Iván (Daivan) #06

Daivan

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Bernardo: -He perdido el contacto con el hombre a cargo de las relaciones exteriores con el GD…y el sucesor parece ser Honus. 

Bernardo: -Y ahora, Honus anda diciendo con vehemencia que a partir de ahora, solo aceptara hacer negociaciones con los del CR5 y solo si Iván está a cargo. Él no quiere hablar con nadie más que con él. 

 

Iván: -¡¿Haaaaaa?!

 

Gian: -¡Es absurdo! ¡Solo puedo pensar que hace esto para dejar a Iván en una mala posición! 

 

Luchino: -Por supuesto, también pensamos que esa es la única razón y es lo único que podemos pensar… Sin embargo, algunos de los directores están tratando secretamente esto como evidencia de su traición y están presionando para que se lleve a cabo la ejecución de Iván. 

 

Iván: -Oigan déjenme salir de aquí. Solo me tomará medio día para encontrar a esos ancianos de mierda y terminar con sus vidas. 

 

Bernardo: -Cálmate. Entiendo cómo te sientes. Pero…. aunque ya no podamos continuar con las negociaciones con el GD, no podemos dejarte salir. 

 

Luchino: -Hay algunos entre los directores que son bastantes moderados y quieren evitar un conflicto con el GD a toda costa. En cualquier caso, la ausencia del jefe es muy mala para nosotros.

 

Iván: -¡Joder! ¡¿Y todavía me dices que no puedo salir a pelear?! Deben mirarse, también esta organización se ha convertido en una como cualquier otra. 

 

La expresión de Luchino se oscurece… pero es como dice Iván. 

 

El problema es que el jefe no está aquí. En este momento, el CR5 como organización tiene la papa caliente, conocida como “conflicto interno” 

 

Y la razón de esto es… ¿por Iván? 

¿Qué deberíamos hacer, joder?….

 

OPCIONES:

  1.  Ya que llegamos a este punto, no queda más que acompañarlo hasta el final. 
  2. …………….. (Esta opción lleva al final malo) *Ir a la parte 6.5 parte 1* 

Elegir la primera opción 

 

Cayó mi estado de ánimo, e Iván explota por unos segundos hasta que Bernardo aprieta un poco la cara de Iván con sus manos. 

 

Bernardo: -Iván, escúchame por favor. Nosotros tenemos la Cosa Nostra, la que nos rige como una organización italiana, pero hay muchos miembros como tú, que no son italianos. 

 

Bernardo: -Para ser franco, sin tu grupo, nuestra organización no podría permanecer en pie. Y también es cierto, que ustedes no han recibido ninguna clase de agradecimiento que valga la pena por sus esfuerzos… 

 

Bernardo: -Este problema se resolverá en el futuro. Pero para eso se necesitará algo de tiempo. Es por eso, que ahora, ¿podrías aguantar un poco más? 

 

Iván: –“Por la organización”, ¿quieres decir? 

 

Bernardo: -Así es. Es cierto, que puede que para ti sea bueno unirte a los del GD como americano que eres, pero….

 

Ante las palabras de Bernardo, no soy el único que lo está mirando sorpresivamente, Iván también está sorprendido con la boca abierta y sus ojos abiertos. 

 

Bernardo: -Por supuesto, que no te perdonaríamos si hicieras algo así. Pero, aún más importante…. Es el hecho de que nosotros no queremos perderte, ni que nos traiciones. 

 

Bernardo ha puesto en palabras, los sentimientos vagos que han estado golpeando mi estómago. 

 

Luchino:-Bueno, desde que hemos escapado juntos de la cárcel, hemos estado cooperando entre nosotros. Así que solo tendremos que enfrentar esto juntos hasta el final. 

 

Luchino, ese cabrón, simplemente lanza esas palabras como si fuera alguien genial. Y entonces, Giulio mientras me mira dice…. 

 

Giulio: -Yo también, como no tengo ni territorios o subordinados… puedo decir que realmente confió en Iván. 

 

Iván: -Fummm, en verdad que dicen mierda, joder… 

 

Gian: -Iván, si tu no estuvieras aquí, yo….

 

Iván: -¿Q-Qué pasa? 

 

Gian: -Hay muchas personas que me tratan como un idiota…. Así que perdería a la única persona que puedo tratar como un idiota. 

 

Iván: -¡! ¡¡CÁLLATE!! ¡No, no es como si pudieras ir por ahí llamando a otros idiotas!! ¡Quiero ver que digas lo mismo después de habértela metido de nuevo, hasta dejarte gritando y sangrando!

 

Gian: -Ah, ¡Idiota! 

 

Este idiota, diciendo esto enfrente de los demás…. Mi cara se pone roja y poniéndose azul… El idiota enfrente de mí, al fin se da cuenta de lo que ha dicho, pero ya es demasiado tarde. 

 

Bernardo: -¿Otra vez? 

 

Luchino: -Heeee…..

 

Giulio -¿Sangrando?

 

Iván: -¡¡DAAAAAAAAAA!! ¡¡NO ES NADA!! ¡¡NO ES NAAAADAAAA!!

 

El idiota se ha perdido por completo. 

 

El teléfono empieza a sonar en medio de toda esta torpeza. Todo el mundo salta y lo mira. Bernardo toma el aparato. 

 

Bernardo: –Soy yo. ¿Desde dónde? ¿Qué? Entiendo, contáctalo desde aquí. 

 

Bernardo se cubre su boca con la mano y se ve con una expresión como si hubiera encontrado arena en su sándwich. 

 

Bernardo: –Es de parte del consejero Cavalli. ¿Qué querrá? 

 

Luchino: -¿No vaya ser que la junta de nuevo esté alborotándose?

 

Iván: -Malditos viejos, deberían meterse su arsenal por ahí y deberían morir. 

 

Bernardo: -Guarden silencio. Soy Bernardo, ¿Qué es lo que sucede?

 

Bernardo habla por el teléfono. Su rostro, inmediatamente cambia a una expresión amarga como si hubiera tragado algo rancio. 

 

Bernardo: -¿Es en serio? Pero… es muy peligroso. 

