Bakshi: -Nada de agujeros ni nada. Entre nosotros hay un maldito traidor. Un bastardo que ha estado jugando al compañerismo con algún jodido italiano.
Subordinado del GD 1: -¡¿Un traidor?!
El hombre que es el jefe del grupo, escupe en el lago sangriento y con la punta de su sucio zapato, empuja los cadáveres hacia los lados haciendo que se ensucien más.
Bakshi: -¡A este tipo le dieron por su garganta, a este también e igualmente a este! ¡Y a este tipo… le dieron en la arteria de sus piernas, y a este otro tipo… le dieron directo en el corazón! ¡Hahaha esto sí que es una obra de arte!
Subordinado del GD 2: -¡Debe de ser una broma! ¡Es imposible! ¡Que todos ellos hayan sido cortados con un cuchillo!
Bakshi: -Y el Max vaya que fue ejecutado desde la parte posterior. ¿Pero no te pone a pensar que fueron algo compasivos? Si fuera yo, hasta los hubiera dejado desnudos.
Subordinado del GD 1: -¡Pero! Incluso a Max… con un cuchillo…
Bakshi: -Eso se puede ver a primera vista. ¡Todos estos estúpidos! El que se hayan reunido como gansos y hayan terminado siendo asesinados
Bakshi: -¡Que haya hecho arte con un cuchillo! Hehe… y además fueron dos, no…. Fue solamente un bastardo quien lo hizo
Subordinado del GD 2: -¡Es…es imposible! Porque…. Esos tipos tenían pistolas
Bakshi: -¡Fuu… fuuuu…. Hahahahah! ¡Hihahahahahah!
Subordinado del GD 1: -¿Je…jefe?
Bakshi: -¡Hi….hahahahah! ¡Hahahahahahaha! ¡Estos tipos sí que me han puesto de buen humor! ¡Y yo que pensaba que esta ciudad no tenía nada de emocionante!
Bakshi: -¡Un tipo con buenos modales en la mesa y una rata apestosa! ¡Parece que las cosas por aquí se pondrán divertidas! ¡!Hyahahahahah!!
Cuarto día
Bueeeenos díaaaas, oh puto mundo de mierda. Nuevamente hoy, será un día en Daivan donde mataremos a los del GD.
Bernardo -Se encuentra sentado en su escritorio en su sala con todos sus teléfonos sonando sin parar. También hay en la sala un sinnúmero de subordinados atendiendo las llamadas
Bernardo tiene a alguien que lleva una bandeja de café que fue preparado previamente, bebemos algo del café que ya está un poco frío. Entonces….
Bernardo:- Hoy también tendrán un objetivo ordenado por él…..
Gian: -Ya que hoy también hace frío, me gustaría ir a una ciudad como Florida.
Bernardo:-Lo siento mucho, pero tendrán que dirigirse a una dirección contraria. A pocas cuadras al este de los complejos de viviendas que están cerca de la fábrica a la que fueron ayer, hay un casco antiguo previsto para la reconstrucción. Ahí es donde irán.
Giulio: -El Daivan Bronx.
Giulio dice esto mientras señala con la yema de su dedo sobre el mapa lleno de marcas y códigos. Daivan Bronx… incluso en esta ciudad, hay una zona que es la peor de todas
En el pasado siglo… no, viendo como es la ciudad probablemente ha sido mucho más antiguo, una época en donde las personas realmente tenían libertad de parlotear acerca de la tradición o linaje en una zona que se encuentra al oeste.
El anterior alcalde y el consejo había decidido reconstruir el casco antiguo, por lo que habían comprado la tierra y así se comenzó la construcción de los edificios, pero por la gran depresión, algunos tuvieron que ser reasignados.
La ciudad, llena de nada más que viejas ruinas, comenzó a llenarse de inmigrantes sin dinero ilegalmente y en algún momento esa zona se convirtió en un territorio sin ley.
Con el tiempo la gente de la ciudad volvió a sus raíces, se tomó la decisión de llamar irónicamente al lugar por el nombre de su ciudad natal. “Daivan Bronx”
Ahora, esa zona de Daivan es conocida como la primera clase de mierda, lo cual en esa zona está llena de chicos incompetentes que no tienen la menor idea de la existencia de los derechos, o incluso de los derechos humanos de los ciudadanos
Gian: -Aunque estamos hablando de Daivan Bronx, ¿sabías que ese lugar es muy extenso? ¿Desde qué parte deberíamos de comenzar?
Bernardo: -La avenida que está más al este de Bronx. Hay un lote vacío que solía ser un vertedero de maquinaria y equipo pesado, pues es ahí. Las órdenes dicen que deben de ir a ese lugar.
Bernardo habla hasta ahí y luego se quita sus lentes… y con su gran mano frota su cara una y otra vez. Esto es índice de que Bernardo ha acumulado mucha fatiga.
Bernardo: -Es cierto que si el GD ha formado una base allí, sería malo. Sin embargo, hay demasiados edificios abandonados allí. No podemos desplegar tropas en esa área ya que sería imposible limpiar después.
Gian: -Y dices que nosotros dos debemos ir allí….
Bernardo: -No lo entiendo. No puedo ver lo que pretende Don Bondone. ¿Por qué en ese lugar? ¿Por qué deben de ir ustedes dos?
Los ojos de Bernardo sin lentes, se estrechan lo suficientemente afilados como para asustarme mirando lejos en alguna parte… Luego vuelve a colocarse sus lentes dando suspiros….
Bernardo: -Además…. ¿Por qué en el lugar que fueron ayer, estaban justamente reunidos los tipos del GD? No lo entiendo.
Gian: -Bueno, sin lugar a dudas estará nuevamente hoy.
Giulio: -Solamente hay que eliminarlos.
