Desde aquel día, la relación entre He Ziyan y Jiang Miao se volvió cada vez más sutil, más compleja. He Ziyan comenzó a obtener más de Jiang Miao que nunca antes, pero también se volvió más insatisfecho.
No soportaba ver a Jiang Miao siendo excesivamente cercano con nadie más, ni siquiera con sus compañeros de grupo.
Sabía que no estaba bien. Era muy consciente de ello. Jiang Miao no era suyo; era el líder de todos. No tenía derecho a exigir que Jiang Miao solo le sonriera a él, que solo tuviera contacto físico con él.
Sin embargo, la curiosidad seguía picándole. Quería entender por qué Jiang Miao estaba molesto aquel día. Así que empezó a indagar con cuidado, y finalmente logró obtener algo de información a través de Fang Juexia.
“Creo que ya recuerdo…” Fang Juexia hablaba despacio, como siempre hacía cuando intentaba rememorar algo. “Ese día, Miao Ge y yo estábamos en el ascensor, y nos encontramos con una mujer. Parecía un poco mayor que nosotros. Dijo que quería buscarte. Después, Miao-ge habló con ella a solas. Yo no fui.”
“¿Una mujer?” He Ziyan frunció el ceño, incapaz de imaginar quién podría ser. “¿Cómo era? ¿Puedes describírmela mejor?”
Fang Juexia pareció sentirse incómodo con la pregunta, y también frunció el ceño.
“Bueno… era bastante guapa. De piel muy blanca…”
“¿De quién están hablando?”
La voz repentina de Pei Tingsong los interrumpió.
Fang Juexia levantó la mirada y vio al más joven entrar al cuarto.
Pei Tingsong, como era su costumbre, se apoyó sin ceremonias en He Ziyan, colocando un brazo sobre sus hombros.
“Huo-ge, ¿de qué hablan con esas caras largas?” Luego miró a Fang Juexia, con una sonrisa traviesa. “¿Quién es guapa?”
“Nadie…” respondió Fang Juexia, desviando la mirada hacia He Ziyan.
“La aprendiz del estudio de al lado” dijo He Ziyan sin pensarlo mucho, cambiando el tema rápidamente. Luego, comenzó a hablar con Pei Tingsong de cualquier otra cosa. Pero mientras charlaban, un pensamiento cruzó de pronto su mente: ¿será aquella persona que conocí en el bar hace años?
Con esa idea rondándole la cabeza, fue a buscar a Jiang Miao. Ese día, Jiang Miao estaba agotado. Había terminado una grabación y estaba tumbado en el sofá de su dormitorio. He Ziyan, al entrar, se movió con cuidado, pensando que estaba dormido. Tomó una manta y se la colocó sobre el cuerpo, luego se agachó frente a él.
Para su sorpresa, Jiang Miao abrió los ojos de inmediato.
He Ziyan se quedó pasmado por un momento antes de aprovechar la ocasión para preguntarle si había visto a aquella mujer.
“¿Tu exnovia?” preguntó Jiang Miao mientras se frotaba los ojos, hablando con una tranquilidad que desconcertó a He Ziyan.
“No es…” He Ziyan quiso negarlo instintivamente, pero después de pensarlo, recordó que sí habían salido un tiempo, aunque breve y sin recuerdos particularmente buenos. “Bueno, algo así. Salimos un par de meses, fue cuando era adolescente.”
“¿Algo así?” Jiang Miao se giró sobre el sofá, recostándose de lado mientras lo miraba fijamente. “Aunque solo fueran dos meses, lo que sentías por ella debió haber sido real, ¿no? Si lo dices de esa manera, suena como si fueras un hombre irresponsable.”
Mientras hablaba, Jiang Miao dejó escapar una risa suave.
“No fue así” dijo He Ziyan, bajando la mirada. Finalmente decidió contarle todo, aunque sentía que Jiang Miao solo estaba preguntando por curiosidad.
