuchar esto, Ji Lianzhou se quedó atónito.
—¿Practicaste con la espada a la hora Yin shi?
Yin shi, cuando aún no había salido el sol.
Chu Xuyun asintió, terminó de comer el bollo y, con un dejo de nostalgia, levantó la vista y dijo:
—Papá no me deja practicar con la espada. Dice que no sirvo para nada, así que tengo que levantarme temprano para practicar a escondidas.
A él le gustaba practicar con la espada y también le gustaba cultivar.
Ver cómo su energía espiritual brotaba de sus dedos y revivía flores marchitas era el único momento en que Chu Xuyun se sentía verdaderamente feliz. Cuando se sumergía en el cultivo, olvidaba incluso su nombre y todas sus preocupaciones.
Ji Lianzhou guardó silencio por un momento y murmuró:
—Deberías haber nacido en mi familia. Sería mejor si nos hubiéramos intercambiado.
La familia Ji era una familia de espadachines, y Ji Lianzhou era el único hijo, por lo que las expectativas sobre él eran extremadamente altas. Afortunadamente, Ji Lianzhou ha sido bastante competente, mostrando un talento extraordinario desde pequeño.
Sin embargo, ese talento excepcional parecía insignificante frente a Chu Xuyun.
Hace unos días, Ji Lianzhou llevó a Chu Xuyun a su casa para jugar, y el padre de Ji le enseñó personalmente a Chu Xuyun una serie de movimientos de espada.
Pero el padre de Chu Xuyun pronto descubrió este asunto, y desde ese día, comenzó a castigar a Chu Xuyun obligándolo a quedarse en casa y memorizar libros.
Veinte páginas al día. Si no las memorizaba, no podía salir ni comer.
Ji Lianzhou sintió que había perjudicado a Chu Xuyun y le llevó comida durante varios días.
Pero Chu Xuyun no le dio importancia, solo lamentaba no poder ir a la familia Ji a aprender más sobre la espada.
—¿De verdad quieres cultivar tanto?— Ji Lianzhou apoyó su mentón en la mano y lo miró, confundido.
—Cultivar es agotador y doloroso. ¿No lo sientes así?
Chu Xuyun sonrió suavemente.
—Si te gusta, no es agotador. ¿A ti no te gusta?
Ji Lianzhou apretó los labios y desvió la mirada.
—No es que no me guste, solo que… si fuera un poco más fácil, estaría bien.
Su padre era demasiado estricto con él, y a menudo le hacía sentir asfixiado.
—¿Sabes? Si existiera un camino en el que solo tuvieras que hacer una cosa para cultivar rápidamente, estoy seguro de que a mucha gente le gustaría cultivar—. Ji Lianzhou sonrió en voz baja.
—Algo como el Camino de la Indiferencia, donde si no tienes emociones, puedes ascender rápidamente. En el futuro, quiero crear un Camino del Silencio, donde si no hablas, también puedas ascender. ¿Qué te parece?
Al escuchar esto, la expresión de Chu Xuyun cambió ligeramente. Reflexionó cuidadosamente y luego respondió lentamente:
—Me parece bien, pero ¿cómo se cultivaría exactamente? ¿Qué se cultivaría?
—Eso… no lo sé.— Ji Lianzhou solo estaba bromeando, pero no esperaba que Chu Xuyun lo tomara en serio. No pudo evitar reír.
—Es mejor que pienses en qué harás hoy si no te aprendes el libro.
Sin embargo, Chu Xuyun pareció no escucharlo y se sumió en sus pensamientos, hasta el punto de no darse cuenta de que Ji Lianzhou se despedía de él.
Unos días después, Campo de entrenamiento de la familia Ji.
Ji Lianzhou y su padre se enfrentaron con espadas en mano. Aunque solo tenía seis años, Ji Lianzhou ya sostenía una espada tan grande como él, con una hoja afilada y un aura de espada imponente.
Sin embargo, después de solo medio ronda, Ji Lianzhou cayó al suelo, viendo cómo la espada afilada de su padre se acercaba a su garganta.