 

¿De qué estarán hablando? Bernardo y el abuelo realmente no llegan a una conclusión, argumentan uno al otro como si estuvieran atrapados en una sesión de preguntas y respuestas con calefacción. 

 

Bernardo: -Entendido. Si asignamos algunos guardias para protegerlo y vigilarlo, entonces…. Dele mis saludos a los directores… sí…

 

Él cuelga. Bernardo despeina su flequillo de atrás hacia adelante antes de dar un largo suspiro. 

 

Bernardo: -Sé que es repentino, pero Iván, se te ha permitido salir. 

 

Iván: -¿Haaaa?

 

Gian: –¿Eh? ¿Qué es lo que significa, somos libres de culpa? 

 

Bernardo: -No, lamentablemente no. Es más…. como una orden para salir en lugar de un permiso para salir. Iván…y tú también Gian, dense prisa y prepárense. 

 

Bernardo: -A partir de ahora, deberán de ir a la mansión del consejero Cavalli. Ahí… habrá una cena, así que diviértanse. 

 

Iván: –¡¿Haaaaaaa?! No entiendo nada, ¿Qué significa eso?

 

Bernardo: -A simple vista, solo iras a la mansión del consejero a recibir medidas disciplinarias directamente de él como el mayor de la familia. Pero, en realidad, vas a ir a la mansión para disfrutar de la cena y las conversaciones agradables.

 

Gian:- Ah, no será que….

 

En mi mente, una imagen de una enana con ropa de marinero luciendo dos pequeñas coletas que se menan mientras camina apareció con un rayo de luz en mi cabeza. 

 

Bernardo: -Como ya es fin de semana, la señorita Rosalía estará de regreso. ¿Lo entiendes, Iván? Además, parece que ella quiere hablar contigo acerca de algo muy importante 

 

Luchino: -Con que es eso…. La princesa está en la edad de tener dulces sueños. Sí que es difícil ser un hombre guapo, ¿no crees, Iván? 

 

Iván: -¡Ca…cállate! ¿Pero qué es esto? ¡No lo entiendo! Justo ahora mi territorio está siendo atacado, y ¡¿quieren que asista a una cena?!

 

Así que los otros capitanes saben de la existencia de la nieta… Bueno, supongo que en realidad no es algo que se pueda esconder. 

 

Iván: -¡No iré! ¡De ninguna forma iré! 

 

Bernardo: –Yo también, pienso que ahora mismo es peligroso dejarte salir pero…

 

Bernardo: -Será peor si confronta contra los órdenes del consejero, ya que él es el jefe de los ancianos.  ¿Podrías ir, Iván? 

 

Iván:- ¡Debes de estar bromeando! ¡Al diablo con los consejeros! ¡Al diablo con la señorita! Si quieres que vaya, tendrás que matarme y llevar mi cabeza allá. 

 

Gian:- Ah….

 

Si hay tal cosa como la inspiración, entonces esa es exactamente la explicación ante la chispa que destelló a través de mi mente en este momento. Yo sutilmente piso el pie del necio chillón.

 

Iván:- ¡Yo….! ¡Auch…! 

  

Gian: -No podemos dejar de lado al abuelo, después de todo. Si llegas a obtener la furia de la joven dama entonces se volverían locos y tú mostrarías tu lado malo al abuelo. ¿Verdad? Mantendré la vigilancia sobre Iván. 

 

Iván: -¡¿Haaaa?! Bastardo, deja de hablar por mí…. 

 

Esta vez, le doy una pisada fuerte… Iván finalmente se da cuenta de lo que tengo en mente. 

 

Gian: –Debemos irnos, Iván. Bernardo, ¿podrías prepararnos escolta y un auto? 

 

Bernardo: -Por supuesto. Ah… Claro, es una noche formal…. Supongo que tendrás que pedir prestada ropa de uno de nuestros hombres con un tamaño similar al tuyo, puedes cambiarte por ahí…. 

 

Gian: –Si, te lo encargo.

 

Muestro a Iván, quien me mira con ojos brillantes como si fuera alguna clase de presa, una pequeña sonrisa. 

 

De alguna manera, se siente como que ha sido mucho tiempo desde que he dejado la habitación. Iván me sigue hasta el elevador. 

 

Cuando me asomé por la ventana del hotel, me pareció que la puesta de sol todavía estaba descansando en las puntas de los edificios. 

 

Pero allá abajo, en el abismo entre los edificios, la puesta de sol era lo suficientemente oscura como si ya fuera de noche. Faros innumerables de autos iluminaban la oscuridad.

 

Y en medio de algunos sedanes negros que iba a toda prisa, un Mercedes con cuerpo colosal blanco se ve a la vista. 

 

Gian: –Vámonos, que pronto oscurecerá. 

 

Iván: –Mierda, que molesto… ¿Por qué tengo que ir a proteger a esa niña? 

 

Me apresuro hacia el Mercedes con el idiota murmurando quejas. El chofer y el guardia parecen ser subordinados de Bernardo.   

 

Iván y yo nos deslizamos en el asiento trasero, que en realidad es más cómodo que un sofá de cuero cubierto de un asiento de auto, cuando…. 

 

El motor suena con un rugido mientras el Mercedes comienza a moverse hacia la calle ya cubierta por la noche, deslizándose sobre ella. 

 

Delate y detrás de nosotros se encuentran dos Chevrolets negros. Se siente más como una escolta de la policía en lugar de un séquito, y esto se queda grabado en mi mente.

 

El sol comienza a hundirse y las calles comienzan a llenarse de congestionamiento. 

 

Gian: -No es necesario que vayas tan deprisa. 

 

Le lanzo estas palabras con indiferencia al chofer y al guardia que van en los asientos delanteros. Los dos comprueban sus relojes, una y otra vez, mientras que en el silencio maldicen el mal tráfico.  

 

Para llegar a la mansión del abuelo Cavalli debemos de atravesar algunas colinas que hay en las afueras. Una vez que salimos de la ciudad, solo queda una unidad de cuadras para llegar.

 

Solo tenemos una oportunidad. Es todo o nada. 

 

El auto se detiene en la señal de intersección. Y yo le doy una pequeña pisada al pie de Iván.

 

Iván: -¡Tu, bastardo! ¡Desde hace un rato que has…..! 