La mujer era la hermana del dueño del bar donde He Ziyan había trabajado cuando era joven. Mintió sobre su edad para conseguir el empleo y causó algunos problemas, pero ella lo ayudó a salir adelante. Cuando ella lo persiguió románticamente, él no tuvo el corazón para rechazarla, y así comenzaron a salir.
“Pero…” He Ziyan soltó una leve sonrisa. “Tal vez tengas razón. Tal vez fui un poco desconsiderado. Es que, en ese entonces, no sentía que realmente la quisiera tanto. Creo que ella lo notaba. Por eso discutíamos con frecuencia.”
Ella era universitaria y, cuando terminaron las vacaciones, regresó a clases.
He Ziyan siempre había sido una persona insegura. De niño, cualquier gesto de bondad hacia él lo conmovía profundamente. Confundía esa gratitud con amor, porque nadie le había enseñado a diferenciarlo.
Cuando ella volvió a la universidad, él la buscó en su campus. Pero tras unas semanas, descubrió que ya tenía un nuevo novio.
Aquella relación no le dejó un buen concepto sobre el amor. Más bien, lo convenció de que él no era alguien digno de ser amado.
O, quizá, que simplemente no tenía la suerte para encontrar el amor.
Jiang Miao lo miró directamente a los ojos mientras lo escuchaba. Cuando terminó de hablar, bromeó:
“Parece que te gustan las chicas mayores que tú. Nunca dijiste eso cuando hablábamos de nuestro tipo ideal.”
He Ziyan quiso negarlo, pero recordó la frase de Jiang Miao: no lo niegues. Así que permaneció en silencio.
“¿Por qué tienes esa cara de estar confesando un crimen?” Jiang Miao se rió, viendo la expresión culpable de He Ziyan.
“Ella quiere verte.” Jiang Miao bajó la voz y agregó con suavidad. “Me dejó su contacto.”
He Ziyan bajó la mirada, su voz también se volvió más baja.
“No quiero verla. Apenas recuerdo su rostro.”
“¿No se supone que las personas nunca olvidan a su primer amor?” preguntó Jiang Miao con una sonrisa mientras se sentaba, todavía envuelto en la manta.
He Ziyan, sentado en el suelo, levantó la vista hacia él.
“¿Eso cuenta como un primer amor?”
“Tú decides si cuenta. Yo no puedo decidir por ti.” Jiang Miao curvó los labios; su tono era juguetón. Lo miró con una expresión de fingido aliento. “Vamos, ve a verla. No vas a perder nada.”
He Ziyan bajó la mirada, cayendo en un largo silencio.
Su humor comenzó a oscurecerse.
Al notar este cambio de humor, extendió una mano y sujetó el brazo de Jiang Miao con fuerza.
Jiang Miao lo miró y vio, una vez más, esa expresión en sus ojos: la mirada de un cachorro perdido y necesitado.
“Cuando estás de mal humor, puedes hacer eso conmigo” dijo He Ziyan con un tono vulnerable. “¿Puedo hacerlo yo también contigo?”
Jiang Miao inicialmente pensó en rechazarlo.
Pero no podía negarse a esa mirada, así que levantó la mano y acarició suavemente la mejilla de He Ziyan.
Como si hubiera recibido algún tipo de permiso, He Ziyan lo besó, con una tristeza que le fue difícil a Jiang Miao de ignorar.
Después del beso, Jiang Miao pareció suavizarse. Le dijo un leve “lo siento” y añadió que, si no quería ver a su ex, no tenía que hacerlo.
Sin embargo, algo comenzó a surgir en el corazón de He Ziyan, un temor vago pero constante. Temía que, si decía algo incorrecto, Jiang Miao se alejaría de él, lo dejaría solo, y ya no lo consolaría ni le sonreiría con esa calidez.
No sabía por qué, pero parecía que dependía profundamente de la atención y la ternura de Jiang Miao. El simple pensamiento de que Jiang Miao lo empujara hacia alguien más lo llenaba de una sensación insoportable de rechazo.
