« Capítulo 32: Corrientes Subterráneas »

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Pei Tingsong se levantó rápidamente del cuerpo de Fang Juexia en cuanto escuchó un “ding”. Era el sonido de la puerta abriéndose.

“¡Carajo! ¿Cómo demonios consiguieron una tarjeta de nuestra habitación?” Pei Tingsong no tuvo tiempo de empujar a Fang Juexia, así que corrió apresurado a la cama de este último.

Fang Juexia se quedó mirando el techo, completamente inmóvil en la misma posición que antes, hasta que Ling Yi entró acompañado del camarógrafo.

“¡Sorpresa!” Ling Yi saltó mientras entraba. “¡Es hora de anunciar al Rey de los Dormilones del grupo!”

Pero esto no era lo que esperaba.

Imaginaba que Pei Tingsong estaría profundamente dormido, roncando con la cabeza hundida en las almohadas. Sin embargo, el pequeño tirano estaba sentado ordenadamente en la cama, con un cojín sobre su abdomen, una sonrisa falsa de “estoy trabajando” en el rostro y las manos cruzadas encima, como una versión masculina de una ridícula copia de La Mona Lisa.

“Morning.”

El perfecto inglés americano de Pei Tingsong le dio a Ling Yi la impresión de haberse equivocado de programa. Todo era demasiado raro. Conociendo el temperamento habitual de Pei Tingsong, este ya debería haberlo echado de la habitación con un par de almohadas volando, y ahora estaba saludando educadamente. ¿Acaso estaba poseído?

Por otro lado, Fang Juexia, al ver entrar a Ling Yi, se envolvió en su edredón como si fuera un tamagoyaki y rodó de un extremo de la cama al otro.

Esto no tenía sentido. ¿Por qué había una atmósfera tan extraña…?

Ling Yi, siempre listo, notó rápidamente que algo no cuadraba. Pensó que quizás habían discutido, pero ¿Qué podían haber peleado tan temprano por la mañana?

Se aclaró la garganta y, levantando el cuello de su pijama como si fuera un walkie-talkie, dijo:
“Unidad 01, Unidad 01, misión de ataque sorpresa completada. No se detectaron dormilones, nos dirigimos a la siguiente habitación. ¡Cambio y fuera!”

“Espera.” Pei Tingsong levantó la barbilla. “¿De dónde sacaste una tarjeta para nuestra habitación?”

Ling Yi puso una cara de “estaba esperando que lo preguntaras” mientras se sentaba en el borde de la cama. Con un aire de apostador profesional, sacó tres tarjetas y arqueó las cejas.

“Todas me las dio Qiang-ge.”

¿Pero qué clase de situación era esta…?

Por poco y los atrapaban en pleno acto.

Pei Tingsong rodó los ojos. “Sal de aquí, quiero dormir un rato más.”

“¿No vas a desayunar?” Ling Yi intentó quitarle el cojín, cambiando de actitud en un abrir y cerrar de ojos. “Xiao Pei, vamos a desayunar.”

El único cojín que le daba algo de dignidad estaba a punto de ser retirado por Ling Yi, así que Pei Tingsong obviamente no lo permitió.

“No tengo hambre, ve tú solo. Estoy muerto de sueño.” Dicho esto, se metió bajo las sábanas fingiendo dormir. “¡Recuerda cerrar la puerta al salir!”

Qué extraño.

Con el camarógrafo detrás, Ling Yi no podía insistir mucho, temiendo que si seguía husmeando se tropezaría con algún gran secreto. Como persona astuta, no permitiría que algo así pasara bajo su supervisión.

“Está bien, igual ya completé mi misión sorpresa. ¡Objetivo cumplido!” Ling Yi se levantó de la cama, pero notó algo inesperado: al destaparse, Pei Tingsong dejó al descubierto una camiseta que Fang Juexia había usado anoche mientras bebía.

