Wu Ziping se despertó por una extraña sensación de dolor. Era como si alguien lo estuviera sacudiendo con fuerza, o como si alguien lo estuviera picando, solo que esa sensación provenía del interior de su cuerpo…
Era una sensación muy bizarra; Wu Ziping nunca había experimentado algo así.
Recordaba que la noche anterior había bebido un poco con sus colegas, pero no demasiado. Estaba seguro de que había regresado a casa y se había cambiado a su pijama.
Abrió sus ojos soñolientos y nublados. Wu Ziping quería saber qué carajos estaba pasando; en su casa, aparte de él, no debería haber nadie más.
No creía en eso de que “se le subiera el muerto” ni pensaría en eventos paranormales, pero en cuanto abrió los ojos, la escena ante él fue más aterradora que ver un fantasma…
Wu Ziping simplemente no podía creer lo que veía.
Parpadeó con fuerza para asegurarse de que todo eso no fuera una alucinación: un hombre inexpresivo estaba en ese momento aplastándolo y “arando con esmero1” sobre su cuerpo. El impacto visual fue demasiado fuerte…
Esto le recordó a Wu Ziping una película porno de Categoría III que vio en la secundaria: Los Archivos Criminales de Hong Kong: Violación a Domicilio, solo que nunca pensó que a él, un hombre hecho y derecho, le ocurriría algo así…
Wu Ziping tanteó hacia la cabecera de la cama. La potencia de su despertador de metal puro no tenía nada que envidiarle a un ladrillo; incluso si mataba al otro a golpes, contaría como defensa propia. Pero lo que Wu Ziping tocó no fue la fría textura metálica de su reloj, sino una tabla de madera tallada…
No recordaba haber cambiado la cabecera de su cama.
Solo entonces Wu Ziping prestó atención al entorno. Esta vez, el hombre quedó completamente estupefacto…
La decoración antigua de la habitación, la túnica interior blanca inmaculada del hombre sobre él y ese cabello negro excesivamente largo; todo le indicaba a Wu Ziping que esa, definitivamente, no era su habitación…
Wu Ziping pensó que alguien le estaba jugando una broma pesada, pero descartó de inmediato esa idea ingenua. Wu Ziping supo entonces que ya no estaba en su mundo original.
No sabía por qué, tras una siesta, había ocurrido un cambio tan drástico. Y mucho menos sabía por qué, nada más llegar a este mundo, estaba siendo presionado en una cama por alguien de su mismo sexo…
¡Un momento!
El corazón de Wu Ziping dio un vuelco. Inconscientemente miró hacia abajo, pero enseguida soltó un suspiro de alivio: su pecho seguía siendo plano, no había ningún “oleaje de tetas”, y su palo de abajo seguía allí.
Esto tranquilizó a Wu Ziping, pero al mismo tiempo se lamentó: este hombre frente a él era tan guapo y tenía tan buen cuerpo, ¿cómo carajos es que le gustaban los hombres…?
—Mmm…
El hilo de pensamientos de Wu Ziping fue interrumpido por una punzada de dolor. Gruñó ahogadamente y miró a esa persona que seguía sin mostrar expresión alguna. Este tipo era demasiado bruto; no entendía en absoluto lo que significaba “tratar con delicadeza”…
Aunque él fuera un hombre, ¡también sentía dolor, maldita sea!
Wu Ziping miró su propia pierna, estirada en una línea recta que excedía el límite normal de estiramiento del cuerpo humano. Aquel tipo no se rendía y seguía presionando, intentando abrirlo aún más. La frente de Wu Ziping se llenó de líneas negras; finalmente entendió por qué le dolía tanto…
Por muy flexible que fuera su cuerpo, no podía llegar al nivel de una muñeca inflable…
Wu Ziping quiso gritar que parara, pero las palabras se le atascaron en la garganta y se las tragó. Pensó que, si dos hombres hacían este tipo de cosas, su relación debía ser muy íntima. Si fuera él quien estuviera en esa situación y descubriera a mitad del polvo que la persona debajo había sido reemplazada por un desconocido de origen misterioso… si tuviera buen carácter, lo interrogaría bajo tortura; si tuviera mal carácter, probablemente lo cortaría de un tajo…
Al pensar en esa posibilidad, Wu Ziping tomó una decisión casi instantánea: debía disimular bien y no permitir que nadie descubriera su situación…
No tuvo mucho tiempo para pensar en lo demás; el hombre le estaba causando demasiado dolor.
—Oye, ¿puedes darle más suave? —Wu Ziping no pudo aguantar más—. Me estás lastimando un poco.
Apenas terminó de hablar, los movimientos de la persona se detuvieron de golpe. Esa mirada gélida se dirigió repentinamente hacia el rostro de Wu Ziping. En esos ojos no había emoción, pero sí burla…
Wu Ziping se quedó pasmado. Realmente le estaba doliendo, ¿por qué lo miraba así…?
Sin embargo, Wu Ziping no obtuvo respuesta. El hombre solo se detuvo un instante y, al momento siguiente, sus embestidas fueron aún más violentas que antes…
Wu Ziping fue empujado con tanta fuerza que golpeó directamente contra la barandilla de madera tallada de la cama. Luego, no supo si fue por el golpe o por la cogida, pero se desmayó…
Antes de que su conciencia se desvaneciera, pensó que habría sido mejor no suplicar piedad; esa persona parecía dispuesta a hacerlo hasta matarlo…