« Capítulo 44: Honestidad Mutua »

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Xiao Wen conducía el auto llevándolos hacia el lujoso apartamento alquilado donde Pei Tingsong había estado viviendo. Fang Juexia miraba por la ventana; calculando que habían pasado más de dos años, y nunca había visitado el lugar donde Pei Tingsong vivía. Su interacción se limitaba únicamente al trabajo y los compromisos. Incluso en esas circunstancias, Fang Juexia siempre había mantenido una actitud fría hacia Pei Tingsong, como si él no existiera, como si sus ojos nunca lo hubieran registrado.

Era increíble cómo habían logrado mantener ese tipo de tolerancia mutua durante más de dos años.

“Ya llegamos.”

Fang Juexia respondió con un sonido breve, abrió la puerta del auto y salió primero. Sin embargo, Pei Tingsong no mostraba intención de bajarse. Viendo esto, Fang Juexia se inclinó hacia el interior del auto.

“Pei Tingsong, ya llegamos.”

Pei Tingsong levantó la cabeza, tambaleándose un poco mientras intentaba salir del vehículo. Al hacerlo, perdió el equilibrio, cayendo sobre Fang Juexia como un árbol al que le arrancaron las raíces.

Tal vez el efecto del alcohol estaba empeorando, porque Pei Tingsong parecía estar más afectado que antes.

“Oye, ve despacio. Hace un momento aún podías hablar” dijo Fang Juexia mientras lo sostenía, llamando a Xiao Wen para que lo ayudara. Entre los dos lo llevaron hasta la entrada del edificio. La entrada tenía un sistema de reconocimiento facial, pero Pei Tingsong, como si estuviera demasiado cansado, no podía abrir los ojos. Xiao Wen lo dejó caer sobre Fang Juexia y con ambas manos le abrió los párpados para forzar el escaneo.

“¡Duele!” protestó Pei Tingsong, mostrando su actitud mimada al empujar a Xiao Wen lejos. Fang Juexia no tuvo más remedio que intentar calmarlo.

“Mira hacia el escáner; necesitas identificarte para que podamos entrar.”

Tras escuchar eso, Pei Tingsong giró la cara hacia Fang Juexia y parpadeó varias veces.

“No a mi” dijo Fang Juexia mientras sujetaba su rostro y lo giraba hacia el escáner. “Mira aquí.”

Después de un rato luchando, finalmente lograron subir al apartamento. Para sorpresa de Fang Juexia, el lugar era mucho más sencillo de lo que había imaginado. Pensaba que alguien como Pei Tingsong, con su trasfondo familiar, viviría en un lujoso ático de cientos de metros cuadrados. Sin embargo, resultó que no era tan extravagante. Aunque el apartamento era bonito, con dos habitaciones, dos salas y ventanas de piso a techo, tenía muy pocos muebles. El salón solo tenía un sofá largo; todo lo demás estaba vacío.

No se sentía como un hogar en absoluto.

“Juexia, quédate aquí esta noche con él” dijo Xiao Wen apresuradamente, ayudando a Pei Tingsong a sentarse en el sofá. “Aquí tienes ropa limpia y artículos de aseo que traje del dormitorio. Iban a ser para el hotel, pero ahora los puedes usar aquí.” Miró su reloj y agregó: “Todavía tengo que llevar a Lu Yuan al aeropuerto.”

“¿Va a grabar un programa?”

“Sí. No tengo tiempo, me voy.” Xiao Wen salió rápidamente.

Fang Juexia lo acompañó hasta la puerta.

“Conduce con cuidado.”

Cuando cerró la puerta, el apartamento quedó en silencio, solo ellos dos dentro. Se cambió a unas zapatillas y sacó otro par para dejarlas frente al sofá.

“Tú también cámbiate los zapatos.”

Pei Tingsong murmuró algo, se quitó los zapatos de un golpe y luego la chaqueta.