Bernardo: -¿La red de información de Don Bondone es mejor que la mía? Pero, incluso si fuera así….
Bernardo, está pensando en algo profundamente. ¿Estará tratando de pensar en algo que esté fuera de lugar?
Luchino: -¡Perdón por llegar tarde! ¡He traído municiones!
Era Luchino. El pasa a los hombres que están haciendo guardia, y a pesar de que son muy robustos pasa entre ellos con galantería mientras trae un objeto de acero
Delante de Bernardo, deja un objeto de tamaño medio de acero, es de metal aunque no parece realmente pesado.
Bernardo: -Disculpa. En verdad que me has salvado, te debo una.
Luchino: -Ni te preocupes. Después de todo es dinero que me regresaras. Son 100,000. La mayoría está en billetes de diez. Han sido lavados para que puedas usarlos sin preocupación.
Ah. Esto es de lo que habían estado hablando ayer. Más bien….
Gian: -Así que son 100,000 dólares. Yo había pensado que sería un poco más
Luchino: -Si acumulas un paquete de billetes valdrá diez veces más. Si son cien acumulados entonces podrán caber en un sobre. Gian, ¿van a salir ahora?
Gian: -Claro, hoy nos toca ir a Daivan Bronx.
Luchino: -¿Dijiste Bronx?
De repente, la expresión de Luchino se nubla. Su voz suena como si hubieras mordido algo horrible.
Bernardo: -¿Pasa algo?
Luchino: -Esta mañana escuché un rumor… no es un rumor que esté confirmado pero, estaba pensando en comentárselo al traer el dinero…. Estuvo cerca.
Luchino: -Se dice que vieron a los que hacen locales judíos en Bronx, darles sus manos a los matones del GD. Suena como si estuvieran preparándose para llevar un batallón.
Gian: -Whoa. ¿No es eso peligroso?
Bernardo: -Gracias al cielo que nos enteramos a tiempo. Estuvimos a punto de enviar a nuestro próximo jefe y a uno de nuestros capitanes a una máquina demoledora de carne.
Giulio: –Y esas tropas…. Todavía no han llegado ¿verdad?
Luchino: -Parece que no. Si ese fuera el caso, Bernardo lo hubiera percibido en primer lugar y se tomaría de inmediato una pastilla para el estómago. Probablemente, solo vinieron sus capitanes para hablar.
Giulio: -Es una buena oportunidad….
Yo, y por supuesto los otros dos volteamos a ver a Giulio, que dijo esas palabras tan repentinamente que lo miramos directamente a sus ojos.
Luchino: -Oye, oye, ninguno de los capitanes del GD se atrevería a venir solos. De seguro llevaron con ellos un pelotón de soldados armados suficientes para armar un partido de fútbol.
Bernardo: -Y además, está el ataque que realizamos ayer. Será mejor que hoy suspendamos el ataque sorpresa. Yo me encargaré de hablar con Don Bondone
Parece que Bernardo, tiene bastante en su mente con todo lo demás y ahora se le suma esto. Alza una de sus manos para tomar uno de los teléfonos con un aspecto algo diferente de los demás en su escritorio.
Y esa mano….
Giulio: -Solo se trata de asesinarlos a todos.
Bernardo ¡…………….!
Giulio tomó esa mano deteniéndola.
Luchino: -Lo dices enserio. Incluso si eres tú… lo más seguro es que hayan preparado una trampa.
Giulio: -Si sé que hay una trampa entonces no caeré. No soy tan idiota.
Gian: -Es enserio….
Mi voz se filtra inconscientemente. Sobresaltado, Giulio dirige sus ojos hacia mí. Esos ojos parecen los de un perro que ha hecho algo malo y lo sabe….
Bernardo: -No puedo dejar que Gian vaya contigo. Y por supuesto, Giulio. No puedo aceptar lo que estás proponiendo.
Giulio: -Pero….
En los ojos de Giulio veo la figura de ese viejo que está ahogándolo, dándole una sacudida violenta. Eso es lo que siento.
Yo…
OPCIONES:
- ¿No puedes contradecir a aquel viejo, verdad?
- ¿Los dados ya están echados, verdad?
Elegir la segunda opción
Gian: -¿Los dados ya están echados, verdad?
Siento una ola de desesperación histérica… No, esto es diferente. Me siento como si estuviera montando en algo terrible que hace que me ría.
Gian: -Ya hemos llegado a este punto, no hay manera que nos retiremos con una simple disculpa. No nos queda de otra más que hacerlo. ¡Esto es una guerra a muerte! Estará bien, si somos Giulio y yo, podremos hacerlo
Gian: -Oh, eso es lo que pienso. ¿Qué les parece?
Giulio: -Señor Gian….
Bernardo y Luchino se miran boquiabiertos y Giulio pone una cara como si se acabara de dar cuenta que el libro que estaba leyendo le faltaban páginas…. Luego se miran entre sí y comienzan a reírse.
Luchino: -Haha, sí que sabes cómo decirlo. Pero…. es cierto que es el momento para hacerlo.
Bernardo: -En caso de que un gran número de gánsteres del GD se estén moviendo en Bronx, entonces… tenemos los soldados suficientes para actuar… Es correcto que al menos podamos ir por los capitanes….
Una vez más, Bernardo parece que se quedó pensando en algo, sus ojos afilados muestran como si hubiera algo referente que podría decir.
Luchino: -Bueno, pero es verdad que solo ustedes dos no podrían hacerlo. Si le pedimos a Iván a algunos de sus jóvenes subordinados….
Gian: -No, lo podremos hacer. Si llevamos más manos imprudentes, podríamos provocar que el enemigo tuviera la ventaja.
Giulio: -Por otro lado, si tuviéramos que estar al acecho… entonces podremos ser capaces de lanzar un ataque sorpresa.