Esto no tenía sentido. ¿Por qué estaba la ropa de Juexia en la cama de Xiao Pei?

Mientras Ling Yi trataba de resolver el misterio, sus ojos, tan agudos como los de Antonie van Leeuwenhoek, detectaron otro detalle aún más extraño.

Al lado de la almohada de Fang Juexia estaba el teléfono de Pei Tingsong. El llamativo estuche púrpura no dejaba dudas de quién era.

Carajo. ¿Acaso había descubierto un gran secreto?

Con una mezcla de emoción, euforia y miedo, Ling Yi rápidamente sacó al camarógrafo de la habitación, cerrando la puerta con cuidado.
“¡No se queden demasiado dormidos, eh!”

Su pequeño corazón latía acelerado. Solo pensaba en terminar las grabaciones y correr a compartir el impactante secreto que acababa de descubrir en el chat grupal de los cuatro, asegurándose de que todos disfrutaran de este chisme jugoso hasta saciarse.

Cuando los pasos y la voz de Ling Yi se desvanecieron, y estuvo seguro de que no regresaría, Pei Tingsong se destapó y bajó de la cama de Fang Juexia. De paso, tomó la camiseta y la lanzó frente a Fang Juexia, quien seguía dándole la espalda.

Fang Juexia seguía molesto, envuelto en su edredón sin siquiera asomar la cabeza. Pei Tingsong se sentó al borde de la cama, sintiéndose nuevamente atrapado en la incómoda situación de la noche anterior, sin saber cómo resolverlo.

“Oye, Fang Juexia, ¿en serio no recuerdas lo que pasó anoche?” Pei Tingsong no podía creerlo. Alguien que no conociera la situación pensaría que estaban actuando en un drama televisivo. “¿De verdad no recuerdas nada?”

Fang Juexia destapó la cabeza de golpe y lo miró fijamente sin decir una palabra. Su tono volvió a ser el frío y distante de siempre, completamente diferente al comportamiento adorable y despreocupado de la noche anterior.

“No trates de engañarme.”

“¿Engañarte? Pei Tingsong estaba tan frustrado que soltó una risa irónica, con una expresión que parecía la de una esposa abandonada. “¿Sabes lo que me hiciste anoche? ¿Quién fue el que estuvo gimoteando sin parar, al que tuve que consolar y abrazar para que pudiera dormir? Antes de que te durmieras, no tuve ni un solo segundo de descanso, ¿lo sabías? Y ahora despiertas y ni me reconoces. Fang Juexia, realmente no tienes corazón.”

Fang Juexia, envuelto en las sábanas, entrecerró los ojos, escéptico ante cada palabra de Pei Tingsong.

“Eso es imposible.”

“¡Bien! Parece que tengo que sacar las pruebas grandes.” Pei Tingsong, furioso, sentía que sus pulmones iban a explotar. “¿Sabes lo que es recibir una bofetada? Hoy te haré experimentar cómo se siente.”

Dicho esto, Pei Tingsong agarró su teléfono que estaba bajo una esquina de la almohada, buscó la grabación de la noche anterior y, con decisión, se montó a horcajadas sobre Fang Juexia, quien seguía envuelto como un tamagoyaki.

“Soy un genio, sabía que negarías todo, así que…”

¡Ding!

El sonido de la puerta abriéndose otra vez lo interrumpió.

“¡Yo entro primero!”

“¡Shh, shh, shh!”

“¡No me empujes, se me cayó la chancla!”

Pei Tingsong, sosteniendo su teléfono y aún encima de Fang Juexia, volteó la cabeza para ver a los otros cuatro miembros del grupo entrando a la habitación con caras de confusión absoluta.

“Ehh…” Ling Yi, con una zapatilla en la mano, tenía una sonrisa nerviosa en el rostro. “Solo venimos a ver si estaban bien… por si acaso, ya sabes… ¿peleando?”

