« Capítulo 46: Fiebre Baja y Persistente »

Traducido por:

Publicado el:

Estado de Edición:

Editado

Editor/es responsable/s:

27 minutos
📝 Tamaño de fuente:

“¿Qué dijiste?” Cheng Qiang estuvo a punto de frenar de golpe. “¿Pei Tingsong besó a quién?”

“Fue un accidente, ¡además Xiao Pei no es gay!” dijo Ling Yi rápidamente, sin molestarse en dar más explicaciones a su mánager. Emocionado por esta “jugosa primicia”, reenvió el mensaje privado de Pei Tingsong al grupo de chat de cinco personas, llamado: [Apoyar al débil y resistir al tirano (5)].

[GuioncitoOficial: Mensaje reenviado]
[GuioncitoOficial: ¡Hermanos, traigo una fuente de felicidad para todos!]

[TuHermanoHuoSigueSiendoTuHermanoHuo: ¿Ese “amigo” del que hablas eres tú, verdad? ·jpg]

[GuioncitoOficial: ¡Además, estoy seguro de que fue un chico! ¡Apuesto mi estatura del próximo siglo a que ese tono nervioso solo puede ser porque accidentalmente besó a un hombre!]

[ArtistaNacionalDeMalabaresDeRelojes: JAJAJAJAJA Madre soltera desesperada sin opciones.]

[GuioncitoOficial: Oigan, hablando en serio, Xiao Pei nunca ha estado en una relación, ¿no? Es tan guapo. ¿En el extranjero tampoco llaman su atención?]

[TuHermanoHuoSigueSiendoTuHermanoHuo: Imposible. He hablado con él y cree que las relaciones son una pérdida de tiempo. Es el pensamiento típico de un adolescente inmaduro, no lo entenderían.]

[GuioncitoOficial: ¡No me digas que ese fue su primer beso!]

[ArtistaNacionalDeMalabaresDeRelojes: Esperen, déjenme pensar. Xiao Pei ha estado viajando constantemente estos días. Ayer incluso estaba grabando Escape Alive From Heaven. ¿De dónde sacó tiempo para ver a alguien, y mucho menos para besarlo?]

[ElLiderIndispensableParaElHogar: Xiao Wen me dijo que anoche Xiao Pei y Juexia durmieron en su apartamento.]

[GuioncitoOficial: ¡Maldición!]

[ArtistaNacionalDeMalabaresDeRelojes: ¿???]

[TuHermanoHuoSigueSiendoTuHermanoHuo: Wow.]

[GuioncitoOficial: Debí mandarlo al grupo de cuatro personas… Ahora ya no puedo retirarlo, ¿verdad?]

Pei Tingsong no recibió respuesta de Ling Yi durante un buen rato y comenzó a sentirse extraño. Aprovechando que Fang Juexia había salido a la cocina para preparar un poco de gachas, le envió otro mensaje.

[ElÚnicoBossDeKaleido: ¿Por qué no contestas? Estoy ansioso por saber qué decirle a mi amigo.]

Al tocar la pantalla, finalmente llegó una respuesta.

[GuioncitoOficial: Sí, pueden seguir siendo amigos. Los amigos deben ser cariñosos, unos cuantos besos están bien. No te preocupes.]

¿En serio?

Pei Tingsong miró su teléfono con una expresión de incredulidad digna de un anciano en el metro leyendo algo absurdo. Justo en ese momento, Fang Juexia entró con un plato de gachas en las manos.

“¿Por qué no descansas? Hoy es tu única oportunidad para hacerlo. Mañana tienes el lanzamiento de una nueva campaña de marca.”

Pei Tingsong bloqueó la pantalla de su teléfono rápidamente, fingiendo que nada había pasado, e intentó cambiar de tema.

“Por cierto, tu teléfono ha estado vibrando todo este tiempo.”

“Hmm” respondió Fang Juexia mientras se sentaba al borde de la cama, sin intención aparente de revisar su celular.

Fang Juexia tomó el espeso plato de gachas y lo revolvió con una cuchara. El vapor se elevaba como nubes ondulantes. Un rayo de sol se filtraba por la rendija de las cortinas, iluminando su rostro. Su cabello castaño oscuro brillaba con reflejos dorados, y su piel pálida parecía aún más translúcida. Las delicadas venas azuladas se asomaban apenas a través de la piel alrededor de sus ojos de forma natural, como finos hilos, delgados y suaves, que terminaban en la pequeña marca de nacimiento rojiza en su rostro.

