Tercer día
Llegó la mañana.
Giulio: -Buenos días.
Nosotros cinco nos vamos a lavar la cara en el pozo de atrás. El agua fría me despierta de inmediato.
Pero por alguna razón, todavía me siento adormilado. Todavía estoy cansado. Froto mi frente hasta el punto de pellizcármela.
Gian: -Ahhaaa.
Iván: -Oye Bernardo, ¿A qué hora vendrán por nosotros?
Bernardo: -A las 10:00, vendrán cerca de la entrada del bosque al norte.
Las plantas que nos rodean son rociadas con el agua que usamos para lavarnos, en combinación con el rocío sobre la hierba. Se ve resbaladiza, así que debo de tener cuidado.
Gian: -Antes de que el sol comience a brillar, debemos de…. ¡Duahhhh!
Y justo cuando pienso en eso, me resbalo y caigo quedando mis pies debajo de mí.
Cuando estoy en el suelo, llamo a Bernardo que está delante de mí. En ese momento una grieta se hace en el aire.
Algo rasga a través del aire, y a la derecha por donde la cabeza de Bernardo y la mía estaban, caen astillas de una rama, trazando, en un contorno irregular, el árbol. Vemos una bala que quedó incrustada.
Nos toma un segundo para comprender la situación. Rápidamente agarro a Bernardo por un lado y lo tiro al suelo.
Luchino: -¡Al suelo! ¡Es un arma!
Bernardo: -¡¿Nos atacan?!
Gian: -¡Al suelo!
Nuestros gritos se mezclan con la segunda ronda de disparos, que van sonando al mismo tiempo que nuestras voces.
Ruedo por el suelo, siento que mi cuello se estrecha, pero no estoy herido en ninguna parte ¡Se han desviado!
Ni siquiera tengo tiempo de comprobar el estado de los demás, así que me levanto rápido para ponerme entre los arbustos. Rápidamente, salto hacia un lado.
Algunas hojas flotan en el aire, esparcidas por la perforación de plomo a través de los arbustos.
Los árboles de aquí son escasos. No es el lugar para esconderse. Aun así, trato de hundirme en las sombras como pueda mientras avanzo hacia adelante.
Escucho algo, pero no veo a nadie. No importa, tengo que huir rápido.
Paz y tranquilidad se apoderan en el bosque después del clamor repentino. Las aves que habían estado piando antes han desaparecido. Me lanzo lejos, solo, en el silencio.
Me detengo, pero parece que nadie me está persiguiendo. ¿Quién es el objetivo?
Rodeo la cabaña acercándome desde la parte delantera.
Oigo una voz que no reconozco. Respiro profundo y observo desde las sombras.
El tirado se muestra así mismo, de pie junto al pozo.
Es un tipo con ropa oscura. Impaciente levanta su arma, da una expresión rígida teniendo su arma a un lado.
Hombre: -¡Ríndete y sal de ahí! Oye, Benpar ¡Regresa aquí! ¿Dónde estás?
Entrecierro los ojos y miro alrededor, pero no veo ninguna señal de nadie más… Parece que todo el mundo llegó bien al bosque.
‘¿Benpar?… ¿Ese sería el nombre de su amigo?’
Gian: -Parece que tiene miedo…. ¿Será un novato?
Tomo un puñado de tierra y se la echo por encima al tipo. El reacciona, girando rápidamente su arma… ‘Ahora es mi oportunidad’.
Había planeado abordarlo por la espalda, pero antes de que pueda moverme, Luchino sale de su escondite atacando al hombre desde su espalda.
Luchino: -¡¡Toma esto!!
Él le da una patada gracias a su punto ciego. La patada larga de Luchino abruma el estómago del hombre.
Hombre: -¡Guaah!
Al tardar en darme cuenta, el hombre me ataca. Me tuerce el brazo repentinamente y grita como un cerdo desgarrado en el suelo, mientras tira el arma y me avienta lejos.
Como pensé, Bernardo sale de las sombras donde se escondió de igual manera que yo, aventándose al hombre, manteniéndolo bajo el piso.
Bernardo: -No te muevas…. Ustedes, ¿están bien?
Bernardo nos mira con una cara de preocupación.
Luchino: -¡Estoy bien! ¿Iván y Giulio?
Gian: -No lo sé, pero parece que él tiene un compañero.
Oigo pasos a la derecha así que volteo. Es Iván. El tímidamente sale de los arbustos donde se escondía y mira a nuestro atacante.
Iván: -Este bastardo, mira que sorprendernos…. ¿Desde dónde atacó?
Bernardo: -No lo sé. No bajen la guardia, al parecer tiene un compañero
A lo lejos escucho un sonido de forcejeo y gritos… no será…. ¿Giulio?
Hombre: -¡Huye, Bepar! ¡Suéltame, uaghh!
Luchino recoge el arma, dándole una patada al tipo, apuntándole directamente a la cabeza haciéndolo callar.
Luchino: -Al parecer todavía tiene balas.