Por otro lado, Jiang Miao siempre había sido distinto. Incluso mientras se enredaba en esta relación confusa, nunca dejaba de preocuparse por los demás. Era su naturaleza cuidar de todos, y su atención nunca estaba centrada únicamente en sí mismo.
Sabía que lo que estaba sucediendo con He Ziyan no estaba bien. Pero tampoco sabía cómo enfrentarlo. Así que dejó que todo siguiera su curso, manteniendo un equilibrio precario: viviendo en la confusión, trabajando con dedicación y evitando pensar demasiado en He Ziyan.
Sin embargo, incluso en medio de su trabajo, Jiang Miao comenzó a notar cambios sutiles entre otros miembros del grupo, particularmente entre Pei Tingsong y Fang Juexia.
En solo unos meses, la relación entre ellos pasó de ser conflictiva a tener un aire peculiarmente íntimo.
Al principio, Jiang Miao asumió que era por el “fanservice” que la compañía había diseñado para ellos. Tenían que interactuar más para cumplir con las expectativas. Pero con el tiempo, se volvió evidente que no todo era actuación.
La primera señal para Jiang Miao fue un pequeño detalle: una curita en el cuello de Fang Juexia cuando regreso de cuidar a Pei Tingsong cuando estaba enfermo. Aunque en ese momento no parecía gran cosa, el comportamiento de ambos empezó a cambiar después de un tiempo.
Por ejemplo, durante el lanzamiento de una nueva canción, Fang Juexia desapareció repentinamente. Pei Tingsong, por supuesto, fue tras él, y cuando ambos regresaron, algo en su dinámica había cambiado profundamente.
Más tarde, cuando Pei Tingsong se lesionó al proteger a Fang Juexia durante un accidente en el escenario, quedó claro que algo había evolucionado entre ellos.
Eran cosas que el Pei Tingsong de antes nunca habría hecho.
Los sentimientos no podían ocultarse fácilmente. Jiang Miao notó cómo Pei Tingsong miraba a Fang Juexia con una suavidad inédita, cómo lo cuidaba de manera meticulosa. Al mismo tiempo, Fang Juexia, antes reservado y desconfiado, parecía haber cambiado por completo en presencia de Pei Tingsong.
Como observador externo, Jiang Miao veía todo con claridad. Extrañamente, sentía admiración por la valentía y la determinación de Pei Tingsong, quien, con un enfoque directo, había logrado romper el hielo entre ellos.
Efectivamente, solo los cobardes no merecen tener nada
Lo único que podía hacer era ayudar a encubrirlos. No era difícil justificar su cercanía; después de todo, eran compañeros de grupo. Incluso si fueran excesivamente íntimos, siempre podían atribuirlo al “fanservice”. En el mundo de los idols, lo real y lo falso dependía de cómo los fans decidieran interpretarlo.
Sin embargo, aunque encubrir a los demás era sencillo, Jiang Miao no podía manejar sus propios problemas de la misma manera.
He Ziyan lo llevaba cada vez más seguido a lugares apartados, lo abrazaba con fuerza, lo besaba, y le daba un amor que parecía real. Pero también lo cargaba con una sensación opresiva de posesión que transformaba al “líder perfecto” en una bomba de tiempo que podía explotar en cualquier momento.
Las fans que se emocionaban en el público cuando He Ziyan hacía una broma con Jiang Miao no sabían que, la noche anterior, He Ziyan lo había besado en la ducha, dejándole marcas en los labios que ni siquiera el maquillaje podía cubrir.
Frente a todos, Jiang Miao podía actuar con una calma impecable, mostrando su habitual calidez y amabilidad. Pero los momentos en los que perdía el control, los más vergonzosos, eran solo para He Ziyan.
Por su parte, He Ziyan se mostraba relajado y bromista frente a los demás, ocultando su ansiedad bajo una fachada despreocupada. Sin embargo, estaba claro que era más feliz que antes.