Pei Tingsong dejó escapar una risa sin alma.

“¿Peleando? ¿En la cama?”

Con eso, se bajó de Fang Juexia y miró a los intrusos.

“¿Están satisfechos con lo que vieron?”

“Tsk, mal momento.” He Ziyan se rascó la barbilla. “Deberíamos haber entrado más tarde.”

Lu Yuan chasqueó los dedos. “Si esperábamos más, ¿no habrían terminado ya?”

Jiang Miao tosió dos veces, advirtiéndolos.

Ling Yi: “¿Tan rápido? No lo creo.”

Dos almohadas volaron hacia los cuatro intrusos.

“¡Fuera, fuera, fuera!” Pei Tingsong rodó los ojos con fuerza. “¿Cómo terminé con compañeros de grupo como ustedes? Esto es demasiado.” Luego se levantó de la cama, tomó su teléfono y se dirigió al baño.

Ling Yi se acercó rápidamente a Fang Juexia con una actitud servicial.

“¿Estás bien, Juexia? En realidad… el líder vino a traerte medicina para la resaca, y bueno, todos decidimos acompañarlo.”

“Estoy bien, solo me duele un poco la cabeza.” Fang Juexia se sentó, se puso la camiseta y, después de lavarse, bajó con los demás a desayunar. El equipo de grabación del reality show también los siguió para capturar su visita al buffet.

En el camino, Pei Tingsong y Fang Juexia no tuvieron oportunidad de estar a solas, y durante el desayuno, incluso se sentaron lejos el uno del otro. Todos charlaban y bromeaban, y al terminar, Cheng Qiang los llevó con sus estilistas para comenzar con sus peinados.

Tal vez porque sabían que el evento de caridad de esa noche tendría mucha repercusión, por la mañana, una revista había publicado un video de una entrevista previa con Pei Tingsong y Fang Juexia, destacando algunas preguntas clave. En poco tiempo, el hashtag #DefiniciónDeIdolsTingsongYJuexia se convirtió en tendencia en las búsquedas calientes.

El contenido de la entrevista, por naturaleza, generaba debate, lo que provocó una amplia discusión pública. Por primera vez, los dos, conocidos por sus impresionantes escenarios y apariencias impecables, fueron reconocidos por otras cualidades fuera de lo superficial.

Hubo un número considerable de personas que se convirtieron en nuevos fans, e incluso algunos cambiaron su percepción sobre el rol de los idols. Por supuesto, también aparecieron cuentas de marketing que afirmaban que las respuestas habían sido preescritas y que esto era una estrategia típica de la revista para promocionarlos. En cualquier caso, los comentarios positivos y las críticas sin fundamento se enfrentaron, lo que elevó la popularidad del tema de manera inusual.

Los dos protagonistas en el centro de esta tormenta mediática estaban en el camerino, escuchando a Cheng Qiang darles instrucciones sobre la gala de esa noche, con sus palabras girando una y otra vez como una rueda. Eran plántulas, que acababan de alcanzar una popularidad recién brotada en este círculo, y nada era estable. Había demasiada gente mirándolos, y si no tenían cuidado, su reciente popularidad ganada con tanto esfuerzo sería aplastada sin piedad. Este era el círculo del entretenimiento.

“Recuerden que en la foto grupal final deben ceder el espacio a los veteranos. Por nada del mundo intenten adelantarse, incluso si eso significa que les tapen la cara. Nunca intenten quedarse con el centro, es el tipo de controversia que no necesitamos.”

Ling Yi asintió con exageración.

“Lo—te—ne—mos—clarísimo.”

Jiang Miao agregó:

“No te preocupes, yo me encargaré de guiarlos.”

Fang Juexia no dijo nada, ni tampoco prestó mucha atención a las palabras de Cheng Qiang. El dolor de cabeza había disminuido un poco gracias a la medicina, pero seguía sin recordar lo que había ocurrido la noche anterior. Sin embargo, tenía la vaga sensación de que algo había pasado; de lo contrario, no habrían despertado abrazados.