Pei Tingsong pensó en aquella flor de lisianthus blanca. Era igual: la luz del sol parecía atravesar su piel, dejando al descubierto las delicadas venas que emergían de una herida tan blanca como la nieve.

“Cómelo mientras aún está caliente” dijo Fang Juexia, extendiéndole el plato.

Pei Tingsong desvió la mirada con rapidez y casi alargó la mano para tomarlo, pero de pronto recordó algo. Pensó en todos esos dramas de idols que Ling Yi veía durante los viajes en auto. En esas historias, cuando el protagonista masculino estaba enfermo, la protagonista femenina siempre le daba de comer gachas con la cuchara, bocado a bocado, sin que él tuviera que mover un dedo.

Al ver su indecisión, Fang Juexia frunció ligeramente el ceño, algo confundido.

“¿No quieres comer?”

Con una determinación repentina, Pei Tingsong tosió dramáticamente y, sacando a relucir una actuación que superaba la de cualquier ídolo juvenil, dijo con voz débil:

“No puedo levantar las manos…”

“¿Tan grave es tu fiebre?” preguntó Fang Juexia, confundido. Dejó el plato en la mesita de noche y tocó la frente de Pei Tingsong.

Pei Tingsong observó cómo Fang Juexia ponía el plato a un lado y sintió que todo estaba desviándose de su plan original, pero no podía decir nada.

No podía simplemente pedirle a Fang Juexia que lo alimentara con la cuchara.

“Después de tomar el medicamento deberías haber empezado a mejorar… pero no tenemos termómetro.” Fang Juexia frunció el ceño mientras reflexionaba. “Tal vez deberíamos ir al hospital. Ponte algo de ropa y vamos.”

¿Eh?

“No, no, no hace falta que vayamos al hospital” dijo Pei Tingsong rápidamente, consciente de que no estaba tan grave. “Solo un adulto y solo tengo un resfriado, no es necesario.”

“Seas un adulto o no podría ser algo más serio. Tienes la frente llena de sudor frío.” Fang Juexia intentó levantarlo de la cama, pero Pei Tingsong se resistió tercamente.

“Solo necesito comer algo y dormir un poco. De verdad, no hace falta ir al hospital.”

Al escuchar eso, Fang Juexia no tuvo más opción que ceder. Una pizca de culpa lo invadió mientras pensaba en la noche anterior: si le hubiera puesto algo más de ropa en lugar de dejarlo con solo una toalla, Pei Tingsong probablemente no habría enfermado.

“Bueno, entonces al menos come un poco. Aunque no tiene mucho sabor, ya que no había nada más en tu casa aparte de arroz.” Fang Juexia revolvió las gachas con la cuchara, recogió un poco y la llevó a la boca de Pei Tingsong, mientras añadía casi por costumbre: “La próxima vez…”

A mitad de la frase, Fang Juexia se detuvo de repente. No continuó hablando, y hasta su mano, que sostenía la cuchara cerca de la boca de Pei, se quedó inmóvil.

¿Próxima vez? ¿Qué próxima vez? ¿De verdad iba a cocinar para Pei Tingsong otra vez en el futuro?

Pei Tingsong notó la pausa y, con un toque de picardía, preguntó:

“¿Qué pasa con la próxima vez? ¿Me prepararás algo más rico? La última vez, incluso la tía te pidió que me prepararas arroz frito.”

La cuchara con las gachas ya estaba frente a su boca, así que Pei Tingsong se inclinó hacia adelante para tomarlo. Pero justo en ese momento, el teléfono de Fang Juexia, que había dejado a un lado, comenzó a sonar sin parar.

“¿Quién me estará buscando ahora?” murmuró Fang Juexia, dejando el plato a un lado para caminar hacia el otro extremo de la cama y recoger su celular.

A un milímetro de probar las gachas, Pei Tingsong se frustró tanto que terminó levantando el tazón y comiendo dos grandes cucharadas directamente.

Veinte años siendo un auténtico “demonio del caos” dominando el mundo sin temerle al cielo ni a la tierra, pero aquí esta, peleando con un plato de gachas. Pei Tingsong casi se ríe de sí mismo.