Jiang Miao pensaba que probablemente He Ziyan simplemente necesitaba amor y cuidado desesperadamente, y él había sido la persona que apareció en el momento adecuado. Quizás, si hubiera sido otra persona, el resultado habría sido el mismo.
Cuando la compañía organizó una audición para una película, Jiang Miao decidió intentarlo sin muchas expectativas. Contra todo pronóstico, consiguió el papel. Lo atribuyó al hecho de que sabía tocar el guzheng, algo que encajaba perfectamente con lo que buscaban.
Después de cenar con el director, mientras esperaba un coche, este le dijo:
“Desde el momento en que te vimos, decidimos que serías tú.”
“¿Por qué?”
El director señaló entre sus cejas con los dedos y explicó: “Tu aura es muy similar. La sensación que nos transmites encaja con el personaje. Pareces alguien que sonríe mucho, pero en realidad eres frío. Necesitamos ese tipo de melancolía.”
Jiang Miao sonrió.
Aprovechando la oportunidad de actuar, incursionó en un nuevo campo. Como no tenía formación académica en actuación, tuvo que esforzarse más que los demás. Al principio, se disculpaba constantemente por sus errores y soportaba las miradas despectivas de otros. Se dedicó a memorizar sus líneas sin descanso, observaba atentamente cómo actuaban los veteranos y practicaba en silencio.
A veces, los veteranos que conocía le contaban chismes del medio, quizá porque confiaban en su apariencia de alguien fiable. Por ejemplo, le hablaban de una actriz que se enamoró de su compañero de escena, pero no podía estar con él porque el hombre ya estaba casado, o de un actor rodeado de escándalos que en realidad era homosexual.
“Ah, por cierto, hace poco escuché que hay un grupo que se parece mucho al de ustedes, pero mixto, con chicos y chicas. Resulta que dos de ellos empezaron a salir, terminaron rompiendo y ahora el grupo está al borde de la disolución.”
Jiang Miao, que estaba tomando agua, se detuvo un momento.
“Por eso digo que los chicos de ahora ven las relaciones de manera demasiado simple y se dejan llevar por impulsos. Primero quieren esto, luego cambian de idea, y al final no consiguen nada. Además, arrastran a los demás con ellos. Imagínate lo injusto que es para los compañeros, tener que aguantar todo ese drama.”
“Sí.” Jiang Miao esbozó una sonrisa. “Es cierto, no está bien.”
“Tú también lo crees, ¿verdad? Uno no puede ser tan egoísta. No es solo cosa de ellos.”
Exacto.
No se puede ser tan egoísta.
Jiang Miao regresó al set después de escuchar todo eso, completamente abatido. Su estado era tan malo que recibió una reprimenda severa. Más tarde, se escondió y fumó media caja de cigarrillos para dejar atrás esos pensamientos y volver a concentrarse en su papel.
Después de eso, parecía poseído. Su mente estaba llena únicamente de la actuación, sin espacio para distraerse. Era como cuando trabajaba en su anterior empleo: cada segundo estaba ocupado por el trabajo, lleno, agotador.
Fue así hasta que He Ziyan mencionó que quería visitarlo al set. Esa fue la primera vez que Jiang Miao logró desconectarse del papel.
Cuando He Ziyan llegó al set, Jiang Miao sintió como si hubieran pasado años, cuando en realidad solo llevaban unas semanas sin verse.
He Ziyan había reservado comida y postres de un restaurante de lujo cercano para todo el equipo de producción y escribió notas de agradecimiento a mano, lo que hizo que Jiang Miao recibiera un montón de elogios.
“¡Vaya, qué buen compañerismo hay en su grupo!”
“Sí, gracias a Xiao Jiang tenemos toda esta comida deliciosa.”
“Xiao Jiang, ve a hablar con tu compañero. ¿Se llama He Ziyan? Bonito nombre, y además es guapo. Vayan a charlar.”
“Sí, sí, no los molestamos más.”
