Así es, en la novela, aunque Heebris sabía que Eris no era una bruja, ella aún se sentía amenazada por la mención de eso.
Ese día Heebris le dijo a una Eris que lloraba, que no la apuñaló solo porque no quería que su sangre sucia manchará sus manos.
Eris lloró y le gritó a Heebris:
— “¿Te gusta tanto esa perra de clase baja que la pones antes que a tu hermana de sangre?”
—”Nunca pensé en ti cómo una hermana” —Fue lo que afirmó Heebris antes de tomar a Helena con sus manos limpias.
—Mátame con esa espada. La mujer que está en contacto con una bruja debe de serlo también ¿No me apuñalarás a pesar de que estás muy enojado? ¿Mi sangre está muy sucia?
La razón por la que no podía hacerlo, era porque la Eris de la novela original era una perra que intimidaba a Helena, pero yo no había hecho eso. No tenía por qué ser cómo ella, actuar de esa manera la hacía culpable, pero pensar de esa manera era demasiado superficial y era ridículo.
Pensé que el tema de la justicia era algo que molestaba a la gente.
Al ver que Heebris no podía hacer nada me reí cómo una loca, después me acerqué para decirle a la cara.
—Sumo Sacerdote, no es una petición muy difícil, solo tiene que fingir que no me conoces cómo lo ha hecho hasta ahora. El hecho de que soy una forastera y de que me comunico con una bruja…
—Lady Mizerian…
—De todos modos, moriré pronto, pero le prometo que no moriré frente a ti. E incluso, si me convierto en un fantasma, no me apareceré ante ti.
Heebris estaba derramando lágrimas. Dijo que no era capaz de entenderme.
—¿Por qué dices eso? No lo dije por miedo, tu pena es dolorosa… es muy pesada —dijo Heebris que sostuvo su cabeza en agonía.
Para ser honesta nunca entendí porque estaba respondiendo de esa forma.
—”Solo estoy haciendo cosas malas… ¿Acaso es un pervertido?” —pensé.
—No, no es eso… ¿Qué es lo que tengo que hacer? Quiero disculparme al ser el causante de tu enojo…así que por favor…
—¿No quiere que muera?
Heebris levantó la cabeza ante mi pregunta. Sus ojos húmedos brillaban cómo las obsidianas, bajo la luz de la luna eran hermosos.
Ajá, conozco esa mirada. Crecí viendo eso tantas veces que hacía que mis dientes comenzaran a temblar. Esa cara que odiaba, la expresión que decía que solo tú puedes ser tu propio salvador.
Extendí mi mano y agarré la cara de Heebris. Con suavidad limpie sus lágrimas con mis pulgares cómo lo hizo él en mi ceremonia de mayoría de edad.
—No sientas pena por mí. Eso me molesta.
El rostro de Heebris estaba teñido en la desesperación y era algo agradable de ver.
Mientras parpadeaba, Anakin que estaba a su lado esperando mi orden, se acercó y lo golpeó en la nuca con el dorso del cuchillo. Su Santidad cayó impotente hacia mis brazos y lo lancé hacia Anakin.
—Deja esto frente a la cabaña. Nos detendremos en Randol por un tiempo antes de regresar a la capital.
—¿Ha terminado con sus asuntos aquí?
—Sí, he escuchado todo lo que necesitaba así que me iré antes de que sospechen más.
—Traeré un carruaje ¿Le gustaría esperarme aquí?
A pesar de que era una noche oscura y se podía escuchar el sonido de los pájaros asentí con la cabeza, pensaba que una bestia en la montaña era mejor que una mujer sola en un camino rural.
Anakin colocó a Heebris en su hombro y con pasos silenciosos desapareció.
Sumergí mis pies en el estanque; lo hice para poder calmarme, pero cuando el agua fría hizo contacto con mis dedos, comencé a sentirme somnolienta. Al acostarme en el césped, pude ver la constelación que Anakin había dibujado con su dedo en el pasado.
Pensemos una vez más lo que le sucedió a Eris después de la ceremonia de mayoría de edad…Hay que recordar… Necesito prepararme para eso. Es tan molesto. ¿Por qué debo de prepararme? No vine a este mundo porque quisiera, y no importaba lo que hiciera; la gente solo me odiaría y nada mejoraría.
¿No puedo simplemente dejar que me odien y cuando llegue el momento, pretender que mató a Helena para dejar que me maten?
Estaba terriblemente cansada.
Era cómo la trama de una película de terror de grado B a la que fui arrastrada, Alguien que hizo eso para poder morir y yo, deseaba morir.
Preferiría tener un accidente y entrar… O si la puerta dimensional hubiera sido abierta dejándome elegir un mundo que me necesitará, por lo menos no hubiera sido tan inútil.
En cambio, fui secuestrada en este mundo para compensar el error de alguien. Ser un simple reemplazo de alguien…
No me quejo al no ser el personaje principal, incluso en Corea yo era más un papel secundario que un papel principal. Cómo el extra ordinario que era, estudiaba, trabajaba y aguantaba día a día cómo todo el mundo, pero al menos en esos días algo cambiaba cuando lo intentaba.
Había muchas personas que me querían y había otras que me consolarían sin dudar… Si les dijera honestamente lo que sentía, a diferencia de aquí. ¡Sí, a diferencia de aquí!