Bernardo: -¿Estará bien Giulio? Que alguien vaya por él. Oye tú, ¿Qué es lo que planean? ¿Quién les ordenó que vinieran?
Hombre: -Uhgg…
Un sonido de separación de los arbustos se escucha. Luchino apunta rápidamente hacia el sonido.
Giulio: -Disculpen. Mate al otro tipo.
Giulio aparece con un cuchillo ensangrentado colgando de su mano. Está empapado de rojo oscuro hasta la muñeca.
Gian: -¿Estás bien? ¿Está el otro tipo hacia el otro lado?
Giulio: -Si….
Bernardo: -¿Acabaste con él?
Asintiendo, Giulio se acerca. Parece que él se enfrentó contra el otro, uno contra uno y no consiguió ningún rasguño.
Hombre: -¡Maldición! ¡¿Lo mataron?!
El hombre que se encontraba bajo de Bernardo da lamentos retorciendo su cara.
A juzgar por su reacción, parece que el otro tipo era un amigo cercano.
Giulio se inclina hacia adelante y coloca el cuchillo en la garganta del hombre. Este dejó de luchar.
Bernardo: -Puedes hacerlo después de sacarle información. Así que aguanta.
Giulio: -Si…
El olor de la sangre a primera hora de la mañana…. ¡Qué maravillosa forma de comenzar el día!
Atamos al hombre con un trozo de tela y lo metimos al albergue de la cabaña.
Estando alrededor de él le dimos unas patadas, al principio gritó y chilló pero finalmente se calmó.
Luchino: -Date prisa en escupirlo, ¿Dónde está el que te mandó?
Iván: -¡El queroseno está esperando por ti si no lo dices!
El quemar a alguien al borde de la muerte es algo común en la mafia; según en los estándares de torturas es lo más común. Aunque no tenemos ningún queroseno aquí, pero…
Luchino: -Tenemos gasolina.
Bernardo: -Mejor detente, que explotaría.
Gian: -¿No hay otra forma más tranquila de torturarlo?
Giulio: Mejor ya matémoslo…. Esto es una pérdida de tiempo.
Nos enfocamos en nuestra conversación, haciendo caso omiso de la expresión de horror del hombre a nuestros pies.
Después del ataque sorpresa, registramos enseguida la situación en la que estamos.
Al parecer solo era un equipo de dos. ¿No habrá alguna señal de alguien más?
El Alfa Romeo que escondimos un poco lejos de aquí está seguro, no hay signos de que haya sido encontrado.
Luchino y yo investigamos el cadáver, el que Giulio mató.
Había tenido un arma, pero antes de que lograra disparar, Giulio apareció para matarlo. Puede que no haya sido utilizada debido a esto.
El cadáver, al igual que este hombre, no llevaba ningún tipo de identificación con él. Así que solamente tomamos el arma y algo de dinero que tenía.
Pero… hay algo que está fuera de lugar. Algo falta. Deberían de tener algo pero no lo tienen.
Bernardo: -¿Llegaste a notar algo Giulio? ¿Dijo algo antes de que lo mataras?
Giulio: -Nada… Solo que, cerca de ahí vi que él lanzó algo pequeño.
Iván: -¿Qué significa eso?
Tardé un segundo en darme cuenta.
Gian: -¿Las llaves del auto?
Los demás me miran con expresión de tratar de entender.
Gian: -Me refiero, a que debieron de haber llegado aquí en algún transporte. Seguramente las lanzó para asegurarse de que no le robáramos.
Supongo que no me equivoco por la expresión del hombre.
Iván: -Aahh, con qué es eso.
Bernardo, golpea con fuerza al hombre.
Bernardo: -Ustedes, ¿dónde dejaron el auto que usaron para llegar aquí?
Luchino: -Anda, se sinceró y responde ¿bien?
Hombre: -¡Guahhh! ¡¡Paren…!! ¡¡¡guahh!!!
‘Con tantos golpes no podrá hablar, Luchino’.
Luchino: -De alguna manera, a este tipo…. Siento que lo he visto en alguna parte.
Iván: -¿Qué? Recuérdalo rápido.
Luchino: -Desde hace rato lo he estado pensando.
Los golpes de patadas parecen no detenerse.
Realmente esto me hace dudar un poco. No es porque esté acostumbrado en vivir en un mundo de violencia o porque esté lejos de inmutarme. Quiero decir, ¿te podrías imaginar a ti mismo en sus zapatos?
Bernardo: -No tienes buen aspecto, Gian.
Gian: -Pues si….
No es porque toda esta tortura me de pesimismo y fatalidad. Yo realmente no quiero pensar en la situación en la que estamos.
La razón por la que estos sicarios aparecieron en la cabaña…. Parece que ya pronto Iván hará un escándalo por esto…será mejor que diga lo que pienso antes que él…
Gian: ¿Por qué creen que estos tipos, más bien el tipo que les ordenó que vinieran aquí sabía en donde nos encontrábamos?