“Hace calor” se quejó mientras se quitaba también un suéter negro de lana, dejándolo sobre el sofá. Ahora, sin llevar nada en la parte superior de su cuerpo, se recostó en el respaldo del sofá.

Su piel era pálida, pero con el alcohol en su sistema, estaba sonrojado.

“Te vas a resfriar” suspiró Fang Juexia, tomando la chaqueta y cubriéndolo con ella. Pero Pei Tingsong la apartó de inmediato.

“De verdad tengo mucho calor.”

“El suéter te daba calor, pero la chaqueta no tanto” dijo Fang Juexia mientras lo levantaba y le ponía la chaqueta, subiéndole el cierre. Sin embargo, Pei Tingsong, con un gesto de obstinación, bajó el cierre, dejando al descubierto sus abdominales.

Fang Juexia observó su físico y se preguntó cuándo Pei Tingsong había encontrado tiempo para entrenar. Tenía abdominales, pecho definido e incluso la línea de sirena. Aunque Fang Juexia bailaba todos los días, apenas tenía abdominales.

“Me estás mirando” dijo Pei Tingsong, inclinando la cabeza y parpadeando hacia Fang Juexia.

“No lo estoy haciendo” replicó Fang Juexia mientras se ponía de pie. “Descansa un poco. Voy a lavarme.”

Por otro lado, el baño era bastante amplio. Sin embargo, Fang Juexia no estaba tranquilo dejando a un borracho solo, así que se duchó lo más rápido que pudo y salió con una toalla en la cabeza, pensando si lavar la ropa que había usado ese día. Aunque llevaba la ropa del equipo de vestuario para la grabación, aún dudaba.

Primero a recoger todo. Al levantar la chaqueta de Pei Tingsong, algo cayó de su interior: un papel. Cayó justo sobre las zapatillas de Fang Juexia.

Se inclinó para recogerlo, le echó un vistazo y lo guardó en el bolsillo de su pijama.

“Terminé con el baño” anunció mientras se secaba el cabello. Pero al mirar al sofá, notó que Pei Tingsong ya no estaba sentado allí. Ahora estaba de pie frente a las ventanas de piso a techo, mirando hacia fuera.

Fang Juexia se acercó.

“¿Ya se te pasó la borrachera? Lávate y ve a dormir temprano.”

Pei Tingsong asintió con la cabeza, apoyándose contra el cristal antes de girarse y caminar hacia el baño. Fang Juexia quiso ayudarlo, pero Pei Tingsong rechazó su apoyo. Viendo cómo se tambaleaba, casi un metro noventa de altura, Fang Juexia temió que pudiera caer en cualquier momento.

Sin embargo, sus temores fueron innecesarios. Cuando escuchó la puerta del baño cerrarse, finalmente se relajó. Paseando por la sala vacía, de repente recordó el problema del lugar para dormir.

Por suerte, había dos habitaciones.

Pero esta idea resultó ser solo una fantasía ingenua. Las habitaciones eran efectivamente dos, pero solo una tenía cama. La otra había sido transformada en un estudio con estanterías, un escritorio multifuncional y varios instrumentos, como guitarras y teclados.

“¿Qué voy a hacer…?” murmuró Fang Juexia, preocupado por dónde dormiría esa noche. Pero no pudo evitar adentrarse en el estudio. Era el único lugar del apartamento que mostraba señales de vida.

O tal vez no de vida. Fang Juexia corrigió mentalmente su pensamiento.

Estaba impregnado de la esencia de Pei Tingsong.

Entró en el estudio, y el aire tenía un tenue aroma a papel y libros. Era curioso pues, aunque la noche en la ciudad era fría e impersonal, allí dentro se sentía una calidez parecida a la del sol calentando las páginas de un libro. La mesa estaba algo desordenada: libros abiertos, una pila gruesa de artículos académicos, notas por todas partes y un post-it llamativo colocado frente a la lámpara de escritorio. En grandes letras se leía: [Por favor, no limpien aquí.]

