× Capítulo 59: Ver películas para entrenar el valor ×

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Durante toda una semana, Chi Cheng ni siquiera había vislumbrado la sombra de Wu Suowei.

Llegó otro fin de semana, con una multitud de pacientes. Jiang Xiaoshuai comenzó a trabajar desde temprano y siguió hasta el mediodía, sin siquiera tomar un sorbo de agua. La sala de consulta no era grande, y había un “paciente” enorme como una montaña que se quedó allí sin irse. No venía a consultar, ni hablaba, solo observaba en silencio a Jiang Xiaoshuai, mirándolo fijamente toda la mañana.

El cuello de la camisa de Jiang Xiaoshuai estaba empapado, no se sabía si por el calor o por el miedo.

Después de despedir al último paciente, solo quedaron Jiang Xiaoshuai y Chi Cheng en la sala de consulta.

—Quedarte aquí no sirve de nada, ni siquiera yo sé a dónde fue.

Chi Cheng echó un vistazo al reloj de pared y dijo con calma: 

—Son las doce…

Jiang Xiaoshuai arqueó las cejas, ¿Estaba preparándose para irse?

—Dime… si comienzo a follarte ahora, ¿podremos terminar antes de que regrese la Cabeza de Hierro?— El cinturón crujió con un sonido metálico.

—Ha vuelto a casa— Jiang Xiaoshuai rechino los dientes.

Chi Cheng quitó la mano del cinturón, soltó una risa fría y salió por la puerta.

Durante estos días de vuelta en casa, Wu Suowei se había escondido bajo las mantas, haciendo nada más que ver películas.

Había traído la computadora de Jiang Xiaoshuai, que almacenaba miles de películas porno gay de todo tipo. En los primeros dos días, Wu Suowei solo vio algunas de contenido ligero. Mientras las miraba, hacía muecas, se frotaba las manos y su mente no paraba de dar vueltas: ¿en qué estaban pensando estas personas? Después de verlas, ni siquiera quería comer, y hasta defecar le dejó una sombra psicológica.

Después de ver más de diez películas, Wu Suowei se insensibilizó. Era siempre lo mismo, aburrido. Buscó algunas de contenido más fuerte: cera caliente, bondage, doble penetración. Después de verlas, tuvo pesadillas toda la noche, soñando que el chico que gritaba era él mismo, y al despertar, sus calzoncillos estaban empapados. Se obligó a aguantar la incomodidad viendo varias más, y poco a poco dejó de afectarle tanto, e incluso a veces interactuaba, Este látigo no golpea lo suficientemente fuerte, deberían mojarlo en agua de chile.

Estos últimos días, incluso el contenido fuerte se volvió insípido, y Wu Suowei abrió otra película.

En la pantalla aparecían un joven y un burro. Wu Suowei esperaba ansiosamente al dueño del burro, pero este nunca llegó. Entonces el burro “actuó” con el joven… La mano de Wu Suowei tembló con el ratón, tardando mucho en alinearse con la “X” en la esquina superior derecha, y cerró en silencio. Luego abrió uno de gusto más ligero, y de repente le pareció muy tierno.

—Disculpe, ¿vive aquí Wu Suowei?

Una voz familiar llegó desde afuera. El corazón de Wu Suowei dio un vuelco —¿Cómo había llegado hasta aquí?— Cerró la computadora de golpe, se apresuró a meterse bajo las cobijas y comenzó a regular lentamente su respiración.

La madre Wu sonrió y le dijo a Chi Cheng: 

—Daqiong es mi hijo, usted es…

Chi Cheng pensó que Daqiong probablemente era el apodo de Wu Suowei, así que entró cargando sus cosas.

—Soy su colega.

—Oh, oh —dijo la señora Wu con cortesía—. Entonces entre rápido a la casa y siéntese.

La casa de Wu Suowei seguía siendo una vieja y baja estructura de un solo piso. Chi Cheng tuvo que agacharse al entrar, de lo contrario habría golpeado el marco de la puerta. Había cuatro habitaciones en total, no muy grandes pero bastante limpias. La habitación donde dormía Wu Suowei no tenía cama, solo un kang de tierra que ocupaba la mitad del espacio. Wu Suowei yacía en el kang, escuchando inquieto los ruidos del exterior.

—Tu bebe agua primero, voy a despertar a Daqiong— dijo la madre Wu. 

—Este niño ha estado enfermo toda una semana, tirado en el kang todos los días, sin salir de la habitación por mucho tiempo.

—No hace falta llamarlo —dijo Chi Cheng—. Voy a entrar a echar un vistazo.

Wu Suowei estaba de espaldas a la puerta, escuchando cómo los pasos se acercaban poco a poco. Finalmente, una mano grande y cálida se posó en su frente, frotándola con fuerza antes de que el cuerpo se girara frente a Wu Suowei.

Wu Suowei adoptó de nuevo esa expresión complicada de quien claramente ansiaba la llegada de Chi Cheng pero fingía lo contrario: 

—¿Por qué viniste?

—Vine a verte —dijo Chi Cheng sentándose en el borde del kang mientras miraba a Wu Suowei.

La mirada de Wu Suowei cayó justo en el paquete de Chi Cheng. Sin saber por qué, recordó el pene del burro de la película. Si eso llegara a entrar, ¡¿no llegaría hasta el ombligo?!

—¿Cómo es que te enfermaste?— preguntó Chi Cheng.

Wu Suowei respondió mentalmente: ¡Fue por culpa de tu maldito pene de burro!

—Tu madre dice que pasas todo el día bajo las cobijas. Déjame oler si ya apestas.

Diciendo esto, Chi Cheng se inclinó, levantó las cobijas de Wu Suowei y metió la mitad de su cuerpo dentro. Acercó su cabeza al cuello de Wu Suowei y olfateó con una expresión burlona: 

—Realmente apestas.

—Imposible—. Wu Suowei olió su propia manga: 

—Me baño todos los días.

Con la barbilla apoyada en el pecho de Wu Suowei, Chi Cheng observó su expresión seria y no pudo evitar reírse.

Era la primera vez que recibía una sonrisa tan genuinamente positiva. Wu Suowei se sintió algo desconcertado, y por un momento le pareció que Chi Cheng no era tan repulsivo después de todo.

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