 

Gian: -¡Shiii! 

 

Le doy una señal a Iván, dirigiendo mí mirada hacia la carretera de la izquierda y luego a la pistola guardada en mi cinturón. El idiota solo responde con algunos signos de interrogación que al parecer aparecen por toda su cabeza. 

 

Iván: -¿Ahaa? Espera, ¿es en serio? 

 

Te tardaste en entenderlo, tonto. Le sonrió 

.

Gian: –Hey, señor conductor 

 

El chofer gira su mirada un poco hacia atrás para vernos. Mi sonrisa continúa de igual manera.

 

Gian: No te muevas. Y lo mismo va para ti. 

 

Apunté mi pistola hacia el cuello del chofer.

 

Subordinado de Bernardo B: -¿Qué… qué es lo que planea hacer? 

 

Gian: -Lo siento mucho. Supongo que se le conoce como “esperar” o algo así. Los dos bájense del auto. 

 

Subordinado de Bernardo B: -¡Haces eso….! ¡No podemos hacerlo! 

 

Gian: -No pueden negarse cuando estoy apuntándolos con un arma ¿verdad? Bájense. Considérenlo como un favor hacia el próximo futuro jefe. Si la señal del semáforo se vuelve verde, podría disparar…. 

 

Le doy al conductor un empuje con la pistola, todavía caliente por el calor de mí estómago. 

 

Subordinado de Bernardo B: -E…entendido…

 

Justo en medio del congestionamiento del tráfico, las puertas del Mercedes se abren. 

 

Los dos hombres del asiento delantero salen hacia la calle. Y los autos que nos seguían comenzaron a notar que algo raro estaba pasando 

 

Gian: -¡Iván! ¡Vámonos! 

 

Iván: -¡¡Oh, sí!!

 

Intercambiamos asientos, Iván se encuentra agitado mientras se hunde en el asiento del conductor. Abro la siguiente puerta, para sentarme en el otro asiento delantero. 

 

Al mismo tiempo que cierro la puerta,… 

 

Los rugidos del motor suenan y la carrocería del auto se sacude un poco, antes de dejar atrás los demás autos avanzando fuera de los carriles del tráfico. 

 

Iván: -¡¡YAHOOOOOO!!

 

Iván da un grito, mordiendo sus labios. Hace girar el volante rudamente. Los neumáticos chillan horriblemente contra la carretera… y aun así, avanza. 

 

El Mercedes se desliza en un callejón trasero, las dos paredes que se encuentran a cada lado del auto, casi hacen que rayen la pintura del mismo antes de acelerar. Son demolidas las cajas que van quedando en el camino.  

 

Gian: -¡Oy…oye! ¡No seas imprudente! 

 

Iván: -¡Esa es mi línea! ¡Mira que pensar en secuestrar el auto de ellos! 

 

Miro a los alrededores, y veo algunos Chevrolets tratando de entrar en el callejón por el espejo retrovisor. La operación de escape fue todo un éxito. Lo siento, en verdad que lo siento. 

 

Iván: -¡Hahahaha! ¡Estorban, estorban! ¡Eso estuvo cerca! Joder, pensé que mi aliento se iba hasta el punto de pensar en morir. 

 

Gian: -¡Lo mismo digo, a la derecha! 

 

El auto colosal va pasando estúpidamente rápido por los callejones oscuros, iluminando el camino con las luces que brillan tanto tomando un gran alcance 

 

Gian: -Oye, ¿No vas demasiado rápido? ¡Estás sobrepasando las 50 millas por hora! 

 

Iván: -¡Yo podría conducir así en mis sueños! ¡Todavía no has visto nada! 

 

Gian: -¿Y? Señor caballero de caballo blanco. ¿Vamos a continuar de esta manera hasta llegar al lado de la princesa?

 

Iván: -¡NO HAY MANERA DE QUE HAGA ESO!! ¡Primero…! 

 

Los neumáticos del Mercedes plantan un giro al momento en que Iván gira el volante en un ángulo recto hasta llegar a ver una señal de cruce en el camino. 

 

Iván: -¡Déjame darte las gracias! ¡Por haberme sacado de ahí! 

 

Gian: -¡Si quieres dar las gracias, seria a aquella enana! Y además, más tarde deberemos de llamar a Bernardo… aunque lo más seguro es que esté muy enfadado. 

 

Iván: -Te dejaré que te encargues de eso.

 

Al fin entendí hacia dónde se dirige el auto. 

 

El colosal Mercedes se dirige hacia los almacenes de la estación. 

 

Bernardo: Lo he estado pensando desde antes. Puede ser que…. ustedes, ¿tengan algún rencor hacia mí? 

 

Aparentando como si hubiera envejecido tres años, Bernardo responde a la llamada que se había realizado desde un teléfono público de la ciudad. 

 

Bernardo: -Por ahora, llamaré al consejero para avisarle. Así que, como sea, primero deben apurarse en volver. 

 

Bernardo: Y además, si llega a pasar algo, sin importar a qué hora sea, deben contactarse conmigo. ¿Entendido? 

 

Entonces la señal del teléfono fue cortada. De seguro los cinco centavos del otro lado se acabaron. 

 

Bernardo cuelga el teléfono y apoya su frente en sus dos manos antes de dar un profundo suspiro, como si estuviera envejeciendo por otros dos años más. 

 

Giulio: –¿Era el señor Gian?

 

Bernardo: -Está junto a Iván. Al parecer, ahora mismo se dirigen hacia los territorios en donde los del GD han estado causando estragos. Si serán idiotas. 

 

Giulio: –¿Qué es lo que ha dicho el consejero?

 

Bernardo: -Lo sentí más cansado que enojado. Desde un inicio, fue el consejero que permitió que salieran. No me sorprendería que él hubiera predicho que algo como esto pasaría. 

 

Giulio: -Sobre eso, ¿Tú también lo predijiste, verdad? 

 

Sorprendentemente, muy sorprendentemente, Giulio, mostrando una pequeña sonrisa en su rostro me pregunta eso. Bernardo mira su expresión, para después lanzar un suspiro. 

 

Bernardo: -No, no lo hice. Estaba seguro de que escaparían después de la cena con el consejero en su mansión, pero nunca pensé que lo harían inmediatamente antes.