Fang Juexia no pudo evitar sonreír. Imaginaba que, a pesar del caos del estudio, debía haber una señora de limpieza que regularmente ordenara el apartamento. Después de todo, alguien como Pei Tingsong, que ni siquiera parecía capaz de tender su propia cama, difícilmente podría mantener el lugar limpio por sí mismo. Solo viendo esa pequeña nota, podía imaginarlo defendiendo su escritorio desordenado con una determinación casi infantil, probablemente murmurando en inglés algo como: “Please.”

Sobre la mesa descansaba un papel lleno de garabatos, repitiendo varias palabras, como si practicara caligrafía. Fang Juexia sintió cierta familiaridad al verlo, como si fuera el borrador de un apasionado de la literatura.

Se sentó para intentar descifrar las palabras en el papel. La mayoría eran firmas de Pei Tingsong, junto con algunas frases en inglés escritas apresuradamente.

Una en particular llamó su atención:

[El sabor del café es marrón.
El sabor de la crema es un blanco suave.
Si le añades hielo, el sabor del hielo es transparente y sin color.
Al beberlo, el frío desgarra el esófago.
El hielo es un diamante que fluye por la garganta.]

Fang Juexia no pudo evitar sonreír. La mente de Pei Tingsong parecía estar siempre llena de ideas caprichosas e impredecibles, como un universo infinito de pensamientos que desafiaban la lógica. Deslizó una de las pilas de libros, queriendo leer más, pero accidentalmente uno cayó al suelo. Se apresuró a recogerlo y, al inclinarse, notó que una foto había salido de entre las páginas.

La imagen mostraba a un anciano en el centro, sentado en una silla de ruedas, con gafas para leer y una expresión amable. A su lado, un niño de unos trece o catorce años, medio arrodillado, sostenía un cachorro recién nacido. Su sonrisa era amplia y llena de la energía de la juventud.

El Pei Tingsong de su infancia era como un cactus joven: sus espinas eran suaves, más parecidas a rayos de luz que atravesaban las nubes.

Fang Juexia devolvió la foto al libro y se levantó. De repente, se dio cuenta de que había pasado mucho tiempo, pero no escuchaba ningún ruido proveniente del baño.

Una sensación de inquietud lo invadió. Aunque Pei Tingsong parecía estar en sus sentidos antes, había bebido bastante. Además, recordó que la última vez que había bebido de más, había sido Pei Tingsong quien lo había cuidado. Ahora era su turno de devolverle el favor.

Se acercó al baño y notó que no se escuchaba el sonido del agua corriendo. Su mente comenzó a llenarse de posibilidades preocupantes.

¿Y si se había desmayado?

Además, recordó algo que se decía: ¡No se debe bañar inmediatamente después de beber!

Lleno de ansiedad, giró y empujó la puerta del baño con fuerza, solo para darse cuenta de que no estaba cerrada con llave. La puerta se abrió de golpe, y Fang Juexia perdió el equilibrio, cayendo al suelo.

“…Duele” se quejó, levantándose con dificultad.

Al mirar hacia adentro, vio a Pei Tingsong en la bañera, aparentemente relajado.

¿Tomando un baño? ¡Eso es aún más peligroso!

Fang Juexia ignoró el dolor de su caída y corrió descalzo hasta la bañera. Pei Tingsong tenía la cabeza apoyada en el borde, los ojos cerrados y completamente inmóvil.

“Oye, Pei Tingsong, despierta” dijo mientras le daba unas palmadas en la cara. Al verlo abrir lentamente los ojos, Fang Juexia finalmente se tranquilizó un poco. Por un momento, su mente había imaginado titulares de noticias como: ⟪Integrante de un grupo masculino es encontrado sin vida en su apartamento⟫

Las pestañas de Pei Tingsong estaban húmedas por el vapor, y después de parpadear un par de veces, enfocó su mirada en Fang Juexia. Sonrió, levantando la mano para cubrir toda la cara de Fang Juexia con su palma.

