Finalmente, la hora acordada llegó mientras paseaban.

A Yu Cheng le encantaba la sensación de caminar con Chu Xuyun bajo la sombra de los árboles en las calles. Lo más importante era estar con Chu Xuyun; cualquier cosa que hicieran juntos era agradable.

Los dos se detuvieron frente a la cabaña de paja y abrieron la puerta. El padre de Chu Xuyun todavía estaba en la mecedora, disfrutando del aire fresco.

—Ya están de vuelta. Entren y hablemos.

El padre de Chu Xuyun parecía tranquilo, sin mirarlos siquiera, y se dio la vuelta para entrar en la casa.

Yu Cheng frunció el ceño, percibiendo agudamente que algo no estaba bien. Miró hacia atrás a Chu Xuyun, pero este parecía no haber notado nada y siguió a su padre hacia el interior.

Justo cuando Chu Xuyun estaba a punto de cruzar el umbral, su padre lo detuvo.

—Espera afuera. Tengo que hablar con Yu Cheng un momento.

Al escuchar esto, la sensación extraña se intensificó.

Yu Cheng no dijo nada más. Intercambió una mirada con Chu Xuyun y siguió al padre de Chu Xuyun al interior.

El té en la mesa ya se había enfriado. El padre de Chu Xuyun se sentó a la mesa, tiró el té frío y sacó una botella de vino añejo.

—Gracias, tío— Yu Cheng no le gustaba el sabor del alcohol, pero aun así aceptó la copa que le ofrecía el padre de Chu Xuyun, decidido a ir al grano. 

—He venido a verlo porque hay algo que quiero decirle. El Señor Inmortal y yo…

El padre de Chu Xuyun lo miró de reojo y dijo en voz baja:

—Ya lo sabía.

Al escuchar esto, la expresión de Yu Cheng se congeló por un momento. Antes de que pudiera pensar en cómo se habían delatado, el padre de Chu Xuyun continuó con calma:

—Lo supe desde hace mucho tiempo.

Yu Cheng: —… ¿Qué?

¿Qué quería decir con ‘desde hace mucho tiempo’?

—Ah-Xu, este niño, aunque no lo parezca en la superficie, es más testarudo que cualquiera— el padre de Chu Xuyun bebió el vino de un trago y suspiró. 

—Xuyun es mi tercer hijo. Mis hijos son diferentes a los demás desde que eran pequeños. Como alguna vez estudiaste magia en la Secta Taiqing, deberías conocer al segundo hermano de Ah-Xuyun, Chu Yao. Ahora es el líder de la Secta Taiqing.

Yu Cheng miró al padre de Chu Xuyun con asombro. Nunca había escuchado que el líder de la Secta Taiqing fuera el hermano de Chu Xuyun.

—Antes de Ah-Yao, tuve otro hijo. Ese niño se llamaba Chu Zheng— una expresión de dolor fugaz pasó por los ojos del padre de Chu Xuyun mientras llenaba su copa de nuevo. 

—Hace muchos años, Ah-Zheng fue el primer hijo de la familia Chu en dejar la Isla de Penglai. Era un prodigio, al igual que Ah-Yao y Ah-Xuyun, y desde pequeño mostró un talento excepcional. Me dijo que quería cultivarse para convertirse en el más poderoso del mundo, matar demonios y proteger a los débiles.

Al igual que Chu Xuyun.

El carácter de la familia Chu era siempre el mismo.

—Pero poco después de dejar la Isla de Penglai, Ah-Zheng murió— el padre de Chu Xuyun contuvo un temblor en su voz y murmuró. 

—Murió en una batalla contra demonios, atacado por un grupo de cultivadores demoníacos. No quedó nada de él.

Yu Cheng guardó silencio. Su madre también había sido asesinada por cultivadores demoníacos. En ese entonces, el Reino Demoníaco estaba en caos, y muchas personas habían muerto.

El padre de Chu Xuyun bebió otra copa.

—Después de la muerte de Ah-Zheng, Ah-Yao también nos dejó en secreto. Lo buscamos por todas partes y en un momento pensamos que también había muerto, hasta que nació Ah-Xu.

Xuyun era muy parecido a sus hermanos, tanto en apariencia como en talento, e incluso más fuerte.

El padre y la madre de Chu Xuyun pensaron que quizás Ah-Zheng había renacido en su hermano menor, entregándole todo lo mejor de sí. Pero no querían que Xuyun siguiera el mismo camino que Ah-Zheng.

El camino de la cultivación no era fácil. Un pequeño error podía significar la muerte lejos de casa.

Así que el padre y la madre de Chu Xuyun querían que Xuyun se dedicara a los estudios. Aunque no se convirtiera en un salvador del mundo; como padres, solo querían que viviera una vida tranquila y estable.

Pero el destino es caprichoso. Chu Xuyun nació con un interés por la cultivación que superaba todo lo demás.

El padre de Chu Xuyun sabía que, tarde o temprano, no podría detenerlo.

Y así fue. Después de fracasar en el examen imperial, Chu Xuyun también dejó la Isla de Penglai.

—Regañarlo no sirve de nada. No escucha, y aunque lo hiciera, haría lo que quisiera de todos modos— el padre de Chu Xuyun suspiró profundamente. 

—Su carácter se parece al mío.

Yu Cheng no sabía cómo consolarlo. Movió los labios, pero al final no dijo nada.

El padre de Chu Xuyun murmuró:

—La última vez que intenté detenerlo, se fue por más de diez años. Esta vez, no me atrevo a detenerlo.

Levantó la mirada y miró a Yu Cheng.

—Mientras estaban afuera, pensé mucho. Ah-Xu no puede ocultar nada. Creo que sé para qué has venido.

El corazón de Yu Cheng se aceleró, pero mantuvo la calma.