¿Acaso había perdido el control después de beber y había hecho algo que no debía con Pei Tingsong?

Aunque, pensándolo bien, Pei Tingsong era alto y fuerte, y si realmente Fang Juexia hubiera intentado algo, las probabilidades de éxito no eran muy altas.

Su mente estaba hecha un caos, incapaz de enfocarse en otras cosas. Era extraño, porque sabía que tenía trabajo que hacer, pero seguía atrapado en los pensamientos de la noche que pasó con Pei Tingsong. Esto no se parecía en nada a él en absoluto.

[“¿Sabes lo bien que te portaste anoche?”]

[“Ahora te haces el ofendido.”]

Las palabras de Pei Tingsong resonaban una y otra vez en su cabeza, y cuanto más las analizaba, menos sentido tenían. Fang Juexia masajeó el punto de acupresión en sus ojos y cerro los párpados, buscando desesperadamente algún recuerdo.

“Hoy podríamos peinarle el cabello hacia arriba a Juexia,” sugirió el estilista mientras trabajaba en su cabello. “la línea de su cabello es bonita y hará que sus facciones destaquen más.”

“¿Deberíamos cubrir la marca de nacimiento?”

Fang Juexia iba a decir que no importaba, pero Pei Tingsong se adelantó.

“¿Por qué cubrirla? No es un defecto.”

Fang Juexia miró su reflejo en el espejo, luego echó un vistazo a Pei Tingsong, quien, con el peinado terminado, escuchaba música con la cabeza baja.

“Entonces no la cubran,” dijo Fang Juexia con una ligera sonrisa para la estilista.

El vestuario del grupo estaba coordinado en trajes blancos. Había pequeñas diferencias en el diseño: Fang Juexia llevaba un frac blanco, mientras que Pei Tingsong lucía un traje de tres piezas con chaleco y un saco largo. Debido al apretado horario, una vez que terminaron con el peinado y maquillaje, se dirigieron directamente al lugar del evento en coche.

Cuando se abrió la puerta del auto, el líder del grupo fue el primero en bajar. Los gritos de las fans a ambos lados de la alfombra roja explotaron de inmediato, llamando sus nombres con entusiasmo.

Fang Juexia ajustó su chaqueta antes de salir del auto, seguido de Pei Tingsong. Caminaban por la alfombra roja paso a paso hacia el panel de firmas del evento. Los seis miembros se alinearon y sonrieron para las cámaras.

“¡Bienvenidos, bienvenidos al popular grupo masculino Kaleido!”

Las voces de las fans casi ahogaban la del anfitrión. La caminata por la alfombra roja se sintió interminable, y Fang Juexia recordó un evento de premiación de música en su primer año tras debutar. En aquella ocasión, llegaron temprano al lugar del evento, pero los mantuvieron esperando mientras actores, cantantes y otros grupos que habían debutado el mismo año pasaban primero.

Cuando finalmente les permitieron caminar por la alfombra roja, apenas quedaban fans a los lados, y hasta los fotógrafos contratados se habían marchado. Apenas tuvieron tiempo de presentarse antes de garabatear sus nombres en un panel de firmas abarrotado y terminar aquel acto que aplastó su autoestima.

“Esta es la primera vez que Kaleido asiste a esta gala de moda y caridad, ¿cierto?” dijo el anfitrión con una sonrisa incómoda, mientras trataba de superar el volumen de los fans. “¡La energía de todos es increíble! ¿Qué tal si les damos un saludo?”

Jiang Miao contó hasta tres, y todos alzaron la mano al unísono.

“¡Hola a todos, somos Kaleido!”

“¿El look de hoy es de príncipes de cuento?” bromeó el anfitrión masculino.