Bernardo: -Qué clase de dúo de héroes tenemos aquí.
Bernardo: -Sin embargo…. Me tienen a mí, en el cual podrán confiar. Si esto fuese solo una guerra de prueba, entonces le daría cero puntos al texto de estrategias.
Gian: -¿Quieres apostar? Con el perro malo y el perro de la suerte. Todavía la ruleta sigue girando.
Bernardo piensa…. Y entonces mira el reloj de la sala.
Bernardo: -Luchino, lo siento por pedirte esto justo después de que me prestaras el dinero, pero… ¿Cuántos soldados tienes para poder movilizar de inmediato?
Luchino: -Tengo a mi chofer, y a otros dos. Si es para esta noche, tendré disponibles unos diez.
Bernardo: -Lo siento, pero, ¿podrías prestarles a tus hombres disponibles a Gian? Uno conducirá, y los otros estarán en caso de una retirada de emergencia.
Gian: -Lo siento. Me has salvado. Los conductores de taxis, no se atreven a conducir por Bronx por el miedo.
Todo se ha arreglado.
Gian: -¿No tendrán alguna copia o repuesto de este mapa?
Me froto las manos, y Bernardo le da algunas órdenes a uno de sus subordinados el cual excava a través de uno de los estantes llenos de documentos y saca una especie de bloc de notas
De ese viejo bloc de notas, sobresale una página desgastada.
Bernardo: -Es una copia del mapa del este de Bronx. Cuando termines de usarlo, por favor quémalo.
Gian: -Gracias. Como que tiene escrito algunas marcas, ¿no hay problema con eso?
Bernardo: -Son algunas marcas que le puse con un valor de cero. Antes llegué a incrustarme en la reconstrucción y la especulación de Bronx. Y los resultados, pues ya lo saben.
Luchino: -Si el CR5 volviera a tener el control de esa área, podríamos ser capaces de tomar otra mirada en ella.
Bernardo: -Estoy lleno de esperanza nuevamente. Ganemos en esta guerra.
Gian: -Si están ustedes, ganaremos. Estoy apostando todas mis fechas en ello, traten de hacerlo, también.
Luchino: -Hehehe… ¿con que Lucky Dog? Supongo que tenemos que apostar por él. Es momento de hacer que el distribuidor derrame algunas lágrimas.
Luchino lanza una sonrisa y como si fuera alguna clase de señal, no ponemos en acción. Bernardo ve algunos archivos y recoge un teléfono.
Luchino da algunas órdenes usando otro teléfono. Entonces… Giulio y yo parpadeamos mirándonos mutuamente.
Giulio: -Tenemos que irnos. Terminemos hoy también antes del almuerzo.
Gian: -Claro. Hoy me encargaré del almuerzo. Te llevaré a un lugar donde podremos llevarnos con solo un centavo.
Giulio: -¡Sí!
Es pequeña, pero Giulio puso una expresión de felicidad. Así que partimos. Se siente un poco como si fuéramos dos niños saliendo a ver un partido de béisbol.
Nos dirigimos a la zona loca de Daivan que está llena de mafiosos que les gustaría ver cómo nos hacen picadillo y nos cortan, estando al acecho, lo suficientemente cerca, para poder tener su propio partido de fútbol.
Por lo general, ese lugar es un lugar que haría que me diera la vuelta y me echara a correr para huir en dirección contraria. Pero, ¿por qué será? Siento como algo de desesperación, pero a la vez algo de confianza y un poco de condena.
¿Será porque he visto la fuerza de Giulio antes? ¿O es porque esa estrella de la suerte que ha estado brillando sobre mi cabeza desde hace mucho tiempo me está dando confianza ahora?
Podemos hacerlo. Bueno, si pasa algo malo solo tendremos que huir.
Luchino: -Te lo encargo. Yo estaré esperando en la misma tienda de siempre.
Subordinado de Luchino A: -Yo los llevaré hacia Bronx. Por aquí….
En el estacionamiento detrás del hotel, tomó prestado al subordinado y el auto de Luchino. En este auto nos dirigiremos hasta Bronx.
Incluso los subordinados de Luchino son unos caballeros apuestos. Y para nosotros la mafia….
Es el momento de comenzar con la caza.
Paramos el auto una cuadra antes de llegar a Daivan Bronx, pretendiendo que solo paramos a comprar algunos cigarrillos y refresco de cola en un puesto cercano…. Al mismo tiempo escaneamos nuestro entorno para detectar cualquier signo de hostilidad.
No podemos ver Bronx desde aquí. El barrio con sus edificios de cien años están aferrándose en lo bajo de las calles sin pavimentar, los cuales se encuentran más allá de estos edificios.
Giulio: -Sería peligroso ir en auto.
Gian: -Aunque caminemos, terminaríamos recibiendo disparos quedando como un panal.
Subordinado de Luchino A: El comandante, ha dicho que si consideran que es peligroso, deberán de retirarse de inmediato. Y si pasa eso, que los trajera.
Gian: -Por dios, ese Luchino incluso presiona a sus subordinados. Espero que no me presione demasiado.
Muestro una gran sonrisa… Tratando de tragarme el sentimiento de peligro en lo más profundo.
Hay una calle al este de nuestro punto de destino al cual podemos ir. Incluso si tratamos de colarnos desde otro lugar, no hay garantía de que alguien del GD no nos descubra y nos detenga.
Si nos quedamos ahí, pensando… probablemente conseguiremos ser bombardeados por balas de plomo.
Inclinando mi cabeza, veo….
Unos sedanes que fueron dejados solo un poco lejos de la base. Mis ojos y mis cejas se contraen.
Gian: -¿Esos chicos piensan que en cualquier lugar se puede estacionar autos como los Benz y Packards?