—Ya que lo ha adivinado, no tengo más remedio que ser sincero. Mis sentimientos por el Señor Inmortal son sinceros, y él siente lo mismo por mí. Por favor, denos su bendición.

El padre de Chu Xuyun asintió en silencio, con un aire de nostalgia.

—Sé que Ah-Xuyun también te quiere. Esa pintura que esconde en su habitación y no deja que nadie vea, ¿es de ti, verdad?

Yu Cheng: ¿¿??

—¿Qué?— Yu Cheng casi no podía creer lo que escuchaba.

El padre de Chu Xuyun soltó una risa burlona.

—Basta, no finjas. Hace cuatro años que vi ese retrato que tanto atesora. No me dejó verlo, pero con solo echar un vistazo, supe que la figura en la pintura era un hombre.

Esta fue la razón por la que, más tarde, el padre de Chu Xuyun fue personalmente a la Secta Taiqing para insistir en que Chu Xuyun se casara con una mujer lo antes posible.

Pero no importó cuánto lo intentara, no pudo evitarlo: Chu Xuyun terminó llevando a esa persona directamente a casa.

Al ver la expresión de Yu Cheng, el padre de Chu Xuyun también comenzó a dudar. Después de pensarlo un momento, murmuró:

—¿Qué pasa? ¿No eres tú?

Yu Cheng sintió que los sonidos a su alrededor se volvían distantes, su mente estaba en caos.

Hace cuatro años, Chu Xuyun y él no tenían ninguna relación. Cada vez que se veían, solo se cruzaban con un simple saludo.

Entonces, ¿quién era la persona en el retrato?

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Bajo la luz suave del sol, Chu Xuyun se recostó en la mecedora de su padre, esparciendo mijo del saco en el suelo. Los polluelos se agruparon a sus pies, y todo era extremadamente cómodo.

Antes, siempre había querido escapar de aquí, ir a un lugar donde lo necesitaran.

Pero hoy, de repente, se dio cuenta de que este lugar también lo necesitaba.

Los pájaros en el cielo lo necesitaban, los polluelos en el suelo lo necesitaban, y su padre también lo necesitaba.

Después de años como el Señor Inmortal Taiqing, ahora que el reino demoníaco se estabilizaba bajo el control de Yu Cheng, Chu Xuyun se encontraba con menos que hacer. Aparte de enseñar a sus discípulos, no había mucho más. La Secta Taiqing se había convertido en otro lugar que lo atrapaba.

Ahora tenía algo más importante que hacer: estar con Yu Cheng.

Chu Xuyun no estaba preocupado en absoluto por Yu Cheng. Sabía que a su padre le gustaría, porque Yu Cheng era un buen chico, frío por fuera pero cálido por dentro.

Un cultivador demoníaco y un erudito, aunque sus identidades fueran diferentes, si sus acciones eran correctas, entonces no eran malas personas.

Pero… ¿por qué estaban tardando tanto en salir?

Estaba a punto de quedarse dormido bajo el sol.

—Xuyun— la voz de su padre sonó detrás de él. Chu Xuyun se levantó de inmediato y se dio la vuelta. Vio a su padre acariciándose la barba, con una mirada titilante, y tosiendo levemente. 

—¿Tú y Yu Cheng se quedarán a dormir en casa esta noche?

Chu Xuyun negó con la cabeza, confundido. No tenían mucho tiempo, pronto se casarían y debían regresar para prepararse.

¿Acaso Yu Cheng no le había dicho a su padre?

Miró a Yu Cheng, cuyo rostro estaba pálido, casi transparente bajo la luz clara del día.

—No se quedarán en casa…— una expresión de decepción pasó por los ojos del padre de Chu Xuyun, pero la ocultó rápidamente. Desvió la mirada y murmuró. 

—Entonces llévalo al templo ancestral antes de irse.

¿El templo ancestral?

Chu Xuyun parpadeó y asintió sin dudar.

¡Su padre lo había aceptado! ¡Realmente lo había aceptado!

Llevar a Yu Cheng al templo ancestral significaba presentarlo ante su madre. Una vez que ella lo aprobara, significaría que ambos estaban de acuerdo con la relación entre Chu Xuyun y Yu Cheng.

¿Qué había dicho Yu Cheng para que su padre lo aceptara tan rápidamente?

Pero si todo había salido bien, ¿por qué Yu Cheng no parecía tan feliz?

Chu Xuyun no podía entenderlo, pero decidió esperar a que Yu Cheng le explicara.

Los dos se despidieron del padre de Chu Xuyun y caminaron juntos por el sendero del campo. Chu Xuyun miró con cuidado a Yu Cheng, tratando de adivinar qué había hablado con su padre.

Yu Cheng notó la mirada de Chu Xuyun y, de repente, extendió su mano, tomando firmemente la de Chu Xuyun.

Había decidido que, sin importar quién fuera la persona en el retrato, se casaría con Chu Xuyun.

Incluso si Chu Xuyun tenía a alguien más en su corazón, Yu Cheng aceptaba que todo lo que había obtenido no era del todo legítimo. Si todo lo que tenía era robado o arrebatado, ¿qué derecho tenía a exigir que el corazón de Chu Xuyun también le perteneciera?

Pronto sería el esposo de Chu Xuyun. ¿Por qué preocuparse por una vieja pintura de hace años? Tal vez Chu Xuyun ya la había tirado a algún lugar.

Debía ser magnánimo.

Sin embargo, aunque fuera magnánimo, Yu Cheng todavía quería saber una cosa: ¿quién era la persona en esa pintura? ¿Era alguien con el apellido Ji, Li o Yin?

Por supuesto, solo quería aclarar las cosas. No tenía intenciones de matar a nadie.

Traducido por 21Rb_BINGQIU

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