« Capítulo 30: Reunión en el Hotel »

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Fang Juexia quedó paralizado en su lugar.

Fijó su mirada en Pei Tingsong, sus pupilas reflejaban un leve brillo oscilante.

En ese instante, sus sentidos y pensamientos parecían ralentizarse, como si estuviera atrapado en una escena a cámara lenta, repitiendo una y otra vez la última frase de Pei Tingsong, resonando sin cesar en su mente.

Pei Tingsong por fin recuperó la compostura. Y las palabras que había soltado lo dejaron atónito. ¿Qué tan fuera de sí debía estar para decirle algo así a Fang Juexia? Era como si hubiese perdido la razón.

No encontraba motivo alguno para haber dicho esas palabras.

“¿Qué están haciendo ustedes dos?” Cheng Qiang llegó corriendo, con las manos en la cintura y jadeando, mirando a ambos con reproche.

Fang Juexia inmediatamente bajó la cabeza, respirando hondo, cuando Pei Tingsong se adelantó a explicar:

“Se torció el pie al bajar de la plataforma elevadora. Lo estaba ayudando a caminar hasta aquí.”

“¿Estás bien?” preguntó Cheng Qiang con urgencia. “¿Te duele mucho? Hay un médico en el backstage, puedo llevarte.”

Fang Juexia negó con la cabeza.

“No es necesario…”

“¿Qué te pasa?” Cheng Qiang notando que las orejas de Fang Juexia estaban enrojecidas y que algo no cuadraba. “¿Cómo te caíste de repente? ¿Te resfriaste grabando las fotos los otros días? ¿Tienes fiebre?” Diciendo esto, extendió la mano hacia él, pero Fang Juexia se apartó rápidamente.

“De verdad, estoy bien. No me lastimé ni estoy resfriado.”

Con esto dicho, se dirigió solo hacia el ascensor en el vestíbulo subterráneo, dejando atrás a Pei Tingsong y Cheng Qiang, quienes se miraron perplejos.

“¿Qué le pasa?” Cheng Qiang volteó para fulminar a Pei Tingsong con la mirada. “¿No me digas que volviste a intimidar a Juexia?”

Pei Tingsong se sintió extremadamente agraviado, pero no podía explicarse del todo.

“¿Yo? ¿Cómo lo intimidaría? Si me sigues acusando, mejor me voy y renuncio.”

Tras decir esto, también salió corriendo.

El vestíbulo subterráneo no estaba muy iluminado, pero aun así, Pei Tingsong seguía algo preocupado por Fang Juexia, por lo que fingió estar molesto mientras lo perseguía.

“Oye, no me digas que ustedes…”

Cheng Qiang, quien había quedado atrás, se limpió el sudor de la frente y refunfuñó sin cesar:

“¡Dios mío! Este trabajo es agotador, parece que tengo que atender a seis Budas al mismo tiempo.”

Fang Juexia caminaba paso a paso. Desde pequeño, su caminar era medido, como si cada paso estuviera calculado con precisión. Para alguien que lleva reglas enterrada en su corazón, no hay muchas oportunidades de cometer errores.

Sin embargo, en ese momento, sentía algo que perturbaba sus emociones, haciendo que su corazón tambaleara y que sus pasos se volvieran torpes.

Con el rabillo del ojo, vio cómo una sombra alta y alargada se acercaba cada vez más a él.

Presionó el botón del ascensor para subir y fijó su mirada en los números iluminados.

“Oye, ¿estás bien?” La voz de Pei Tingsong sonaba muy cercana.

Fang Juexia no respondió hasta que sintió que Pei Tingsong estaba a su lado. Sin girar la cabeza, miró fijamente hacia adelante.

“En todo lo que sabes, no hay nadie más.”

Pei Tingsong quedó momentáneamente desconcertado. Tardó unos segundos en reaccionar y entender que Fang Juexia estaba respondiendo a la primera pregunta que él había hecho, aquella que había dado por olvidada. Era algo que nunca habría esperado.