Jiang Miao manejaba las preguntas del anfitrión con facilidad. Esta vez, estaban recibiendo una atención sin precedentes: tenían el privilegio de ser los primeros en firmar un panel en blanco y posar ante un sinfín de flashes que buscaban captar la mejor foto de ellos.

Después de entrar al lugar del evento, los guías los condujeron hacia la zona del banquete. Aún quedaba tiempo antes de que comenzara oficialmente, y les asignaron un número específico en la mesa redonda, una para seis o siete personas, perfecta para acomodar a todos los miembros de Kaleido.

La iluminación del salón era tenue, con las luces enfocadas en el escenario. Fang Juexia, casi por instinto, fijó su atención en Jiang Miao, que caminaba frente a él. Las mesas y sillas estaban dispuestas de forma apretada, con pasillos estrechos y sinuosos.

La visibilidad era baja, y Fang Juexia avanzaba con cautela. Sin embargo, no notó que una silla estaba desalineada de las demás, ocupando un lugar en el camino.

No podía verla con claridad.

Cuando dio el siguiente paso, una mano le sostuvo la cintura, desviándolo ligeramente de su trayectoria.

Evitó el obstáculo con precisión.

Sin embargo, esa mano no se retiró de inmediato. Sobre el frac blanco que marcaba su cintura, los dedos largos y elegantes descansaron de forma natural, como si siempre hubieran estado destinados a estar ahí.

Es natural que las personas sientan un escalofrío de emoción ante lo desconocido.

Pero Fang Juexia sabía exactamente quién estaba detrás de él.

Y, aun así, su corazón latió desbocado por esa única certeza.

En medio de la penumbra, su corazón latía con claridad, como una luciérnaga que titilaba entre la oscuridad, empujándolo con firmeza hacia adelante.

“Llegamos.” Jiang Miao revisó el número de mesa. “Todos, tomen asiento.”

Todos se sentaron, ocupando sus lugares asignados. Fang Juexia terminó sentado junto a Pei Tingsong. El lugar no estaba silencioso; los miembros del staff y otros artistas seguían moviéndose y tomando sus asientos.

Fang Juexia no lo miró y habló en voz baja:

“No necesitas ayudarme.”

El tono era tan frío que incluso él mismo lo percibió, pero no podía decir otra cosa. Le había confesado su secreto a Pei Tingsong porque no le quedaba otra opción, porque ya había sido descubierto. Pero nunca esperó que ese defecto le trajera algunas atenciones especiales, algo que detestaba profundamente.

No era inseguro. Nunca había tenido un solo día de su vida en el que se sintiera menos por ello.

Era normal. Como todos los demás.

Y, por lo tanto, no necesitaba ser tratado de forma diferente.

Pei Tingsong sonrió y tomó una copa que estaba en el centro de la mesa, le sirvió un poco de agua con gas, vertiéndola cuidadosamente antes de colocarla frente a Fang Juexia. Mientras se inclinaba brevemente hacia él, habló en voz baja:

“No te estoy ayudando a ti, me estoy ayudando a mí mismo.”

“Sé que eres fuerte y no me necesitas.” La luz brillante del escenario iluminaba su perfil. “Pero yo necesito un compañero para el fanservice.”

“Así que, por favor,” lo miró con una sonrisa ligera, “déjame un poco de espacio para actuar.”

Fang Juexia apartó la mirada.

Su corazón comenzó a latir aún más rápido, como si una mano invisible hubiera entrado en su pecho y empezara a mover las manecillas del pequeño reloj dentro de él, forzándolo a romperse, a perder el ritmo.

Bebió el agua frente a él, intentando mantener una apariencia de calma.

Al levantar la mirada de nuevo, vio pasar a un grupo de artistas vestidos con trajes negros combinados, todos ellos caras familiares.

“¿Los de Qiyao están sentados al lado?” murmuró Ling Yi en voz baja.

