La capacitación técnica de Wu Suowei en cría de serpientes finalmente terminó. Compró 200 crías de serpiente en la granja, alquiló dos casas bajas y las crió allí. Durante el día, ocasionalmente iba a dar vueltas, revisando el crecimiento de las pequeñas serpientes, pero la mayor parte del tiempo seguía en la clínica, consultando datos y resumiendo experiencias. No salió en toda una semana.

Jiang Xiaoshuai, al ver a Wu Suowei comportándose tan tranquilo, no pudo resistirse a molestarlo.

—Oye, ¿por qué no vas a buscarlo?

Wu Suowei sabía que Jiang Xiaoshuai se refería a Chi Cheng, e inmediatamente mostró una actitud de desdén.

—Esto se llama táctica de rodeo. Hay que atacar cuando es momento de atacar. Una vez que se ha preparado suficiente base emocional, es hora de retirarse por completo. Ya lo dije, mi objetivo es atraparlo, no perseguirlo.

Jiang Xiaoshuai se acercó a Wu Suowei, mirando su rostro apuesto y calculador, y preguntó sutilmente:

—¿Y si el tiempo no es suficiente? Si no logras “atraparlo” y el entusiasmo se enfría, todos esos días de esfuerzo habrán sido en vano.

Wu Suowei, lleno de confianza, respondió:

—Tranquilo, dentro de tres días, él definitivamente vendrá a buscarme aquí.

—¿Tan seguro? —Jiang Xiaoshuai se rió.

Wu Suowei le dio un fuerte golpe en el pecho.

—¡Acaso no sabes quién es mi maestro!

Los dos rieron maliciosamente.

Cinco minutos después, el pequeño hermano menor que Wu Suowei había conocido en la granja de serpientes llegó a la puerta a informar.

—Hermano Wu, cinco más de nuestras serpientes… ¡han muerto cinco!

En comparación con la ansiedad del hermano menor, Wu Suowei parecía mucho más tranquilo.

—No pasa nada, sigue vigilando. Si hay pérdidas, las asumo yo; si hay ganancias, las dividiremos mitad y mitad.

Después de que el hermano menor se fue, Jiang Xiaoshuai le preguntó a Wu Suowei:

—¿Qué está pasando exactamente? ¿Acaso no aprendiste bien la técnica?

Wu Suowei se levantó, sirvió un vaso de agua y lo bebió de un trago. Luego, con calma, le dijo a Jiang Xiaoshuai:

—No. El problema es ese lote de crías de serpiente. Les inyectaron arena adentro; en menos de un mes, todas morirán.

—¡Qué mierda! —Jiang Xiaoshuai enrojeció de ira al instante—. ¿Esos criadores son tan desalmados? Tú trabajaste para ellos como ayudante, estuviste ocupado más de dos meses por lo menos, ¡y aun así te vendieron un lote de crías enfermas!

Wu Suowei, en cambio, seguía muy sereno.

—¿De qué crees que se ganan la vida? Criar serpientes de verdad requiere grandes gastos y riesgos. Desde serpientes jóvenes hasta convertirse en serpientes adultas, el tiempo que lleva es largo, y si la tasa de supervivencia llega al 70%, ya es bueno. Cuando finalmente las lleven al mercado, el precio de venta es incierto. Muchos criadores pierden hasta la última gota de su sangre. Por eso estos granjeros, bajo el pretexto de enseñar técnicas, reclaman aprendices por todos lados. Su verdadero objetivo es estafar con las matrículas y vender crías a precios inflados.

—Así que este negocio es tan turbio… —Jiang Xiaoshuai frunció el ceño.

— ¿Sabías que era así y aún así compraste?

—Es para atrapar a alguien —. Los ojos de Wu Suowei brillaron con astucia.

Jiang Xiaoshuai se dio cuenta de que este tipo cada vez entendía más el juego.

—Ya se me olvidaba de que él es criador de serpientes. ¿Acaso, para acercarte a él, estás dispuesto a hacer un negocio con pérdidas?

—Con él, no habrá pérdidas.

Jiang Xiaoshuai tosió levemente y preguntó tentativamente:

—¿Y no temes que descubra tus sucias intenciones? Cuando eso pase, toda esa imagen de bondad pura y sencillez, que con tanto esfuerzo construiste, se vendrá abajo.

—¡Estás equivocado! —los ojos negros de Wu Suowei relumbraban con un brillo deslumbrante.

— La bondad absoluta solo hace que parezcas falso. Es mejor tener pequeñas maldades fáciles de descubrir; eso te hace parecer más real y atractivo.

Jiang Xiaoshuai le dio una palmada en el hombro a Wu Suowei y dijo con tono significativo:

—Ya estás listo para graduarte.

Otra risa maliciosa resonó.

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Al salir del trabajo, Chi Cheng acababa de sentarse en el asiento del conductor cuando Xiao Cu Bao se enroscó alrededor de él, restregando su cabeza puntiaguda contra el rostro de Chi Cheng mientras sacaba la lengua repetidamente, mostrando claramente la actitud ansiosa y glotona de un mono hambriento.

Chi Cheng abrió la caja de comida que estaba al lado, sacó un hámster y lo acercó a la boca de Xiao Cu Bao.

Xiao Cu Bao siguió pegándose a Chi Cheng. No quería comerse un hámster criado en cautiverio, quería comerse una gran rata salvaje.

La cara de Chi Cheng se volvió negra. ¿Ahora dónde voy a encontrar una gran rata salvaje? ¡Maldita sea! Después de que esa cabeza de hierro lo alimentó por unos días, ¡ahora se ha vuelto exigente con la comida! Y lo peor es que después de volverlo exigente, ¡el tipo dejó de venir! Estos últimos días, Chi Cheng había sentido profundamente lo difícil que era complacer a Xiao Cu Bao. Justo a la hora de salir del trabajo, el animal se ponía a hacer todo tipo de travesuras, dejándolo sumamente preocupado.

Chi Cheng miró con el rabillo del ojo el vacío campo de baloncesto fuera de la ventana del auto, saboreando detenidamente el significado oculto de todo esto.

Definitivamente lo hiciste a propósito…

Traducido por 21Rb_BINGQIU

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