Jiang Miao aún estaba vestido con su ropa de escena: una camiseta sucia por haber filmado una escena de incendio. He Ziyan extendió los brazos para abrazarlo, pero Jiang Miao lo detuvo en voz baja.
“Estoy sucio. Acabo de terminar de grabar una escena de incendio…”
Sin embargo, a He Ziyan no le importó y lo abrazó directamente. Susurró al oído de Jiang Miao:
“Te extrañé mucho.”
En ese breve abrazo, el corazón de Jiang Miao latió como loco.
Cuando He Ziyan se separó, le regaló una sonrisa tan radiante que casi lo dejó deslumbrado.
“Tu cabello está todo despeinado.” Jiang Miao levantó la mano para acomodárselo. En el set alguien lo llamó por el nombre de su personaje, y él instintivamente volteó.
“¡Voy!” respondió, y luego se giró hacia He Ziyan. “¿Por qué no te vas a descansar un rato? Puedo pedirle al asistente que te lleve…”
“Ah, mi querido líder.” He Ziyan sonrió y apretó su mano suavemente. “No te preocupes por mí, anda a filmar. Todos te están esperando.”
Jiang Miao asintió. “Está bien, entonces me voy.”
Cuando volvió al set, la actriz con la que tenía la escena lo miró con picardía.
“Tu compañero definitivamente debe ser popular entre las chicas.”
Jiang Miao sonrió. “Yo también lo creo.”
Grabaron desde la mañana hasta las diez de la noche. Cuando finalmente terminó su parte, caminó con pasos pesados hacia la zona de descanso en busca de su asistente. Pero lo que encontró al entrar fue a He Ziyan dormido en una silla.
Era un hombre tan alto, encogido en una posición incómoda, que se veía especialmente vulnerable.
El asistente, que estaba sentado en un pequeño banco al lado, se levantó al ver a Jiang Miao y se acercó rápidamente.
“Ge, le dije que se fuera, pero no quiso.”
“¿Ha estado aquí todo el tiempo?” Jiang Miao bajó la voz.
“No, primero estuvo en el monitor observándote un buen rato, luego se fue al set a mirarte de lejos, y recién después de mucho insistir aceptó venir aquí. Apenas se sentó, no pasó mucho antes de que se quedara dormido.”
Jiang Miao se agachó y observó el rostro dormido de He Ziyan durante unos momentos.
¿Qué tan cansado estaba?
De repente recordó cómo He Ziyan se había quejado en WeChat hace unos días sobre tener que grabar un programa durante toda la noche.
Tan agotador y aun así insiste en venir.
Jiang Miao sopló suavemente sobre los ojos de He Ziyan, despertándolo de golpe. He Ziyan casi se cae de la silla, pero Jiang Miao, con reflejos rápidos, lo sujetó del brazo y evitó el desastre.
“¡Me asustaste! Estaba soñando que me caía de una montaña rusa.”
Jiang Miao soltó una risa y lo ayudó a ponerse de pie.
“Vuelve a dormir, pero a un lugar más cómodo.”
“¿Volver? ¿A dónde?” He Ziyan todavía estaba medio aturdido.
El asistente intervino desde un lado: “¿Volver a Pekín ahora? ¿No es un poco apresurado?”
Esa frase pareció despejar la mente de He Ziyan por completo. “¿Pekín? No, no voy a regresar.”
Jiang Miao suspiró. “¿Quién dijo que íbamos a Pekín? Es tarde. Primero ven a mi hotel a descansar un rato.”
Esa sugerencia dejó a He Ziyan más que satisfecho. Durante el camino, incluso comenzó a tararear una melodía.
“¿La compusiste tú?” Jiang Miao giró la cabeza para mirarlo.
“¿Cómo lo sabes?” He Ziyan parecía sorprendido. “¿Lo adivinaste?”
“¿Qué otra cosa sería?” Jiang Miao sonrió. “Está bonita. ¿Tiene nombre?”
