Rockwell #15

Rockwell

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Rockwell – 368%

 

Magro: El combate. 

El hocico del revólver del bastardo de Chicago me apunta.

Magro: Lo harás hasta que yo diga que está bien, ¡maldito!

El bastardo de Chicago grita, luego, escupió al borde podrido sobre la mesa.

Magro: Vamos, lánzalos, Lucky Dog.

Se puede apuntar hasta cierto punto en la tirada de dados

Incluso si eso es una molestia.

Cuando tiré los dados, el bastardo de Chicago también puso los dados que tenía sobre la mesa que generaban un ruido seco al rodar.

Magro: ¡He obtenido un 8! Y tú … 

Gian: 9, si quieres podemos intercambiar los dados.

Magro: ¡Guh! ¡Dámelos, maldito bastardo!

El maldito de Chicago agarró mis dados rojos, por lo que tomé los dados blancos y los lanzamos. El resultado fue… 

Magro: ¡Kuh! 

Gian: Sacaste 2 y yo 3. 

El bastardo de Chicago ni siquiera respondió y golpeó la mesa.

Magro: ¡Solo estamos en la segunda ronda, lánzalos! 

 

OPCIONES: 

  1. Tan agotador.
  2. Lanzarlos. 

 

Elegir la segunda opción.

 

El bastardo de Chicago saca unos nuevos dados azules de la caja y los lanza. También tomé los nuevos dados rojos y los lance.

Mi resultado fue de dos 6 … a lo que suman 12, el bastardo de Chicago obtuvo un 7.

Magro: ¡Kuh! ¡Joder! 

Mafioso de Chicago 1: Hermano. Ehm, debería parar por hoy.

Magro: ¡Cállate! ¡Si no lo haces te mato! 

Mafioso de Chicago 4: ¿En serio? Realmente es en serio.

Mafioso de Chicago 2: Le llaman Lucky Dog pero en serio, hey, hey, eso no puede ser. Esto me da mala espina. 

Magro: ¡Maldito bastardo! ¡Vamos por la siguiente! ¡tira los dedos, rápido! 

 

OPCIONES: 

  1. Detenerme.
  2. Lanzarlos. 

Elegir la segunda opción.

 

Cuando lancé los dados rojos, el bastardo chico de Chicago de manera astuta lanza los dados que tiene en la mano suavemente sobre la mesa. Estaba comportándose como un niño.

El bastardo  de Chicago, tira los dedos y cuando caen, uno de ellos quedó atrapado en el borde sucio donde escupió antes, solo uno de ellos se detuvo con normalidad.

Magro: ¡Maldi!

Gian: Saqué 11 y tú … ¿5?

Magro: ¡Guh! ¡Deja de joder!

Cuando el tipo Chicago patea mal la mesa.

Magro: ¡Ya veo! ¡Ya veo, maldito bastardo! ¡Qué Lucky Dog ni que nada! ¡Solo eres un maldito homosexual con sífilis!  

El bastardo de Chicago grita tanto como se le da la gana y vuelve a patear la mesa cuando su grosero vocabulario se agota antes de tiempo.

Magro: Fuh … hehe … ¡maldito! Como esto es un enfrentamiento, entonces.

Ese tipo, agarra los dados que estaban sobre la mesa. 

Con un fuerte sonido los alineo. Al ver los dados, vio que se trataba de dos 6, lo cual da una suma de 12. 

Magro: ¡Hya hahahaha! ¡¿Qué te parece?! ¡Este es mi maravilloso lanzamiento! ¡¿Tienes alguna queja, Lucky Dog?! 

Magro: ¿Me estás ignorando? ¡Espabila, maldito mocoso! ¡Así es como es! ¡Velos bien, aunque tengas que abrir ampliamente tus ojos!  

Magro: ¡Has perdido! ¡Es tu derrota, Lucky Dog!  

Silenciosamente, dejo mis dados rojos sobre la mesa.

El bastardo de Chicago que rodeó la mesa agarró el collarín de mi camisa y me arrastró hacia arriba de un golpe. 

Que bastardo tan molesto.

Desde el principio querían hacer esto, maldita sea.

Mafioso de Chicago 1: ¿Hermano?

Magro: ¡Es tu derrota! ¡Maldito bastardo homosexual de Daivan!  Bueno, te dejaré tener otra ronda.