No puedo ver alguna otra tienda
Subordinado de Luchino A: -Probablemente, hay algún local clandestino en esa parte del edificio. Esta no es una de nuestras tiendas, así que….
Ya veo. Alguien dentro de mi mente, prende fuegos artificiales.
Gian: -Vayamos. Hey, tu…. Ve con Giulio en el auto y conduce hasta Bronx.
Giulio: -¿….? Señor Gian…
Gian: -Iré a probar si no he perdido mis habilidades.
Me meto un pedazo de chicle en mi boca y doy un guiño antes de salir del lugar, pretendiendo que busco un taxi ya que me salto el lugar del estacionamiento.
En el camino, tomo un ladrillo suelto por la calle.
Como esperaba de un bar clandestino escondido, pero este lugar está configurado de modo que no se pueda ver lo que hay en el interior así como en el exterior. En resumen, los tipos que están en el interior no me pueden ver.
Tampoco hay nadie vigilando los autos. Que suerte, justo como lo tenía previsto. Bajo el reloj de un bar diferente, debajo de él se ven varias botellas de vino que sobresalen desde otro callejón. ¡Viva la prohibición!
Gian: ~Vamos, esto no dolerá~
Pegando mis ganzúas en la puerta del Packard, me enfoco en abrir la cerradura. Los dos instrumentos de metal en forma de agujas entran, y veo a los alrededores para luego volver a mirarlos.
Y entonces, siento el giro del cilindro. Puedo hacer esto sin siquiera mirar… Lo siento, pero esto es lo único que se me da bien.
La puerta se abre tras haber abierto las cerraduras. Sin prisa, echo un vistazo a mi reloj antes de deslizarme en el interior del auto maloliente. Esta vez, busco las llaves para encenderlo
Gian: -Mamá ama que su lindo niño despierte.
Me volteo y levanto un pulgar hacia Giulio y hacia el subordinado de Luchino, ellos dos toman eso como una señal. El Packard, se comporta como si hubiera sido mío desde el inicio.
Comienzo a ponerlo en marcha suavemente, fluyendo por la calle. Puedo ver que el auto Chevrolet en el que está Giulio, viene siguiéndome.
Luego, por la ventana izquierda, noto los edificios y apartamentos que bordean la calle que de repente desaparece, sustituyéndola por un terreno abierto…
Y luego la vista se transforma en estructuras antiguas, edificios a punto de desmoronarse.
Con el Packard, tomo la dirección en torno a la calle de Bronx, y paro el motor del auto justo antes de la calle marcada con un círculo en el mapa.
Giulio: -¿Señor Gian, para que son….?
Giulio sale del Chevrolet que se detuvo discretamente un poco detrás de mi auto. Sus ojos me dicen que todavía no se ha dado cuenta de mi plan.
Gian: -Usaré esto para que sean los señuelos.
Le muestro el bloque de piedra que había recogido antes con una sonrisa. Entonces, entro de nuevo en el asiento de conductor del Packard.
Subordinado de Luchino A: -¿Qué debería de hacer?
Gian: -Regresa con el auto al lugar que estábamos antes. Si te llegaran a descubrir en pleno fuego, tendremos que volver caminando de vuelta al hotel
El hombre no se vio para nada satisfecho…. Pero da su asentimiento y regresa al auto para volver a regresar hacia mí con un paquete.
Subordinado de Luchino A: -Señor Giancarlo, tome esto, son municiones.
Gian: -Oh…. Gracias.
Esta cosa sí que está pesada… Así que hay municiones redondas de escopeta en el interior.
Al irse el conductor con el Chevrolet….
Gian: -Pues bien. Que comience a girar la ruleta.
Giulio: -Si, vayamos….
Me subo en el asiento del conductor del Packard. Giulio da una pequeña inclinación de cabeza antes de que se pierda de vista en un callejón de la esquina.
Enciendo el Packard para deslizarme frente a la calle más ancha de Bronx. No es tanto como una calle si no un lugar lleno de edificios demolidos.
El auto salpica a través de los charcos mientras conduzco hacia adelante, lentamente…. Para así mirar hacia el tanque de gas y comenzar a acelerar.
Gian: -¡Perdón por ser una mala madre…ngn!
Piso con fuerza el pedal, y de repente el Packard acelera.
Y de igual manera, las sombras de los edificios se aceleran.
El auto con su conductor….
Con un pie en el acelerador, el auto avanza con dificultad hacia adelante, lentamente al principio como si fuera un escarabajo con cuerno gigante, para después convertirse en un toro salvaje.
Los neumáticos son capturados por el pantano de lodo. Se balancea, pero mantiene toda su velocidad hacia la entrada de un edificio de un siglo de antigüedad. No es que fuera una gran velocidad, pero el ruido del motor era tremendamente grande.
El impacto hace que aplaste la bocina, y ante el toque hace un eco estridente a través de las ruinas abandonadas de la ciudad… No…no es que estuvieran abandonadas.
Desde ambos lados, escucho los sonidos de gritos de enojo de aquí y allá que vienen dentro de las cavidades de los edificios, perforando a través del aire. Las voces que dicen “Quién” y “¿Qué?”… La mayor parte de ellas están en inglés, aunque algunos no los pude entender.
Gian: -Bien… ven, ven, ven….
Innumerables sombras negras se dispersan en las calles. Justo cuando los miro….
Sin una advertencia, un torbellino de balas apareció. La cuales hacen que sacudan el cuerpo negro del Packard, escuchándose como monedas de dólar de plata que estallan y bailan alrededor de una pintura.
Desde las calles, desde las ventanas de los edificios abandonados, y desde la puerta. De todas partes, las ametralladoras, escopetas y pistolas abren fuego sin piedad.
Gian: -Uhhh… whoaaaa. Eso estuvo peligroso….