El “ding” del ascensor resonó cuando las puertas se abrieron. Fang Juexia entró primero. Al levantar la vista, se encontró cara a cara con Pei Tingsong. Sus ojos seguían siendo claros y sinceros.

La manzana de Adán de Pei Tingsong se movió de arriba abajo mientras tragaba, aún dudando.

“¿Ling Yi? ¿Y Cheng Qiang? ¿Ellos lo saben?” preguntó.

No es que no creyera en las palabras de Fang Juexia, pero le parecía poco probable. ¿Él sería el único? ¿Cómo podría ser posible?

Los segundos pasaban, uno a uno, como si cayeran en un abismo bajo el cable de acero. Fang Juexia dirigió su mirada más allá del hombro de Pei Tingsong, viendo a Cheng Qiang acercarse, y habló con calma y firmeza:

“Solo tú.”

Una vez que a alguien se le otorga un calificativo exclusivo, la sensación cambia de forma sutil.

Pei Tingsong sostenía un secreto en sus manos.

O, más bien, era él quien parecía estar atrapado por un secreto hermoso que lo tenía sujeto con fuerza.

Pei Tingsong, perdido en sus pensamientos, sintió una mano sobre su hombro.

“¿Qué haces ahí parado? ¿Por qué no entras?” La enorme cabina del ascensor del escenario estaba vacía, y Cheng Qiang murmuró mientras entraba: “Suban rápido, cámbiense de ropa y quítense el maquillaje. Los demás ya deben haber terminado casi todo.”

Fang Juexia, que tenía la cabeza levemente inclinada, levantó la vista. En el espejo del ascensor se reflejaba el rostro de Pei Tingsong, quien también lo estaba mirando fijamente. Por un momento, se arrepintió de haber respondido de manera tan impulsiva a aquella pregunta descartada, pero en su interior sabía que en ese momento quería hacerlo.

Es cierto que bajo la presión de una atmósfera tensa, uno puede actuar fuera de lo planeado.

En el reflejo del espejo, Fang Juexia vio la marca de nacimiento rojiza cerca de la comisura de su ojo, y no pudo evitar pensar en la “última frase” de Pei Tingsong.

El ritmo de su corazón volvió a salirse de lo normal. Fang Juexia respiró hondo, intentando corregir las anomalías de su cuerpo.

Cada persona tiene su propio conjunto de reglas de conducta.

Las reglas de Fang Juexia eran como una cadena bidireccional: seguía un patrón específico para evitar errores tanto como fuera posible, avanzando paso a paso hacia un objetivo predefinido. Cada vez que se producía un error, analizaba en reversa los puntos críticos que lo habían llevado al fallo. Era como resolver un problema de matemáticas: si el resultado estaba mal, retrocedía paso a paso hasta encontrar el error. Ese era su mecanismo de autorreflexión.

El ascensor se detuvo. Fang Juexia levantó la cabeza y vio, a través del espejo, a otra persona.

Desde que comenzó su carrera, cada vez que trazaba el origen de un error, el punto clave siempre llevaba a Pei Tingsong.

Él era impredecible, lleno de incertidumbres; cada uno de sus movimientos era un desencadenante potencial de problemas.

“Vamos, a hacer las maletas.”

Al día siguiente, asistirían a un evento en Shanghái. La gala benéfica también sería en Shanghái. Por lo que, después del concierto, viajaron en avión junto con el grupo senior y se hospedaron en un hotel en la ciudad. Antes, al dividir las habitaciones del hotel, se hacía al azar, con una única regla: separar a Pei Tingsong y Fang Juexia.

Sin embargo, esta vez Cheng Qiang repartió las llaves en el ascensor del hotel.

“Todos están en el mismo piso, también sus compañeros mayores. Aquí tienen: esta es para Ziyan y Ling Yi.” Le entregó la tarjeta a He Ziyan y luego se giró para darle otra a Jiang Miao. “Miao Miao y Lu Yuan comparten una habitación.”