 

Giulio: –¿Qué es lo que dijeron los miembros de la junta? 

 

Bernardo: Para serte franco, aún no les he informado. Lo más seguro es que el consejero lo diga en la cena. Estoy preocupado de que cuando los ancianos se enteren sobre esto, terminen con varios ataques al corazón. 

 

Los ojos de Giulio, nuevamente toman su misma postura de siempre.

 

Bernardo: -Lo siguiente… es esperar a que regresen, antes de que los miembros del GD logren lanzar algún ataque sobre ellos.

 

Giulio: -¿Con qué? ¿Honus O‘Sullivan? Tengo a algunos subordinados rastreándolo pero…. ese tipo, no muestra su cola tan fácilmente. 

 

Bernardo: -Definitivamente hay alguien dentro de nuestra familia que le informara a ese bastardo que Iván y Gian han escapado. Solo esperemos que él no los encuentre primero.

 

En ese momento……

 

Uno de los muchos teléfonos de Bernardo que están sobre el escritorio, suena. El sonido pertenece a la línea de un club subterráneo en el centro de Daivan. 

 

Giulio: -¿Sera Luchino? 

 

Bernardo pone un dedo y guiña un ojo mientras levanta el teléfono. 

 

Luchino: -Soy yo. Hace un momento, uno de mis hombres vio a un corpulento hombre que parece alemán por la parte delantera del banco Hamilton, pero lo ha perdido de vista. 

 

Bernardo suspira cuando un click hace eco en sus oídos, al mismo tiempo Luchino truena sus dedos. 

 

Luchino: -Más importante… parece que otro pescado ha sido atrapado en la red, y se ve como un pescado muy grande. 

 

Bernardo: -¿Qué pasa? ¿La gran señora saldrá de su casa en busca de la libertad? 

 

Luchino: -Es así de grande que sorprende. Los limpiadores han traído algo grande. También quiero mostrártelo y así confirmar que es oficial. 

 

Contacté con él…. Pero como lo supuse, Bernardo se enojó, pero lo que me deprime más….

 

Fue el hecho de que todos estaban preocupados por nosotros. 

 

Gian: -Aquí es… Así que estamos en el distrito del placer nuevamente, eh. Me pregunto si habrá alguna clase de trampa por aquí, señor.

 

Iván: -¡!Cállate, tonto!! ¡Te mataré la próxima vez que vuelvas a decir algo asqueroso! 

 

Gian:-No te enojes. ¿Tanto te gusta Anne of Green?  

 

Iván: -¡¡NO… NO ES ESO, CABRÓN!! ¡BASTARDO, YA MUERETE! ¡BAJA DEL AUTO! ¡Y VETE CAMINANDO! 

 

Y de nuevo me golpea. ¿Me pregunto si es su nueva manera de tomar inspiración? 

 

Gian: –No será que tú…. De esa enana. Bueno de la nieta del abuelo Cavalli. ¿Te ha prestado Anne of Green?

 

Iván: –Tsk…….

 

La boca de Iván…no, su garganta lanzó un sonido como de “kk”… Supongo que di en el clavo.  

 

Iván: -¡Wa, waa, wa! ¡¿Algún problema con eso?! Yo, hace tiempo, a esa pequeña, bueno cuando era más pequeña, me encargaron ser su guardaespaldas.

 

Gian: -Si, lo he escuchado. 

 

Iván: -¡!Kuuu!!,. Si…!Si ya lo sabías entonces no preguntes!!  

 

Gian: -Bueno, supongo que no es de sorprenderse de que esté tan apegado a ti. Tú eres su dulce hermano mayo que lee sus historias. 

 

Iván: -¡!NO ES ESO!!  ¡!BASTARDO, YA MUERETE!! 

 

Iván da vueltas a las ruedas, una y otra vez, hasta que llegamos a la intersección. El auto conduce por una calle aún más tenue que el distrito del placer de antes. 

 

Iván: -Aquí están. 

 

Su lengua se desliza sobre sus labios. Iván dijo esas palabras mirando con expresión de felicidad mientras sus dientes brillaban. ¿Eso quiere decir, que son los pandilleros del GD?

 

Gian: -¿Eh? ¿Cuáles? 

 

Iván: -¡Son ellos! Se puede saber con solo verlos.

 

Aunque digas eso…, pero… ahora que lo menciona, creo que han disminuido el número de chicas aquí. 

 

Iván: -Mira, ese grupo de cuatro. Nadie se acerca a hablarles. 

 

Gian: -Ah, claro, ya veo…

 

En el momento en que entiendo… me muerdo la lengua al instante que Iván pisa de repente el acelerador del Mercedes y deja un zoom por la calle oscura.

 

Gian: -Un, uhh, uhh?

 

Me asusto por un segundo, pensando en el plan del idiota para moler a los vagabundos en pedazos…pero en su lugar, el Mercedes da un remolino alrededor del grupo girando increíblemente, con delicadeza. 

 

Iván señaló con un dedo al grupo de cuatro y a su vez ellos nos miraron con ojos de pescado. Entonces… la parte delantera del Mercedes los golpea sin piedad.

 

Soldado del GD C: -¡¡Gyaaaa ¡!

 

Soldado del GD D: -¡¡Hiiiiiiii!! 

 

Corriendo los envía a volar. 

 

Guau. La gente realmente vuela de manera literal cuando se les golpea.

 

Iván y yo nos bajamos en una pequeña carretera, tan estrecha que no hay espacio para el aire fresco. Esos tipos del GD…

 

Gian: -¿Habrán muerto, aquellos? 

 

Iván: -No, pisé el freno un segundo antes de llegar a ellos. El lidiar con cadáveres sería molesto ¿no?

 

Gian: –Ah, ¿si? ¿Estaremos haciendo esto también en las otras calles? 

 

Iván: -¿Quién sabe? Han estado jugando alrededor de las tiendas como una tormenta, así que primero…. 

 

Iván despega la envoltura alrededor de su piruleta y lo mete en su boca. El sonido del dulce hace clanks contra sus dientes. 

 

Iván: -¡Kuuu!

 

Gian: -¿Eh? 