“Eh…” He Ziyan pensó un momento. “Xiao Pei sugirió un nombre provisional: Nadando a través de este mar.”
“Suena interesante.” Jiang Miao miró por la ventana, recordando la ciudad costera del sur que He Ziyan había mencionado alguna vez.
Cuando llegaron al hotel, se separaron del asistente, y Jiang Miao llevó a He Ziyan directamente a su habitación. He Ziyan parecía de muy buen humor. La habitación estaba ordenada, pero impregnada del aroma de Jiang Miao: su perfume habitual, la pluma que He Ziyan le había regalado, e incluso las hojas de té que Jiang Miao solía disfrutar.
“¿Tienes hambre? Puedo pedir algo para comer…” Jiang Miao comenzó a decir, pero antes de que pudiera terminar, He Ziyan se dio la vuelta y, por costumbre, le rodeó la cintura con los brazos.
Apoyó su cabeza en el hombro de Jiang Miao. “Pensé que me ibas a dar otra habitación.”
Jiang Miao dudó un instante, pero luego le devolvió el abrazo. “Si quieres, todavía es posible. Solo tengo que hacer una llamada…”
“¿Tú crees que quiero?” He Ziyan lo apretó con más fuerza, casi dejándolo sin aliento. Giró la cabeza, besando suavemente el cuello de Jiang Miao mientras entrelazaba sus dedos con los de él, guiándolo poco a poco hacia la pared. Levantó ambas muñecas de Jiang Miao, cruzándolas sobre su cabeza y sujetándolas con una mano, antes de besarlo profundamente, un beso torpe pero lleno de deseo.
Al principio, Jiang Miao intentó resistirse, pero su resistencia fue rápidamente desbordada por la intensidad de He Ziyan. Al final, lo único que pudo hacer fue entregarse a esa vorágine de emociones compartidas.
Era como si Jiang Miao fuese una naranja, pelada con esfuerzo, expuesto al frío de la habitación sin viento. Sentía frío, pero He Ziyan lo abrazó rápidamente, brindándole calor, un refugio de todo el agotamiento, un escape a través de lo que parecía amor. Mientras lo abrazaba, He Ziyan repetía una y otra vez: “Te extrañé mucho”. Sin embargo, era solo eso: “Te extrañé”.
Cuando finalmente cayeron pesadamente sobre la cama, Jiang Miao sentía como si estuviera ebrio. Pero sabía que estaba completamente sobrio.
“¿Me extrañaste?” He Ziyan lo besaba sin parar, lo miraba con una sonrisa y lo presionaba en un tono juguetón pero insistente. “Dime, ¿me extrañaste?”
Jiang Miao lo miró en silencio durante un largo rato. Cuando He Ziyan empezó a mostrar signos de inquietud, levantó las manos, lo rodeó por el cuello y lo besó de vuelta.
Era imposible determinar quién había comenzado, pero una vez que empezó, no hubo pausa. Jiang Miao tomó la iniciativa, como si lo invitara a cruzar un límite que ambos sabían que no debían cruzar. He Ziyan, completamente perdido en la dulzura del momento, no pudo resistirse.
Usaron un preservativo con una talla incorrecta, en un lugar poco adecuado y en una relación aún más complicada.
Durante el acto, He Ziyan apenas hablaba. Su silencio era inusual, roto solo al final, cuando lo abrazó con fuerza y murmuró varias veces:
“No me dejes.”
“No te vayas.”
Jiang Miao no entendía por qué decía eso. Después de todo, ambos estaban irremediablemente atados. Eran compañeros de grupo.
A las tres de la madrugada, cuando Jiang Miao recuperó algo de fuerza, quiso fumar un cigarrillo, pero He Ziyan se lo impidió. Lo abrazó por detrás, sujetando sus brazos con firmeza, pero sin dureza, dejando cero espacio entre ellos. Mientras lo hacía, besaba suavemente la nuca, la oreja y el hombro de Jiang Miao, como un niño completamente atrapado en el amor. Así, lleno de dulzura, se quedó dormido.
