Iván (Daivan) #03

Daivan

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A medida que el auto sigue paseando por la ciudad, la vista de las calles comienzan a teñirse de color naranja cuando el atardecer da signos de aparición. 

 

Cuando comienzo a cabecear, el auto se detiene en el estacionamiento del hotel. 

 

Gian: -Bien, ¿el día de hoy se termina con esto?  

 

Salgo del auto estirándome. Ya es atardecer. 

 

Iván:-¿Qué estás diciendo? A partir de este momento comienza lo bueno. Oh… ya viene, ya viene.

 

Mi ojos se ponen como de ¿…?, cuando veo llegar un auto blanco puro que viene de la nada. El enorme vehículo me recuerda a un ataúd. 

 

El sonido del motor suena, y no sé si es por el tamaño del auto o por lo brillante que es, pero seamos honestos, es de mal gusto. Puede que esto sea de …. 

 

Gian: -Iván, ¿es tuyo? 

 

Iván:-¡Claro! Aha, es impresionante, es genial, lo mejor. ¡Tienes que conseguir un alemán si quieres un buen auto!. 

 

Gian: -Pero aun así es impresionantemente grande, ese sedan. Es prácticamente un tanque en comparación con el Alfa Romeo. 

 

Iván -¡Es el modelo más nuevo del Mercedes! ¡Es la versión más brillante de todos! Debes de esperar el dar un paseo de noche en el. Este auto sacude a todos en las calles haciendo que se orinen en sus pantalones.

 

Me pregunto si así es como funciona. Abro la armadura gruesa que tiene como puerta el Mercedes para entrar en él. 

 

Whoo, cuando la puerta se cierra se escucha un sonido de cierre seguro. Y también…. Whoaaaa, el auto huele a perfume. 

 

Jesús, con tan solo cinco segundos aquí y un niño quedaría mareado en esto. 

 

Iván: -¿Apoco no es genial por dentro? ¿No es de lo mejor? Sin importar que princesa tomes aquí, ella terminará por mojarse en los asientos diciendo ¡whowho! ¡Aquí viene! 

 

Gian: -Ah, si….

 

En muy buen humor, Iván se masajea su barbilla y el motor del auto suena cuando es arrancado. Poco a poco y con una suavidad que no me esperaba de algo tan grande como este auto, va deslizándose hacia adelante. 

 

¿Podría ser que, con esto, Iván y alguien más podrían haber echado algunas rondas para ver a las mujeres en la noche? Con este auto de tan alta clase… ¿Qué clase de trabajo hace este tipo? 

 

Iván: -Aah. Si te atreves a fumar dentro de este auto te voy a matar. 

 

Gian: -No fumaré. Siento como un extraño ambiente que podría reaccionar mal en mis pulmones si llegara hacerlo. 

 

Enfermo y cansado del perfume, el muy alegre Iván sentado conmigo en el interior del auto blanco puro de clase alta, al fin se detiene en la ciudad pasando por diversas tiendas. 

 

Gian: -Entonces. ¿A dónde vamos a ir? 

 

Iván: -Esta es la oportunidad perfecta. Sería mejor si vas aprendiendo como manejar a las mujeres mientras están fuera viendo las tiendas. 

 

Gian: -Waa. Que divertido— 

 

El Mercedes avanza por tres cuadras por la calle, hay otros autos alrededor que van haciendo un espacio como si fueran repelidos por el magnetismo 

 

Bueno, yo también lo evito. 

 

Iván: -Bien. Detenlo. 

 

Prácticamente empuja a los otros autos que están en su camino mientras mueve el coloso blanco en un parque, por la acera. 

 

Estamos en uno de los barrios más animados de entretenimiento de Daivan. Los autos son estacionados como sardinas y el pueblo se llena de luces de neón por las calles y carreteras como si fuera la mitad del día. 

 

Mujeres, alcohol, juegos de azar, comida, bares y dinero. Son las cosas maravillosas de aquí que están por todas partes. Todas esas cosas forman el distrito de espectáculos ¡guaa! ¡guaa! ¡guaa! 

 

Los hombres que pasan cerca de nosotros evitan a Iván de igual manera que los autos esquivaban el Mercedes hace un momento. 

 

Iván sigue lamiendo una de sus paletas que había estado chupando en el auto mientras se desliza a través de la puerta de una de las tiendas. Voy tras de él. 

 

Un letrero con las letras de CAFÉ se ilumina en el edificio anticuado. El lugar es básicamente un apartamento transformado en un burdel. No importa cómo lo mire, no se ve como una cafetería de fiar. 

 

Al pasar por la puerta, entramos a una cafetería decorada con un solo contador. Cortamos a través de la tienda vacía y abrimos la puerta al otro lado, y ahí….

 

Iván: -Aha, ha pasado mucho tiempo, este olor. 

 

Una tenue luz, llena el bar clandestino que parece que había venido directamente de un dibujo. El lugar está lleno de cigarros y perfume barato. Es el olor claramente humano por la gente que hay. 

 

Tazas de café llenas de whisky, alineadas en las mesas esparcidas por aquí y allá, junto con cartas de póker y traseros de mujeres. 

 

Enfrente de nosotros….

 

Señora 1: -¿Qué clase de viento está soplando, bebé?

 

Cabello rubio teñido, balanceados pechos que parecen que están a punto de derramarse de su vestido carmesí. La señora que podría considerarse una belleza le sonríe a Iván. 

 

Iván: –Sin importar que el viento no soplase, yo siempre vendría aquí. Porque soy como un motor que no se pararía de mover sin importar las tormentas o lluvias.

 

Gian: -Funnnnn.

 

Ya veo, así que es esto a lo que se refería. Iván conversa con la mujer de peso pesado por un tiempo. 

 

Gian: -Oye, oye. La mujer de antes, ¿era la mamá de la tienda?  

 

Iván: -Bueno, es algo parecido. Además, ella es la propietaria de la cafetería. Aunque en realidad es una prostituta profesional que se encarga de las chicas del club. 

 

Club. ¿Dice que es un club? Ese lugar con alcohol barato que vierten en tazas de café y lleno de putas, ese lugar que podría ser vaciado en un santiamén para una escapada rápida. ¿Es un club? 

 

Gian: –Allí, dan una taza de alcohol a un dólar ¿verdad? Y las chicas, ¿a cuánto las dan? 

 

Iván: -Qué pasa, ¿querías aprovechar la oportunidad? 