Mis ojos estaban borrosos, las lágrimas cayeron antes de que pudiera tratar de contenerlas. No puedo cambiar nada aquí. Debo de perseverar para hacer que otros brillen según lo planeado y eventualmente, seré ejecutada de acuerdo con el final fijado.
No se permitirá ni una muerte anterior ni una muerte posterior.
Apreté los dientes y juré que no haría nada en el futuro… Nunca… Nada…
Anakin me miró, parecía que acababa de regresar.
—Eres realmente rápido.
—Estaba preocupado.
—¿Preocupado por mí? ¿Por qué?
—Estaba preocupado de que me hubiera dejado para ir a alguna parte.
—¿Crees que podría haberme matado?
Anakin me miró sin decir nada.
No. Él negó con la cabeza. Abrió y cerró la boca, una y otra vez, cómo si tratara de encontrar una expresión adecuada, eligiendo con cuidado sus palabras.
—Yo… tengo curiosidad sobre mi maestra.
—¿Qué?
Las palabras que finalmente escupió eran referentes a mí.
—Cómo dije, tengo curiosidad. Me preguntó qué tipo de vida ha vivido y que tipo de vida desea vivir… Sí, me atreví a hacerme esas preguntas. Estaba asustado. Me temo que no llegaré a conocerla.
Me quedé estupefacta por su respuesta.
Ojalá pudiera leer a Anakin cómo a los otros personajes masculinos, entonces podría entender la forma en la que me miraba.
No, de hecho, ya lo sabía.
Anakin se enamoraría de Eris Mizerian, sin embargo, a diferencia de Heebris, el rostro de Anakin no contenía ninguna emoción.
¿Qué es lo que estás pensando? Pero me daba miedo hacer esa pregunta, por lo que decidí posponer esa pregunta que algún día le haré, solo un poco.
—Ven aquí y llévame. No quiero caminar.
En cambio, le extendí mis brazos. Agarró con cuidado mis omóplatos y colocó con cuidado sus muñecas en mis caderas, para comenzar a vagar por el bosque sin decir alguna palabra.
Apoyé mi cabeza en su pecho firme y dejé de pensar. Cuando dejé de hacer eso y los pensamientos en mi cabeza se callaron, pude escuchar otro sonido diferente. Los pájaros, los insectos y el sonido de los suaves pasos que parecían que estaban susurrando.
Junto con los latidos del corazón de Anakin.
Sus latidos aún no hablaban de amor y eso, de alguna manera, me tranquilizó. Era gravoso si su favor provenía del amor, porque no había nada cómo el amor que no podía ser correspondido para hacer que una persona se metiera en problemas.
El sonido lento pero regular era muy agradable para el oído y pensé que me gustaría caminar el mayor tiempo posible.
*** ** ***
El carruaje comenzó a traquetear. Nos dirigíamos a la región de Randol para reducir la mayor cantidad de sospechas posibles ¿Qué puede decirle el Marqués si Eris se disculpa por haber cometido ese error?
Por cierto, el conductor que nos dejó en la casa del Padre Prometehus era el único chofer en la región de Bonitao.
Podía escuchar el bostezo del conductor mientras dormitaba.
Puede que el conductor me escuché, pero no entendería de todos modos, y cómo no podía dormir y me aburrí de mirar afuera, lentamente abrí la boca.
—El lugar en donde viví… era mucho más avanzado que el Imperio. No existen cosas cómo un Dios o un Sumo Sacerdocio, pero había religiones similares a esas. Por supuesto, la religión no era la del estado. Existía algo parecido a la “ciencia avanzada”… Bueno, es un poco difícil para mí explicarlo. Creo que es una ciencia que revela con claridad ciertas verdades que componen el mundo.
Anakin me escuchaba en silencio. Reflexioné por un momento sobre lo que diría.
—No hay un sistema de clases allí. No hay ni rey o nobleza. No, claro que hay países donde aún existen, pero en el lugar en donde yo vivía, había una persona llamada “presidente” que gobernaba el país, pero no era un rey. Fueron seleccionados por el pueblo cada pocos años.
—¿Cómo se hace para establecer su identidad o su estatus? ¿No hay una distinción?
—Al igual que en este país, el dinero se usó para escudriñar el mundo. Los que acumulaban riqueza vivían con poder y a diferencia de Eris, yo era pobre y ordinaria en ese mundo.
Cerró los ojos y me preguntó.
—¿Tenía familia?
—Sí. Mi madre, mi padre y un hermano menor. Así era mi familia. Lo odiaba porque todo estaba desordenado… y ahora que lo pienso, creo que era bastante armonioso y amigable.
—¿Le importa si le pregunto por qué no le gustaban?
—En ese momento, pensé que era discriminada. Mis padres trataron de darle a mi hermano algo mejor que a mí.
Entonces de repente dejé de hablar y me corregí.
—No, pensé que me discriminarían e incluso si no fueran mis padres, amigos cercanos o los parientes de mis padres… No los detuve, así que tal vez mis padres pensaran lo mismo.
Elogiaban a mi hermano cuando cocinaba panqueques o hacía las tareas del hogar, pero si yo no lo hacía, me consideraban una “malcriada”. Por supuesto, no me gustaba que tuviera que hacerlas solo porque fuera la hermana mayor, así que, de manera deliberada, le pase mi edad a mi hermano menor.
Solían bromear conmigo sobre lo que haría con las tareas del hogar una vez que me casara, pero pensé que no era algo por lo que pensar.
Por eso me escapé.
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Gracias por la ayuda, Hikari~.

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