“¿Ya despertó?” dijo Fang Juexia mientras atendía la llamada de pie junto a la cama. Su expresión cambió de inmediato, y su voz bajó considerablemente. “Qué bueno que el abuelo haya despertado. Yo… creo que no iré. No quiero que me vea y vuelva a…”

Pei Tingsong lo observó, sintiendo que había algo en su mente.

“Hmm…” Fang Juexia bajó la cabeza. “Estoy bastante ocupado ahora. No puedo ir. Cuídalo bien, mamá. ¿Mañana? Mañana también tengo trabajo…”

Guardó silencio por unos segundos antes de colgar finalmente la llamada. Luego, de espaldas a Pei Tingsong, se sentó al borde de la cama y, al recordar los mensajes que no dejaban de llegar hace un momento, bajó la cabeza para revisarlos. En la pantalla bloqueada, claramente había un montón de mensajes de WeChat. Pero cuando abrió la aplicación, ya no había nada. Solo encontró una notificación anunciando la disolución de un grupo.

“¿Por qué de repente lo disolvieron…?”

Pei Tingsong, apoyando un puño contra su boca para toser, preguntó con voz ronca:

“¿Qué fue lo que se disolvió?”

“Un grupo.” Pensando en que Pei Tingsong no estaba en ese grupo, Fang Juexia decidió no dar más detalles para evitar que se molestara al saber que habían creado un grupo a sus espaldas. “No es nada importante.”

“¿De verdad?” insistió Pei Tingsong, y luego intentó tantear: “¿Era tu mamá la que te llamó hace un rato?”

Fang Juexia asintió, pero no dio más detalles.

Pei Tingsong recordaba que la última vez que la madre de Fang Juexia estuvo en Pekín fue por la enfermedad de su abuelo. A juzgar por la conversación, parecía tratarse del mismo asunto. Aunque no sabía exactamente qué había sucedido, la expresión de Fang Juexia era evidente, estaba triste.

El ambiente en el que creció Pei Tingsong no lo había preparado para expresar sus ideas de forma sutil. Él siempre era directo y espontáneo. Pero también sabía que Fang Juexia era alguien que no permitía que otros se involucraran en sus asuntos personales. Ni siquiera se molestaba en aclarar las calumnias cuando lo acusaban de obtener beneficios con favoritismos.

Fang Juexia miró el plato de gachas que había tocado antes. “¿Quieres comer un poco más? Comer te ayudará a recuperarte más rápido.”

Para su sorpresa, Pei Tingsong se dejó caer débilmente junto a su mano, con una voz tan suave que parecía desvanecerse en el aire.

“Me siento terrible, Fang Juexia… Cada vez que trago algo me duele. Todo mi cuerpo duele.”

“¿Por qué estás tan mal?” Fang Juexia frunció el ceño, tocándole la frente y luego la nuca, confirmando que todavía estaba muy caliente. “¿Qué hacemos entonces?”

Pei Tingsong, con una expresión que parecía anunciar su inminente “ascensión al cielo”, murmuró:

“Creo que mejor vamos al hospital…”

Al ver a Pei Tingsong en ese estado de fragilidad extrema, Fang Juexia no pudo evitar suspirar.

“Te dije hace un rato que fuéramos al hospital, pero no quisiste. Ahora te sientes peor, ¿verdad?” dijo mientras abría el armario. “¿Tienes un suéter de cuello alto? Préstame uno.”

“¿Eh? Creo que sí… Busca por ahí.”

Pei Tingsong intentaba no pensar demasiado en ello, si lo hacía, recordaba la escena de su comportamiento impulsivo al morder la manzana de Adán de Fang Juexia.

Fang Juexia, con la espalda hacia él, revisó las prendas una por una hasta encontrar un suéter de cuello alto en color verde oscuro. Sin pensarlo mucho, y enfocado únicamente en cubrir la marca de su cuello, se quitó la camisa del pijama rápidamente.

En ese preciso momento, Pei Tingsong, que estaba “muriéndose” en la cama, alzó la vista por mera curiosidad, queriendo saber qué había elegido Fang Juexia. Lo que no esperaba era encontrarse de frente con la imagen de su piel blanca y brillante. Con el movimiento de colocarse el suéter, los músculos de su espalda tensaron las líneas de su cintura, formando una imagen como de porcelana en movimiento.

El espejo del armario reflejaba la cintura delgada y los abdominales planos de Fang Juexia, una musculatura no marcada, sino fluida, blanca y tersa.

Pei Tingsong apartó la mirada apresuradamente.