 

Gian: -No, para nada. Como decirlo, era para mi tarea de la escuela. 

 

Iván: -La más barata es a dos dólares. Si regateas un poco la dan a un dólar. Las más caras, si no mal recuerdo, cuestan alrededor de diez dólares. 

 

Gian: -Qué gran diferencia. ¡Viva el capitalismo y la economía libre! 

 

Y entonces nosotros nos subimos al blanco y puro Mercedes, dirigiéndonos debajo de algunas cuadras a través del distrito; el placer y la lujuria llena el lugar antes de bajarnos y caminar.

 

Y en un lugar muy parecido a la anterior tienda, se vuelve a repetir. 

 

Señora 2: -Ah, ¡Mi señor Fiore! He oído algunos terribles rumores sobre tu… 

 

Iván: -Esos terribles rumores, ¿serán lo de la prisión? 

 

Señora 2: –Si, que miedo. Escuché que en ese lugar solo había hombres encerrados. 

 

Iván: -Si, fue un infierno. Pero… al recordar tu rostro, sentí como que podía aguantar y superar cualquier cosa.

 

Gian: -……………………….

 

Gian: -Perdón. Eso fue cruel. 

 

Iván: -Cállate. Hay que seguir la corriente mostrando a las mujeres lo que quieren ver, esto también es parte del trabajo.

 

Señora 3: –¡Aah! ¡¿Qué estás haciendo?! El golpear a una mujer, como lo supuse, es de lo peor. 

 

Iván: -Si no paras de tomar drogas, continuaré golpeándote sin importar las veces que sean. Me convertiré en el peor hombre que hay…

 

Señora 3: –Ya deja de lado a alguien como yo. De todas formas, alguien así debería morir en una jaula podrida o por drogas. 

 

Iván: -No te dejaré sola…más bien, no podría dejarte sola. Hice una promesa contigo. 

 

Señora 3: -Iván….

 

Iván: -Yo, sin importar cuanto tiempo pase, siempre voy a ser solo un matón. Sé que te he causado momentos difíciles… pero, aun así, yo…. 

 

Señora 3: -Es no es cierto. Yo dejaré las drogas, trabajaré aún más en la tienda. Así que tú estarás bien, yo… 

 

Gian: -Oh………….

 

Gian: -Yo, tengo confianza en las jaladas que llegó a decir pero…. Acepto que he perdido esta. No, si te llegara a ganar en esto me mataría.

 

Iván: -Cállate. ¡Eso también es ser profesional! Primero hay que ver qué clase de problema enfrenta la persona y decirle cosas buenas acorde a esos problemas. ¡Eso es difícil de hacer para tu información!  

 

Señora 4: -¡Tú…! ¡Qué tan egoísta puedes ser! ¿Cuántos problemas crees que nos has causado cuando fuiste arrojado a la cárcel? ¿hmmm? 

 

Iván: -Perdón, perdóname, hermana mayor. Realmente he estado jodido, además de que en la familia me tienen en la mira… ¿Qué debería hacer? 

 

Señora 4: -Ya, ya para con eso de hermana mayor. Además, yo soy más joven que tú. 

 

Iván: -No, tu eres mi hermana mayor, Mari. Sin mi hermana mayor yo no tendría remedio. 

 

Señora 4: -Está bien, ya entendí. Si llegan a venir nuevamente los del GD se lo diré. Que aquí, es el territorio de Iván.   

 

Gian: -Ahaaa………….

 

Iván: -¿Qué pasa? 

 

Gian: -Tú, sí que te esfuerzas. 

 

Iván: -Cállate. ¡Pero qué te pasa! ¡¿Por qué me miras con esa cara de pobre tipo?!

 

Señora 5: -La mujer es como el mar. 

 

Iván: -Y el hombre, sería el barco. 

 

Señora 5: -Yo sería el muelle. 

 

Gian: -Ah……….

 

Iván: -Di algo……

 

Gian: -Perdón…….

 

Iván: -Cállate no te disculpes y muere. 

 

Iván: -Fuaa… Bueno, esos eran los más grandes burdeles. ¿Qué te pareció? ¿Aprendiste algo de cómo hacer las cosas aquí? 

 

Gian: -Perdón, yo, tu tipo de trabajo es imposible para mí. 

 

Iván: -Eh, qué patético. 

 

Iván luce un poco cansado, pero él está felizmente recostado en su asiento y prácticamente está lamiendo su paleta. 

 

El Mercedes con su gran cuerpo se mueve dentro de un callejón estrecho. 

 

Gian: -¿Y ahora qué? 

 

Iván: -Lo mismo. Iremos a ver a las demás mujeres. Oye, abre la ventana de ahí. 

 

Iván desciende ambas ventanas del asiento trasero y conduce el coche por las pasarelas. A nuestro alrededor se respira el aire de los barrios bajos, mezclado con un ligero olor a aguas residuales. 

 

Sin embargo, se siente como el paraíso en comparación a todo aquel perfume, y fresco como una habitación en donde podrías estar leyendo un libro de poemas. Veo algunas personas fuera de las ventanas. 

 

Gian: -¿Mujeres? Además, son muy llamativas. 

 

Gian: -Aquellas, ¿no son las prostitutas del club? 

 

Iván: -Si. Son prostitutas que todavía no entran al club. Todas las prostitutas de estos alrededores son parte de mi negocio. 

 

Dejo salir un suspiro de mi nariz como un funnn. Miro el paisaje y cerca de ahí observo algunas flores. En realidad, aquellas mujeres son más como flores de plástico abandonadas. 

 

El Mercedes de blanco puro va avanzando despacio por el callejón. Iván llama a las mujeres saludándolas con suave voz, como si estuviera cantando en una ducha.

 

Gian: -Este tipo de negocio. Como lo supuse, ¿se gana un buen de dinero, no? 

 

Digo eso de forma perezosa, pero Iván me contesta de inmediato.  

 

Iván: -No. Si lo comparamos con el negocio de contrabando que llego a tratar a veces, lo que gano en esto es casi nada. 

 

Gian: -¿Es en serio? Vaya que debe de tomarte mucho esfuerzo. 

 

Iván: -No puedo hacer nada. Son este tipo de cosas que solo pueden ir de mal en peor si dejas de supervisarlas. 

 

Iván: -Además, hay que estar vigilando muy bien estos lugares, ya que podría ser que los del GD u otros grupos yakuzas se aprovechen y los tomen de su propiedad infectando todos los lugares con su mierda. 