“¿Qué haces…?” preguntó Fang Juexia mientras apartaba su mano y trataba de ayudarlo a levantarse. “Sal de aquí. No puedes bañarte después de haber bebido.”

“No estoy borracho” respondió Pei Tingsong, aunque su pronunciación era notablemente más lenta de lo habitual y para probar su punto, se apoyó en el borde de la bañera y se puso de pie con esfuerzo.

Fang Juexia, que estaba agachado junto a la bañera cuando Pei Tingsong se puso de pie de repente, tomándolo completamente por sorpresa y haciéndolo girar la cabeza bruscamente. Ni siquiera sabía por qué reaccionaba así. Después de todo, lo que el otro tenía, él también lo tenía. No era nada que no hubiera visto antes.

Pero su corazón le decía claramente que  era algo.

“Tú de verdad…” Fang Juexia se quedó sin palabras. Desvió la vista y tomó una toalla para envolver a Pei Tingsong. “No te muevas.” 

“Eres… muy feroz” respondió Pei Tingsong lentamente, con una voz que parecía haber perdido su habitual filo y agresividad. Incluso sonaba un poco agraviado.

“Fuiste tú quien no hizo caso primero” dijo Fang Juexia mientras ajustaba la toalla, sosteniendo el brazo de Pei Tingsong para llevarlo hacia el dormitorio. “Cuidado, no te vayas a golpear.”

“No soy… tonto” murmuró Pei Tingsong.

Después de mucho esfuerzo, Fang Juexia logró llevarlo hasta la cama. Suspiró aliviado, ayudándolo a recostarse.

“Sí, sí, eres el más listo” respondió, queriendo olvidar el tema.

Pero, inesperadamente, Pei Tingsong lo agarró del brazo y lo arrastró consigo, haciendo que Fang Juexia cayera encima de él.

La distancia entre ellos desapareció de golpe, y hasta el oxígeno pareció congelarse. Fang Juexia contuvo la respiración, con los ojos fijos en la persona debajo de él.

Su mente quedó completamente en blanco, incapaz de emitir una sola orden coherente.

Pei Tingsong sonrió de repente, mostrando sus dientes blancos, con los ojos llenos únicamente de Fang Juexia.

“Por fin me elogiaste” dijo lentamente, mientras rodeaba con su brazo la cintura de Fang Juexia.

Fang Juexia se quedó atónito. Nunca habría imaginado que Pei Tingsong, ese chico arrogante y lleno de confianza, diría algo así.

“Tú…” Intentó apartarse, pero Pei Tingsong lo sujetó aún más fuerte. No tuvo más remedio que decir la verdad: “¿Sabes siquiera quién soy? Estás borracho.”

No sabía qué parte de lo que dijo estaba mal, pero de repente Pei Tingsong usó su fuerza para girarlo y lo dejó debajo de él, presionándolo contra la cama.

“¡Levántate! No puedo respirar…” se quejó Fang Juexia.

“Sé perfectamente quién eres” dijo Pei Tingsong, con el cabello cayendo sobre su frente, sombreando sus profundos ojos. “Eres Fang Juexia…”

Estaba sorprendentemente lúcido. Fang Juexia frunció el ceño y lo empujó.

“Entonces levántate, no puedo respirar.”

“Eres el maldito Fang Juexia…”

Ese “maldito” era un prefijo tan característico de Pei Tingsong que Fang Juexia no pudo evitar rodar los ojos. Sabía que estaba borracho y no quería discutir, solo quería envolverlo en una manta, cerrar la puerta y pasar la noche en el sofá.

Pero Pei Tingsong no cedía. Parecía igual que siempre, y al mismo tiempo, diferente. Murmuró algo en inglés, palabras inconexas, y luego bajó la cabeza, apoyándola en la clavícula de Fang Juexia.