La última tarjeta fue, naturalmente, para Fang Juexia.

“Aquí tienes. Es para ti y Xiao Pei.”

Fang Juexia tomó la tarjeta con el rostro tan inexpresivo como siempre, pero su corazón estaba inquieto. Durante los últimos dos años, nunca habían compartido una habitación. Y después de lo ocurrido al final del concierto, no había cruzado palabra con Pei Tingsong ni siquiera durante el vuelo.

Pero ahora tendrían que pasar la noche juntos en la misma habitación.

Los demás compañeros ya habían comenzado a bromear. Lu Yuan le dio un codazo a Pei Tingsong, que estaba escuchando música, ajeno a la situación.

“¡Vaya, hoy debe ser un día de buena fortuna!”

Pei Tingsong se quitó los auriculares, confundido.

“¿Qué?”

Ling Yi agitó la mano dramáticamente.

“¡No, yo quiero compartir habitación con Juexia!”

He Ziyan lo atrapó de inmediato, despeinándole el cabello.

“¿Yo no soy suficiente para ti, eh?”

Jiang Miao, viendo la cara de desconcierto del más joven, decidió aclararle:

“Qiang-ge dijo que tú y Juexia compartirán habitación esta noche.”

“¿Qué?” Pei Tingsong, completamente asombrado, miró a Cheng Qiang como si quisiera confirmar si eso era un error.

Cheng Qiang lo miró de reojo.

“¿Qué pasa? ¿No te parece? Juexia es el más tranquilo y ordenado para dormir de todos ustedes. Te estás sacando la lotería, muchacho. Hazme caso, yo tengo la última palabra aquí.”

La puerta del ascensor se abrió y todos salieron empujándose y bromeando, dejando a Pei Tingsong y Fang Juexia juntos. Pei Tingsong, casi por reflejo, sostuvo a Fang Juexia por un instante, pero rápidamente ambos se separaron.

“¡Estoy muerto de cansancio! ¡Voy a ducharme primero!”

“No hay nadie compitiendo contigo.”

“Qiang-ge, ¿crees que cuando la compañía gane más dinero podré quedarme una vez en la suite presidencial?”

Todos entraron a sus respectivas habitaciones, dejando solos a Pei Tingsong y Fang Juexia, quienes compartían la última habitación al fondo del pasillo.

El ambiente en el corredor se volvió instantáneamente silencioso, tanto que parecía que el aire comprimido los empujaba el uno contra el otro. Cada respiración parecía chocarse, y ambos se movían con cautela.

Fang Juexia pasó la tarjeta por la cerradura, abriendo la puerta. La habitación no era ni grande ni pequeña, con una ventana de piso a techo y dos camas grandes. No se diferenciaba mucho de las incontables habitaciones de hotel en las que ya había estado.

A pesar de ello, las palmas de Fang Juexia comenzaron a sudar.

“¿En qué lado quieres dormir?” preguntó.

“Cualquiera está bien.” Pei Tingsong echó un vistazo al baño y, empujando su maleta, eligió la cama junto a la ventana. “Me quedaré aquí.”

Había dejado libre el lugar que Fang Juexia acostumbraba a ocupar.

“Está bien” respondió Fang Juexia en voz baja, colocando su equipaje en el otro lado.

“¿Quieres bañarte primero o….?

“¿Prefieres ducharte primero?”

Ambos hablaron al mismo tiempo, deteniéndose a la vez.

Pei Tingsong jamás había experimentado un momento tan incómodo. Él no era de esas personas que se quedaban sin palabras; usualmente hacía o decía lo que quería. Pero ahora parecía estar atrapado, como si alguien sostuviera algo sobre él.

Era demasiado extraño, porque en realidad parecía que los roles estaban invertidos.

Rascándose la cabeza, dijo:

“Ve tú primero. Voy a buscar mi ropa.”