Todas nuestras miradas se fijan en Bernardo.
Así es. Si alguien que nos conoce y sabía que nos quedábamos en esta cabaña y entabló conexión por medio del teléfono al exterior… el único que pudo haberlo hecho es Bernardo.
Es imposible que los habitantes del pueblo de Bowick se dieran cuenta de que realmente éramos los que se fugaron.
Siempre y cuando no nos hayan seguido anoche, aunque si fuera así, debido a la oscuridad sería imposible que lo descubrieran.
Gian: -¿No habrá alguna fuga en la información?
Luchino: -¿Otra vez? Eso es malo.
Con un suspiro, Luchino le da una gran patada al hombre.
Iván le dirigió a Bernardo una mirada sospechosa.
Iván: -No me digan que estos tipos eran los que vendrían por nosotros ¿verdad?
Bernardo: -Eso sería imposible.
A pesar de que él lo niega, Bernardo parece como si se hubiera comido algo amargo.
OPCIONES:
- Es la responsabilidad de Bernardo
- Defender a Bernardo
Elegir Es la responsabilidad de Bernardo
Gian: -Pero…, eso es lo único en lo que puedo pensar.
Bernardo: -Gian….
Bernardo me mira con expresión de sorpresa, pero aun así debo de establecer la verdad de manera clara.
Gian: -En primer lugar, no vino el tipo que prometió que vendría a recogernos a las afueras de la cárcel. Después se descubrió que cambiaríamos de auto en Suncreerk; y por último los tipos que llegaron a esta cabaña.
Gian: -Lo siento, pero no pienso ir a lugar donde quedamos en ir para que nos recogieran.
Veo a Luchino y a Giulio que dan una pequeña inclinación de cabeza.
Gian: -Desde hace un tiempo parece que tu suerte ha sido algo mala y no creo que nos hayas traicionado. Pero te conozco y lo entiendes ¿verdad, Bernardo? Esto es tu responsabilidad.
Bernardo me mira en silencio. De alguna manera siento como si el tiempo se hubiera detenido.
Giulio: -Si no vamos a ir al lugar prometido, entonces tenemos tiempo. ¿Qué deberíamos hacer con este tipo?
Con la pregunta de Giulio, la tensión desaparece de repente.
Luchino: -Es cierto. Deberíamos de sacarle toda la información que podamos.
Luchino y Bernardo se agachan y recogen al tipo que estaba sentado en el suelo.
Bernardo: -Hay que vigilar fuera de la cabaña. No creo que haya problema, pero deberíamos ocultar el cuerpo como sea posible.
Iván, que había estado mirando a Bernardo, resopla.
Iván: -Tomemos tiempo para relajarnos, solo media hora. Luchino, mantenga los ojos bien abiertos y vigile a este tipo y por si acaso a Bernardo también.
Iván saca una pistola que mantenía en su cinturón. La otra arma la tiene Luchino.
Iván sale, supongo que con intención de ir a deshacerse del cadáver y Giulio también sale en ese momento.
OPCIONES:
- Acompañar en la tortura
- Salir de la cabaña
Elegir salir de la cabaña
No me siento con ganas de mirar la tortura, así que me salí.
Veo a Iván sentado en el suelo con su espalda apoyada en la pared, supongo que él se quedó a vigilar y puede que Giulio se fue al bosque para ocultar el cuerpo.
¿Con quién debería emparejarme?
OPCIONES:
- Mantener la vigilancia con Iván
- Ocultar el cuerpo con Giulio
Elegir mantener la vigilancia con Iván
Giulio se fue solo al bosque, supongo que estará bien por su cuenta, mientras tanto me acerco a lado de Iván.
Siento de repente una sensación de desconfianza. Si me voy, dejaría solo a Iván que tiene una pistola, podría traicionarnos. Puede que solo sean mis nervios.
Iván: -Que pasa, ¿acaso no te quedaras a ver la tortura?
Gian: -Va ser lo mismo si estoy o no.
Iván: -¡Fuaa!, ¿no será que te dio miedo?
En lugar de responder, me estiro. El aire de la mañana es refrescante… siempre y cuando se ignoren los gritos penetrantes que salen de la cabaña.
Gian: -No puedo creer que hayan venido sicarios… Son aún más desagradables que la policía.
Hace un momento….
Si yo de casualidad no me hubiera tropezado, podría haber recibido un tiro en la cara.
Iván escupe un suspiro, mirándome de manera irritante.
Iván: -¿En verdad piensas que Bernardo pudo habernos vendido?
Imposible, no creería en eso.
Gian: -Un veterano como él ¿Traicionar a la familia? He visto desde hace mucho tiempo como se preocupa por la familia.
Pero Iván no me da tregua y continúa con indiferencia.
Iván: -La situación desde que nos encarcelaron, cambió. Porque tú te convertirás en el próximo jefe…. ¿Lealtad? ¿Valores? No me sorprende que en un instante todo eso haya desaparecido.