El calor de su aliento se derramó sobre su piel, y Fang Juexia sintió que su pecho estaba tan comprimido que apenas podía sentir su propio latido.

“Sí, soy Fang Juexia, el maldito Fang Juexia. Si ya terminaste de insultarme, déjame ir” dijo con un suspiro.

Pei Tingsong murmuró contra su pecho:

“¿Tú… tú admiras mucho a los demás, verdad?”

“¿A quiénes?” preguntó Fang Juexia, desconcertado.

“A esas personas… los guionistas, Xi Qing-ge, y a otros…”

La voz de Pei Tingsong, naturalmente grave, sonaba aún más profunda debido al alcohol.

Fang Juexia no entendía por qué sacaba ese tema ni qué relación tenía con él.

“Sí, son muy talentosos, muy impresionantes…”

“¿Y yo no soy impresionante?” preguntó Pei Tingsong de repente, levantando la cabeza. Su cuello estaba completamente rojo. “¿Hoy no fui impresionante?”

“Tú…” El corazón de Fang Juexia dio un vuelco. “Claro que eres impresionante, muy impresionante.”

Eres es más impresionante de todos. Eres astuto e inteligente, conseguiste atrapar a todos los jugadores expertos en la trampa que tú mismo diseñaste.

“Pero nunca me elogiaste…” Pei Tingsong dejó caer la cabeza otra vez, derrotado.

Fang Juexia estaba asombrado. Nunca habría imaginado que Pei Tingsong se preocuparía tanto por su opinión, al punto de sentirse afectado por ello.

Durante el juego, no había podido evitar admirar las habilidades de Pei Tingsong, pero nunca supo cómo decírselo. Podía alabar fácilmente a otras personas, pero cuando se trataba de Pei Tingsong, incluso sonreírle parecía requerir un esfuerzo enorme.

Ni siquiera Fang Juexia podía entender el porqué de este trato diferente.

“¿Aún crees… que tengo prejuicios contra ti?” Pei Tingsong murmuró, su cabeza todavía apoyada en el pecho de Fang Juexia. “Te lo dije, fue un malentendido, ya no pienso así…”

Era increíblemente honesto, tanto que Fang Juexia empezó a sentirse culpable.

“Nunca dije eso” respondió Fang Juexia después de respirar hondo. “Sé que has cambiado. Me lo dijiste antes.”

“Pero no confías en mí… siempre me evitas…”

Fang Juexia no podía negarlo. Después de dos años de frialdad mutua, no podía derribar esas barreras de la noche a la mañana y permitir que Pei Tingsong entrara en su espacio personal. Aunque ya había dejado atrás el pasado, mantener una distancia segura se había convertido en su mecanismo de defensa automático.

Sabía que Pei Tingsong ya no era el mismo de antes. No era arrogante, ni el chico rebelde que competía con él en todo. Había dejado su orgullo y su audaz deseo de ganar como peldaños a los pies de Fang Juexia.

¿Por qué era tan difícil abrir el corazón?

Fang Juexia también quería saber la respuesta.

“Sé que antes te molesté mucho, y sé que me odiabas” continuó Pei Tingsong, con dificultad. “Pero ahora… ahora realmente quiero ser tu amigo. ¿No lo notas? He sido muy obvio. Tú eres… increíble, Fang Juexia. Eres increíble…”

Hablaba con pausas y mucho esfuerzo, pero cada palabra pesaba tanto que caía directamente en el corazón de Fang Juexia, dejando marcas dolorosamente profundas, de las que se filtraba un líquido amargo y ácido.

“Ser amigos… Podemos ser amigos” respondió Fang Juexia, vacilante, mientras levantaba la mano y la posaba sobre la cabeza de Pei Tingsong, como un gesto de consuelo. “Pero no soy tan bueno como piensas.”