Pei Tingsong, al escucharlo, apoyó su barbilla en la mano y miró en esa dirección. Uno de ellos, con el cabello teñido de un rubio ceniza, parecía estar saludándolos con entusiasmo, agitando la mano con una sonrisa social perfectamente ensayada.

Liang Ruo. Pei Tingsong repitió mentalmente aquel nombre, tan insípido como la persona misma.

Estaba claro que el saludo iba dirigido a Fang Juexia.

Pei Tingsong giró la cabeza hacia él, solo para ver que Fang Juexia mantenía su compostura habitual. Con una sonrisa educada, devolvió el saludo con un ligero movimiento de cabeza.

Era un gesto puramente cortés, y Pei Tingsong lo sabía bien. Sabía, además, que Fang Juexia no era realmente así. Él podía emocionarse, enfadarse, ser sarcástico y hablar de sueños con ojos brillantes. También podía depender de los demás cuando los necesitaba.

Esa era la versión de Fang Juexia que ninguno de los demás conocía.

Pero luego pensó que, después de todo, él solo conocía a Fang Juexia desde hacía dos años, y su relación real era de apenas un mes. ¿Qué tanto podía decir que lo conocía?

Bajó la cabeza, sacó su teléfono y escribió un mensaje.

No pasó mucho tiempo antes de que el teléfono de Fang Juexia vibrara. Miró la pantalla con curiosidad.

[Kaleido Pei Tingsong: ¿No querías saber qué pasó anoche? Escúchalo tú mismo.]
[Kaleido Pei Tingsong: Compartir grabación.]

¿Eso era lo que él llamaba “pruebas”?

Sin audífonos a mano, Fang Juexia pensó un momento, se quitó el saco y se levantó.

“Miao-ge, voy al baño,” le dijo al líder del grupo.

“Está bien, ve,” respondió Jiang Miao, añadiendo: “Creo que está por esa puerta.”

Fang Juexia asintió y salió sin mirar a Pei Tingsong ni una sola vez.

Pei Tingsong, obviamente, no estaba contento. ¿Por qué, cada vez que le enviaba un mensaje, Fang Juexia terminaba yéndose al baño? Pero no podía simplemente seguirlo, así que se sirvió otro vaso de agua y lo bebió de un trago.

“Nunca imaginé que terminaríamos sentados junto a Qiyao,” comentó Ling Yi con un tono sarcástico.

Jiang Miao le hizo un gesto para que no continuara, y Ling Yi bajó la cabeza, fingiendo que no había dicho nada.

No era la primera vez que Kaleido tenía algún roce con Qiyao. En una entrega de premios a finales de su año de debut, Kaleido había conseguido originalmente una oportunidad para actuar, pero el día anterior, les notificaron que el programa había cambiado y que su actuación sería cancelada.

Aunque ya no tenían tiempo en el escenario, aún tuvieron que asistir. Los seis jóvenes del grupo se sentaron entre el público y vieron cómo sus tres minutos de canto y baile se reducían a nada, mientras Qiyao presentaba una secuencia de trece minutos.

Sabían que no podían hacer nada. En este mundo, quien tiene más fama tiene la última palabra.

Fue en esa entrega de premios que Pei Tingsong sintió por primera vez cómo su orgullo era pisoteado. Recordó lo que su padre le había dicho:
“Tu visión del mundo es demasiado idealista. Deberías ver cómo es la vida de la gente común, lo que significa ser insignificante.”

El lugar se estaba llenando de más estrellas, y Liang Ruo, de Qiyao, se levantó de su asiento y se dirigió hacia la puerta por donde había salido Fang Juexia.

“No puedo soportar que Liang Ruo actúe como si nada hubiera pasado y aún se atreva a sonreírle a Juexia,” murmuró Ling Yi, incapaz de contenerse después de un momento de silencio. Aunque habló en voz baja, Pei Tingsong lo escuchó.

“¿Qué hizo?” preguntó Pei Tingsong, frunciendo el ceño.