Gracias a dios que me había ido con el auto. De hecho, los bastardos que habían estado al acecho, armados hasta los dientes comenzaron a gritar ¡Retirada! ¡Retirada! Esas palabras comienzan a sonar a todo volumen en las esquinas de mi mente.
En ese momento… los disparos se detienen de repente.
Quedando el silencio, la tranquilidad… En esas ruinas donde el sonido del silbido penetrante fue destruido por las balas.
Como enormes ratas, las sombras de los hombres y sus caras emergen cautelosamente y manteniéndose en guardia, escabulléndose en los edificios con armas listas y quedando solo un Sidle y un Packard trágicamente desmantelados.
Quedando a la distancia de una yarda, no, un poco más, tal vez.
Gian: -Cinco, seis… diez, once….
Dejó de contar a medio camino. Quedándome más o menos en las decenas, ya que en ese momento mi Packard terminó rodeado en la distancia.
Mierda, saco de mi boca como patatas fritas saladas. Ni siquiera pude masticar mi chicle, así que me doy la vuelta… y veo que Giulio no está allí, ¿En dónde está?
Fue en ese momento…
Gian: -¡¿Oh, Whoaaa?!
De repente, la puerta trasera justo al lado de donde estoy escondido se abre. Veo que se sube una mujer cargando con unas bolsas. Ella es probablemente una de las prostitutas que el GD trajo.
Cuando nuestros ojos se encuentran, ella envía a volar sus bolsas y deja escapar un grito lo suficientemente afilado para asustarme.
Subordinado del GD 1: -¡¿Qué, qué pasa?!
Subordinado del GD 2: -¡¿Es ese bastardo macarrón?!
Los hombres que habían estado de pie rodeando a la distancia, dan gritos al mismo tiempo, llenando el aire de rabia. Esto es malo. ¡Jodidamente malo! Volteo hacia esta mujer sirena.
Realmente no quiero, pero tengo que golpearla hasta dejarla sin sentido, pero cuando me doy cuenta, la chica ya se había ido… más bien se había desmayado. Maldita sea.
Subordinado del GD 3: -¡¿Hay alguien ahí?! ¡Sal!
Algunos de los matones toman algunos jodidos bozales de aspecto enormes y de esta manera todos ellos comienzan a avanzar lentamente hacia mí.
Gian: -¡Mierda! Parece que la cagué un poco.
Agarro la escopeta… y por un segundo, me entró el pánico por haber olvidado cómo usar esta cosa. Recuerdo que los guardias de la cárcel la utilizaban para jugar….
Ese sonido, uno de los más hostiles sonidos intimidantes del mundo, congela a los gánsteres en sus pasos por un segundo. ¿Van a disparar? O….
Espero, dudando por un segundo…
Gian: -Ah……
Y allí, flotando en el borde de mi visión….
Al principio pensé que era un cuervo… No, de ninguna manera puede un cuervo ser tan grande. Además….
Un cuervo no tiene ojos rojos, ardiendo con el carmín de la sangre.
La sombra negra había descendido desde el techo de los restos de edificios, revolotea hacia abajo sobre el viento, cayendo directamente en medio de los gánsteres que se habían reunido alrededor del Packard.
Subordinado del GD 4: -Ah, ah…..
Subordinado del GD 5: -Hiiiii
Antes de que los gánsteres pudieran incluso abrir sus ojos para tener alguna vista de esa rareza….
La hoja brillante se abrió paso al instante con una sombra que descendió directamente hacia ellos abriendo en rajadas sus cuellos, en las yugulares de los dos hombres…. Y sus cuerpos colapsan en el suelo…
Giulio: -Fu…. Fu…. Ha….
Gian:-¡¿…?! ¡! Giulio!!
Subordinado del GD 6: -¡!Que.. Que pasa contigo, bastardo!!! ¡Desde donde….!
Subordinado del GD 7: -¡! Ha salido!! ¡! Te mataré….
Giulio, apareciendo como si hubiera estado ahí desde el principio, camina entre la multitud de gánsteres. Da unos pasos….
Y al mismo tiempo, la hoja pequeña en su mano baila al mismo tiempo…
Más gánsteres colapsan como fichas de dominó sin algún grito.
Subordinado del GD 8: -¡!UWhaaaah!!
Al igual que los niños en el recreo, los gánsteres dan un grito y apuntan con sus escopetas a Giulio, que está de pie como si nada
Giulio: -Fufu…. Cállate.
Subordinado del GD 8: -¡¿Hiii?! Ah… ahh…
La mano del mocoso que sostenía la escopeta y su flanco, son abiertos en rajadas y la sangre se derrama hacia afuera, fresca cayendo al suelo. El pobre chico se arrodilla y se prepara para su inminente muerte.
Subordinado del GD 1: -¡¿Por… por que?! ¡!Jooooder!
Subordinado del GD 2: -¡Es aquel tipo! ¡Mátenlo!
Los gánsteres que habían estado dirigiéndose hacia mí, levantan sus armas y me dan la espalda.
Gian: -¡!….!! Giulio ¡Cuidado!
Al gritar hago que se sobresalten y entonces levanto la escopeta.
Debido a los disparos, hacen que mi brazo sea lanzado hacia atrás como una patada cayendo sobre mi culo, ¡en serio que debo de verme patético!. Los tiros que había disparado se ven como fuegos artificiales dando en el barro. Se acabó
Subordinado del GD 3: -¡¡Por aquí también hay otro!!
¡Mierda, mierda, mierda! Aun sentado sobre mi culo, me esfuerzo para tirar hacia atrás del cargamento del arma. ¡Y tenía que ser en este momento…..!
La suciedad penetra a través de mis pantalones y ropa interior, dejándome con un escalofrío… escupí el chicle que había estado masticando. Entonces…
Gian:- ¡!Uh, whaa!!