Jiang Miao escuchó atentamente el latido del corazón de He Ziyan, dejando que su calor lo envolviera. Solo cuando su respiración se volvió regular, giró cuidadosamente la cabeza y lo miró dormir.
En su corazón, Jiang Miao se reprochó. Se veía a sí mismo como un líder irresponsable, egoísta y despreciable. Siempre decía que quería ser un buen ejemplo, pero al final había arrastrado a He Ziyan a un camino sin retorno.
Y, aun así, su cuerpo no podía evitar acercarse a él. Aspirar el aire que exhalaba He Ziyan y dejarle un beso en su frente.
Al principio, la intención era crear distancia entre ellos, pero al final, quien quedó atrapado en ese tira y afloja fue su propio corazón.
Cuando He Ziyan despertó, sintió un fuerte dolor de cabeza. Se frotó los ojos y tanteó el espacio a su lado, solo para encontrar la cama vacía. Eso lo despertó por completo.
Jiang Miao no estaba en la habitación. Al girar la cabeza, vio una nota sostenida bajo una taza de té en la mesita junto a la cama, a la par con el desayuno sobre la mesa.
La nota decía:
“Tengo muchas escenas que grabar esta mañana y no puedo llegar tarde. Te vi durmiendo tan profundamente que no quise despertarte. Pregunté a Xiao Wen y me dijo que hoy tienes otro compromiso, así que no lo retrases. Te pedí tu comida favorita, asegúrate de comer antes de ir al aeropuerto. No te saltes el desayuno. Nos vemos en Pekín.”
He Ziyan miró la nota por mucho tiempo. Finalmente, la dobló con cuidado y la guardó en el bolsillo de su camisa. Luego se sentó en la mesa, comió todo el desayuno y tomó una foto para enviársela a Jiang Miao.
[Misión cumplida. Te espero.]
Cuando Jiang Miao terminó de grabar todas sus escenas, no había nadie disponible para acompañarlo. Así que comió en el set antes de irse solo.
Cuando regresó a Pekín, el sofocante calor parecía haberse disipado, pero el ambiente seguía cargado de vergüenza.
En el camino de regreso, recibió una llamada de Cheng Qiang, su mánager.
“Escuché que estás de vuelta. Tengo que decirte algo: estoy un poco enfermo.”
“No se lo digas a los demás, ¿vale? No es nada grave.”
“¿Es serio?” Jiang Miao preguntó preocupado. “¿Deberíamos preocuparnos?”
“Es solo una pequeña cirugía, nada del otro mundo.” Cheng Qiang suspiró. “El estrés laboral ha sido un poco excesivo últimamente. No tienes idea de lo nervioso que me siento siempre. A veces temo que las sasaengs los sigan, otras veces me preocupo de que algo pase y terminen en las búsquedas calientes. Cada vez que veo sus nombres en los titulares, mi corazón se salta un latido.”
“Ge, no puedes vivir así. Es agotador. Nadie puede trabajar bajo tanta presión.”
“Lo sé.” Cheng Qiang rió al otro lado del teléfono. “Pero tener a un líder como tú, me ha ayudado mucho. Saber que estás ahí me da tranquilidad. Me hace sentir que este pequeño grupo tiene alguien que lo sostiene.”
Esas palabras hicieron que el corazón de Jiang Miao se hundiera.
“No he hecho nada en realidad…”
“Has hecho mucho, Miao Miao.” Cheng Qiang sonrió. “De todos modos, me voy a tomar un pequeño descanso. Te encargo cuidar de los demás por un tiempo, ¿de acuerdo?”
“Claro.”
Jiang Miao colgó la llamada justo cuando salía del ascensor. Caminó solo hacia la sala de práctica. Entre las salas de ensayo del grupo había dos estudios de grabación, uno de los cuales había sido reclamado por Pei Tingsong para componer canciones. Recordó que su guzheng estaba allí y decidió ir a buscarlo.