¿Cómo podía haber un hombre con una cintura tan delgada?

“Me pondré esta” dijo Fang Juexia al darse la vuelta, ajustándose la prenda un poco grande y mirando a Pei Tingsong a los ojos. “¿No hay problema, ¿verdad?”

Pei Tingsong levantó la mirada y respondió con un simple “Hmm”.

Fang Juexia no esperaba más de él. Recogió su pijama y se preparó para cambiarse los pantalones, decidido a llevar a Pei Tingsong al hospital lo antes posible.

“Después de esto, yo…”

“Quédatelo” lo interrumpió Pei Tingsong de repente.

Fang Juexia se detuvo, sorprendido, y escuchó a Pei Tingsong añadir:

“Te queda muy bien.”

Al girarse para mirarlo, Pei Tingsong ya se había dado la vuelta, dándole la espalda mientras decía:

“Yo lo compré para mí.”

Siempre era tan extraño. Fang Juexia se dijo a sí mismo que tenía que acostumbrarse. Pei Tingsong no era como otros chicos, así que decidió no rechazar el gesto ni devolverlo con un “No es necesario, te lo devolveré” como haría normalmente.

“Cámbiate también. Si no tienes ganas, al menos ponte una sudadera gruesa o un abrigo.”

“No” respondió Pei Tingsong, sentándose con una expresión obstinada, su rostro pálido pero firme. “Un chico cool no puede salir vestido al azar.”

Fang Juexia no pudo evitar reírse.

“Está bien, chico cool.”

Después de una rápida preparación, Fang Juexia, ignorando las protestas de Pei Tingsong, lo envolvió en un gigantesco abrigo acolchado. Pei Tingsong, que ya era alto, parecía aún más grande con esa ropa.

“Parezco una pared” dijo Pei Tingsong con resignación.

No en vano estudió literatura, pensó Fang Juexia, admirado, esa metáfora es absolutamente acertada.

“Hace mucho viento afuera. Es mejor abrigarse.” Ayudó a Pei Tingsong a subir al auto y luego rodeó hasta el asiento del conductor. “Ponte el cinturón de seguridad.”

Fang Juexia sacó su teléfono para activar el GPS y murmuró para sí:
“Voy a buscar cuál es el hospital más cercano…”

“Espera.” Pei Tingsong le quitó el teléfono, bajándose un poco la mascarilla. “Los hospitales cercanos no son buenos, además siempre están llenos de gente. No quiero que me fotografíen. Solo conduce un poco primero.”

Fang Juexia lo miró, pensando que lo más importante era el bienestar del enfermo, así que obedeció su sugerencia. Puso el auto en marcha y salió del complejo residencial.

“Entonces, ¿a dónde quieres ir?”

Pei Tingsong murmuró un largo “hmm”, sus ojos mirando a todos lados mientras se encogía aún más en su enorme abrigo acolchado. Finalmente, se aclaró la garganta y, con una voz apenas audible, dijo:

“Quiero ir al hospital donde tratan a tu abuelo…”

Fang Juexia pisó los frenos de golpe y estacionó al borde del camino. Lo miró fijamente sin decir nada.

Pei Tingsong, nervioso, salió del abrigo como pudo y se apresuró a explicarse:

“No es eso. Es que, bueno, si tu abuelo viajó tan lejos para venir a Pekín a tratarse, seguro eligió un hospital excelente, ¿no? Yo…”

“Así que por eso decidiste de repente que necesitabas un médico.” Fang Juexia tomó una profunda respiración, entrecerrando los ojos por los rayos del sol que entraba por la ventana. “Realmente no te sientes tan mal.”

“¡Sí me siento mal!” protestó Pei Tingsong, tomando la mano de Fang Juexia y colocándola en su frente. “Tócame, todavía estoy caliente. ¡De verdad estoy mal!”

Hablo tan rápido que terminó atragantándose, comenzando a toser violentamente, como si le fueran a salir los pulmones. Pero aun así, no soltó su mano.

Fang Juexia, siempre frío por fuera, pero blando por dentro, lo miró toser de esa manera y supo que, con ese estado, no podría soportar el trabajo del mañana. Sacó su mano de la de Pei Tingsong, desenroscó el termo que había traído y se lo pasó antes de encender nuevamente el motor del auto.