Pei Tingsong se sentó en el suelo, cruzando las piernas mientras abría su maleta de espaldas al baño. Fang Juexia aceptó la sugerencia y se metió al baño. Fue solo cuando comenzó a ducharse que notó, con un ligero retraso, que las paredes del baño eran de vidrio esmerilado y medio translúcidas. Las siluetas se podían distinguir vagamente.

Ahora entendía por qué Pei Tingsong se había girado deliberadamente antes de que él entrara.

El baño estaba demasiado caliente. El vapor denso y sofocante mareaba a Fang Juexia. De pie bajo la ducha, con el agua corriendo sobre él, apoyó la mano contra la pared, su mente inundada con la escena bajo la plataforma del concierto. Intentaba no pensar en ello, pero su cerebro parecía empeñado en desobedecer.

Mientras tanto, Pei Tingsong estaba de espaldas al baño. Aunque decía estar “arreglando su ropa”, en realidad no tenía muchas cosas en la maleta. Pero la ventana de piso a techo reflejaba el pequeño baño de vidrio en el fondo. A través del reflejo, combinado con la noche brillante de Shanghái, parecía una especie de caja de Pandora.

De repente, se escuchó un fuerte golpe en la puerta de la habitación.

“¿Quién es?” gritó Pei Tingsong.

“¡Xiao Pei, abre la puerta rápido!”

Reconoció la voz de Ling Yi y, suspirando, se levantó apresurado. Al dirigirse hacia la puerta, inevitablemente vio una silueta alta y delgada reflejada en el vidrio empañado por el vapor.

“¿Qué pasa?” preguntó a través de la puerta.

Entonces escuchó a Lu Yuan:

“¡Es algo importante! Abre ya.”

¿Habían venido todos? Pei Tingsong abrió la puerta, y varios de ellos entraron como una estampida, como si fueran cachorros liberados después de comer. Pei Tingsong se apresuró a detenerlos, apoyándose en el marco de la puerta para bloquearlos con el brazo.

“¿Qué están haciendo?” preguntó, mientras notaba que Ling Yi sostenía su teléfono frente a él, apuntándole para grabarlo.

“¡Gran líder! ¿Qué le pasa ahora?” Ling Yi respondió con naturalidad, girando el teléfono hacia sí mismo para activar la cámara frontal. “¡Estoy en live!”

“¡Xiao Pei, saluda a todos!”

“Parece que está un poco trabado.”

“Debe ser el internet. Aquí no funciona bien, ¿verdad?”

¿Live?

Fang Juexia todavía estaba duchándose. Si estos chicos entraban y grababan, el baño translúcido iba a causar un desastre.

Sin pensarlo dos veces, Pei Tingsong intentó cerrar la puerta, pero He Ziyan y Lu Yuan lo agarraron por los brazos.

“¿Qué te pasa?” preguntó Lu Yuan con una sonrisa burlona. “¿Por qué tan sospechoso?”

“¿Quién está siendo sospechoso?” dijo Pei Tingsong deliberadamente en voz alta, esperando que Fang Juexia, dentro del baño, pudiera escuchar algo. “Es tarde en la noche, ustedes tal vez no quieran dormir, ¡pero yo sí!”

“Definitivamente hay algo raro aquí” dijo Lu Yuan mientras él y He Ziyan intentaban entrar a la fuerza. Ambos se abalanzaron hacia la puerta, pero Pei Tingsong seguía resistiéndose, hasta que una voz fría sonó detrás de él.

“¿Qué están haciendo?”

Pei Tingsong giró rápidamente.

¿¡Realmente salió!?

“¡Cof!” tosió, tratando de disimular su nerviosismo. Soltó los brazos con los que había estado defendiendo la puerta y explicó: “Nada. Solo estaban intentando hacer una transmisión en vivo.”