Los gánsteres dejaron que los disparos de sus máquinas salieran volando hacia mí, el bastardo que está sentado con su ropa interior sucia sobre su culo. Las balas salpican hacia el costado de mi estómago; no sé si es mi imaginación o sigo bien.
Gian:- ¡Mierda!
Agacho la cabeza por el sonido de las balas que rebotan, rebanando el aire. Me arrastro hacia adelante para dirigirme hacia mi arma y hacia ellos, y luego veo….
Giulio: -¡Señor…! ¡Gian!
Giulio, que ya había matado a algunos gánsteres, se gira hacia mí con una expresión rígida. Hay más de diez pies de distancia entre nosotros, pero puedo ver con claridad…. Sus ojos están llenos de lágrimas a punto de desbordarse.
Subordinado del GD 9: -¡¡Te tengo!!
Detrás de Giulio, otro gánsteres salta. Soy el único que lo puedo ver. Siento que mi corazón se congela, y veo….
El fuego de las ametralladoras
Giulio: -¡!Tsk!!
Los disparos óxidos de fuego van hacia la sombra negra…Pero pasan a lo largo de ella.
Subordinado del GD 9: -¡Uhhhh! ¡¿Qué…!?…. ¡Giiiiii! ¡!Gyaaaaa!!
Un dios de la muerte toma al hombre desde su espalda…. Sacándole su riñón. El hombre deja escapar un grito muy doloroso, permaneciendo, aún, con su mano en su ametralladora.
Giulio recoge la ametralladora de la mano que la sostiene… y el dedo del hombre que todavía estaba en el gatillo, lo tuerce.
Esto provoca que el gánster termine por disparar y perforar a otros dos de sus compañeros que estaba de pie en otro lugar. Ellos caen. Y el hocico de esa arma es volteada apuntando hacia los hombres que me habían estado cazando.
Subordinado del GD 1: -¡Ug! ¡Guaaaaaaaaaah!
Segados por la máquina de matar, los gánsteres caen como bolos de boliche. Y entonces…
Giulio: -¿Señor Gian, está bien?
Gian: -Tsu….me has salvado, lo siento Giulio.
Al tirarme hacia arriba, balanceándome al mismo tiempo, los ojos de Giulio se vuelven penetrantes mirando alrededor… de forma cautelosa antes de transformar su expresión de perro regañado, trotando hacia mí.
Giulio: -¿No está herido? Discúlpeme…. Por hacer que actuara como un señuelo….
Gian: -Las únicas víctimas aquí son mis pantalones empapados y mis bolas. Pero vaya….
Entra y sale mi respiración irregular saturándose con el olor de la sangre por mi boca reseca. Ni siquiera puedo hacer que mi saliva fluya. La tos es lo único que sale de mi garganta seca.
Veo la escena sangrienta carmesí detrás de Giulio.
Gian: Como lo supuse… sí que eres increíble… o mejor… que eres tú…. Hahahaha.
Giulio: -Yo…. soy….
Gian: -¡!!Tsu!!
Giulio y yo nos damos cuenta al mismo tiempo… y saltamos.
Gian: -¡Eso estuvo cerca! Joder, ¡El show comienza desde ahora!
Giulio y yo bajamos por un callejón y con nuestros ojos miramos hacia atrás por la otra calle, la cual parecía un gran campo negro.
Balas de ametralladoras vuelan de la ventana, rebotando sobre nuestras cabezas. Se abre una puerta y los gritos se dispersan por el aire.
Giulio: -Hay seis hombres, incluyendo al conductor serían siete.
Gian: -Hnn~ pero, ¿no crees que están algo lejos?
Agacho mi cabeza por los fragmentos que salen debido a las balas… cuando de repente mis ojos se detienen en la mujer todavía inconsciente en el suelo por delante.
Gian:- Por aquí hay una salida, atravesémosla.
Giulio: -Pero…. todavía hay enemigos.
Todavía está pensando en aniquilar a todos los enemigos, incluso ahora. Como decirlo, es obediencia o no sé cómo llamarlo…. Las cosas comienzan a derrumbarse hacia abajo sobre nuestras cabezas cuando….
Gian: -¡!Uh, uwaaa!!
Capitán del GD B: -¡! Salgan! ¡Malditos insectos de Daivan!
La voz de Giulio llega a mis oídos mientras me toca mis hombros. Su mano descansa sobre mis hombros y miro hacia arriba.
Giulio: -Señor Gian entré en el interior del edificio…. Puede que todavía haya enemigos por aquí. Tenga cuidado.
Gian:- Hey, ¡Oye!
Se alejó antes de que pudiera obtener una respuesta
Giulio realiza un salto en el camino. Al principio, pensé que Giulio se había desplomado. Pero eso era porque estaba agachándose mientras se sube su cremallera hacia adelante como un perro de caza.
Capitán del GD B: -¡! Ahí está!!
Abro la boca para gritar, pero no sale nada. Había pensado que Giulio estaba muerto.
Pero….
Giulio rompe en pedazos el vidrio de una ventana abierta en el instante en que desaparece en el interior. Finalmente me las arreglo para suspirar y levantarme
Gian: -¡Mierda!
Agarro la bolsa del arma que había tirado antes para luego lanzar una maldición, antes de ir volando a las ruinas de la puerta trasera.
Los elementos esenciales de un edificio abandonado y en ruinas… el polvo y el olor a moho se mezclan, como el olor a sudor y camisas podridas.
Todavía hay algo de peso en la bolsa izquierda que el subordinado de Luchino nos dio. Son municiones para una ronda más de disparos con un dibujo de ciervo en la etiqueta
Gian: -Ehm…. ¿Cómo se usaban?