Gian: -¿Estás tratando de decirme que debería prestar más atención?
Iván: -Tú confías demasiado en el apoyo de Bernardo.
Gian: -Es obvio, ya que lo conozco desde hace tiempo.
Iván: -Viéndolo de otra manera, podría ser que sea yo con el que te has visto más tiempo. ¿Por qué no lo piensas un poco?
Iván me mira fijamente. Su boca muestra una gran sonrisa.
Nos miramos por un largo rato con el sonido del llanto del hombre que viene de la cabaña y se escucha como una banda sonora.
Iván tiene un arma y yo no tengo nada… Estoy un poco nervioso acerca de hacerlo enojar. Decido dar marcha atrás ante esto.
Gian: -Que dos hombres se miren tan fijamente…. ¿No tienen algo mejor que hacer?
‘Digo esto de manera de broma e Iván sonríe mientras se aleja’.
Finalmente, Giulio regresa del bosque con las manos ensangrentadas. Veo que se dirige al pozo.
Me doy cuenta, que ya ha pasado la media hora.
Desde la puerta, Luchino y Bernardo salen. Justo a tiempo, con esto todos nos reunimos enfrente de la cabaña.
Iván: -Después de todo, ¿terminaron por matarlo?
Bernardo: -No, solo lo dejamos inconsciente. Le rompimos todos los huesos de sus dedos de un pie.
Giulio: -¿Has investigado en todos los rincones de su cuerpo?
Luchino: -¿Eh?
Giulio: -En aquel cadáver…. Encontré quemaduras en su brazo derecho, parece que eliminó un tatuaje.
Dice esto sin expresión, todos sabemos que los que forman parte de la CR5 reciben un tatuaje.
Bernardo y Luchino se miraron como si recordaran algo particularmente repulsivo. Los dos van hacia la cabaña de nuevo y sacan arrastrando al hombre.
Lo despertamos a la fuerza dándole palmadas en la cara. En realidad no luchó, debido a que no tiene ni idea de lo que está pasando.
Ayudo a Luchino a desnudar al tipo… Me parece que hay una quemadura aún sin cicatrizar en su muslo.
Gian: -Aquí está. Es esto.
Ambos tienen una, entonces no es una coincidencia.
Luchino: -Realmente esto se parece a nuestros tatuajes.
Bernardo: -Dirás que se parecían… Son unos traidores.
Una vez que eres parte de la familia, no podrás traicionarla, al igual como los lazos de sangre que nos unen.
La muerte es la única manera en que se puede abandonar la familia o si llegas a estar demasiado enfermo. El que hayan quemado el tatuaje para ocultarlo equivale a declarar que abandonaron la familia.
Luchino: -Es por eso que se me hacía conocido. Oigan, ¿hay alguien que sepa a qué escuadrón pertenecían?
Ninguno de nosotros puede decir algo sobre estos sicarios.
Bernardo: -Ellos actuaron como si supieran quiénes éramos nosotros.
Gian: -Pero, parece que ellos no me conocían.
Iván: -Oye, tú, ¿de qué escuadrón eras? ¡Escúpelo clarito!
No sé si este tipo haya quedado inconsciente nuevamente, ya que no responde nada. Hasta que susurra algo de manera baja.
¿Tal vez es un hombre normal? A veces aparecen idiotas asociados o seguidores que simplemente creen que tener un tatuaje es genial.
Gian: -Oye, habla más fuerte. No te escucho.
Hombre: -Por favor, sálvame.
Luchino: -El nombre que nos dijiste hace rato ¿es falso? ¿Mentiste acerca de que eres parte de GD? Aunque esto ya no importa realmente llegado a este punto.
Hombre: -Es…. Verdad… déjenme, regresar a casa.
Siento algo de pena por este hombre. Pero no sé qué es lo que realmente está ocultando.
Gian: -En verdad que es un idiota… El ponerse ese tatuaje.
Por el código de Omerta no se puede confundir a los miembros de la familia. Aunque algunos me miman un poco, yo sé hasta qué límite se puede llegar.
Luchino excava con sus dedos en los restos del tatuaje del hombre, rozando de ida y vuelta.
Luchino: -Por el código…
Bernardo: -Los traidores deben morir.
Hombre: -Por favor paren, tengo una esposa embarazada, si no regreso… ellos….
Luchino: -No te preocupes. De seguro, ella encontrará un nuevo hombre mejor que tú.
Suspirando al ver al sicario luchando con todas sus fuerzas rogando por su vida, Luchino me entrega la pistola.
¿Quiere que lo mate? Siento asco al notar el peso de la pistola.
Gian: -¿Yo?
Luchino: -Es una de las tareas de capitán. Consigue experiencia.
Hombre: -Sálvame, por favor…
OPCIONES:
- Jalar del gatillo
- Hacer que Giulio lo haga
Elegir jalar del gatillo
Coloco la pistola en la cabeza del hombre.
Suspiro… y jalo el gatillo.