 

Miramos por la calle al norte y al sur… pero en ambos lados, vemos la misma cosa. Unos sedanes negros que se deslizan a la vista, como si bloquearan la carretera.

 

Gian: -¡kuu! ¡Esto va mal! 

 

La mano de Iván jala de mi muñeca. Al mismo tiempo… autos bloquean el norte y sur de las salidas de la calle sin intersección. 

 

Iván:-No te muevas

 

Iván se mueve lentamente… y aun agarrando mi muñeca, nos movemos más acerca, hacia el Mercedes 

 

Él abre la puerta del asiento del conductor y me empuja hacia abajo en las sombras. No tengo idea de qué demonios está pasando cuando oigo una voz. 

 

Iván: –Las balas no pueden lograr atravesar el grosor de este auto, así que si comienzan a disparar, no te muevas de este lugar. 

 

Gian: -¡Que…! Tú, imbécil… no trates de actuar tan genial.  

 

Y luego veo….

 

Desde detrás de las sombras de los autos negros que bloquean la salida norte, un sedán color carmesí llamativo aparece como un resplandor en la oscuridad. Es un Fiat rojo muy familiar. 

 

Gian: -Aquel…aquel bastardo…

 

Iván: -Lo sé. No te muevas. 

 

Después de haberme metido tras la sombra detrás de la puerta voluminosa, Iván toca su chaqueta abriéndola y mostrando su funda para sacar de ahí su arma 45 automática.

 

Al otro lado de la calle, la puerta del Fiat rojo se abre. Los mafiosos vestidos de variedad de trajes negros se mueven… y detrás de ellos un hombre con un buen traje se acerca.

 

¡Es el bastardo de Honus! Él se puede ver desde las 20 yardas de distancia. Incluso con mis habilidades, estaría como a una distancia parecida a la de la luna.

 

Incluso si abro el fuego, solo terminaríamos con agujeros como un queso suizo. Y aunque logremos subirnos al Mercedes, todo terminaría. 

 

Iván no mueve ningún músculo… es como si estuviera esperando algo.

 

Honus: -Hola, Señor Fiore. Buenas noches. Hemos estado buscándolo. 

 

Iván: -¿Qué es lo que planeas con todos esos tipos? No parecen que estén aquí para comprar algunas chicas. 

 

Honus: -Recibí un informe de que habías salido de la ciudad. La otra vez no tuvimos la oportunidad de hablar bien.  

 

Iván: -¡Kee! Después de que has traído a todo tu ejército de máquinas de matar ¿Y solo quieres hablar? Vaya que vienes bien preparado. 

 

Honus: -Hahaha, bueno es porque por estos rumbos es algo peligroso. 

 

El caramelo en la boca de Iván cruje fuertemente. 

 

Honus: -Espero, que hoy me des una buena respuesta. Ambos sabemos, que estas harto de esa organización tan tradicionalista. 

 

Honus: -La generación vieja debe de abandonar el escenario… y sí, nosotros, que somos la nueva generación, crearemos una nueva era, un nuevo mundo. ¿Qué te parece, Iván? 

 

Lo que dijo este bastardo, hace que recuerde lo que Bernardo y los demás dijeron, es exactamente sobre eso.

 

Iván: -Keee… ¿una nueva generación? ¿Acaso es alguna clase de broma? Una generación en donde solo la mafia se dedica a luchar con pandilleros y robar a los demás propiedades y territorios baratos… ¿Eso es a lo que llamas un nuevo año?

 

Honus: -¿Así que estás satisfecho con tu territorio barato? ¿No te gustaría ampliar más tus negocios? Pero, si intentaras hacer eso desde tu posición, la organización se interpondría en tu camino. ¿Me equivoco? 

 

Un gruñido sale de la garganta de Iván. Mierda, no creo que él realmente se deje atrapar por las palabras que dice este bastardo…

 

Pero si alguien de nuestra familia llegara a ver esto….

 

Honus: -Ustedes, que son estadunidenses y no tienen sangre italiana, solo son tratados dentro de esa antigua organización mafiosa como impertinentes… Son solo como unos perros que deben obedecer a sus amos. ¿Me equivoco? 

 

Mierda, este bastardo tiene una lengua bastante mordaz. Además, no está diciendo cosas equivocadas…. 

 

Honus: -Pero, tú crees en tus propias capacidades y has logrado ponerte de pie por ti mismo. Nosotros, los estadunidenses deberían de apoyar a otros. Este es un país joven, lleno de libertad y posibilidades. 

 

Iván: -Yo…. ¡Joder! 

 

Honus: -Los estadunidenses jóvenes que sirven a la familia Toscanini, ¿son tus subordinados, verdad? Si ustedes llegaran a moverse….Podríamos no solo apoderarnos de Daivan, sino también de Nueva York 

 

Iván: -¡Ca…Cállate!  ¡Yo! ¡El jefe confió plenamente en mí y me hizo un capitán! ¡Tengo una deuda con él! 

 

Honus, al escuchar la voz dolorosa de Iván, lo interrumpe dando una sonrisa 

 

Honus: -Fuu…, fu haha. Su jefe, el señor Alessandro no está ¿verdad? Huyó con el rabo entre las piernas. 

 

Gian: -Qu…. Este, bastardo……

 

Este bastardo, ¿Cómo sabe acerca de eso? 

 

Honus: -¿Me equivoco, joven Iván? Yo quiero comprarte. Estoy enamorado de ti. No quiero que seas arrastrado por esa podrida organización. 

 

Iván: ¡Ca…Cállate! El jefe…. ¿No será que ustedes lo han secuestrado, verdad? 

 

Honus: -¿Tienes pruebas? En vez de esa bola de ancianos… Joven Iván, ¿No crees que eres más apropiado para ser el líder?  

 

De hecho, este maldito bastardo del GD. ¡Si eres tan bueno con las palabras deberías de irte como comediante o algo así! 

 

Honus: -Muy bien, Señor Fiore. ¿Podría darme una respuesta? Nosotros, venimos preparados para cualquier clase de respuesta que nos des. 

 

Iván: -Si te digo que no quiero, un no… ¿Qué harías? 

 

Honus: -Yo siempre espero escuchar una buena respuesta. 