Todavía estoy atrapado por ese bastardo de Chicago que golpea mi cara contra la mesa de juego. Apenas logré evitar que me rompiera la nariz y los dientes, ya que alcancé a apartar mi cara. 

Gian: Geh … ¿Qué es lo que haremos? 

Magro: ¡Esto! ¡Maldita mierda! 

Por encima de mi cabeza, el revólver hace un ruido de acero. El bastardo de Chicago abre el cañón del arma.

Magro: Heh … ¡hehehe!

Antes, le disparó al joven distribuidor por lo cual uno de los orificios del cilindro quedó vacío. Ahora, al arma del bastardo le quedan cinco balas. 

Giró el cilindro. 

Ah, ¿eso es lo que quería decir? Probar mi suerte, apostando la vida o la muerte con el revólver.

El sonido del cilindro del revólver siendo girado resuena. Un poco más tarde, en mi cabeza el arma presiona mi cabello y cráneo, diablos, está caliente, mierda.

Magro: Hahaha, es una apuesta muy simple. 1 de 6, si aprietas el gatillo y te toca el espacio vació entonces no morirás. 

Ethan: ¡Hey, para!

Colombi: Batti, ya déjalo.

Magro: Por favor, Tío, ¡cállese! ¡Este es un duelo entre hombres!  

Hah, ¿con que un duelo entre hombres? 

El gatillo fue presionado por encima de mí cabeza.

Magro: ¡Nuuh?! N-no … no puede ser.

Dave: Debe de ser una broma.

Ethan: No puede ser.

Mafioso de Chicago 1: ¡Lucky Dog! 

A mi alrededor, todo quedó en silencio, lo único que sonaba eran voces sorprendidas y el acero clavado en mi cabeza se aleja.

Magro: Hah … ¡mira que burlarte de mí! Esta es tu suerte ¡Es una locura! ¡Debe ser una trampa! 

El bastardo de Chicago escupe las palabras mientras su  cara se pone roja, como si estuviera sufriendo de un derrame cerebral. Me di cuenta de lo que pretende al decir esas cosas.

El sonido del agarre del revólver resuena. El ruido del cilindro al girar y  colocar la bala.

Magro: ¡Muy bien, cachorro! ¡Si realmente tienes tanta suerte, entonces no deberías tener problema si te disparo! ¡¿verdad?! 

Magro: ¡Kuh! ¡Muere, maldito!

El bastardo coloca su dedo en el disparador. El sonido de las partes entrelazadas de la pistola resuena cuando el gatillo es presionado.

Cuando aprieta el disparador, el resorte se comprime, liberando la aguja percutora que impacta con el proyectil.

La fuerza almacenada en el resorte empuja los cilindros. Esto hace que las balas en los alvéolos del revólver detonen en la parte inferior de la munición a través del percutor. 

Sin desenfoque, sin trampas, sin suerte o mala suerte. Solo el funcionamiento de la maquinaria del arma que resuena.

Magro: ¡Ngh! Uhg … ¿eh?

Dave: ¿Qué? 

Silencio.

El ambiente podrido y pesado se asienta. Solo hay silencio. El disparo no resonó y mi cabeza continúa en su sitio.

Magro: ¿Eh? ¿Qué está pasando?

Mafioso de Chicago 1: No puede ser.

Magro: ¿Heh? ¿Qué pasa? Estoy seguro que disparé hace un momento. 

El bastardo de Chicago sostiene el revólver lejos de mi cabeza con sus manos temblorosas, su rostro sudoroso y sus ojos desconcertados. Y entonces, levanta el hocico del arma para mirarlo.

Magro: ¿Por qué no salieron las balas?

¡Bom! 

Mafioso de Chicago 4: ¡Uh waaaah! 

Mafioso de Chicago 2: ¡He-hermano! 

Mafioso de Chicago 3: Es inútil su cabeza, … uuh. 

Mafioso de Chicago 1: Se ha disparado, hermano ¡¿por qué?!

Colombi: ¡! ¡¿Q-Qué ha pasado?! ¡Aahh! ¡H-Hey oye, Batti! 

Dave: Uhh … aah.

Colombi: ¡BATTI! ¡BATIISTA! ¡Qué alguien… llame al doctor! 