Siento una ligera resistencia en mi dedo, pero disparo.
Gian: -Hasta nunca…
La sangre fluye desde el agujero de su frente. Dirijo la pistola hacia abajo, mientras observo al hombre muerto.
Sin decir una palabra, Giulio se acerca al hombre tocando con una de sus manos su cabeza.
Comienza a cortar la oreja del hombre desde la base hasta la parte superior.
Gian: -Giulio, ¿Qué estás haciendo?
Los demás no dicen nada.
Giulio: Le quito su oreja.
Bernardo: -Una muerte espantosa le espera a los que traicionan… pero este tuvo una muerte bastante fácil.
Luchino: -No podemos relajarnos. Solo quítale una oreja, Giulio.
Justo en ese momento observo…. Y….
Me doy cuenta en como Giulio trabaja. Sus ojos muestran un inusual brillo. Está encendido.
No puedo mirar más, así que me doy la vuelta y veo que los otros tres están como si nada.
Después de que termina de cortar una oreja, iba a comenzar a cortarle la otra, pero Bernardo lo detiene agarrándolo por el hombro.
Giulio: -Todavía….
Bernardo: -Giulio, ya déjalo así. Cuando regresemos a Daivan podrás jugar todo lo que quieras.
Giulio: -¿Con los tipos de GD?
Bernardo: -Si
Giulio, sonrió con felicidad. Sacude la oreja, enviando gotas de sangre al piso después se guarda la oreja en uno de sus bolsillos.
Bernardo: -Dejemos el cadáver como está, como una advertencia.
Me doy cuenta que me muero de sed mientras sigo a los demás.
Gian: -Entonces vayamos hacia donde está el auto. No tiene sentido el quedarnos aquí.
Mientras caminamos, Luchino y Bernardo van dejando marcas del hombre por todo el camino, por advertencia.
El hombre, confeso que vino por parte de la pandilla de Grave Digger.
El hombre había regresado a Daivan y se instaló en uno de los cuartos de Queen, que pertenece a una tienda de convivencia que es parte de una gran empresa propiedad de GD.
Ayer por la noche, recibió una llamada de los de arriba. Le pidieron que fuera a una pequeña cabaña que se encontraba cerca del pueblo de Bowick y que eliminaran a los chicos que permanecían ahí, es decir a nosotros.
Gian: -Que fueras a una cabaña cerca del pueblo de Bowick…. Esos tipos de GD, ¿Cómo consiguieron esa información?
Cuando Bernardo consiguió hablar por teléfono, ¿Habrá alguien escuchado la conversación de alguna manera?
No pude comunicarme con el jefe por teléfono. Por eso le pedí a uno de mis subordinados de confianza, que viniera por nosotros.
Gian: -Repite la conversación que tuviste por teléfono.
Bernardo: -Los cinco nos encontramos bien. Ahora mismo estoy llamando desde el pueblo de Bowick. Nos encontramos en una cabaña cerca de la montaña.
Bernardo: –Envíen a alguien a recogernos, mañana a las 10:00 am en la entrada norte del bosque.
Bernardo: -Solo le dije eso. No tuve tiempo para escuchar lo que me quería decir mi subordinado ya que el jefe del pueblo estaba cerca y no quería que sospechara.
Giulio: –No importa como lo pensemos, es obvio que la fuga de información fue a partir de ahí.
Yo pienso lo mismo. La información que se fugó coincide exactamente con esa conversación.
Luchino: -Tu subordinado pudo haber vendido la información a los de GD o fue amenazado para que diera la información….
Bernardo: -Eso no puede…. No, eso no podría asegurarlo.
Iván: -¿Podría haber pensado tu subordinado que era la oportunidad de poder eliminar a todos los capitanes? Después de todo creyeron que sería fácil de eliminar a los cuatro capitanes principales.
La solidaridad de la mafia, el que hayamos sido arrestados todos, y la ignorancia que se nos dio, se supone que todo eso se mantuvo firme. Pero solo pensar que todo esto ocurrió por una traición me enferma.
Me siento asqueado al pensar eso; igualmente Iván lo pensó y lo dijo, él pudo haber sentido lo mismo.
Iván: -O también, ¿podría ser que ellos se enteraron que el jefe planea hacer una tontería al colocar a Gian como próximo jefe y se revelaron por eso?
Gian: -Pero que carajos dices, bastardo.
‘Dije esto con mucha irritación, realmente Iván no sabe cómo parar cuando suelta su imaginación’.
Iván: -No, no puede ser que todo esto haya sido planeado por el jefe.
Luchino: ¿Ah? ¿El jefe?
¿El jefe nos traicionó?
Estoy por preguntar el por qué pero me detengo, cuando me viene algo a la cabeza.
¿El podría estar aprovechándose de la situación para eliminar a todos los capitanes de un solo golpe?
Si es así, entonces yo significo para él un simple peón. Recogido y echado a la distancia sin pensarlo dos veces.