 

Honus mueve su cigarro a la boca… y da una pequeña inclinación de cabeza. A su señal, sus hombres se mueven. 

 

Iván: -Tsk…

 

Los 10 pandilleros, caminan unos pasos por la calle sin sacar todavía las armas que tienen bajo sus chaquetas. 

 

Honus: –Mis subordinados son algo cabezotas para esperar. Son tan problemáticos. Bien, déjame escuchar tu respuesta.

 

Uno de los subordinados impacientes saca una escopeta de debajo de su abrigo y la prepara. El sonido que hace, provoca eco a través de la calle. Iván aprieta los dientes y mira hacia ellos. 

 

Iván: -Joder.

 

Voltea su mirada a mí, y me susurra lentamente. 

 

Iván: -Tú… ¿Puedes conducirlo? 

 

Gian: -¡¿Qué…?! Qué estás diciendo, tú…. 

 

La mano de Iván se acerca hacia mí. Al principio pensé que me iba a golpear. Pero entonces, su gran mano me toma de mi cara, capturándola 

 

Iván: -Mientras estoy distrayéndolos, escapa. 

 

Gian: -Id, ¡Idiota! ¡No puedo hacer algo así! 

 

Iván: -No es necesario que tú también tengas que morir. 

 

Gian: -¡¿Tsu….?!

 

Este idiota, ¿Qué carajos está diciendo? Pero al fin entiendo lo que está tratando de hacer. Mis palabras se congelan en la parte posterior de mi garganta sin poder expresarlas. 

 

Iván: -El bastardo de Honus, sin importar lo que hubiera hecho terminaría por encontrarme. El CR5, ya debe de estar hecho pedazos por esto. Aunque regrese de nuevo, solo terminarían por ejecutarme. 

 

Gian: -Eso no…. 

 

Iván: -Como lo supuse, realmente soy un idiota. Debí haber forjado una línea antes de haberme juntado contigo y haber jugado. 

 

Las palabras salen de la boca de Iván mientras sonríe de una manera solitaria. Y entonces, su mano se mueve hacia su funda, y en silencio toma su arma 45 automática. 

 

¡¡Ya!! Siento enfado, terror, arrepentimiento, pero antes de que pueda sentir esto plenamente…

 

Me paro detrás de la puerta del Mercedes. Ante mi acción, varios pandilleros de un salto toman sus armas.   

 

Iván: -Oy… oye… ¡tú idiota! 

 

Camino dando varios pasos largos, terminando justo en el centro de la calle. Y entonces… quedo enfrente de Honus, deteniéndome. 

 

Casi puedo sentir el ambiente hostil que me apuñala en todas direcciones.

 

Poco a poco muevo mi mano derecha. Poco a poco… si me llegara a mover más rápido el pánico explotaría y sería el final y el adiós para mí. Quedando solo el queso suizo…

 

Honus: -¿Qué pasa contigo, maldito?

 

Lentamente abro mi chaqueta, para envolver con mi mano la empuñadura de mi pistola alemana que está encajada en mi cinturón…

 

La saco, agarrando la palanca con la mano izquierda y cargo la pieza. De pie, rodeado por los hombres aturdidos, yo….

 

¡¡Es un desafío!! 

 

Apunto la pistola hacia el cielo…hacia el cielo negro y prendo el fuego. 

 

Honus: -¡¿Tsu..nu..?!

 

Iván: -¡¿Whaaa?!

 

Todo el mundo está tan sorprendido por el fuego repentino que nadie logra apretar sus gatillos. Lentamente bajo el arma para volverlo a colocar en mi cinturón nuevamente. 

 

Gian: -¡¡Tsu…!! ¡¡Quemaaaa!! ¡La pistola quema! Siento como si fuera a quemar mis bolas.

 

Gracias a eso, he logrado aclarar mi mente. 

 

Honus: -¡Tu, mocoso! ¿Qué es lo que planeas? 

 

Gian: -¿No me conoces? ¿Qué clase de pandilleros son ustedes? ¿Alguna clase de cangrejos? 

 

Honus: -¿Qué dijiste? 

 

Gian: -Bastardo. Hace un momento, ¿dijiste que no teníamos jefe? 

 

Gian: -Giancarlo. Recuérdalo bien. Ya que es el nombre del líder de tu enemigo. ¡Soy el líder de la segunda generación del CR5 y quinto capitán, Giancarlo!

 

Se escuchan murmullos y un gran revuelo entre la multitud que está en la oscuridad 

 

Honus: -¡¿Dijiste, segunda generación?! Es imposible, un joven como tú…. 

 

Gian: -Ustedes bastardos paletos…. El estar tratando de mandar besos a mi lindo capitán enfrente de mí que soy el jefe….

 

Honus: -¡Que…! Tú….

 

Uno de los hombres de Honus que parece saber algo de esto, comienza a susurrar a su oído. 

 

Honus: Tú… eres de Alessandro su…

 

Gian: ¡Actualmente yo soy el jefe! Aun estando yo aquí…. ¿Crees que Iván me dejaría para unirse a un bastardo parlanchín como tú? 

 

Honus: -¡!Guhg!!

 

Gian: -Aun si este idiota de aquí llegara a aceptar, ¡yo nunca te perdonaría bastardo! ¡Él es mi compañero! ¡Él es mi amigo! 

 

Puse tanta fuerza como pude detrás de mis palabras usando todo el aire de mis pulmones y forzando mí estomago En mi grito… Iván, todavía continúa de pie detrás de mí, estremeciéndose.

 

Iván: -¡ Qu…que…! Tú…

 

Gian:- ¿Qué pasa? ¿Tienes algún problema con esto? 

 

Iván: -No…, es solo….…¿¿?? 

 

Honus es el primero en romper el silencio. 

 

Honus: -¡Fu…fuhahaha! Vaya idiota de jefe macarrón. ¿Estás en la edad en la que quieres morir tan joven? 

 

Temblando de odio, Honus señala hacia arriba. 

 

Los pandilleros nos rodean, abriendo sus abrigos y sacan sus armas, las cuales son escopetas y pistolas ya cargadas, apuntándonos. Lo mismo pasa detrás de nosotros.