 

Gian: -Ya veo…

 

Respiro el aire del exterior con los brazos cruzados.

 

Gian: -Me pregunto qué pasaría si nosotros los yakuzas, los CR5, los GD y los otros pequeños grupos, así como los pandilleros llegáramos a dejar de existir.  

 

Iván: -Y yo que sé. Existimos, así que tendremos que vivir aceptándolo. 

 

Una de las mujeres captura de repente mi mirada, dándome un poco de curiosidad.

 

Gian: -Oye, esa chica de cabello largo y ropa blanco. ¿Qué tipo de chica es? 

 

Iván: -¿Hm? Aah, es de China, si mal no recuerdo su nombre es Xiao Mao. 

 

Gian: -¿Y esa de grandes pechos?

 

Iván: -Linda. Linda la selladora. 

 

Gian: -¿Y esa de aspecto morena? 

 

Gian: -¿Y esa de rubio que está fumando? 

 

Iván: -¡¡Whaaaa!! ¡No es como si yo conociera el nombre de todas las mujeres de aquí! ¡Como cuantas mujeres crees que hay en estos lugares! 

 

Gian: -Bueno, ¡Pero mira cuántas vagabundas espléndidas hay aquí! 

 

Gian: -¡Entonces, llamaremos a los lugares de aquí como “el camino del vagabundo! Que nombre tan más bonito ¿no crees? ¡Qué romántico! 

 

Iván: -tch ……

 

Un segundo paso….

 

Iván: -¡MUERETE TU IMBECIL! 

 

Gian: -¡Kya! ¡Ya deténgase, señor Iván! ¡Ya pare! 

 

Iván: -¡¡GAAAA!! ¡!! ¡¡YA CÁLLATE!! ¡ADEMÁS! ¡¿CÓMO UN CHICO COMO TU SABE DE LA LECTURA DE ANNE OF GREEN DE GABLES?! ¡ESO ES ASQUEROSO! ¡MUERETE! 

 

Gian: ¡No es que lo haya leído apenas! ¡Me obligaron a leerlo cuando vivía en el orfanato! 

 

Forcejeo con Iván, en verdad parece como si estuviera tratando realmente de matarme. 

 

Entonces….

 

Gian: -Por cierto. ¿Cómo es que tú sabes que la línea que actué hace un momento era del libro de Anne of Green? ¿Cómo es que la conoces? 

 

La mano de Iván de repente se detiene. 

 

Iván: -¿Qué?… porque lo sé. 

 

Gian: -Podría ser… ¿lo leíste? 

 

Iván: -¡Guuu! 

 

Gian: -He~, ya veo~ Iván … Has leído Anne of Green… 

 

Iván: -¡¡BASTARDO!! ¡MUERETE!! 

 

Gian: -Oye~, ¿Todavía sigues enojado? 

 

Iván: -Ya cállate, tonto. Apúrate y camina.

 

Después, fuimos a comprar nuestra cena, unos Hot Dogs y algunas manzanas en un puesto enfrente de la estación, antes de regresar al hotel. 

 

Camino mientras me voy quejando de todas las bolsas que estoy cargando. 

 

Mientras discutimos entre nosotros, estamos rodeados por los subordinados de Iván mientras vamos caminando por la calle. 

 

Dentro de la oscuridad por donde estamos caminando…

 

Iván: -¿Uh? 

 

De repente una luz se enciende ante nuestros ojos, son los faros del auto estacionado a través del camino. Es un sedán Fiat rojo carmesí. 

 

El hecho de que las tropas de Iván estén erizadas y en guardia como un montón de avispas, es un claro indicativo de que el auto no es uno de los de CR5.

 

El Fiat rojo lentamente se desliza hacia delante, deteniéndose a nuestro lado, haciendo que todo el cuarto flanco se cubra ante nosotros. 

 

Iván: -No te muevas. No se te ocurra abrir la boca.

 

Gian: -Oh, oye 

 

Iván me dice esas palabras en voz baja, igual su voz suena irritada. Da un paso hacia el auto, poniéndose enfrente de mí como si tratara de bloquear. La puerta de atrás del auto de Fiat rojo se abre. 

 

Honus: -¿Lo he agarrado por sorpresa, Señor Fiore? 

 

El hombre camina hacia fuera, ese hombre parece estar en sus 40 años, viste un traje muy acomodado, también tiene una gran barriga desagradable, pero lo más seguro es que esa grasa esté escondiendo algún tipo de monstruo violento por dentro.

 

Ese tipo de mirada que tiene quiere decir que no es un tipo recto. Es de una pandilla.

 

Iván: -Estás justamente en medio de los territorios del CR5, ¿sabías? ¿No aprecias tu vida, Honus?. 

 

….?? …. Iván, ¿conoce a este tipo? 

 

Honus: -No puedo creerlo, que serias el tipo de hombre que le disparara a otro que se encuentra desarmado. He estado buscándolo. Iván, me gustaría hablar contigo. 

 

Él está mintiendo. Este pensamiento surge de inmediato en mi cabeza. Si este fuera un tipo que Iván conociera bien, él podría haber visto ese auto flagrante en el distrito del placer a una milla de distancia. 

 

Iván: -Lo siento, pero no planeo nunca más hacer negocios con usted. Si quiere conseguir más bebidas mexicanas, pídeselo a otro. 

 

Honus: -Eso de nuevo. Hahaha, eres muy duro. No me digas que es porque soy uno de los del GD.

 

Gian: -¡¿Qué…?! 

 

¿Un miembro de los del GD vino a ver a Iván? Además, ¿hacer negocios? 

 

Honus: -Pero, hoy no vengo para hablar de negocios. Ah, es cierto. 

 

Honus: -Si gusta, en mi auto…Conozco un buen restaurante. ¿Qué le parece si hablamos mientras comemos? Acerca del asunto ese del otro día… 

 

¿Qué? ¿De qué está hablando? 

 

Iván: -Vete. Ese asunto ya se terminó. 

 

Iván asiente hacia sus subordinados y comienza a moverse de nuevo, descartando por completo al hombre. Él se aleja por un momento de mí. 

 

Mierda, ¿Pero qué carajos está pasando? 

 

Honus: -Fun. Por hoy me retiraré. Todavía hay tiempo, así que piénselo muy bien. Usted, no es el tipo de hombre que terminaría aquí. 