“Igual se estaba trabando” dijo Ling Yi con fastidio, cerrando la aplicación del live stream. “Ahora ya ni intentan entrar. Qué raro eres, Pei Xiao Liu. 

Fang Juexia salió del baño con una toalla en la cabeza. Vestía un pijama amplio y cómodo, y aún se veía el vapor del agua caliente sobre su piel, que estaba ligeramente enrojecida.

“San San dijo que vayamos a su habitación a jugar, ¿vienes?” preguntó He Ziyan.

San San, cuyo verdadero nombre era Shang Sirui, era su senior y uno de los artistas más populares de la agencia. Desde que había participado en el programa Escape Alive From Heaven, su fama había crecido exponencialmente. Cuando Fang Juexia era solo un aprendiz, Shang Sirui siempre lo había ayudado y era conocido por su personalidad optimista y animada.

“Claro” respondió Fang Juexia con una sonrisa. Secándose el cabello, dejó la toalla en el baño y siguió a los demás hacia la habitación de Shang Sirui.

La puerta de la habitación de Shang Sirui estaba entreabierta. Vivía solo, y al escuchar las pisadas, salió corriendo para recibirlos.

“¡Por fin llegaron!” exclamó, agarrando a Fang Juexia del brazo. “Pensé que no ibas a venir. ¿Qué pasa? ¿Te bañaste rápido o qué?”

“Sí, me duché en cuanto llegué a la habitación” respondió Fang Juexia con naturalidad, entrando con una sonrisa en el rostro.

La sonrisa de Fang Juexia era tan deslumbrante que, Pei Tingsong que lo seguía, comenzó a sentirse incomodo.

Después de hacer tanto por él, de cubrirles sus secretos, de defenderlo de estos chicos molestos… ¿Y él? En cambio, sonríe así de feliz con otra persona.

En la alfombra detrás de la cama de Shang Sirui había una gran cantidad de comida.

“Su gege pidió todo esto en secreto” dijo Shang Sirui. “Ni se les ocurra decírselo a Qiang-ge, o me acusará de malcriarlos.”

“¡Aaaah, hay mo cai! ¡Amo el mo cai!” gritó Ling Yi emocionado.

“¡Y también hay cerdo agridulce!” añadió Lu Yuan con entusiasmo. “¡A comer!”

“Sabía que Juexia no puede comer picante” dijo Shang Sirui mientras apartaba varios contenedores. “Así que pedí muchos bocadillos y también sushi para Miao Miao y barbacoa para Ziyan.”

“Gracias” dijo Fang Juexia con otra sonrisa.

Pei Tingsong, distraído mirándolo, ni siquiera notó que Jiang Miao le estaba entregando un par de palillos. Shang Sirui le alcanzó una caja de comida.

“¿Xiao Pei? Te pedí pizza. Sé que te gusta.”

“Ah, gracias, gege” respondió Pei Tingsong, aceptando la pizza sintiéndose un poco culpable por sus pensamientos anteriores.

“Han trabajado duro, han practicado mucho para nuestro concierto” dijo Shang Sirui mientras repartía la comida y cerraba la puerta con llave. “Los otros miembros querían venir, pero están muy metidos en sus videojuegos. Han estados muy ocupados con los conciertos que rara vez podían divertirse, así que nos dijeron que empezáramos sin ellos.”

Fang Juexia tomó una bola de masa de camarones y se la metió en la boca. Cuando levantó la vista, vio a Pei Tingsong, que ahora tenía un poco de salsa en la boca.

Y como siempre, Pei Tingsong lo notó de inmediato y giró la cabeza para mirarlo directamente.

Fang Juexia señaló la esquina de su propia boca, tratando de indicarle.

“¿Qué te pasa en la boca?” preguntó Pei Tingsong, sin entender.

Con un suspiro, Fang Juexia tomó una servilleta y murmuró:

“Tienes salsa en la boca.”

“¡Vamos, ayúdalo a limpiarse!” dijo Shang Sirui, sentado junto a Fang Juexia. Tiró del brazo de este último y presionó su mano contra la boca de Pei Tingsong, limpiando la salsa.