“Que no vuelva a pasar”

“Pei Tingsong, con la cara enrojecida por la tos, tomó el termo y bebió un poco de agua para calmarse. Pensó que su ataque había llegado en el momento justo.”

El hospital donde estaba internado el abuelo de Fang Juexia no estaba muy lejos, a solo 20 minutos en auto. Aunque Pei Tingsong realmente se sentía mal, no estaba tan grave como lo había fingido. Aun así, tenía fiebre, y tan pronto como el auto comenzó a avanzar, apoyó la cabeza y se quedó dormido.

Incluso en ese corto período de tiempo, tuvo un sueño.

Soñó que volvía a ser un niño, empujando la silla de ruedas de su abuelo en un pequeño jardín mientras ambos leían en silencio. Las enredaderas de Virginia volvían a teñirse de verde, trepando por la ventana trasera de su habitación.

De repente, escuchó que alguien lo llamaba. En el sueño, la luz del sol era como cuchillas suaves que cortaban las imágenes en formas fragmentadas. No podía distinguir quién era, pero la voz le resultaba familiar, clara y fría, aunque con un toque de cálida suavidad.

Despertó de golpe. Y lo primero que vio fue al dueño de esa voz.

“Ponte bien el cubrebocas” dijo Fang Juexia mientras le ajustaba la chaqueta, subiéndole el cierre hasta arriba y colocándole la capucha. Con sus manos frías, comprobó su temperatura tocándole la mejilla.

“¿Tan rápido llegamos?” preguntó Pei Tingsong con la voz aún más ronca después de dormir. Sentía todo el cuerpo pesado, pero se negó a dejar que Fang Juexia lo ayudara, como si temiera que alguien lo viera y se burlara de él. “Yo puedo caminar solo.”

Fang Juexia lo miró, como si estuviera viendo una pared tambaleante, y no pudo evitar reírse.

Pei Tingsong echó un vistazo alrededor y luego se acercó un poco a Fang Juexia.

“¿Este es el hospital donde está tu abuelo?”

Fang Juexia asintió. “Vamos a registrarte.”

“Espera, espera.” Pei Tingsong lo sujetó por el brazo. “Ve a ver a tu abuelo, yo puedo registrarme solo.”

Fang Juexia lo miró en silencio, sin moverse.

Pei Tingsong insistió:

“De verdad, puedo ocuparme de esto. Anda, ve. ¿Está en la sección de hospitalización, verdad?”

“Vamos a registrarte” repitió Fang Juexia con firmeza.

“¿Por qué no me escuchas? ¿Te estoy hablando en otro idioma o qué?” Pei Tingsong lo agarró de nuevo. “Ya estamos aquí, no puedes simplemente no ir, ¿verdad?”

Con gente entrando y saliendo a su alrededor, Fang Juexia no quería llamar la atención, así que llevó a Pei Tingsong a un rincón más tranquilo. Lo miró directamente a los ojos y le dijo:

“Él no quiere verme. ¿Entiendes lo que eso significa?”

El fresco viento de principios de primavera despeinó el flequillo de Fang Juexia, dejando al descubierto la marca rojiza junto a su ojo.

Pei Tingsong no esperaba esa respuesta, pero los ojos de Fang Juexia, a pesar de todo, eran suaves, como el agua.

Pei Tingsong ajustó la visera de su gorra para cubrir la marca que hacía que Fang Juexia fuera fácilmente reconocible.

“No sé si él quiere verte o no, pero sé que tú quieres verlo.”

Fang Juexia lo miró fijamente. Sus ojos temblaron, como si estuvieran llenos de agua a punto de desbordarse, antes de girar la cabeza hacia un lado. Afuera, los magnolios del hospital habían florecido, con pétalos blancos y fríos como montones de nieve. Pero cuando el viento de primavera los mecía, parecían suavizarse y tambalearse.

Al final, Pei Tingsong lo arrastró hasta la sección de hospitalización. Siguiendo el número de habitación que su madre le había enviado hace tiempo, encontraron la habitación correcta. Fang Juexia había gastado mucho dinero y usado sus conexiones con amigos de la universidad para intentar que su abuelo fuera internado en este hospital privado y en una habitación VIP, pero claramente no lo había conseguido. Era una habitación sencilla, con una gran ventana desde donde se veía un magnolio balanceándose con el viento.

En la cama descansaba un anciano, con la cabeza inclinada, aparentemente dormido. La madre de Fang Juexia se movía con cuidado, retirándole las gafas de lectura del puente de su nariz y tomando el periódico que tenía en las manos.