Lu Yuan giró su vaso entre las manos. “Liang Ruo no tiene el nivel de un aprendiz superior del grupo A-star. Que él debutara mientras Juexia fue expulsado, y encima como el centro del grupo, no tiene sentido.”

“Y lo más curioso,” agregó He Ziyan mientras se recostaba en la silla, observando las reacciones de los demás miembros de Qiyao, “es que no parecen llevarse tan bien en su grupo.”

Ling Yi pareció recordar algo. “Oh, cierto, antes de nuestro debut, Liang Ruo fue a buscar a Juexia. Fue en el estacionamiento de la empresa. Lo vi cuando salía a recoger mi comida.”

“¿Qué pasó?” preguntó Pei Tingsong, con el ceño aún más fruncido.

Ling Yi negó con la cabeza. “No lo sé. No pude leer la expresión de Juexia, pero esa noche no volvió al dormitorio. Se quedó a dormir en la sala de práctica.”

“No especulemos más, pueden ser amigos” intervino Jiang Miao mientras servía agua para todos. “En internet hay fotos de ellos juntos de cuando eran aprendices. Parecían llevarse bien, riendo mucho en las fotos. Como no sabemos la historia completa, es mejor no seguir hablando de esto, especialmente aquí.”

Con las palabras del líder, todos guardaron silencio, fijando la vista en el escenario mientras esperaban el primer acto del evento.

El baño no era fácil de encontrar. Fang Juexia tardó un rato en dar con él. Era lujoso y discreto. Se acercó al lavabo, sacó su teléfono y bajó el volumen al mínimo.

Todo esto era tan ridículo que no pudo evitar reírse.

¿De verdad había salido del salón y buscado un lugar apartado solo para escuchar la grabación que Pei Tingsong le había enviado?

Justo cuando estaba a punto de reproducirla, alguien apareció en la puerta.

“¿Juexia?”

Fang Juexia levantó la cabeza al escuchar la voz y vio entrar a Liang Ruo.

“¡Qué bueno! De verdad estás aquí. Tenía miedo de no encontrarte.” Liang Ruo sonrió amablemente. “Es tan difícil que podamos vernos. ¿Cómo has estado últimamente?”

Fang Juexia sostuvo su teléfono con firmeza y respondió con calma:

“Bastante bien.”

“Esta mañana vi tu entrevista en las búsquedas calientes. Increíble. Sigues siendo igual que antes, no has cambiado nada.” Liang Ruo se acercó más. “Debes de estar muy ocupado, ¿no? ¿Sabías que te he enviado muchos mensajes? En tu cumpleaños te mandé un mensaje de WeChat para invitarte a cenar y celebrarlo, pero no me contestaste.”

Fang Juexia sonrió levemente. Recordaba perfectamente que, durante su cumpleaños, Qiyao estaba en Japón dando un concierto.

Pero no lo desmintió. “¿Ah, sí? Gracias. No uso mucho las redes sociales, así que no recibí esos mensajes.”

“Ya veo.” Liang Ruo seguía sonriendo con calidez y extendió los brazos como intentar abrazarlo, pero Fang Juexia se apartó.

El gesto pareció afectarlo profundamente. La sonrisa de Liang Ruo se desvaneció, dejando una expresión de tristeza en su rostro. Fang Juexia, por su parte, mantuvo la misma calma de siempre y dio un paso hacia la salida.

“¿De verdad tenemos que ser así?”

Las palabras de Liang Ruo hicieron que Fang Juexia se detuviera.

“Éramos buenos amigos. ¿Acaso no fui yo quien estuvo a tu lado practicando día y noche? ¿No es cierto que cuando pasó aquello, actuaste en mi defensa porque éramos amigos?” Liang Ruo levantó la mirada hacia Fang Juexia, con un gesto lleno de reproche. “¿Por qué ahora me ignoras? ¿Me estás mintiendo? Sigues culpándome, ¿verdad?”