 

Son aterradoras esos hocicos de pistolas. Incluso antes de que las balas vinieran volando y que olas de sangre salieran, choca contra mí un deseo de huir gritando como una niña pequeña, hasta ya llego a sentir dolor en mi trasero. 

 

Pero… yo no retrocedí.  

 

Gian: -Vaya que son idiotas. El ganador de la pelea es quien da un disparo primero. ¿Cuántas veces crees que ya he disparado hace un momento? ¿eh? 

 

Honus: -¿Qué dices? Hhuu, tratando de hacerte el fuerte. 

 

Gian: -Este es el territorio del CR5. ¿Lo entiendes? En la ciudad, ahora mismo se encuentran varios de nuestros soldados buscándote por todas partes. No se tardarán mucho en saber que estás aquí. 

 

Honus y su montón de pandilleros se giran mirando tras de ellos. No hay nada allí… pero… la oscuridad es un factor maravilloso. 

 

Los pandilleros están mirándose entre ellos, asustados y no por mí sino por el callejón detrás de ellos. 

 

Sondado del GD E: -Jefe….

 

Honus: -¡Kug! ¡Maldito mocoso! ¡Subestimándome! 

 

Fue en ese momento… No sé si fue porque escucharon los tiroteos de hace un momento o por nuestras voces, pero el sonido de las sirenas de la policía hace eco por la calle. 

 

Honus: -¡Kugh! ¡Joder! 

 

Los pandilleros tomaron sus armas y las escondieron. Todo el mundo se encuentra en pánico. Entonces…

 

Iván: -¡Sube! 

 

Iván me empuja hacia la puerta abierta. Prácticamente termino rodando en el asiento del pasajero antes de que me las arreglara para aferrarme a él, cuando Iván vuela en el asiento también.

 

Al mismo tiempo, la puerta se cierra, entonces suena el sonido de encendido y comienza a estar en acción el gas del Mercedes, se encendió a ocho veces el fuego del corazón. 

 

Iván: -¡Honus! ¡Nuestra plática ha terminado! 

 

Iván asoma su cara por la ventana y termina con eso. Los pandilleros apuntan sus armas hacia él, pero el Mercedes ya ha comenzado a moverse deslizando su enorme cuerpo blanco hacia adelante. 

 

Honus: -¡Ugh, whaa?! 

 

Honus con su Fiat trató de apresurarse y bajar por la carretera.

 

Honus: -¡Ustedes! ¡Malditos mocosos! 

 

Honus maldice. Nuestros estómagos se retuercen en nudos con el pensamiento de las balas volando a lado del Mercedes.

 

Pero el auto sigue lentamente por el camino oscuro silencioso. Detrás de nosotros, las sirenas se ponen aún más cerca y los pandilleros se dispersan en sus autos. 

 

Honus: -¡¡VAYANSE AL INFIERNO!! ¡MALDITOS MOCOSOS! ¡RECUERDENLO! ¡LOS MATARÉ! ¡ADEMÁS, NO CREAN QUE SOY SU ÚNICO ENEMIGO!

 

Detrás del Mercedes, dejamos a Honus gritando y lloriqueando. Nosotros todavía seguimos cubiertos de sudor frío debido a la ansiedad de que las balas puedan volver a venir volando detrás de nosotros en cualquier momento. 

 

El Mercedes pasa por una de las calles del distrito del placer que se desborda con faros de luces de neón, y se funde en las olas del tráfico. Por primera vez, logramos tomarnos un suspiro, expulsando todo el aire encerrado dentro de nuestras entrañas. 

 

Había tratado de ser lo más contundente posible durante mi discurso, pero… a decir verdad, todavía estoy temblando.  

 

Me hundo en mi asiento con un profundo suspiro… Miro a Iván que está sentado en el asiento del conductor. Él mira como siempre… 

 

Iván: -……… 

 

Aprieta su boca mientras mira en línea recta con algo de rabia. Iván, parece ser el mismo de siempre.

 

Entonces Iván me dice… 

 

Iván: -Serás idiota. 

 

Gian: -¿Qué pasa? 

 

Iván: -¿Qué harías si te hubieran disparado? Un poco más, y te hubieran llenado de plomo.

 

Gian: -Ya no importa ya que estoy bien. Si te hubiera dejado atrás, ¿te hubieras ido con ellos? 

 

En el momento en que estas palabras salen de mi boca, me digo a mí mismo “mierda”. Al mismo tiempo, Iván le da un fuerte golpe al volante.

 

Iván: -¡POR SUPUESTO QUE NO! ¡JODER! ¡ES OBVIO QUE NO LO HUBIERA HECHO! ¡TU MISMO LO DIJISTE!

 

Gian: -¿Qué dije? 

 

Iván: -Que nosotros……. Somos compañeros…… que somos amigos. 

 

Miro la cara de Iván…. Y su cara, más que estar enojado parece…. 

 

Gian: -Perdón, si dije eso 

 

Iván abre la boca, como si estuviera tratando de decir algo, pero solo muestra algo de sus colmillos y se muerde un poco. 

 

Iván: –Maldito idiota….

 

Iván dice esto después de enfocar su cara en el volante. 

 

Miro mi mano, que finalmente dejó de temblar y saco un cigarro de mi bolsillo. Logrando encenderlo con un poco de papel inflamable. 

 

Le doy un soplido para dejar que el fuego lo prenda bien. 

 

Gian: -Toma…

 

Se lo paso a Iván. Iván lentamente se acerca a mí y me mira. 

 

Gian: -Oye, los conductores deben mirar hacia el frente. ¿eh…? 

 

El Mercedes se desliza por la carretera a una velocidad vertiginosa. Iván envuelve su mano sobre mis hombros. 

 

Gian: -Oye, ¿hey? ¿Eh….? Uhmmm….

 

Y de repente me besa. 

 

Las ruedas del Mercedes se balancean fuera del carril antes de regresar. Los chillidos de los frenos estallan alrededor de nosotros antes de desaparecer por detrás. 

 

Gian: -Uh…guh…nug…uhhh…

 

Iván: -Fug….fuuuu….

 

Él me tiene agarrado con mano de hierro, y aquí en el auto, este bastardo se atrevió a presionar sus labios contra los míos. Uwaga. ¡Ahora no es el momento de besarnos! ¡Mira enfrente, enfrente! 