 

Mientras ese hombre sube al auto rojo….

 

Honus: -No olvide que su decisión será ventajosa tanto para nosotros como para los del CR5. Nos veremos de nuevo, Iván. 

 

Iván: -Jodete. 

 

Iván escupe esa palabra. La palabra parece como si llenara el espacio entre los hombres de Iván que montaban guardia a su alrededor con ansiedad y confusión. 

 

Ahí….

 

Alguien aparece… 

 

Gian: -Be, Bernardo….

 

Iván: -¿Qué pasa? Reuniéndose todos ustedes. 

 

Bernardo: -Por casualidad los tres estábamos juntos cuando recibimos la información. Así que él se escapó. 

 

Giulio: -¿Lo persigo, y acabo con él? 

 

Luchino: -Detente. Estamos tratando con esos tipos. Cuando se trata de huir son más rápidos que un conejo. 

 

Ellos tres son capitanes del CR5. Pero el ver que nos reunimos con un tipo del GD… Entrecierro mis ojos como si sintiera que me acabo de atragantar con una roca. 

 

Bernardo: -El hombre de hace un momento, si no me equivoco es un capitán del GD ¿no? Creo que su nombre es O’ Sullivan. 

 

Iván: –He, ya estás enterado hasta de eso. Así es, él es uno de los altos rangos del GD, su nombre es Honus. Es solo un idiota imbécil que trató de hablarme con dulzura. 

 

Luchino: -¿Y organizaste una cita para verte con ese idiota imbécil del GD? 

 

Iván: -¡Ah…! Parece que él quería tener una. De todas maneras, ¿también querías una?

 

Pe… esto es peligroso. La conversación acaba de tomar un giro para lo peor. 

 

Gian: –Esperen un momento, ¿Por qué todos están discutiendo? Iván, ¿Qué pasa con ese imbécil de hace un momento? 

 

Les dejo las bolsas a los subordinados y me pongo en medio de los tres e Iván. Iván escupe un “Tsk” al suelo antes de hablar. 

 

Iván: -Pasó antes de que me encerraran en la cárcel. Por negocios, vendí varias bebidas mexicanas a alguien dueño de una empresa. Entonces fue cuando me di cuenta de que ese dueño era Honus.  

 

Iván: -En ese momento, él no sabía acerca de mí. Pretendimos que no nos conocíamos, ya que si se descubriera todo se pondría problemático. 

 

Con esas palabras, Iván mira a los otros tres capitanes como un perro rabioso listo para romperse. Nadie mueve ni un músculo. 

 

Iván: –Entonces, él descubrió que me escapé de la cárcel. Y luego, ese imbécil me estuvo buscando para proponerme una oferta, eso es todo. 

 

Gian: -¿Proponerte, que cosa? 

 

Iván: -Me propuso que me uniera a él. Que me fuera del otro lado, y me convirtiera en un capitán del GD. 

 

Gian: –¿Ah…? 

 

Un murmullo recorre por los subordinados. Bernardo y los demás ni se inmutan. 

 

Iván: -Eso fue todo, ¿y? ¿qué piensan hacer conmigo? 

 

Iván mira hacia Luchino y Bernardo a propósito, lanzando su desafío verbal. 

 

Bernardo: -Tranquilízate, Iván. Según lo que nos dijiste, él vino hasta aquí para buscarte y hablarte de eso, pero eso significa que no estas interesado en eso ¿no? 

 

Luchino: -Si estuvieras interesado, entonces te habrías subido en su auto hace un momento. 

 

Iván: -¡Kee! ¡Hubiera sido mejor subirme con él! Yo no quiero que piense, que soy muy fácil de vender.

 

Gian: -O, oye… ya basta de hablar sobre eso. 

 

En resumen… ¿Qué pasa? Iván había hecho despreocupadamente negocios con el GD en el pasado.

 

Y luego un tipo se acerca y le propone que se cambie de bando… ¡Espera! ¿Así que él tratará de traicionarnos? 

 

Giulio: -Iván. ¿Por qué el tipo de antes, se acercaría a hablarte sobre eso rodeado de tantas personas? 

 

Con una voz algo tranquila y fría, Iván comienza a burlarse escapando una sonrisa de él. 

 

Iván: -Porque él me desea. Incluso, si no busca seguir haciendo negocios, si no que me quiere como a un igual, entonces quería que todos ustedes lo sepan. 

 

Iván: -Es como si estuviera diciendo: “Incluso si usted solía ser parte del jodido CR5, te llevaremos con nosotros y podrás ser parte del GD” Esos bastardos….

 

Iván: -¡Tratan de decir que no son como algunos cabrones de la mafia que conocen que solo aceptan a putos italianos!. 

 

Luchino: -¡Bastardo! 

 

Iván: -¡Recuérdenlo! Yo, solo trato de tolerarlos a ustedes, que solo les importa la línea de sangre 

 

Gian: -¡I…Iván!  Ya detente, ¡tú idiota!

 

Este idiota, tiene que abrir su bocota en este mal momento. 

 

Iván: -Los soldados que también están aquí, ¿lo recuerdan? Todo lo que hacemos es solo obedecer esa mierda de código de honor, pero al final, todos son amenazas para mantenernos en la parte inferior de la línea. 

 

Iván: -¡Y la mejor parte es, que todos los viejos de línea de sangre italiana piensan que son la mierda! ¡Nosotros que no somos de sangre italiana, estamos por debajo debido a eso! 

 

De los capitanes de la CR5 incluyéndome, Iván es el único que no tiene sangre italiana. Los altos mandos y los ancianos de la junta y administración son en su mayoría italianos.

 

Si el jefe, Alessandro no hubiera confiando en Iván, no lo hubiera convertido en capitán en primer lugar. 

 

Bernardo: -¿Qué estás tratando de decir? 

 

Iván: -¡Aha! ¡Como yo soy muy amable, solo les estoy advirtiendo! ¡Antes de que alguien se deshaga de ese bastardo de Honus! 

 

Iván: -Mientras ustedes se la pasan relajándose en sus laureles de mierda por ser de alto rango en el CR5, en la escena, hay soldados que los siguen y arriesgan sus vidas con sangre y sudor. 

 

Iván: -¡Y esos soldados en su mayoría, no son italianos! Por esa parte, deben de pensar muy bien quienes son los que sacan ventaja de todo eso. 