“Así se hace. Los compañeros deben cuidarse entre sí” bromeó Shang Sirui, adoptando una actitud de hermano mayor mientras sacaba una botella de licor debajo de la cama. “Es sake, perfecto para compartir. ¡Un trago cada uno!”

“Sabía que algo faltaba, típico de ti, el borracho San San” bromeó He Ziyan.

“No bebas mucho” advirtió Jiang Miao. “Mañana tenemos un horario.”

“No pasa nada. Todos tenemos buena tolerancia” dijo Lu Yuan. “Además, Xiao Pei ya es mayor de edad.”

“¡Hace rato que soy mayor de edad!” protestó Pei Tingsong. “Acabo de cumplir veinte.”

“Veinte años, impresionante. Ya no eres un adolescente” bromeó Shang Sirui, sirviendo el sake y aplaudiendo. “Nunca más tendrás una edad que comience con 1”.

Fang Juexia no pudo evitar reír. Distrayéndose por un momento, aceptó la copa que Shang Sirui le dio y bebió de un solo trago.

Al no tener experiencia con el alcohol, el licor le irritó la garganta y comenzó a toser.

“Despacio, ¿estás bien? Come algo” le dijo Jiang Miao, pasándole una servilleta.

“¡Qué grande, Juexia!” dijo Lu Yuan, abrazándolo por los hombros. “¡bebiendo como un verdadero hombre de Shandong!”

Fang Juexia se metió un bollo de crema en la boca para aplacar el ardor del alcohol. Justo cuando llenó sus mejillas, levantó la vista y vio a Pei Tingsong aguantando la risa. Finalmente entendió por qué Pei Tingsong se reía cada vez que hablaba con él, quería decir algo pero no podía.

Masticando con esfuerzo el bollo de crema, Fang Juexia escuchaba en silencio las charlas del grupo. Shang Sirui tenía una gran tolerancia al alcohol; bebió más de media botella y seguía como si nada.

De pronto Ling Yi recordó algo.

“Oye, San San, ¿vas a grabar pronto? ¿Cuándo sale la segunda temporada de Escape Alive From Heaven?

Shang Sirui agitó la mano. “Ni lo menciones. Dijeron que íbamos a grabar, pero ¿recuerdan a la chica de la temporada pasada? Se casó de repente hace poco y ahora está de luna de miel en el extranjero, así que no puede grabar.”

Jiang Miao asintió. “Ah, sí, sin una persona es complicado.”

“No es solo una persona” añadió Shang Sirui. “El programa tendrá un cambio de formato esta vez, quizá haya más participantes. Invitar a los invitados ya es complicado, y ya saben lo difícil que es este programa.” Tosió un poco y bajó la voz. “No le digan a nadie, pero hubo una estrella muy famosa que contactó al equipo del programa. Por supuesto, no lo rechazaron, pero puso una condición.”

Pei Tingsong lo adivinó al instante. “¿Pidió bajar la dificultad, cierto?”

“Exacto” Shang Sirui asintió varias veces. “Además, exigió un guion y que le dieran el rol de “killer”. Los guionistas se negaron rotundamente, diciendo que si lo hacían así, preferían no escribir nada. Naturalmente, el equipo del programa no iba a sacrificar su reputación por un invitado, así que todo quedó en nada.”

A Fang Juexia le pareció gracioso. Él había sido obligado a participar en un reality show poco adecuado para él, terminando como un adorno sin importancia en Un brote de ciruelo. Además, tuvo que soportar las amenazas del subdirector. Pero esta persona, por otro lado, buscó activamente participar en un programa poco adecuado y usó su fama como ficha de negociación.

Todos hacían cosas que no les convenían. El mundo era como un engranaje desajustado que forzaba su movimiento hasta que algo salía mal.