Bernardo: -¡Eso no es verdad! ¡Para nada!
¿De verdad…? Esto no es una novela barata donde el jefe resulta ser el villano que planea quedar como el último jefe.
Luchino: -El jefe, no es la clase de hombre nos vendería a los tipos de GD solo por interés.
Luchino mira hacia Iván con irritación con una expresión como si dijera “A diferencia de ti”.
Iván: -¡Eh…! Quién sabe. Después de todo, lo que sí se sabe es que una vez el jefe eliminó a los anteriores capitanes y al anterior jefe.
Gian: -¿Eh?
Estaba por decirle “¿Qué te has fumado? Pero me detengo al ver las expresiones de Bernardo y Luchino.
Iván: -Hace 20 años, Alessandro se encontraba en el puesto más bajo de capitán, y subió al cargo de jefe cuando eliminó a los otros capitanes y al mismísimo jefe…. Eso es lo que escuché.
Bernardo: -¡¡Cállate!!, ya basta de estar hablando sobre el jefe.
Bernardo: -Es indecoroso el que estés hablando de algo que sucedió cuando todavía no eras parte de la familia, Iván.
Iván no muestra signos de arrepentimiento a pesar de que Bernardo lo regañó.
Iván: -Yo sé todo lo que pasó, por que me lo contaron personas que presenciaron ese asunto.
Bernardo: -Si dices aún más que difame el nombre del jefe, la mafia no te dejará tranquilo, sin hacerte algo.
Luchino: -Ya deja eso, Iván. Yo estoy de acuerdo con Bernardo.
Iván: -He…
Iván empuña sus manos al ver el auto carmesí Alfa Romeo, mirando a través de la maleza.
Ahora que dejamos de discutir, el sonido de los pájaros y el susurro de los árboles llega a mis oídos.
En mi mente, no paro de pensar acerca del rumor que escuche acerca del jefe.
El enterarme que el jefe asesinó al anterior jefe con los antiguos capitanes y así pasó de ser capitán de bajo rango, a ser el nuevo jefe….
No creo que Iván cuente rumores viejos y que esto sea una mentira. Bernardo podría cubrirlo diciendo que es solo un rumor sin fundamentos, pero si este rumor comenzó, es por que debió pasar algo…
No puedo simplemente decir que es un rumor desagradable, sobre todo ahora que soy el capitán de rango más bajo. No puedo imaginar que yo deseara tanto tener el puesto de jefe por mi posición actual.
Luchino: -¿De nuevo nos subiremos los cinco? ¿No sería mejor ir por el auto de esos dos?
Bernardo: -Detente. No tenemos las llaves y ni siquiera sabemos si el auto está en el lugar donde dijo que lo habían dejado.
Luchino: -Eso es cierto, pero pensar que nos hayan traicionado…
Iván: -No hay error en que la información tuvo una fuga. Si yo fuera parte de GD, con seguridad estaría esperándolos en la entrada norte. Sin duda alguna.
Desconforme por todo el asunto, Bernardo da un suspiro.
Bernardo: -Si. Evitemos ir por ahí.
Giulio se acercó a mí preocupado, debido a que permanecí callado.
Giulio: –¿Señor Gian?
Gian: -Ah, ahh, ¿Qué pasa?
Giulio: -Nada….
Luchino nos hizo gestos para que nos subiéramos al auto. Abro la puerta y me siento en el asiento trasero.
Luchino: -Nos moveremos de aquí. Si notan que esos dos no regresan, alguien puede venir para comprobar la situación.
Y luego se darían cuenta de los cadáveres, sabiendo que nosotros nos encontramos bien.
Giulio: -¿Movernos? ¿Dónde vamos a ir?
Iván: -Obviamente a Daivan.
Bernardo: Con la situación actual, no me siento con ánimos para movernos.
Luchino: -Tenemos la ropa y alimentos que nos dieron en el pueblo de Bowick, también tenemos dinero y armas que recogimos de los cadáveres, así que de alguna manera lograremos salir de esto.
¿Por qué todavía continuamos charlando mientras estamos en medio de esta montaña?
Por lo general, la mafia podría utilizar cualquier método para hacer frente a las investigaciones policiacas. Y aunque nadie vino a recogernos, podremos llegar a Daivan sin muchos problemas.
Pero con la situación actual, hasta dónde podremos mantener la confianza en la mafia, si ya ni se pueden confiar en los hombres de confianza de Bernardo.
¿Qué es lo que está pasando en Daivan? No hemos escuchado alguna noticia del jefe ¿Qué diablos está haciendo el viejo en este momento?
Ahh, me estoy irritando por momentos.
Golpeo un poco fuerte la parte posterior del asiento delante de mí. Los ojos de todos se centran en mí.
Gian: -Esto es un mensaje de su futuro jefe, escuchen. Antes de volver a Daivan, hay un lugar al que me gustaría pasar a ver.
Todos me miran como si se preguntaran ¿Qué estás diciendo? Mientras yo me muevo un poco más del asiento por el golpe.