 

Luchino: -¡Maldito pandillero! ¿Espero que no se te haya olvidado la deuda que tienes con el jefe por haberte subido de rango? 

 

¡Cruak! Escucho un sonido de algo rompiéndose antes de comenzar la sed de sangre. 

 

Gian: -¡! ¡¡YA PAREN!! ¡¿CREEN QUE ES EL MOMENTO PARA ESTAR PELEANDO?! 

 

Luchino: -Yo estoy como siempre. Es solo que ese maldito pandillero…

 

Gian: –¡!WHAA! ¡SI SERÁS TONTO! ¡ES POR ESO! ¡UN COMPAÑERO NO DIRÍA MALDITO PANDILLERO A OTRO COMPAÑERO! 

 

Iván: -Eh…, tu…. 

 

Gian: –Los soldados están mirando, ya enfríense la cabeza. 

 

Giulio: -Es como dice el señor Gian. Lo principal, es apagar las chispas y calmarnos. 

 

Iván me mira con unos ojos como de sorpresa. 

 

Iván: -T-Tu, hace un momento…… 

 

Gian: -¿Eh?, ¿Qué? 

 

Iván: -¡No es nada! ¡Tú, jodido! 

 

Mientras Iván dice palabras como mierda, joder, maldición aprieta con su puño la caja de cigarrillos vacía. Mira alrededor para posar su mirada en mí. 

 

Gian: -Q, ¿Qué estás haciendo, tonto? 

 

Iván: -¡Cállate pulpo! Ahh, maldición, me siento como una mierda. No podré calmarme a menos que me consiga una mujer. 

 

Iván maldice y escupe antes de arrebatarle las llaves de las manos del conductor, caminando fuertemente hacia el auto Chevrolet negro estacionado en el aparcamiento.

 

Gian: -¡O, OYE! ¡DETENTE! 

 

¡Si será…, este idiota! Si se va ahora mismo, entonces él podría conseguir que los demás sospecharan de él. 

 

Bernardo: -Iván, tranquilízate, ahora mismo tú…. 

 

Iván: -¡Por eso mismo, me iré a tranquilizar! ¡Siento que moriré si no voy a descargar mis bolas! 

 

Luchino: -Entiendes el significado de que vayas solo a la ciudad ¿verdad? 

 

Iván: -No tengo asuntos que tratar con el jodido de Honus. Aunque no puedo asegurarte que ese no tenga asuntos que tratar conmigo. 

 

Este idiota. Dejando esas palabras a propósito provocando a los demás. Iván abre la puerta del Chevrolet. 

 

Algo que deba decirle para detenerlo…. Joder, no se me ocurre nada. Entiendo las razones que tiene Iván y a donde puede que vaya. 

 

Gian: -¡Iván! 

 

Iván se voltea al escuchar mi voz. Lanzo una caja de cigarros media llena a la cara irritada de Iván. Iván la atrapa con una expresión de sorpresa. 

 

Gian: -¡Es el pago por la comida de hoy! Mañana… no olvidaré mi cartera 

 

Por un segundo, solo se me quedó mirando. Luego, con una sonrisa en su rostro odioso camina hacia atrás. 

 

Iván: -¡Eh!. Estos son cigarros caros. Joder. 

 

Iván desaparece en el sedán negro. Las ruedas del Chevrolet se escuchan fuertemente mientras se va alejando. 

 

Luchino: -Ese idiota…

 

Bernardo: -Parece que esto se ha complicado. 

 

No puedo encontrar palabras para decirles a los demás. Me pregunto si también están sospechando de mí.

 

…………………….

 

¡MIERDA! ¡ESO NO ME IMPORTA! Ese maldito bastardo de Honus, que gran bomba de veneno ha lanzado hacia nosotros. 

 

Bernardo: -Volvamos arriba. Todos han hecho un buen trabajo. Regresen a sus lugares.

 

Ante la voz de Bernardo, la tropa de subordinados que habían permanecido atrás susurrando entre sí, se dispersan y desaparecen. 

 

Bernardo: -Gian, tengo que hablar contigo más tarde. 

 

Gian: -Ah, sí. Ya entendí.    

 

Bernardo se sienta en su asiento y….

 

Saca una botella de whisky de Tennessee hundido en el mar de cables y vierte el líquido en una taza de café, antes de colocarla en frente de mí. 

 

Bernardo: -Gracias por lo de antes, mi caramelo. También a mí se me había subido la sangre a la cabeza. 

 

Gian: -Eh… ¿sobre qué? 

 

Los ojos de Bernardo se estrechan detrás de esas paredes de vidrio de su grueso whisky 

 

Bernardo: -¿Qué? ¿No lo hiciste conscientemente?  Jaja… estaba seguro, de que querías demostrar tu capacidad como próximo jefe. De cualquier manera, terminó bien 

 

Eh…. Pues…. Y yo estaba seguro que terminaría por meterme bajo una alfombra, tratando de obtener atención o algo así… 

 

Ya relajado, Bernardo continúa hablando con una voz algo cansada. 

 

Bernardo: -Nosotros, dentro de la línea de sangre de italianos, siempre hay hombres hechos que tienden a ser caprichosos, ya sea por ser parte del linaje de la familia o porque son de pedigrí, o por las relaciones y conexiones. Lo cierto es que solo pocos pueden subir a los altos rangos.  

 

Bernardo: -Si no eres italiano, entonces… Es como dijo Iván, la carga recae sobre la cabeza de la mayoría de los soldados de la CR5. 

 

Gian: -Es… Es así como funciona…. 

 

Bernardo: -Por el momento, todos han jurado lealtad, pero no hay nadie que esté contento ante la situación actual. Nadie puede culparlos por ello. 

 

Bernardo: -Es un problema que pensaba que tarde o temprano tendríamos que enfrentar, pero mientras comencé a pensar sobre eso, los del GD tomaron ventaja. 

 

Gian: -¿Cómo decirlo?, es un dilema ¿no?

 

Bernardo: -Puedo decirlo ahora que el jefe no está. A veces pienso que nosotros actuamos de manera antigua, sobre todo por respetar eso de Cosa Nostra, en verdad que eso ya es demasiado antiguo. 

 

Bernardo: -Si continuamos así, siendo una organización que solo acepta a italianos, entonces no podremos hacerle frente ante las nuevas combinaciones de jóvenes miembros del GD. Sin embargo, si el número de los no italianos aumenta, terminaremos colapsando. 