Qué ruidosos…

Los mafiosos estaban corriendo por los alrededores sin saber qué hacer. ¿Qué están haciendo? Ya está muerto. 

Estaba medio aplastado desde la parte superior de su ojo derecho, y la sangre roja brillante que se desbordó de él y la parte cerebral de color rosado, era increíblemente hermoso mientras estaba derramado sobre la mesa de juego.

En torno a eso, los subordinados del mafioso, estaban atónitos. Un hombre, que portaba un buen traje, se puso de pie a toda prisa, gritó alrededor del cadáver. 

Me levanto de la silla. El lugar era tan ruidoso que me fastidia.

Con las piernas tambaleantes, avance entre los mafiosos de mierda que seguían gritando alrededor del cadáver.

Dave: ¡Uh! ¡Ah … ah! ¡No te muevas! ¡No vengas! 

Regresé e ignoré el grito de Dave, luego observé el cadáver del estúpido bastardo de Chicago.

Gian: Es mi victoria, ¿verdad? Me quedaré con esto.

Mafioso de Chicago 4: ¡Uuh! Uuh … uuh.

Sobre la mesa, agarré la bolsita de piel de cocodrilo manchada de sangre de su dueño original y la guardé en el bolsillo de mi pantalón. Otro imbécil comenzó a ladrar. 

Mafioso de Chicago 2: ¡Tú! ¡Maldito! ¡Vengaré al hermano! 

Gian: Intenta jalar del gatillo. ¿Eh? ¿Por qué no lo pruebas? Así veremos a cuál de los dos mata esa bala. 

Mafioso de Chicago 2: Guh. 

Que tonto. Todos son completamente alcistas. Sin embargo, a pesar de que son muchos, simplemente se comportan como unos imbéciles. ¿Debería darme prisa y terminar con esto de una vez? 

Muevo mis ojos de tal manera de que los mafiosos no se den cuenta. Muevo solo la parte de atrás del globo ocular y veo la parte de atrás de este salón… El ascensor es imposible de usar ahora. 

Entonces, de ser así. Debería de haber escaleras de emergencia en alguna parte. ¿Dónde está el acceso a las escaleras? 

Justo cuando encontré la posición de esa puerta.

Bakshi: Waah ~ con que esta es la cima. Finalmente he llegado con éxito. Maldición, el oxígeno se está diluyendo.

De la nada, el gruñido de un hombre sin aliento hizo eco en el lugar, y al escuchar ese quejido, los hombres en este lugar.

Dave: ¡No puede ser!

Estaba rígido. Yo también puedo reconocer esa voz, es tan familiar que hace que mi cuerpo se ponga rígido.

Mierda, esa voz.

En el lado derecho de la sala del ascensor, la puerta contra incendios hecha de metal, que estaba oculta por una maceta de plantas, se abrió junto con una explosión.

Bakshi: ¡Hey, viejo! ¿Sigues vivo? 

Quien entró pateando la puerta era ese bastardo.

Ethan: Fun.

No hay duda. ¡Ese maldito bastardo loco, Bakshi! Ese bastardo, pudo llegar aquí.

No, más bien, ¡¿por qué está aquí?! 

¿No se supone que ese bastardo tenía que haber sido emboscado por una banda de Dave? 

Dave: No puede ser ¿por qué?

Hasta hace un momento, el bastardo de Dave, que se había convertido en una hierba muerta debido al horror, con la llegada de Bakshi, su color de piel volvió a cambiar a una peor.

Ernesto: ¡¿Quién es él?!

Colombi: No puede ser … ellos.

Los mafiosos de Chicago han perdido por completo su color. El bastardo de Bakshi, en cuestión, parecía no tener idea del cambio en esas personas, y cruzó el salón con paso firme. 

Bakshi: Hah, con que aquí estabas, Lucky Dog.

Gian: Maldito, te mataré.

Bakshi: Hooh ~ Hooh ~ que bien, que buena expresión hay en tu cara. Por otro lado, que bueno está el ambiente, impregnado por olor a sangre. 

Bakshi: Wooh ~ Wooh ~ ohh ~ ¿Qué hay con estos cadáveres en el suelo? ¿por qué no me esperaron? ¿Es obra tuya Lucky Dog?   

Dave: ¡Bakshi! ¿Por qué estás aquí?