Pei Tingsong estaba sudando a mares después de tanto movimiento. Espió por la ventana de la puerta del cuarto, observando la situación, y luego miró de reojo a Fang Juexia, quien parecía estar considerando escapar en el último momento. Pei Tingsong, sin dudarlo, empujó la puerta de la habitación, sujetó los hombros de Fang Juexia y lo empujó al frente.

La mamá de Fang Juexia levantó la mirada, sorprendida. Al ver a su hijo de repente parado en la puerta, y luego a Pei Tingsong, quien la saludaba con una sonrisa torcida mientras movía los labios para decirle “tía”, su sorpresa se convirtió rápidamente en alegría.

Una alegría dentro de otra alegría.

Fang Juexia, sin otra opción, avanzó con una sonrisa forzada hacia su madre y se acercó a la cama de su abuelo.

El anciano parecía estar bien. Tenía unas pequeñas cánulas nasales para oxígeno y su pecho subía y bajaba rítmicamente, acompañado por un suave ronquido.

Fang Juexia le preguntó a su madre en voz baja:

“¿La operación fue un éxito?”

Su madre asintió. “Todo salió muy bien. Hace poco incluso me pidió una manzana, pero antes de que pudiera pelarla, se quedó dormido leyendo el periódico.”

Pei Tingsong hizo que Fang Juexia se sentara y luego se acercó a la mamá de este para sentarse junto a ella. La mujer lo miró de arriba abajo. “¿Por qué estás tan abrigado? Estás empapado en sudor. ¿Estás enfermo?”

Pei Tingsong asintió. “Resfriado.” Después se colocó la mascarilla, dejando ver solo sus ojos sonrientes.

A través de la ventana, las sombras de las flores de magnolio se reflejaban en la cama del abuelo, creando un juego de luces y sombras. Fang Juexia permanecía sentado en silencio, mirando a su abuelo. No dijo ni una palabra. El simple hecho de poder estar allí, tranquilo, sin que su abuelo se enfadara o lo echara, ya era más de lo que esperaba.

Había pasado más de un año desde la última vez que lo vio. El hombre que dormía frente a él parecía haber envejecido mucho. Su cabello estaba completamente encanecido, incluso sus cejas estaban teñidas de blanco. Fang Juexia nunca había imaginado cómo sería ver a este hombre envejecer. En sus recuerdos, él siempre estaba con la espalda recta, severo y solemne, como si estuviera de pie en un estrado, enseñando con autoridad.

Tomó la manzana y el cuchillo que estaban al lado de la cama y comenzó a pelarla. La hoja afilada se hundió en la pulpa y avanzó poco a poco en espiral. La piel roja cayó en tiras, como el tobogán rojo del parque infantil que solía visitar de niño.

En el vecindario donde vivía su abuelo había un parque infantil con un tobogán rojo. Fang Juexia solo volvía durante las vacaciones de verano e invierno, pero su abuelo nunca lo dejaba subirse al tobogán ni asomarse por la ventana para verlo, diciendo que si se rompía una pierna, la casa se convertiría en un caos.

Sin embargo, si terminaba obedientemente un ejercicio completo de matemáticas avanzadas, su abuelo, con el rostro severo, lo llevaba al parque y le dejaba jugar en el tobogán durante media hora. No era como otros abuelos que esperaban abajo con los brazos abiertos para atraparlo. En lugar de eso, él se quedaba de pie, con las manos detrás de la espalda, observándolo subir una y otra vez mientras se deslizaba felizmente.

Media hora. Ni un minuto más ni uno menos. Cuando el tiempo se acababa, simplemente se iba.

El pequeño Fang Juexia corría tras él, tambaleándose, hasta que podía alcanzar los dedos de su abuelo. Solo entonces, respirando con dificultad, disminuía el paso para caminar junto a él de regreso a casa.

La piel de la manzana se acumuló en su regazo. Fang Juexia la recogió junto con la fruta pelada y la colocó sobre la mesa. Luego se levantó, llenó un vaso de agua y caminó hacia donde estaban Pei Tingsong y su madre, interrumpiendo la conversación silenciosa que tenían con gestos y miradas.

“Vámonos.”

“¿Tan pronto?” Pei Tingsong miró a la madre de Fang Juexia, quien parecía estar satisfecha, con una leve sonrisa en el rostro.