 

Bernardo: -El jefe, trabajó lo más que pudo para tratar de cambiar eso. 

 

Bernardo: -Y luego estás tú, Gian, estás en medio de la nueva generación de sangre. 

 

Gian: -En serio, no hay tiempo para estar peleando entre nosotros. 

 

Me tomo de un solo trago la taza de whisky. 

 

Bernardo: -Ese bastardo de Honus, es un hombre astuto. Él planea sembrar el descontento para hacer que nos rompamos entre nosotros antes de iniciar la guerra. Es por eso que se ha fijado en Iván. 

 

Bernardo sonríe con algo de soledad, antes de decir con frialdad… 

 

Bernardo: -Si… por si acaso, Iván termina yéndose al otro lado, lo más seguro es que sus subordinados que son todos soldados no italianos terminaran por seguirlo. 

 

Bernardo: -Si llegara a pasar eso… El equilibrio entre nosotros y el GD terminará cayendo por los suelos. 

 

Gian: -Supongo que no podremos contar con la lealtad. Después de todo somos mafiosos. 

 

Bernardo: -Eso ni siquiera lo tiene el grupo de Rockefeller. La lealtad a una familia es una fantasía como lo es el amor. Lo único que hay es el status. 

 

Gian: -¡Whoo!. Sí qué dices cosas frías.

 

Bernardo: -No he sido bendecido con tal ilusión. Siendo virgen en este tipo de casos, provoca un gran impacto en la personalidad.  

 

Gian: -No mientas, tú, hombre inútil viejo. 

 

Nos vaciamos las tazas de whisky que habíamos estado bebiendo. 

 

Bernardo: -Te lo encargo mañana. Por favor sigue de cerca a Iván. 

 

Gian: -Claro… Si al menos él pudiera calmarse un poco. 

 

Le regreso la taza a Bernardo y le agradezco. 

 

¿Eh? Estoy siendo golpeado por una pequeña ola de mareo. Ah, es cierto, puede que la bebida me esté afectando.

 

Gian: -Me saltaré la cena…

 

Aun así, no estoy de humor para pedir servicio en la habitación o para ir a un restaurante. Meto una goma de mascar en mi boca. 

 

Regresé solo a mi habitación. 

 

Tercer día 

 

El despertar fue lo peor. 

 

Ayer en la noche, trate de conciliar el sueño o eso pensaba… 

 

Pero no pude. Mi cabeza estaba llena de información acumulada que no paraba de dar vueltas; siento como si hubiera atrapado un resfriado…. Había tratado de conciliar el sueño con el estómago vacío, pero con el alcohol, mi estómago se siente como que se me quiere salir.  

 

Al darme cuenta, ya son las 10:00. 

 

Gian: -Soy un tonto….

 

Al final, Iván no regresó anoche. Si llego a encontrar a una chica para pasar la noche supongo que está bien. Mejor a las otras alternativas estúpidas. 

 

Mierda, mi cabeza sigue girando. 

 

Tomo un baño caliente, y a pesar de que no hay mucho que afeitarse, lo hago de todos modos. Trato de recortar el pelo un poco. Luego me lavo los dientes. 

 

¿Desde cuándo me importa tanto la higiene? 

 

Lo más seguro es que todos ya hayan salido del hotel. Así que mientras bebo una botella de agua mineral, me visto para después salir de la habitación. 

 

Entro en el elevador y bajo hacia el primer piso. Hombre, me muero de hambre, solamente tomaré algo en el restaurante del primer piso o tal vez en la cafetería. 

 

La sala de estar del primer piso está llena de huéspedes y hombres de negocios que esperan. He pedido un café y un sándwich. Sudo un poco porque me di cuenta de que se me olvidó la chaqueta con la cartera de nuevo. 

 

Pero al parecer el camarero parecía saber quién era yo, por lo que no pregunté por el pago y simplemente dejé el plato detrás y salí de ahí. 

 

Mientras tanto me puse a leer el periódico que encontré sobre la mesa de la terraza. No hay nada especialmente nuevo. 

 

No hay nada escrito acerca de nuestra fuga, tampoco sobre las pandillas en guerra que hay en la ciudad. ¡Ni siquiera hay tiras cómicas! 

 

Gian: -Qué mal. No tengo nada que hacer. 

 

Sin Iván aquí, no poder trabajar en algo y aunque salga lo más probable es que terminaría por regresar o perderme. 

 

Bernardo, lo más seguro es que siga en su habitación, ¿podría ir a ver si podría darme algo que hacer? Ordeno otra taza de café no cargada, y mientras estaba por darle un sorbo… 

 

Gian: -¿Hmm?

 

Las enormes puertas de cristal del hotel se abren. Algo entra en el hotel yendo hacia el centro. Al principio pensé que era solo un pequeño ramo de flores con piernas.

 

Rosalía: -Gracias 

 

Da un paso vivaz y le da las gracias a uno de los botones… y le da uno de sus abrigos y sombreros, es… ella…. ¿una niña?…. su pequeño cuerpo comienza a caminar. 

 

¿Alguna estudiante?…

 

No puedo decir si es una simple chaqueta o es parte de su uniforme… pero la pequeña niña está vistiendo un traje de marinero blanco con una falda larga. Sus zapatos negros y hebillas de plata dan un brillo como de flash por la luz. 

 

Ella tiene el cabello rubio ligeramente ondulado atado en dos pequeñas trenzas por la espalda. Su rostro, tiene un poco de pecas y tiene unos ojos grandes que miran de un lado a otro como una ardilla.

 

La niña camina hacia el elevador sin parar, pero entonces….

 

Rosalía: -Ah….

 

Sus grandes ojos miran hacia donde estoy. Sin siquiera poder decir un “¿Qué?”…la pequeña enana, comienza a caminar hacia mí 

 

Rosalía: –Hola 

 

Gian: -B…Buongiorno. No, hola. 

 

Rosalía: -Disculpe. ¿Puedo sentarme aquí? 

 

Era un hermoso inglés. 

 

Mirando a mí alrededor, ella mira hacia el sofá enfrente mío.

 

Veo que no hay nadie cerca así que no pude negarme.  

 

Gian: –Adelante. 

 

Rosalía: -Gracias, señor. 

 

La niña sonríe y pone su pequeño trasero en el sofá. Cuando se establece en el asiento, la niña abre su boca poniéndola en forma como la letra V. Mueve su cuerpo en el sofá como si se estuviera divirtiendo 

 

Rosalía: -¿Cree que también podría beber algo? 