Puedo sentir como mi mente se siente pesada y apunto de volar por pensar…
Recuerdo una vez, hace mucho tiempo, a algunos guardias idiotas de la cárcel tratando de asustar a los prisioneros con una escopeta. Recuerdo lo que vi en ese entonces y me las arreglo para cargar la escopeta.
Entonces, meto el paquete de municiones en la bolsa nuevamente y me la coloco por los hombros al igual que un ladrón que trata de escabullirse en un edificio abandonado. En el otro lado de la pared, puedo escuchar los gritos de disparos de ametralladoras de vez en cuando.
¿Esos tipos todavía no pueden encontrar a Giulio? Me detuve un momento para comprobar que la puerta estuviera bien y avanzo a través del cuarto.
Gian:- ¡!Uh… oh…!!
De repente, los ruidos estallan por encima de mi cabeza. Casi levanto la voz por la sorpresa y giro mi arma hacia donde escuche el sonido.
Pensé… ¿Los disparos podrán perforar a través del suelo para evitar el paso de los chicos por encima?
Sin embargo, no tengo idea de que es lo que hay allá arriba. Es prácticamente imposible, pero si se tratara esos sonidos de arriba ni siquiera “horrible” podría cubrirlo.
Puedo ver unas escaleras ahora que mis ojos se han acostumbrado a la oscuridad y me dirijo hacia ellas cuidadosamente.
Subo las escaleras, las cuales están tan oscuras y vacías de cualquier signo de vida. Apunto con la escopeta hacia adelante en lugar de una linterna.
El piso de arriba está compuesto por un largo pasillo la cual tiene varias puertas a los lados. Me quedo sorprendido por su amplitud, antes de colarme en la habitación más cercana, ya que la puerta esta entreabierta.
Dentro de la habitación hay una cama y una mesa. Se parece una habitación de las que usan los bastardos pandilleros, camino a través de ella para mirar por la ventana.
Gian: -¡Ackk!
Mi mirada enfocada hacia abajo, ve los restos de los Packards que salen del edificio y los cuerpos que Giulio había cortado encima de ellos…. Y hay nuevos tipos estando de pie a los alrededores portando un arma cada uno.
Me muevo para acercar mi arma a través de la ventana rota… pero la alejo. Respiro profundo… Mierda. Incluso si mato a uno terminará por tomar represalias.
Entonces lo que ocurrió cuando estaba preparando mi cañón de nuevo…
Oigo pasos fuertes de repente detrás de mí….
Subordinado del GD 10: -¡¿….?! ¡! Bastardo!!
Justo cuando estaba a punto de prepararme, mis ojos atrapan a un hombre a través de la puerta para luego acercarse. Con la boca de su pistola me señala.
Gian: -¡!Uahhhhhhh!!
Coloco mi arma hacia atrás, y logro tomar la boca del arma de mi enemigo y le doy un golpe en su mandíbula, pero… ¡Ese tipo no cae!
Subordinado del GD 10: -¡Agggg!
Mierda, ¡es un bastardo duro!
Sin esperar a que cargara más tiros, apunto mi escopeta hacia los intestinos del hombre y le disparo. Todavía de pie tambaleándose aprieta el gatillo. Explota una ráfaga de fuego y el hombre vuela hacia el pasillo.
Gian: -¡Kug….. ahhhh!
Cargo con nuevas municiones mi escopeta y salgo al pasillo. El aire está tan silencioso, que casi escucho pasos…
¡¿Serán los refuerzos?! Me tapo con el arma en la oscuridad, y me olvido de respirar poniéndome de rodillas.
Todo está en silencio. Los sonidos de las máquinas de matar suenan a distancia y en algún momento también pierdo de vista a Giulio.
No puede ser posible que…. ¡¿Giulio?! Tomo una respiración profunda por mi boca que ha estado seca y exhalo… me deslizo por el pasillo oscuro.
Avanzando enfrente de otra puerta, en ese momento….
Capitán del GD C: -Joder, ¡¿Qué es lo que ha pasado?!
Desde otra habitación, escucho una voz…. Mis pies se detienen.
Capitán del GD C: -Joder, ¡Todo lo que dijo ese bastardo de Bakushi se está cumpliendo! ¡Nosotros hemos caído en una trampa! ¡Oye, apúrense a juntarse!
Un grito enojado, empapado con irritación, proviene de la habitación. Todavía no se ha dado cuenta de mi presencia. Me pongo en marcha hacia la habitación.
Y deslizándome contra la pared, miro adentro.
Capitán del GD C: -Mierda, ¡apúrense para dejar este lugar rápido! Volveremos a Rockwell e informemos al jefe. ¡Mierda! ¡Los de Daivan nos han puesto una trampa!
Subordinado del GD 11: -¡Eso es imposible…! Uno de los grandes señores de Daivan han….
Capitán del GD C: -¡Muévete! Mierda, ¿Dónde está el teléfono? ¡Ese bastardo! ¡Ese maldito bastardo macarrón, desde el inicio planeaba acorralarnos aquí….!
¿Hay un teléfono en esta clase de habitación? Parece… que esto fue reconfigurado hace un tiempo atrás
Dentro de la habitación…. Hay dos personas. Uno es un hombre vestido con un traje tipo ejecutivo, es más parecido a un actor que interpreta el papel de algún trabajador de oficina de impuestos que a un gánster, y el otro es un hombre subordinado. Solo dos.
Capitán del GD C: -¡Aquel italiano! ¡Haré que me explique lo que está pasando!
Vi como ese capitán de aspecto de agente irritado gira sus dedos en un marcador….
3…..3……4…..7….6——-
A la vez que gira sus dedos a través del marcador…. Algo en mi mente viene como un tronido. ¿Qué es esto? ¡Yo no conozco este número!
Pero de alguna manera lo recuerdo….
Capitán del GD C: -¡! Mierda!! Ese maldito gordo bastardo, ¡contesta rápido!