“No, sí lo eres” Pei Tingsong levantó la cabeza de golpe, con una intensidad extraña en su mirada. “Eres bueno, eres guapo… eres inteligente… guapo…”

¿Solo soy guapo? Fang Juexia no sabía si reír o llorar.

“También eres amable. Eres genial… Sí, tienes una actitud genial hacia la vida y la manera en la que persigues tus sueños también es genial.”

Fang Juexia no pudo evitar sonreír.

“No tan genial como que tú.”

Pei Tingsong, como si lo estuviera imitando o simplemente respondiendo, murmuró:

“No más que tú…”

Fang Juexia ya no quería seguir con la discusión de quién era más “genial”. Sus manos, atrapadas bajo el peso de Pei Tingsong, estaban entumecidas. Solo quería calmarlo lo suficiente para que se levantara.

“Está bien, ya entendí. Ahora no tienes prejuicios contra mí, y además te arrepientes de cómo actuaste antes. Te perdono. Y yo también te pido disculpas por ignorarte en el pasado y actuar como si no existieras. Lo siento.”

Pei Tingsong, aún acostado sobre él, asintió lentamente.

“Entonces… entonces yo también te perdono.”

“Perfecto, nos hemos perdonado mutuamente. ¿Puedes levantarte ahora?”

Pei Tingsong, sorprendentemente obediente, se inclinó hacia un lado, liberando algo de espacio. Pero antes de que Fang Juexia pudiera moverse, Pei Tingsong volvió a desplomarse.

“No tengo fuerzas…” murmuró.

Dios… Fang Juexia estaba perdiendo la paciencia.

Pei Tingsong borracho era exactamente igual que su perro: pegajoso, imposible ahuyentar y hasta su temperatura corporal era similar.

“Siempre quise tener un gege…” Pei Tingsong dejó caer su rostro cerca del de Fang Juexia. Su aliento cálido hizo que cada poro del cuerpo de Fang Juexia vibrara al compás de sus palabras.

El término “gege” era, en teoría, inocente, pero en el contexto de Pei Tingsong, adquiría demasiados matices indescifrables. Cada vez que lo mencionaba, Fang Juexia se sentía incómodo y confundido.

“¿Quieres que sea tu hermano?”

Pero Fang Juexia no podía decir algo como: “Puedes considerarme tu hermano.”

De repente, Pei Tingsong pareció recordar algo. Se esforzó para levantarse y extendió una mano hacia la cintura de Fang Juexia. Este, que era un poco cosquilludo, retrocedió instintivamente, agarrándole la mano.

“¿Qué haces? Me haces cosquillas.”

Pei Tingsong cuya mano fue agarrada lo miró con confusión, parpadeando.

“¿Te duele la cintura?”

“¿Por qué me dolería? No hemos hecho nada” respondió Fang Juexia automáticamente, pero al instante se arrepintió. La frase sonaba muy ambigua, y si Pei Tingsong no estuviera tan borracho, seguramente habría hecho un comentario sarcástico.

Pero para su sorpresa, Pei Tingsong pareció aliviado.

“Escuché que le dijiste a gege que te dolía la cintura por practicar baile. Pensé que era verdad. Nunca mientes…”

De repente, lo entendió. No era de extrañar que en aquel momento Pei Tingsong se le acercara, lo toqueteara y lo provocara hasta casi llegar a los golpes.

Resulta que lo que dijo entonces era verdad. No era ninguna indirecta oculta ni una clave secreta. Realmente había venido para comprobar si Fang Juexia tenía una lesión en la cintura.

“Estoy bien, no estoy herido.”

Pei Tingsong asintió vigorosamente, su cabello despeinándose. Después de un momento, señaló su frente con seriedad.

“Pero yo sí estoy herido.”

Fang Juexia no pudo evitar reírse.

“Te estás señalando el lado equivocado” dijo, tomando su mano para corregirla.

“Oh” murmuró Pei Tingsong, tocando su frente correctamente. Entonces, soltó un exagerado: “You’re right!” como si fuera un tonto.