Su padre lo miró desde arriba, con el ceño fruncido y una mirada fría y distante. —¿Qué has estado practicando estos días?
Ji Lianzhou respondió rápidamente:
—He estado practicando todos los días con el manual de espadas que me diste, no he sido perezoso.
Al escuchar esto, el ceño de su padre se frunció aún más.
—¿Y qué haces después de cada comida?
Ji Lianzhou se quedó sin palabras. Todos los días, después de comer, se escapaba para llevar comida a Chu Xuyun.
—Evitas el trabajo, te llenas de comida y no haces nada. Ese es tu camino de la espada—. Los ojos de su padre eran tan fríos, mezclados con una decepción aterradora.
—¿Cuándo aprenderás de Ah-Xu? Él no solo tiene mucho más talento que tú, sino que también es más diligente y disciplinado.
El rostro de Ji Lianzhou palideció, y la mano que sostenía la espada tembló ligeramente. Como si quisiera probar algo, murmuró en voz baja:
—No he sido perezoso.
Siempre había sabido que Chu Xuyun era más fuerte que él. Antes de conocer a Chu Xuyun, Ji Lianzhou nunca había tenido rival entre los niños de su edad, e incluso los adultos no podían vencerlo.
—¿No has sido perezoso?— Las siguientes palabras de su padre golpearon a Ji Lianzhou como un rayo.
—Esa serie de movimientos de espada, Ah-Xu la aprendió con solo verla una vez, y la dominó por completo, con facilidad y destreza.
Ji Lianzhou levantó la vista incrédulo hacia su padre, pero este no dijo nada más. Simplemente se dio la vuelta y se fue, como si ya no valiera la pena perder el tiempo con él.
Una amargura indescriptible surgió en su garganta. Solo tenía seis años, y ni siquiera podía entender de dónde venía esa amargura.
—Esa serie de movimientos de espada, Ji Lianzhou la había practicado durante un año entero.
Esa misma noche, al pie de la pared de la casa de Chu.
Ji Lianzhou estaba solo, sosteniendo en su mano una pata de pato asada envuelta en papel engrasado.
Pensó que, cuando Ah-Xu llegara, tendría que hablar con él primero. No podía seguir llevándole comida todos los días. Tenía que practicar seriamente y dejar que Ah-Xu también se concentrara en memorizar sus libros.
Cuando llegó la hora acordada, Chu Xuyun saltó la pared con facilidad y aterrizó firmemente frente a él.
Ji Lianzhou estaba a punto de hablar cuando Chu Xuyun lo hizo primero, con una expresión de alegría y un tono de emoción en su voz.
—Lianzhou, lo he descubierto.
No sabía qué había descubierto Chu Xuyun, pero al verlo tan feliz, Ji Lianzhou se tragó las palabras que tenía preparadas.
Chu Xuyun, incapaz de contenerse, abrió la boca antes de que Ji Lianzhou pudiera responder.
—¿Recuerdas aquel día en que me dijiste que sería genial si existiera el Camino del Silencio? He estado pensando mucho en casa estos días y creo que es posible…
Ji Lianzhou lo miró atónito, a punto de interrumpirlo para decirle que solo había sido una broma.
Pero Chu Xuyun estaba tan inmerso en su idea que no notó la expresión cada vez más tensa de Ji Lianzhou.
—Si pudieras cultivar sin hablar, seguramente habría un camino más para que los mortales cultiven. Tú serías el fundador de este camino. Lianzhou, eres increíble, un genio del cultivo. ¿Cómo no se me ocurrió a mí algo tan bueno? Ojalá tuviera la mitad de tu talento…
—Basta.
Ji Lianzhou finalmente no pudo contenerse y frunció el ceño.
—¿Por qué no me dejas hablar primero? ¿No sabes que hablas demasiado y es molesto? Si realmente existiera un Camino del Silencio, tú serías el más indicado para cultivarlo.