Desbloqueó la puerta y entró con cuidado, planeando tomar el guzheng que había dejado en la sala interior.
Para reducir el ruido, los cerrojos de las puertas eran silenciosos y las alfombras absorbían el sonido, lo que hacía que cualquier conversación dentro se escuchara con mayor claridad.
Jiang Miao se detuvo en seco.
A través de una puerta entreabierta, vio algo que no debería haber visto.
Pei Tingsong tenía a Fang Juexia sentado sobre la mesa, sujetándolo de la cintura mientras lo besaba, bajando lentamente hacia su clavícula.
Jiang Miao dio un paso atrás, cerró la puerta con cuidado y se marchó en silencio.
De pie en el pasillo, su corazón seguía latiendo con fuerza.
De repente, vio una silueta aparecer al final del pasillo. Cuando levantó la vista, se encontró con la radiante sonrisa de He Ziyan.
He Ziyan sabía que Jiang Miao iba a estar en la compañía ese día, así que había venido especialmente a buscarlo.
Justo cuando He Ziyan iba a llamarlo, Jiang Miao levantó la mano rápidamente e hizo un gesto para que guardara silencio.
Confundido, He Ziyan se quedó dónde estaba. Jiang Miao miró a su alrededor, pensativo, y tosió deliberadamente en voz alta un par de veces. Luego tomó a He Ziyan del brazo y lo llevó lejos de allí.
Cuando llegaron a la planta superior, Jiang Miao lo condujo hasta el nuevo espacio de trabajo que la compañía había alquilado para ellos y no se detuvo hasta entrar en el estudio de composición de He Ziyan.
“¿Qué pasa?” preguntó He Ziyan, extrañado, mientras cerraba la puerta y la aseguraba con llave.
“Nada…” Jiang Miao negó con la cabeza, pero la imagen de Fang Juexia y Pei Tingsong besándose seguía grabada en su mente.
He Ziyan se acercó, ladeando la cabeza para mirarlo de cerca, y de repente, sin previo aviso, besó suavemente la mejilla de Jiang Miao, seguido de un beso en el puente de su nariz.
“¿Qué pasa? Pareces alguien que acaba de ver algo que no debería.”
Jiang Miao levantó la vista y lo miró. “No digas nada sobre lo que pasó hoy.”
“No sé de qué hablas.” He Ziyan se echó a reír, divertido, y pasó los brazos alrededor de la cintura de Jiang Miao antes de inclinarse para besarlo. “Pero si no me dices nada, ¿cómo voy a saberlo?”
Jiang Miao no logró apartarlo de inmediato.
Un sentimiento de tristeza inexplicable comenzó a invadir su corazón.
¿En qué eran ellos diferentes de Pei Tingsong y Fang Juexia?
No, no era lo mismo. Entre Pei Tingsong y Fang Juexia, probablemente había amor verdadero. Jiang Miao podía verlo.
En cambio, ellos… ellos ni siquiera sabían lo que estaban haciendo.
“Ah, casi lo olvido.” De repente, He Ziyan recordó algo y abrazó a Jiang Miao con entusiasmo. “¡Felicidades a nuestro líder por terminar el rodaje! Por fin podemos vernos. ¿No me extrañaste?”
He Ziyan le hizo la misma pregunta que ya le había repetido incontables veces, mirándolo con ojos llenos de expectativa.
Pero la mente de Jiang Miao estaba en otro lugar. Sus pensamientos eran un caos, vagando entre las palabras despreocupadas de aquel veterano en el set, los consejos que había dado a la exnovia de He Ziyan, y la conversación reciente con Cheng Qiang. Era demasiado. Todo se mezclaba, pesando sobre su pecho y robándole el aire.
He Ziyan seguía esperando una respuesta, pero lo que recibió fue la mirada distante de Jiang Miao y, poco después, un suave empujón.
“Creo que no deberíamos seguir así.”
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