“Ve,” dijo ella, levantando la cabeza para hablar con Fang Juexia. “Sé bueno y lleva a Xiao Pei a que le pongan suero.”

Fang Juexia asintió y, sin decir nada más, tomó a Pei Tingsong de la mano y lo sacó de la habitación. En el camino, permaneció en silencio mientras lo registraba, lo llevaba al médico y luego a recibir la terapia intravenosa.

El hospital privado tenía un buen ambiente, y había mucha menos gente de lo que esperaban en un día entre semana. Encontraron una sala de inyecciones vacía y se sentaron allí para el tratamiento.

Después de toda una mañana de trajines, Pei Tingsong, que al principio estaba lleno de energía, comenzó a sentirse peor una vez que salieron del área de hospitalización. Estaba mareado, y cuando la enfermera insertó la aguja, él echó un vistazo y a su visión de repente una sola aguja se multiplicó a diez.

“Te sentirás mejor después del suero,” dijo Fang Juexia mientras se sentaba junto a él, dándole unas palmaditas en la espalda mientras tosía.

Pei Tingsong se recostó contra el respaldo de la silla, mirando el líquido transparente del frasco de la terapia intravenosa. Luego giró la cabeza para mirar a Fang Juexia. “También quiero comer una manzana.”

Fang Juexia parpadeó. “Entonces, ¿por qué no lo dijiste antes?”

Se miraron durante diez segundos antes de que Pei Tingsong soltara una carcajada. “Te engañé. No quiero comer.” Con la mano que no tenía conectada la aguja, se tocó la garganta. “Me duele la garganta.”

Ese gesto hizo que Fang Juexia recordara su propia garganta. Tiró un poco del cuello de su suéter, bajó la mirada hacia las puntas de sus zapatillas y luego echó un vistazo a las largas piernas de Pei Tingsong, que parecían estar inquietas antes de volver a apartar la mirada.

“Tú…” Pei Tingsong finalmente rompió el silencio, con un tono poco común de inseguridad. “¿Crees que me metí demasiado en tus asuntos?”

Fang Juexia destapó su termo, tomó un sorbo de agua caliente y lo cerró nuevamente. El líquido tibio pasó por su garganta seca, aliviándola, y su cuerpo entero pareció calentarse. Para ser honesto, ver a su abuelo descansando tranquilamente en la cama era un alivio que despejaba la pesada carga que llevaba en el pecho desde hacía mucho tiempo.

Pei Tingsong era peculiar. No comprendía las normas sociales de los habitantes urbanos: no preguntar, no involucrarse, no preocuparse por lo que no les concierne. Pero, de alguna manera, siempre lograba lo que se proponía, siendo completamente opuesto a Fang Juexia.

Sin embargo, en cierto modo, Fang Juexia le estaba agradecido. Agradecido porque Pei Tingsong había creado un puente, forzándolo a cruzar, para ver a la persona que realmente deseaba ver.

No respondió la pregunta de Pei Tingsong. En cambio, miró la pared blanca frente a ellos y comenzó a hablar.

“Mi abuelo es una persona muy conservadora. Mi abuela murió antes de que yo naciera, y mi madre es su única hija.”

Pei Tingsong se sorprendió un poco. No esperaba que Fang Juexia le hablara de su familia.

“Mi madre nunca se alejó de él hasta que fue a la universidad. Se mudó a Guangzhou para estudiar y conoció a mi…” Fang Juexia vaciló por un momento, “padre. Mi abuelo no permitía que estuvieran juntos. Pensaba que mi padre, siendo un bailarín, no era confiable. Además, no quería que mi mamá lo dejara para irse tan lejos al sur. Tuvieron una gran pelea, y mi mamá tomó un tren en secreto, se fue de Shandong y se casó con mi papá.”

Pei Tingsong escuchó en silencio. Debido a su crianza, le resultaba difícil comprender este tipo de conflicto generacional tan característico en las familias chinas. Sin embargo, para él, la idea de escapar para casarse parecía algo muy romántico.

Aunque las cosas románticas siempre tienen un precio.

“Después de que nací, mi madre regresó. Al principio, mi abuelo no quería vernos. Mi mamá contó que estuvo parada frente a la puerta de casa, llamándolo una y otra vez, pero él no contestaba ni abría. Con el tiempo, pareció ceder un poco. Cuando volvíamos, me permitía quedarme. Incluso me preparó una pequeña habitación y, de vez en cuando, me ayudaba con mis tareas.”