 

Gian:-Ah, si. 

 

Las palabras fluyen de los diminutivos labios de la pequeña niña, libre de nerviosismo. Sin darme cuenta, ella habló en italiano. 

 

Mientras esperamos a que las bebidas lleguen, la niña se divierte sentada en el sofá y me mira, mostrándome una sonrisa plena. 

 

Cuando llega el vaso de vidrio con té helado….

 

Rosalía: –Usted, ¿Es amigo del abuelo? 

 

Gian: –¿Perdón? 

 

¿Me está confundiendo con alguien? Mis pensamientos se ponen en marcha como cadenas hasta que explotan en mi mente y me doy cuenta de un nombre. 

 

Rosalía: -Usted, ¿Es uno de los capitanes del CR5, no? 

 

Casi arrojo mi café ante las palabras de la niña que me lanzó de manera casual; esto está totalmente fuera de lugar. 

 

Gian: -P-Puede ser que… tú seas… 

 

Rosalía: -Discúlpeme. Tarde en presentarme. Yo soy Rosalía Cavalli. 

 

¡¿Qué, qué dijo?! Es la primera vez que escucho que el viejo Cavalli tiene una familia. Además, ¿Qué relación tiene él con esta enana?  

 

Más importante… Un miembro de la familia del viejo, vino aquí ¿sola? Sin ni siquiera un guardaespaldas o cualquier otra persona. 

 

Rosalía: -Usted es el señor Giancarlo ¿verdad? El abuelo siempre me ha hablado mucho de usted. 

 

Gian: -Es cierto que soy Giancarlo, pero… señorita, ¿Qué relación tiene con el consejero Cavalli? 

 

Rosalía: -Si, Tonio Cavalli es mi abuelo. Pido disculpas por venir tan de repente hoy, veamos…

 

Rosalía: -Discúlpeme, señor. Solo conozco su nombre de pila que es Giancarlo 

 

Gian: -Es suficiente con solo Gian, señorita. 

 

Con esas palabras, la sonrisa de la enana se extiende aún más grande, y luego cambia el idioma a inglés, bonito como antes pero menos formal. 

 

Rosalía: Para mí también basta con solo Rosalía. Encantada de conocerte, Gian. 

 

La pequeña niña, ¿¡es rara o qué!?, continúa sonriendo. 

 

Gian: -Igual. Pero, ¿qué hace viniendo una pequeña niña hoy a este lugar y todavía sola? 

 

Rosalía: –Hoy es viernes ¿no? Como salí temprano de la escuela, solo vine de repente. 

 

Gian: -¿Escuela? 

 

Rosalía: -Estoy en el segundo grado en la Academia de la escuela secundaria de Patricia Santa. Por lo general vivo en los dormitorios de la escuela, pero me paso los fines de semana en la mansión de mi abuelo.  

 

¡Woow! Ella es completamente una princesa. Si está en segundo año entonces tiene 13 años o tal vez 14 años. No es de extrañar que sea tan pequeña. 

 

Gian: -Entonces… ¿Vienes aquí para recoger al consejero Cavalli?

 

Rosalía: -No. Yo no le dije hoy al abuelo que vendría aquí. Vine aquí por mi cuenta. Si hubiera tomado el auto que viene a recogerme, entonces no me hubieran permitido hacer paradas durante el camino ¿no? 

 

Whoo. Tenemos a una salvaje marimacho, y eso que parece una simple princesa de escuela que podría ser fácilmente cortada por la fragilidad que aparenta, pero es pura apariencia… 

 

Rosalía: -Hoy, viene a ver a alguien que conozco que es parte del CR5. Como es fin de semana quiero invitarlo a que comamos juntos en la casa de mi abuelo. 

 

Vaya, vaya.

 

Como apenas me conoció es obvio que la invitación no es para mí. Lo que significa que se refiere a uno de los otros capitanes… 

 

¿Bernardo?

 

¿Luchino?

 

¿Giulio? 

 

Rosalía: -Hey, ¿conoces a Iván? ¿Él estará por aquí? 

 

Gian: -Puff…pu…

 

Terminé por escupir un chorro de café por mi boca. Tengo tiempo apenas suficiente para reaccionar. Gracias a eso, termine por escupirle a uno de los camareros que pasaba por aquí 

 

Gian: -¿Ha..ha?

 

Rosalía: -Iván, Iván Fiore. Tú e Iván son amigos ¿verdad? 

 

De donde sabe acerca de eso. 

 

Abro la boca para luego cerrarla. Vuelvo a pensar sobre la ausencia de Iván así que pienso en algo adecuado para decirle antes de continuar. No le puedo decir la verdadera razón, ese idiota. 

 

Gian: -Iván, pues… tuvo que encargarse de un trabajo desde ayer en la noche así que no está aquí. 

 

Ante mis palabras, la pequeña niña cae y se hunde más en el sofá, mirando como si todas las flores de esperanza terminaran marchitándose y convirtiéndose en cenizas. 

 

Rosalía: -Ya veo… Pensaba en darle una sorpresa y alegrarlo. Vine en secreto solo para eso. 

 

De todas formas, esta niña ¿de qué carajos está hablando? 

 

Gian: -Disculpa. Perdón la pregunta pero.. Tú ehm, ¿Qué clase de relación tienes con ese idio… digo Iván? 

 

Hundo más mi lengua en el café, tratando de, incoherentemente, buscar qué más decir, y hasta que ella dice…

 

Rosalía: -Yo soy la novia de Iván 

 

Pfuuuuuuuuuuuuuuu, lo hice de nuevo. Esta vez escupí el café del otro lado, y justamente ahí, se encontraba nuevamente el camarero que ya se había cambiado de ropa. Lo siento por eso. 

 

Gian: -Ah, ¿Aha? 

 

Rosalía: -Hicimos una promesa. Si se convierte en mi marido, entonces se convertirá en un miembro más de la familia Cavalli. ¡¡Oh, qué maravilloso sería!! 

 

Esta enana, es una Gorgona, es una medusa. Estos pensamientos parpadean a través de mi mente petrificando duro como una piedra.

 

El viejo Cavalli, ¿finalmente perdió la cabeza? 

 

Rosalía: -Pero, el abuelo todavía está en contra. No, sigue sin poder aceptarlo, pero sé que algún día lo entenderá. 