 

Gian: -Nganh, mhnggg, gwah… ¡Ten cuidado…! 

 

Iván finalmente me deja ir. Siento que la velocidad del auto vuelve a aumentar. 

 

Iván: -Yo, no dejaría que tuviéramos un accidente así porque sí. 

 

Gian: -No, ¡ese no es el problema! De hecho… ¡¿Por qué hiciste eso tan de repente?!

 

Mierda, me he puesto todo rojo. Iván, sin dejar de mirar hacia el frente, toma el cigarro de mis dedos.

 

Iván: -Nosotros… somos amigos… ¿no?

 

Gian:- ¡¿Ha…haaaa?! ¡Por eso! ¡Qué significa eso! ¡Esa no es razón para que me hayas besado! 

 

Iván: –Si…. Si hay.  

 

Gian: -¡No! ¡No entiendo nada! ¿No serás uno de esos tipos? Esos extraterrestres que vienen de algún planeta en donde tiene la costumbre de atacar y violar a los amigos.

 

Iván: -¡Te equivocas, tú, pulpo! Yo…. Yo… este….

 

Gian: -Enserio… maldito bastardo… Ya que estamos por aquí dando vueltas, ¿Por qué no llamas a alguna chica de la tienda y ya? 

 

Iván: -¡Te estoy diciendo que no es así! No se trata simplemente de llamar a una chica… Es solo… que….

 

Gian: -¿Qué es? 

 

Iván:- Es…. Es eso…. eso…

 

Gian: -¿Qué es eso? 

 

Iván: -¡Cómo digo! Es…. Eso….. ¡DAAAAAAAA! ¡DESDE HACE RATO ESTÁS HABLE Y HABLE YA CALLATE!

 

Iván escupe el cigarro arrugado por la ventana. De manera malhumorada vuelve a agarrar el volante de nuevo. 

 

Gian: -Oye. ¿A dónde estamos yendo? 

 

El Mercedes se desliza por el centro de una calle desconocida. 

 

Iván: -No importa a donde vayamos, esos charlatanes de Honus y sus amigos del GD, sabrán de nosotros. 

 

Iván: -No podemos permanecer en los territorios del CR5 sin estar en peligro, así que iremos a mi casa escondite.

 

Gian: -¿Tú casa escondida? 

 

Iván: –Está en los barrios pobres de la ciudad, así que ni siquiera Bernardo sabe en dónde exactamente está.  

 

Gian: -Pero, debemos de estar en contacto con él….

 

Iván: -Lo sé. En las habitaciones hay por lo menos un teléfono. Pero a cambio, no vayas a revelar dónde estamos. 

 

Gian: -Si, si. 

 

Me hundo en mi asiento poniendo mis manos detrás de mi cabeza, y luego levanto mi vista hacia la oscuridad delante de nosotros y pienso… Hay un traidor entre nosotros.

 

Puede ser que sea la misma persona que nos ha estado apuntando desde que nos habíamos escapado de la cárcel… o podría ser uno de los directores de la junta que había estado en cólera el otro día. 

 

Si se tratara de alguno de los ancianos jubilados, entonces yo podría hablar con ellos, pero… esos vejestorios de los directores que están atados a sus costumbres de tradiciones y honor…. Con ellos sería imposible tratar. 

 

Sé que no todos ellos son enemigos o traidores pero…

 

En ese momento, una cosa blanca aparece de repente en mi cabeza. 

 

Gian: -Esa enana, de seguro ha de estar muy enojada.

 

Iván: ¡Eso no importa! Mierda, ella solo hace lo que le plazca. En verdad, no hay remedio. 

 

Gian: -Seguramente, el abuelo también ha de estar enojado. 

 

Iván: -¡Y yo que sé! En primer lugar, es culpa del viejo, ya que la consiente demasiado y deja que haga lo que quiera. 

 

Gian: -No es como si pudiera evitarlo. Ella es su único pariente vivo. Una niña tan preciosa como esa completamente tirando su cabeza sobre los talones de esta cosa aquí presente de todas las personas. Si yo estuviera en sus zapatos, empezaría a quedarme calvo también. 

 

Iván: –¿A quién le dices esto, bastardo? No es que este tirándose hacia mi o algo así…

 

Gian: -¿Eh? Si esa niña, anda diciendo que es tu novia.

 

Iván: -¡¿ AAAAAAAAAAAA?!

 

El rostro de Iván se parece al de un gato que anda olfateando el trasero de otro gato. Inconscientemente pisa los frenos de golpe del Mercedes mientras eleva un grito fuerte. Gracias a dios que estamos en una pequeña carretera secundaria sin autos a la vista. 

 

Iván: -¡¿Qué, QUEEEE, QUEEEEEEEEE ES ESOOOO?! ¡¿NOVIAAAAAAA?!

 

Gian: -Hiciste que una niña de 13 años ande diciendo que es tu novia. Vaya que es increíble, tu Don Giovanni.  

 

Iván: -¡NO, NO SE NADA DE ESO! ¡De hecho, es la primera vez que escucho algo así! ¿Es enserio que ella anda diciendo eso? 

 

Gian:- Si. 

 

Iván: -En verdad que no recuerdo algo como eso.

 

Iván vuelve a arrancar el Mercedes nuevamente. Me asomo sobre su rostro desconcertado. Apuesto a que no podría hacer tal expresión, si alguien sostuviera la punta de una pistola sobre él. 

 

Gian: –No me digas que… Tú… hace tiempo, ¿le dijiste algo como eso cuando la enana era aún más pequeña? 

 

Gian: -No será que cuando esa enana era aún más enana, es decir cuando estaba en kínder, te haya dicho algo como: “hey, hey Iván, cuando crezca tenemos que casarnos”

 

Gian: -Y tú de seguro le respondiste “Si, sí, sí, claro” sin haberlo pensado demasiado. 

 

Iván:- E-Eso… ah……

 

Parece que Iván recordó algo. Su frente chocó contra el volante haciendo un pequeño sonido.

 

Luego yo abofeteo mi cara con mi mano… en verdad que en ese mundo existe algo como esto. 

 

Iván: -Idiota….

Traducido por Sakurada Di
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