Después de decir eso, Ji Lianzhou miró la expresión atónita de Chu Xuyun. Sus ojos eran tan claros que parecían reflejar su propia fealdad llena de inseguridades y celos. En ese momento, se dio cuenta de que había dicho algo incorrecto. Aunque quería disculparse, las palabras de disculpa y su frágil autoestima se atascaron en su garganta, sin posibilidad de pronunciarlas. Sin mirar atrás, se alejó rápidamente, como si tuviera miedo de enfrentar la realidad.
Chu Xuyun no dijo nada de principio a fin, como si realmente se hubiera quedado mudo.
Más tarde, Ji Lianzhou trató de compensar su error siendo aún más amable con Chu Xuyun.
Pero desde ese día, Chu Xuyun cambió repentinamente. Hablaba cada vez menos, casi no decía nada en su vida diaria. Ji Lianzhou asumió que Chu Xuyun no había superado lo sucedido.
Con el tiempo, tomaron caminos separados. Uno fue a la Montaña Sansheng a aprender esgrima, y el otro fue a la Secta Taiqing a cultivar. Esos recuerdos de la infancia perdieron su color vívido, y nadie los mencionó nunca más. Ji Lianzhou ya no se sentía frustrado por no poder igualar a Chu Xuyun, ni se reprochaba por sus palabras imprudentes.
A sus ojos, Chu Xuyun se había vuelto cada vez más serio y confiable, pero también más frío y orgulloso, muy diferente a como era antes.
Pero eso era bueno.
El Señor Inmortal Taiqing debería ser así. Con el talento de Ah-Xu, ¿qué importaba si era un poco frío y orgulloso?
Pensó que ya lo había olvidado, pero no esperaba que todos esos recuerdos siguieran tan vividos en su memoria, incluyendo la expresión de Ah-Xu en ese momento.
Parecía… idéntica a la forma en que Ah-Xu lo miraba ahora.
Ji Lianzhou guardó sus recuerdos y miró a Chu Xuyun con desconcierto. Sabía que Ah-Xu no era tan tonto como para tomar en serio esas bromas.
El hecho de que ya no hablara tal vez era porque quería probarle algo:
Probar que el Camino del Silencio realmente podía existir, probar que Ji Lianzhou era realmente increíble, que no era inferior a nadie.
De repente, sus ojos se llenaron de lágrimas. Ji Lianzhou levantó la vista y murmuró en voz baja:
—Ah-Xu, eres tan tonto. Por esa broma que hice de niño, te aferraste tanto a consolarme que preferiste ser mudo durante más de diez años. En ese entonces, te grité por celos, y te dije que hablabas demasiado para que practicaras el Camino del Silencio. No quería que dejaras de hablar… Lo siento.
Al escuchar esto, la expresión de Yu Cheng cambió abruptamente, y la mano que sostenía la espada parecía querer aplastar la empuñadura.
Así que era así.
Él era el más tonto, pensando que Chu Xuyun era el tipo de persona que tomaría en serio una broma.
Resulta que Chu Xuyun no había hablado durante más de diez años simplemente porque Ji Lianzhou le dijo que no quería escucharlo hablar.
Yu Cheng sintió que su visión se oscurecía, con un dolor de cabeza insoportable, casi incapaz de mantenerse en pie.
Una mano lo tomó suavemente.
Chu Xuyun levantó la vista hacia Ji Lianzhou y negó con la cabeza, serio y solemne.
No, el Camino del Silencio realmente existe, y no tiene nada que ver contigo, Lianzhou.
Realmente lo había logrado. El Camino del Silencio era tan valioso como el oro, similar al ‘silencio meditativo’ del budismo, y podía hacer que el estado mental avanzara rápidamente. Aquellos que lo dominaban podían alcanzar la Etapa de Fundación en un día, Condensar un núcleo de energía en medio año y formar un Alma Naciente en dos años.
Qué extraño. ¿Por qué nadie creía en un método de cultivo tan bueno?
Traducido por 21Rb_BINGQIU
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