Fang Juexia no pudo contener la risa. Por un momento, pensó en grabar esa escena tan ridícula. Después de todo, Pei Tingsong había hecho cosas similares antes.

Pero decidió no hacerlo. Grabar algo así no sería seguro, aunque no estuvieran haciendo nada indebido.

¿Nada indebido? Esa palabra también tenía implicaciones ambiguas, y Fang Juexia sintió que su propia mente estaba divagando.

“Y esto también…” Pei Tingsong extendió su mano hacia la cara de Fang Juexia. “Esto también está herido.”

La marca de un mordisco en la base de su pulgar había comenzado a cicatrizar, pero después del baño, estaba roja nuevamente, y la costra parecía más suave.

Ambas heridas, la de su frente y la de su mano, estaban relacionadas con Fang Juexia.

“Sí, yo te mordí. Lo siento” dijo Fang Juexia, sintiéndose un poco culpable. Para mostrar sinceridad, acarició suavemente la herida en la mano de Pei Tingsong.

“Sí, tú lo hiciste…” Pei Tingsong asintió. Fang Juexia pensó que el tema estaba cerrado, pero de repente, Pei Tingsong le sujetó la barbilla con una mano, forzándolo a levantar la cabeza. Antes de que pudiera reaccionar, Pei Tingsong se inclinó hacia él.

“¡Oye!” protestó Fang Juexia.

Hace un momento, Pei Tingsong había sido tan dócil, y ahora volvía a ser ese cachorro de lobo.

¿Qué estaba pasando?

“¿Qué estás haciendo?” preguntó Fang Juexia, sintiendo cómo todo su sistema sensorial colapsaba.

No podía ver, no podía oír, solo sentía el toque suave de los labios de Pei Tingsong sobre su garganta.

Cuando los labios se separaron, Pei Tingsong murmuró:

“Voy a morderte de vuelta.”

No fue una mordida juguetona, ni siquiera fue en su mano. Fue como un depredador hambriento que muerde la garganta de su presa, dejando escapar sangre fresca y tibia, esperando que la vida se desvanezca poco a poco hasta que le pertenezca por completo.

Fang Juexia volvió en sí y lo empujó con fuerza, luchando por liberarse. Pero su resistencia pareció enfurecer aún más a Pei Tingsong, quien le sujetó los brazos con una mano, inmovilizándolos por encima de su cabeza, mientras sus dedos grandes y heridos lo mantenían firmemente bajo control.

Desde arriba, Pei Tingsong lo observaba, su mirada deslizándose desde los ojos de Fang Juexia hasta las comisuras enrojecidas de sus ojos, deteniéndose finalmente en su marca de nacimiento única.

“Pei Tingsong, no pierdas el control por el alcohol” los ojos de Fang Juexia recuperaron esa terquedad y valentía tan características de él, una mirada que, incluso en su estado confuso, Pei Tingsong encontraba extremadamente familiar.

“No estoy borracho” respondió Pei con la misma obstinación. “¿Sabes cómo te ves tú cuando estás borracho? Esto ni siquiera… ni siquiera cuenta como estar borracho.”

Tal vez no lo estuviera del todo, pero tampoco estaba en su mejor estado.

De cualquier manera, siempre viene el arrepentimiento al despertar.

El cuello de Fang Juexia empezaba a dolerle con un cosquilleo sordo. Frunció el ceño, preocupado por cómo iba a aparecer en pantalla en los próximos días y cómo iba a explicarle esto a los demás. Seguía forcejeando, moviendo sus brazos y retorciendo su cuerpo para intentar liberarse.

Pei Tingsong no lo soltaba. Su fuerza era abrumadora y su expresión también mostraba frustración mientras fruncía el ceño.

“Fang Juexia, estás arrugando mi cama.”

“Suéltame, es incómodo” respondió Fang Juexia, con voz firme pero algo cansada.