Giulio: –¿Por donde quiere pasar?
Luchino: -¿Y para qué?
Gian: -Quisiera devolverles el favor a los tipos que mandaron a esos dos traicioneros a eliminarnos.
Iván: -¿Ahhh? ¿Cómo?
Gian: -De todas maneras, está de paso, además de que no tenemos mucha gasolina para poder llegar a Daivan.
Miro las caras a mí alrededor.
Gian: -Vayamos a causar un alboroto a Queen.
Por si acaso, evitamos pasar por los puntos de encuentro cuando atravesamos el bosque. Es probable que logremos escabullirnos sin temor a que nos descubran.
Vamos a toda velocidad por la carretera. Pasamos a varios autos, pero si incluso se llegan a dar cuenta de nuestra vestimenta de rayas, no hay manera de que pudieran alcanzarnos por la velocidad en la que vamos.
La única cosa que dejamos atrás son los trapos que estábamos planeando usar para el camuflaje. Pero no hay muchos autos como el Alfa Romeo que puedan compararse.
No hablamos de nada importante mientras volamos por el camino. Incluso si un alguacil aparece, no sería problema estando en medio de la nada.
A parte de eso… Bueno, podremos salir de alguna manera, seguro. Por el momento ¡Es hora de la fiesta!
He estado aguantándome todo este tiempo.
Además, han pasado varias cosas que me han mantenido frustrado, así que al decir eso puede ser que quiera quitarme la frustración probando mi suerte.
Al mediodía llegamos a nuestro destino, la posada de Queen.
Enviamos casi volando a los autos que se encontraban en medio de la carretera debido a nuestra velocidad, las personas gritaron ante esto.
Al salir del auto de manera orgullosa mostrando nuestra ropa de rayas, los transeúntes que se encontraban cerca, de inmediato, se van alejando dejando espacio entre nosotros y ellos.
Gian: -Oye, ¿Saben en dónde está la tienda de conveniencia, así como el edificio donde podamos conseguir dinero? ¡Ah! y de paso, una tienda para ropa ¿nos lo podrían decir?
Le digo de manera alegre a un chico que estaba cerca preguntándole aquello, pero él salta un poco por la sorpresa y se va.
Me dirijo hacia la puerta de la tienda de conveniencia, abriéndola y entrando junto a Giulio.
Gian: -Hola. Aquí está la tienda donde están reunidos los de Grave Digger, o eso es lo que escuche…
En la tienda se encuentra un solo hombre que parece ser el dueño de la tienda.
En el momento en que nos ve, se congela.
Gian: -Hey, Giulio. Dale eso.
Giulio: -Si.
Giulio toma de su bolsillo la oreja humana arrojándosela al dueño de la tienda. Cuando ve lo que está en sus pies, el hombre da un grito lastimero.
Gian: -Le pertenece a tu amigo. No pude traerte algo del otro tipo.
Añado algo más con cuidado.
Gian: -Por cierto, esto fue en defensa propia. Fueron unos idiotas, al tratar de atacar a miembros de CR5…
El dueño de la tienda grita con una voz que suena como si no comprendiera el significado, Giulio le dirige una sonrisa maliciosa.
Giulio: -Por lo que hicieron, no tuvimos más remedio que matarlos.
Giulio: -Puede que desearan que los matáramos. ¿Qué crees tú?
Gian: -Si resultaras ser un traidor tendríamos que matarte también. Pero no he visto tu cara en ninguna parte, pero….
Giulio avanza hacia el dueño con una mirada amenazadora, el dueño enloquece aventando varias cosas de la tienda tratando de mantener distancia. No hay manera que logre mantener la distancia.
Giulio agarra al dueño de la tienda arrastrándolo por el lugar. Los dejo a los dos para ver más el negocio y entrar más al fondo de la tienda para buscar la caja fuerte.
Gian: -Tomaré la liquidación.
No sé si me ha escuchado, pero no me importa.
Me concentro en la cerradura de la caja fuerte. Trato varias veces, no pasa mucho tiempo para lograr darle a la combinación correcta.
Gian: -¡Bingo!. Debió haber conseguido una mejor cerradura.
Lanzo la puerta abierta de la caja, y tomo lo que encuentro en el interior. Está lleno de billetes, como pensé.
No es de esperar menos de esta organización. Este lugar probablemente también sirve como un banco, y esto es todo el stock de dinero en efectivo. Me pregunto si este lugar será como el escondite de los de GD.
De cualquier forma, si esta tienda está bajo la protección de GD, entonces no tendré ningún remordimiento en tomar esto para ayudarme.
Gian: -Oye Giulio, no pierdas demasiado tiempo.
No tenemos mucho tiempo para desnudar al tipo y comprobar que tenga el tatuaje o no. Además, tengo la sensación de que es diferente a los tipos que nos atacaron. No hay pruebas, es solo una corazonada.