“¿Quién era esa estrella?” Lu Yuan tenía una expresión de espectador curioso típica. “¿Lo conocemos?”

Shang Sirui, algo ebrio y con menos reservas debido a su cercanía con ellos, confesó:
“Sí, lo conocen. No solo lo conocen, también hay algo de mala sangre con él.” Tras decirlo, miró directamente a Fang Juexia.

Fang Juexia reaccionó de inmediato. Y no solo él; los demás también lo entendieron.

Aunque Pei Tingsong y Fang Juexia no eran tan cercanos, viendo las expresiones de los demás, pudo deducir que se trataba probablemente de alguien de la empresa A-star, con quien Fang Juexia tenía disputas. Quizás un miembro del grupo Qiyao, en el que él no pudo debutar.

¿El más popular de Qiyao? Pei Tingsong pensó un momento: ¿el centro que siempre promocionaban?

Cuando volvió a prestar atención, los demás ya habían cambiado de tema. Fang Juexia estaba tranquilo, como si el comentario de la “mala sangre” no lo hubiera afectado en absoluto. Luego comenzaron a jugar a beber, evitando el juego favorito de Fang Juexia (saltar los números con siete). Esto hizo que él perdiera constantemente, bebiendo sin parar hasta que se acabó el licor y empezó a hablar menos.

Los ojos de Pei Tingsong no se apartaban de él. Aunque Fang Juexia parecía estar bien, sin rubor ni fatiga, había algo extraño.

Cuando Fang Juexia mordió un bollo líquido, giró la cabeza y, de repente, le sonrió a Pei Tingsong.

No era una sonrisa normal; era una sonrisa tonta y dulce.

Definitivamente algo no estaba bien.

De pronto, el teléfono de Shang Sirui vibró. “¡Demonios! ¡Yang-ge viene a buscarme!”

Yang Ge era su mánager. Los demás se levantaron de inmediato.

“Entonces… ¡mejor nos vamos!”

“¡Yo también le tengo miedo a Yang Ge!”

“¡Agarra tu ropa rápido!”

“¡Apúrense y recojan esto!”

“¿Maldición, Por qué viene de repente?” Shang Sirui comenzó a limpiar la comida del suelo y, aunque quisieron ayudarlo, los detuvo. “Ustedes váyanse, si no llegan a tiempo, él los regañará. Yo puedo encargarme.”

Así terminó apresuradamente su amigable reunión nocturna. Pei Tingsong observó cómo Fang Juexia, apoyándose en la cama, se levantaba con firmeza.

Pero cuando empezó a caminar, sus movimientos lo delataron: caminaba de manera torpe, moviendo brazo y pierna del mismo lado.

Todos escaparon apresuradamente, sin notar lo extraño que estaba Fang Juexia. Como compañero de cuarto temporal, Pei Tingsong se vio obligado a encargarse de él. Lo sostuvo por el brazo y lo ayudó a salir.

Tras muchas dificultades, llegaron a su habitación. Cerraron la puerta, colocaron la tarjeta y, antes de encender la luz, escucharon un fuerte golpe.

“¡Ay, me duele…!”

Al encender la luz, vio a Fang Juexia agachado contra la pared, con la cabeza enterrada, quejándose.

Pei Tingsong intentó levantarlo, pero Fang Juexia estaba como un avestruz, abrazando sus rodillas y escondiendo la cabeza. Parecía un pequeño ovillo cerrado.

“Tu tolerancia al alcohol es pésima. ¿No sabes medir cuánto puedes beber? Te dan un trago y simplemente lo aceptas” dijo Pei Tingsong, mientras intentaba deshacer esa “bola” y levantarlo del suelo. Pero Fang Juexia, borracho, se había vuelto sorprendentemente fuerte y no se dejaba mover.

La situación era tan ridícula que Pei Tingsong se sintió como el conejo torpe de una canción infantil, luchando por sacar un obstinado rábano blanco del suelo.  

Traducido por 21Rb_BINGQIU
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