¡Joder, el teléfono! ¡! Está pidiendo refuerzos!! Una descarga eléctrica corre a través de mi cabeza y espalda, así que de una patada termino de abrir la puerta a medio cerrar y entro a la habitación
Gian: -¡¡No se muevan!! Ehmmm ¡Hold up!
Les grito en italiano antes de que mi cerebro se pueda poner al día. A toda prisa agrego algo más en inglés.
Capitán del GD C: -¡¿Kugg…?! Maldito…
Subordinado del GD 11: -¡!Ba…bastardo!!
El hombre que parece actor ni siquiera dejó caer el teléfono. El subordinado, sin embargo, recoge la ametralladora que había estado tumbada en el suelo… entonces…
Los disparos salen.
Gian: -¡Tsu…. Ha…..! ¡Haa…haaa! ¡Mierda! ¡Les he dicho que no se movieran!
Descargo cada disparo que tengo…. Hasta que finalmente se me acaban las municiones. La sangre fresca salpica la pared como si fuera pintura roja. El teléfono salió volando y ya no está. No queda nada.
Gian: -Uhge…..
Miro hacia los cuerpos que quedaron tendidos en el suelo y puedo sentir mi estómago vacío rodando mientras hace volteretas… No es bueno. Creo que no estoy hecho para este tipo de trabajos.
Así que esta habitación era la de un capitán, eh…. Tiene una cama y un escritorio bastante promedio en aspecto. Sobre la mesa se encuentra un montón de documentos y notas.
Un traje se asoma desde una caja abandonada en el suelo…. Hay otra bolsa abierta y hay….
Gian: -Whaao
Al parecer hay muchos dólares en el interior hasta el tope. Llevo una mano hacia ella, pero la detengo.
Más importante….
Gian: – ¿Giulio?
Dejo la habitación horrible atrás. A medio camino, mis pies se contraen y me paro para cargar algunas armas y vuelvo a andar.
Tanto el sonido de las armas y los gritos se desvanecieron.
Este silencio es como si fuera el único que quedara en este mundo
Gian: -¡¿Giulio?!
Salgo corriendo afuera del edificio gritando. De repente siento una ola de hedor de sangre.
No puedo ver nada más que cadáveres en todas las direcciones.
¿Y Giulio….?
La sombra escalofriante ya no estaba allí
Gian: -¡GIULIO!
Si alguien llega a escucharme estaré jodido…. Pero el pánico se apodera de mí haciendo que deje la precaución a un lado. Solo tengo pánico y también….
El sentimiento de haber perdido a Giulio…
El terror me despierta y grito mientras corro. Corro a través de la sangre y el barro y doy vuelta, entonces ante mi visión….
Soy el único en medio de los cadáveres
Camino sobre el barro, casi me tropiezo así que marcho despacio, paso a paso. Cuando veo uno de los cadáveres sobre el suelo me doy cuenta que no es Giulio, muevo mis ojos y mis pies nuevamente. Siento como si fuera a vomitar, pero continúo caminando.
Termino de abrir la puerta del auto Piece de los gánsteres y veo adentro, en el asiento estaba un cadáver sentado en medio de todo este barro… En los alrededores veo que no hay nadie. No hay ni siquiera un cuerpo más en las proximidades
Gian:- Qu…..
¿En alguna parte se escuchó la voz de una persona? No, me equivoco. No es una voz, es más bien como un grito o chillido.
Corro hacia la dirección donde se escuchó el grito. Entonces me detengo.
Capitán del GD B: -¡Uhhhhwaaaa! No… no vengas. ¡Monstruo!
Gian: -¡…………!
Esta vez, pude escucharlo claramente. Un grito de terror de un tipo diferente del que había dejado escupir un chillido antes.
La voz proviene fuera de un camino estrecho enhebrado entre dos edificios al borde del colapso, están de pie pero prácticamente se sostienen mutuamente. Corro hacia adelante.
Gian: -¡¿…..?! Uh…. Wa….
Allí, en la entrada del carril que probablemente había sido utilizado como vertedero para la basura…. No me había dado cuenta debido al asfalto negro….
Un cuerpo yacía allí, sangre de su cara dividida se derrama hacia fuera, el cuerpo muriéndose con todo su cuerpo lleno de carmesí y angustia.
Gian: -Giu…..lio….
Sigo por el camino estrecho lo suficiente como para no poder caminar dos personas a la vez. Mis zapatos se quedan atascados en el barro, pero no puedo parar para verlos y sigo moviéndome a través del espacio cavernoso.
Capitán del GD B: -¡Hiii, gyaaaaaaaaa! ¡!AAAAAAAH!
Una vez más, el grito chillante de antes brota y desaparece.
Capitán del GD B: -¡Uh…. Uuaaaa! ¡No…. Vengas!
Los gritos continúan. Giulio se encuentra allí; ya suponía que no hay razón alguna para que lo asesine, pero….
Capitán del GD B: -¡!Hiiiiii, Hyaaaaaa!! ¡!Ggyaaaaaaaaaaa!!
Giulio: -Fu… fuuu.. hahahaha.
Gian: -¡¿Qu… que pasa?!
Ese Giulio, ¿Qué es lo que está haciendo?
La imagen del cuchillo de Giulio surge en mi mente. Esa habilidad, como si saliera un rayo de muerte instantánea, rasgando la carne del hombre, como si estuviera matando a un simple pajarito. Los gritos que estoy escuchando ahora….
Algo no está bien. No, algo no coincide con mi percepción. Los recuerdos dan vueltas en mi mente, recordaron cuando él salió a buscar al traidor cuando estábamos en la cabaña.
Capitán del GD B: -¡¡GYAAAAAAAAAAAAAA! ¡¡POR FAVOR, YA… YA DETENTE!!

0 Comentarios