Me da la sensación de que no desprende esa aura oscura que nosotros desprendimos cuando matamos en el bosque.
Giulio: Por si acaso, ¿sería mejor si lo matáramos?
Al decírmelo, me puse a pensarlo un poco.
OPCIONES:
- Haz lo que quieras.
- Trátalo con cuidado.
Elegir haz lo que quieras
Gian: -Haz lo que quieras. Si quieres matarlo, pues hazlo.
Giulio se detiene por un segundo. Parece tener un conflicto.
Giulio: -Me aseguraré en infringirle dolor.
Gian: -Eso será de gran ayuda para mí.
Giulio asiente con una expresión de felicidad.
Gian: -Bueno, te lo encargo.
En el momento en que vuelvo mi mirada a la caja fuerte, los gritos del dueño de la tienda perforan los oídos a través del aire.
Mientras tanto……
Iván: -Oiga anciano, le encargo que llene el tanque de gasolina. Puede cobrarse en aquella tienda de conveniencia que está por allá.
Trabajador: -U-Ustedes son los fugitivos de la mafia que están hablando en la radio…
Bernardo: –Me alegro por ti de que seas capaz de ver algo inusual. Le encargo el tanque de gasolina.
Iván: -Eres lento… ¿Prefieres que te hagamos agujeros en el estómago para que se te pueda salir toda la bebida que llegues a beber?
…. En otro lugar ….
Luchino: -Esa escopeta esta bien y también esas municiones.
Luchino: -Vaya que es conveniente que la tienda de armas y de ropa estén conectadas. No se logra ver este tipo de cosas en la ciudad. Supongo que es porque es una zona rural. Esto hace la recolección de los suministros más fácil.
Luchino: -Sin embargo, la ropa de esta zona sí que apesta. ¿Qué tipo de trapos teñidos son estos? Tienen suerte que sea yo el que haya venido a comprar.
Luchino: -¿Ehm? ¿Qué le pasa al dueño? Oh ¿Qué deje de apuntar con esta pistola? Lo siento, pero aguante. De todas formas ¿podría poner esta ropa y armas en una bolsa?
Luchino: -No se preocupe por el dinero, que si le pagaré. No debe de tardar… Bien, ya llego.
——–
Las tiendas de armas y ropa están a lado una de otra. Miro entre las dos tratando de decidir a cuál entrar. Entro en una de ellas, sin embargo, me doy cuenta que las dos están conectadas en el interior.
Luchino mantiene el arma apuntando al dueño de la tienda, llevando varias bolsas. Veo que ya terminó con sus compras.
Gian: -Luchino, ¿has terminado con las compras? Vámonos
Luchino: -Te encargo que le pagues, Gian.
Luchino dirige su mirada de mi a Giulio, que había entrado tras de mí, dándole algunas de las bolsas de la compra y dejó la tienda.
Lanzo la maleta que traje conmigo sobre el mostrador. Ya había sacado algo de dinero en efectivo, por lo cual al momento de abrir la maleta que estaba sobre el mostrador se ve que hay aún más montones de billetes.
Gian: No es necesario que me de cambio.
Le doy un guiño al propietario y salgo para seguir a Luchino
Incluso sin necesidad del maletín, el auto ya estaba repleto de cosas.
Luchino: -Cada uno tome una pistola, y tengan cuidado.
Nosotros en ese lugar comenzamos a preparar nuestras armas.
Gian: -¡Ohho! ¡Esto es automático!
Apunto y doy algunas rondas de balazos
Iván: – ¡¡Cállate!!
Gian: -¡Hahaha! ¡Aquí vamos!
A pesar de ser mediodía, todos los peatones desaparecieron por el sonido de balazos de hace un momento.
Lo único que me llama la atención, es ver que se acerca el alguacil con un revólver.
El no podrá llegar a tiempo.
Apunto el arma hacia él, escondiéndose frenéticamente en la sombra de un edificio cercano. Actúa como si estuviera enfrentándose a un ejército
Cuando apunto y disparo, el alguacil desaparece. ¡Eheh!, ahora esto es diferente a perseguir ladrones ¿verdad?
Bernardo: -No juegues demasiado, Gian.
Gian: -Pero esto es genial. Siento que ardo.
Luchino: -¿Eres idiota? No, ¡eres idiota!
Gian: -No es necesario que lo digas dos veces.
Iván: -¡Idiota! Para ti no es suficiente dos veces, sino tres veces idiota.
Gian: -¿Por qué tres?
Giulio: -Ah, Sí. Es por la multiplicación.
Luchino: -No es necesario que lo expliques, Giulio. Bueno ya vámonos de una vez.
Mientras nos reíamos, nosotros nos relajamos en los asientos.
Me siento emocionado. Saludo con la mano a la gente que se asoma por las ventanas. Al mismo tiempo, Bernardo, que es nuevamente nuestro conductor, cambia la marcha.
Gian: -¡¡Yahaaaaao!!
Nuestro Alfa Romeo avanza con destino a Daivan.

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