Bakshi: ¿Hah? Esa pregunta no tiene nada de sentido. Es obvio que vendría a reportarme con el viejo después de haber vuelto al terminar su encargo. 

Bakshi: Hey, viejo. He cumplido con el encargo. Elogiame. 

Ethan: Finalmente has vuelto, Bakshi. Dave, más te vale que le hayas contado de este lugar a Bakshi. 

Dave: Uh … uuh … sí. 

Ernesto: E-Entonces … ese hombre.

Colombi: ¡¿El pistolero, Bakshi?! (Realmente dijo “escopeta, Bakshi” pero suena raro, así que se lo cambie por pistolero, así suena mejor)

El loco que llamó la atención de todos los hombres, sacudió su enorme cuerpo como un poste de teléfono mientras balanceaba sus hombros y el cuello. 

Dave: Tú ¿subiste por las escaleras?

Bakshi: Obviamente, piensa con sentido. No podría haber usado el ascensor con un montón de mafiosos controlándolo. No podría vivir por mucho tiempo.  

Bakshi se ve como si se estuviera divirtiendo, pero sus ojos no se reían en absoluto. Se mantiene en alerta y mira alrededor de la habitación. 

Bakshi: Hou ~ hoou ~ hoo~ y yo aquí pensando que los amiguitos de Chicago Outlander estaban imitando a los bolos de boliche todo este tiempo.

Bakshi: Se ve que ustedes tienen muchas preguntas que quieren hacer. Bueno, dejaremos eso para luego. 

Colombi: ¡Maldito!

Ethan: Me disculpo por él. Mis jóvenes chicos siempre han sido malhablados. Si le ha molestado, puede regañarlo usted mismo.

Colombi: ¡Ngh! ¡Maldita sea! ¡Nunca olvidaré esta humillación! 

Ernesto: Ethan … entonces él ¿Tiene el libro?

Ethan: Ah, supongo que sí.  

En medio de este ambiente tenso, Dave le habla a Bakshi con miedo. 

Dave: Tú ¿no ibas a ir a la sede? 

Bakshi: ¿Eh? ¿A la sede? Nm. 

Bakshi, mostró una expresión distorsionada por la maldad misma por tan solo un momento, luego se rió de manera burlona y le dijo a  Dave lo siguiente: 

Bakshi: Oh, cuando salí de ese escondite, estaba pensando en ir a la sede. Pero primero, decidí cumplir con mi rutina diaria.

Dave: ¿tú la rutina diaria? 

Bakshi: Así es. Incluso si me veo así, no soy un enemigo completamente de la sociedad. Me encargo de alimentar a los gatos callejeros alrededor del escondite.

Bakshi: Por ejemplo, lanzar cecina por la ventana de la habitación oculta. En ese momento, incluso cuando llamé a los gatos desde el callejón de abajo, ninguno vino. 

Bakshi: Así que, me di cuenta de que mi querido cachorro llorón, afligido por no haberle dado carne, se había despertado.  

Gian: Tú maldito … ¿a que te refieres con “mi”? 

Bakshi: Yo soy alguien que le gusta cuidar mucho más a los perros y gatos que al viejo. Oh, no le digan que dije esto al viejo. 

Ethan: …. 

Dave: …. ¡No puede ser! Entonces por eso.

Bakshi: Sí, en ese momento vi como algunos bastardos se llevaron a mi cachorrito por la fuerza, así que no tenía más remedio que seguirlos.   

Bakshi: Y entonces ~ Debes de escuchar esto, cachorrito. 

Bakshi: Ni un taxi apareció en la calle. Ni siquiera había un carro que pudiera robar. Fue horrible. No tuve más remedio que ir corriendo. Cuando  finalmente llegue, me tope con esto. Por eso llegue muy tarde.  

Bakshi sacudió su cuerpo como si estuviera cansado, luego miró a Dave. 

Bakshi: Dave. ¿Por qué hiciste algo como eso? El viejo no estaba en la sede, estaba aquí. 

Bakshi: ¿Qué significa esto? 

Al escuchar las palabras de Bakshi las cejas de Ethan se arquearon. 

Ethan: ¿Dave te dijo eso? ¿Te dijo que yo estaba en la sede? 

Traducido por Sakurada Di
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