Fang Juexia no respondió. No era bueno manejando este tipo de situaciones; le resultaban agotadoras, casi sofocantes.

No quería recordar el pasado. Había invertido mucho tiempo en convencerse de que no había hecho nada mal, que haber actuado como lo hizo estaba bien, que mantenerse fiel a sí mismo también era correcto.

“Juexia, lo que pasó en el pasado…”

¡Toc, toc!

Unos inesperados golpes en la puerta interrumpieron a Liang Ruo. Fang Juexia levantó la cabeza y vio a Pei Tingsong apoyado en el marco de la puerta, con una sonrisa despreocupada en el rostro.

“¿Interrumpo algo?”

Liang Ruo se giró hacia él. “Lo siento, pero ahora estamos ocupados…”

“Genial.” Pei Tingsong no lo dejó terminar. Con una mano en el bolsillo, entró directamente. “Justo vine a interrumpir.”

Liang Ruo quedó momentáneamente sin palabras.

“Fang Juexia,” Pei Tingsong se paró frente a él y ladeó la cabeza. “¿Por qué no respondes mis mensajes en WeChat?”

Fang Juexia quedó atónito.

De hecho, tenía la intención de responder…

Pei Tingsong rodeó su hombro con un brazo. “Tardaste tanto en el baño que pensé que te habías perdido. ¿Escuchaste lo que te envié?”

“Todavía no” admitió Fang Juexia con honestidad.

“No llevas auriculares, ¿verdad?” Pei Tingsong deslizó un auricular inalámbrico en el bolsillo delantero de su camisa. “Escúchalo sentado. ¿No te cansa estar de pie?”

Liang Ruo, claramente molesto por ser ignorado, intentó intervenir una vez más. “Juexia, yo…”

Pei Tingsong se detuvo y su tono se volvió cortante. “Cuando salimos, Qiang-ge y el líder me dijeron que no causara problemas, y les prometí que me portaría bien. Pero parece que me estás obligando a romper esa promesa.”

Se giró hacia Liang Ruo y lo miró de arriba abajo, con una expresión claramente hostil.

“No te tomes demasiado en serio. Una vez te ayudó, ¿y eso no es suficiente para que te sientas agradecido en silencio?”

Liang Ruo respiró hondo. “¿Y tú qué derecho crees que tienes para comentar sobre nuestro pasado?”

“El derecho de ser su compañero,” respondió Pei Tingsong, apretando el hombro de Fang Juexia con su mano. “El derecho de convivir con él día y noche. Y el derecho de que una sexta parte de su sueño hecho realidad lleva mi nombre.”

Pei Tingsong soltó una risa fría.

“¿Y tú quién eres?”

Liang Ruo lo miró con ojos llenos de incredulidad.

“¿No quieres responder?” Pei Tingsong hizo un gesto como si reflexionara. “Déjame adivinar… ¿un aprendiz de su antigua agencia? ¿Un viejo amigo que tomó otro camino? ¿O la persona que ocupó su lugar para debutar?”

“Quieres fama, quieres amistad, y también quieres usar la moral para manipularlo.”

La sonrisa de Pei Tingsong desapareció por completo, levantando ligeramente las cejas mientras lo fulminaba con la mirada.

“¿Te crees digno?”

 

 

 

 

★☆★ ♪ ★☆★ ~●~★☆★ ♪ ★☆★

Nota del autor:

Hoy es el día de Pei ‘El Travieso’ Tingsong: “Todos los que molesten a mi gege, ¡fuera de aquí!”

Nota del Traductor:

1. Antonie van Leeuwenhoek: Es un microbiólogo holandés con una de formación científica en gran medida autodidacta, conocido comúnmente como «el padre de la microbiología» y uno de los primeros microscopistas y microbiólogos.

Traducido por 21Rb_BINGQIU
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