Fang Juexia bajó la cabeza. Su voz era pausada y baja, como si estuviera descifrando recuerdos que le dolían.

“Mi abuelo era profesor de matemáticas. Enseñó toda su vida. Siempre decía que yo era más inteligente que mi mamá, que tenía un don para los números, que era un “buen prospecto”.

Parecía que la historia estaba yendo por buen camino, pero la melancolía en el tono de Fang Juexia era inconfundible.

“¿Y después?” preguntó Pei Tingsong.

Fang Juexia tomó aire profundamente.
“Después, solo quedamos mi mamá y yo. Mi abuelo nos pidió que volviéramos a vivir con él. Pero…”

Pei Tingsong lo miró de perfil, esperando que continuara.

“Pero yo también amaba bailar. Quería bailar, así que me quedé en Guangzhou para estudiar danza.”

“Él se sintió muy decepcionado. Soy igual que mi papá.”

Con esas pocas y simples palabras, Pei Tingsong pudo imaginar la infancia de Fang Juexia, como si todo el pasado estuviera encapsulado en un breve pero desgarrador retrato. Tenía muchas cosas que quería decir, pero todas se atoraron en su garganta, incapaces de salir.

“¿Quieres una manzana?” Fang Juexia pareció levantarse para irse. “Voy a comprarte una.”

“No quiero.” Pei Tingsong agarró su brazo, impidiéndole moverse. “Te dije que estaba bromeando.”

“Está bien.” Fang Juexia volvió a sentarse, mirando nuevamente la pared blanca frente a ellos.

De repente, Pei Tingsong se inclinó hacia un lado y lo abrazó. Su brazo, conectado al tubo de la intravenosa, rodeó el cuello de Fang Juexia y lo atrajo hacia él.

“Me siento tan mal…” dijo con voz ronca, pero su tono era suave. “Déjame abrazarte un momento.”

La cabeza de Pei Tingsong se acurrucó en el hueco del hombro de Fang Juexia, como un gran perro enfermo que busca consuelo. Se frotó ligeramente contra él y lo abrazó aún más fuerte. Fang Juexia, incapaz de empujarlo, se convenció a sí mismo de que, siendo amigos, un abrazo de vez en cuando no era algo fuera de lo normal.

El pequeño reloj dentro de su mente empezó a marcar el tiempo, haciendo eco con las gotas que caían del frasco del suero, una tras otra, deslizándose hasta lo más profundo de su corazón, como una gota de rocío de primavera que cae delicadamente de la punta de una hoja y aterriza justo en su hombro.

“Fang Juexia.” El silencio se mantuvo durante un minuto y medio antes de que Pei Tingsong hablara nuevamente, con la voz amortiguada.

Fang Juexia apoyó su cabeza contra la de Pei Tingsong como respuesta, esperando a que continuara. Sus huesos se apoyaban íntimamente el uno contra el otro, transmitiendo el calor febril de Pei Tingsong a través del contacto.

“Tú siempre dices que no tienes ninguna emoción hacia las personas que no te importan, ¿verdad? Ese tipo de temperamento debe tener un origen. Tu abuelo seguramente es igual que tú.”

Mientras hablaba, el aliento cálido de Pei Tingsong tocaba suavemente el cuello de Fang Juexia, humedeciendo un poco el suave tejido de su suéter.

“Es porque te ama que se molesta contigo y guarda rencor.”

Fang Juexia se quedó un poco perplejo. En su mente, el pequeño reloj comenzó a marcar cada segundo más lento, estirando el tiempo una y hasta dos veces más de lo habitual.

“Y no has hecho nada mal. No desperdiciaste tu talento en lo más mínimo…”

Con su cabeza ligeramente mareada, como si el enfermo fuera él, cada palabra de Pei Tingsong resonó en el aire, dejando una vibración prolongada.

“Tú siempre has pertenecido al escenario.”

Traducido por 21Rb_BINGQIU
☕ Apoya el proyecto en Ko-fi

Subscribe

Notify of

guest





0 Comentarios


Inline Feedbacks
View all comments

Donar con Paypal

🌸 El contenido de Pabellón Literario está protegido para cuidar el trabajo de nuestras traductoras. ¡Gracias por tu comprensión! 💖

0
Would love your thoughts, please comment.x
()
x