 

Rosalía:- Con seguridad, él nos dará su bendición. 

 

Perdón, abuelo. Perdón por haber pensado que habías perdido la cabeza. 

 

Gian: -Ah, hahaha… Más que en contra, creo que está preocupado. Porque Iván es…. 

 

Rosalía:- Lo entiendo. Sé que hay muchos obstáculos entre nuestro amor. 

 

Gian: -Haaa, ¿obstáculos? 

 

Rosalía: -Pero, no hay garantía en que no podamos superarlos. Dios nos está poniendo a prueba, dándonos el poder para que podamos superarlo. 

 

Gian: -Por obstáculos. No será por…

 

Rosalía: -Iván… él, no tiene sangre italiana. Su madre es irlandesa, y su padre no es de una familia poderosa. Él no tiene dinero tampoco.

 

Gian: -Haaa.

 

Rosalía: -Es por eso que creo que yo podré ser la pared que lo sostendrá y apoyará con todo. Más que eso… 

 

Rosalía: Si Iván se convierte en un hombre de la familia Cavallo, entonces no habrá nadie más que lo trate como un idiota. Si pasa eso entonces todo irá bien.  

 

No, el que sea tratado como un idiota es porque es un idiota… 

 

Rosalía: -Esto es el destino, es la bendición que nos ha otorgado dios. ¡Eso es lo que creo! No, ¡Es lo más seguro! Este obstáculo es solo una semilla, que está esperando florecer en una flor con aun más amor. 

 

Lo siento. Como decirlo…. No creo que sea bueno proteger a un niño de todos los horrores del mundo y cultivar pureza… 

 

Mientras estoy pensando es esto, la enana suspira con una mirada lejana en sus ojos mientras bebe un sorbo de su té helado con sus diminutivos labios 

 

Rosalía: -Ya veo. Hoy no está Iván. 

 

¿Por qué, de todos tiene que ser ese idiota de Iván? Esta princesa que podría ser cortada con solo una mano. Lo más seguro es que termine esforzándose por ese tipo. 

 

Gian: -Una vez más, perdóneme, pero… señorita, ¿dónde conoció a Iván?

 

Rosalía: -Pues lo conocí… ya hace algunos años. Yo perdí a mis padres debido a un accidente; en ese tiempo fui transferida a otra escuela… 

 

Gian: -¡…! Sus padres….

 

Lo recordé. Si no me equivoco, el abuelo Cavalli perdió a su hijo y su nuera en medio de una disputa hace tiempo… entonces, esta niña….

 

Ahora lo entiendo. Así que ella es lo único que le queda de su hijo que fue asesinado. No es de extrañar por que la atesora.

 

Rosalía: -Entonces en ese tiempo en el que llegué a ir a esa escuela, Iván era el conductor que me llevaba y traía, así es como nos conocimos.  

 

Iván tendría en ese tiempo como ¿15 o 16 años? Me pregunto cómo era a sus 15.

 

Gian: -Entonces… Iván, ¿qué ha dicho ehm, sobre, humm acerca sobre su matrimonio con usted señorita? 

 

La niña, más bien la enana, da un suspiro largo y triste, como si su corazón estuviera lleno de dolor mirando a lo lejos. 

 

Rosalía: -Él es algo tímido. Por eso él no me ha hablado de eso con claridad. Pero, yo lo comprendo. 

 

Ah, sí. Creo que lo entiendo ahora. Presiento como que esto es en un solo sentido… 

 

Rosalía: -Lo siento. Pero tengo que ir a la mansión del abuelo. 

 

Gian: -No se preocupe. Entonces, espere a que me contacte con su abuelo para que venga a recogerla.

 

Rosalía. -No, yo puedo ir sola. 

 

Gian: -Pero… su abuelo ha de estar preocupado…

 

Rosalía: -Está bien. ¿Me acompañaría a la salida? Giancarlo… 

 

Whoooa. Aunque sea una enana, ella es toda una señorita educada como lo suponía. Me pregunto si es debido a la sangre, que ella use ese tipo de palabras. 

 

Es como si con solo la presencia de esta niña pudiera poner al mundo en paz ¿o algo así? Aunque ella es la que se paseaba por aquí en primer lugar. 

 

Sintiéndome como si hubiera perdido varios niveles, me levanto y me pongo a su lado. 

 

Rosalía: -Gracias. 

 

El estruendo y el zumbido de los autos. El sonido de la gente arrastrando los pies sobre las aceras. El ajetreo. El mundo se encuentra todavía en paz… o al menos en la superficie. 

 

Rosalía: –Hasta luego, Giancarlo. Fue divertido. 

 

Gian: -Igualmente. ¿Quiere que le dé un mensaje de su parte? 

 

Rosalía: -No, así está bien. Hablaré con el abuelo y luego lo llamaré para que venga a cenar. Hay muchas cosas de las que quiero hablar con él. 

 

¿Fui dejado de lado? Le doy una sonrisa seca mientras ella arregla su sombrero cubriendo su cabello.

 

Ella recoge el casco que parecía como un juguete y se lo coloca, tomando el cinturón que lo extiende a lo largo como si fuera algún tipo de cable telefónico. 

 

Ella se instala a sí misma antes de pisar el acelerador, y pone en marcha el motor de una patada.

 

Espera un momento, ¿la princesa vino sola hasta aquí en una moto? Una expresión desconcentrada todavía sigue pegada en mi cara cuando me deja.

 

Escucho el motor y después ella se aleja. 

 

Gian: -Fuuu…

 

Justo allí.

 

Un verde oscuro y enorme sedán que parece escarabajo. Un Bugatti impecable pulido aparece. 

 

Gian: -¡Whoooa!

 

El conductor sale. Antes de que los botones del hotel pudieran llegar, la puerta del asiento trasero se abre, y alguien sale. 

 

Cavalli: -¿Gian? 

 

Gian: -Buongiorno, consejero Cavalli. 

 

No es frecuente que vea al abuelo nervioso.

 

Cavalli: -A… Ahora, la que estaba aquí, era… 

 

Gian: -¿La señorita Rosalía?

 

Los ojos del abuelo son como de: “¡¿Cómo es que lo sabes?!” 

 

Gian: -La señorita acaba de partir hacia la mansión. Con su Scooter como de “Vroom”. 

 

Cavalli: -¿Qué…? Ngh, en serio no se que hacer con ella… 

Traducido por Sakurada Di
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