“No.”

Pei Tingsong parecía molesto. Bajó la cabeza, evitando mirar a Fang Juexia. Respiraba con dificultad, como si el aire le pesara, y de repente notó algo. Su mano libre comenzó a moverse por la cama, tanteando entre las sábanas. Sus ojos estaban nublados y su cabeza daba vueltas, por lo que le tomó varios intentos antes de atrapar una pequeña hoja de papel.

Entrecerró los ojos, intentando descifrar las palabras escritas en ella.

Pero Fang Juexia fue más rápido. Desde su ángulo, alcanzó a ver lo que decía la cara visible del papel: Ukulele. De inmediato, su mente se puso en alerta, y una oleada de vergüenza inexplicable lo invadió. Intentó estirar la mano para recuperar el papel, pero no logró zafarse de Pei Tingsong.

“No te muevas, no puedo leer bien…” protestó Pei Tingsong, visiblemente irritado. Pasó un buen rato mirando la misma línea, intentando entenderla. “¿Quién es? ¿Quién escribió imitando mi letra?”

“Es tu letra, idiota.”

“No… No, espera…” Pei Tingsong frunció el ceño un momento, pero luego su expresión se suavizó como si hubiera descubierto algo importante. “Esto lo escribí yo. Es la nota que dejé antes de suicidarme… para Fang Juexia.”

“Sí, claro” respondió Fang Juexia, completamente agotado y resignado. “Es tu nota de despedida. ¿Contento?”

Pei Tingsong, para sorpresa de Fang Juexia, rompió en una sonrisa amplia, como si acabara de recibir una buena noticia.

“Pensé que la habías tirado.”

Debería haberlo hecho. Después de todo, solo era un accesorio para un juego. No entendía por qué había decidido guardarla.

Fang Juexia quería cambiar de tema. No quería hablar más sobre esa hoja de papel ni recordar la mezcla de emociones que había sentido al leerla por primera vez.

“¿Por qué eres así cuando estás borracho?”

Un momento era directo y devastador; al siguiente, parecía un loco que no se daba por vencido. No había forma de convencerlo.

“¿Qué tengo?” preguntó Pei Tingsong mientras sujetaba el papel, frunciendo ligeramente el ceño. “Soy mucho mejor que tú cuando estás borracho. ¿Sabes lo aterrador que eres? Insistías en abrazarme y pedías que durmiéramos juntos…”

Aunque ya había escuchado esas quejas antes, volvieron a hacerlo sonrojar de vergüenza.

“Ya lo sé. Lo siento.”

“No lo sabes” lo interrumpió Pei Tingsong. Usó la pequeña hoja de papel para sellarle los labios, como si estuviera poniendo una etiqueta o una barrera.

Fang Juexia abrió los ojos de par en par.

“No sabes lo que hiciste.”

Pei Tingsong se inclinó hacia él, como un majestuoso templo que de repente colapsaba frente a sus ojos. Todo su mundo se sacudió en un instante.

“Esa noche… me besaste, Fang Juexia” dijo Pei Tingsong con una voz lenta y profunda.

Y luego, a través de la barrera del papel, presionó sus labios contra los de Fang Juexia.

Fang Juexia sintió que su respiración se detenía. Era como si estuviera siendo tragado por las ruinas, incapaz de moverse, con su mente completamente en blanco.

En el siguiente instante, las piezas de ese colapso parecieron volver a unirse, reconstruyéndose lentamente hacia el cielo. Fue un contacto breve, apenas un roce a través del papel, que le permitió recuperar un poco de aire.

Pero Pei Tingsong no estaba satisfecho. Frunció el ceño, como si esa reproducción no fuera suficiente. Extendió la mano y quitó la hoja que había servido como una efímera barrera.

“No, no es así. Es de esta manera.”

Y esta vez, lo besó de verdad.

Traducido por 21Rb_BINGQIU
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