CAPÍTULO 09

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—¡Ah!

Grité a causa del dolor de mi pie que se torció. Solo en ese momento Heebris se dio la vuelta para mirar atrás. Si fuera Helena la que lo llamaba y se hubiera lastimado se hubiera dado cuenta inmediatamente. Fue molesto tener que reconocer que tuve que gritar para que se diera cuenta que le hablaba.

Heebris camino un poco más rápido al verme y se arrodillo preguntándome.

—¿Está bien?

—¿Me veo bien?

Me estaba muriendo a causa del dolor, pero él me estaba preguntando algo obvio. Al darme cuenta de que respondí de forma brusca, se acercó con una cara perpleja.

—Tocaré su tobillo…perdone mi rudeza.

Heebris usó el poder divino. La luz interior salió de sus palmas y pronto el dolor en mi tobillo disminuyó.

Era un espectáculo extraño, así que estaba mirando, pero se acabó rápidamente. Tal vez sea porque es una herida pequeña. Le hable a Heebris que estaba a punto de irse.

—Nos hemos conocido antes.

—…Si.

—Me preguntaste quién soy.

—Eso hice.

Su santidad parecía estar incómodo, pero de alguna manera no era capaz de retirar sus ojos de mí. El foco de sus ojos estaba nublado, no fue porque era hermosa, sino porque vio algo más allá.

Mire a mi alrededor y le susurre a Heebris.

—¿A quién me parezco?

—No puedo ver la imagen del alma —Heebris hizo una pausa y me miró directamente antes de decir. —Veo el color del alma y nadie en este mundo tiene un color como el suyo. Pensé que era una ilusión, pero veo que no es así.

—En ese momento, había muchas personas observando y yo estaba distraída, así que no sabía qué hacer. En cambio, como lo vio su Santidad sabe que vengo de un mundo diferente ¿Puedo volver al lugar donde solía vivir?

Con una débil esperanza le pregunté de forma desesperada a Heebris. Su santidad estaba vacilando, abriendo y cerrando sus labios varias veces.

Oye ¿Lo sabes o no? Si hay una forma ¡Dime rápido! No había nada de bueno en ver a la prometida del príncipe teniendo una larga conversación con otros hombres mientras salía del palacio.

Estaba tan frustrada que apreté los dientes con fuerza y volví a preguntar.

—¿No lo sabe?

—No puedo darte una respuesta definitiva, pero hasta donde yo sé…

Me quedé atónita ante sus palabras.

—No hay un solo forastero que haya salido con vida.

Pensé que estaba bien morir, pero supongo que no fue de esa manera. Seguía resistiéndose en vano.

—¿No? Debe haber alguna forma. Una puerta a otra dimensión.

—Mi señora.

—Si no tuviera forma de vivir y salir de aquí ¿Cómo habría entrado en este mundo primero? Debe de haber una forma, pero no lo sabes ¿Verdad?

—Mi señora…

—Por favor encuentre la manera, ya que es un sumo sacerdote, si va al templo ¿No puede buscar en los registros históricos? Es por eso…

—¡Señora, por favor escúcheme!

Su Santidad me agarró, yo estaba hablando galimatías por lo que me gritó. Me faltaba un poco el aliento y Heebris me explicó una palabra a la vez, como si fuera un niño pequeño.

—La dama…si Lady no fuera realmente de este mundo, el alma original dentro de ese cuerpo ha desaparecido ahora. Es por eso que pudo usted llegar a salvo a este mundo. Esa es la ley de la vida. En otras palabras, para que la Lady pueda morir con seguridad, la única forma posible es que muera el alma de la dama original, que es precisamente el alma de ese cuerpo.

—Entonces…

—Pero la dama no está aquí. El cuerpo de la dama probablemente sólo tendrá un caparazón vacío sin alma y como no hay un alma para morir, no hay forma de volver con vida. Acepte su destino y viva esta vida en su lugar.

Terminó su discurso con calma y de manera lenta me ayudó a levantarme. Estaba molesta por su expresión tan infinitamente benevolente.

Era fácil para él decirlo, su trabajo se lo permitía, pero ¿Cómo lo podría aceptar? Si lo tuviera que aceptar, sería mejor aprender magia, hacerme amiga de una bruja y tener una aventura en vez de tener el título de ser la prometida del príncipe heredero.

Mi estómago, que estaba tratando de matarme con puñaladas, hacía que me sintiera mal ¿Cuántas veces más tendré que apuñalarme para terminar con esto? No, no sé si puedo terminarlo, creo que desapareceré antes de eso.

Los pensamientos dolorosos comenzaron a devorarme y antes de que la desesperación me devorara, fui capaz de abrir la boca.

—No quiero eso.

—¿Eh?

—Si la ley de la vida es así, moriré para salir de aquí.

Me aleje y me apresure para ir con la bruja, pero la voz sorprendida de Heebris me detuvo.

—¡Mi señora! ¡Debe de apreciar la vida que Dios le dio!

—¿La vida que Dios me dio?

Me quedé estupefacta, por lo que mire a mi alrededor. En mi mundo era atea, pero debía de escuchar algo así incluso en esta novela.

—Mi vida me la dieron mis padres, no Dios, y si no fuiste concebido por el espíritu Santo es lo mismo contigo.

“Debes de ser filial a tus padres ¿De acuerdo?” Esa frase estuvo a punto de salir de mi garganta, pero decidí soportarlo porque no debería de tener esos pensamientos confucianos en este mundo.

Honestamente, es un comentario sin palabras, incluso si suena como algo hereje, pero no pueden acusarme a mí, una persona de otro mundo de ser un apóstata. Al menos, eso es lo que sé de Heebris.

Estaba cansada de ser un maniquí humano que no podía comprar ropa sin su madre.

Era hora de dar un paso cansado, después de todo no podía pensar en nada y sentía que estaba rota, así que solo pensaba en acostarme en la cama.

Helena caminaba frente a mí cuando me vio. Estaba nerviosa por mostrar mis emociones por lo que traté de huir fingiendo que no me había dado cuenta, por lo que seguí caminando.

Luego, ella me agarró la mano justo cuando estaba por pasar a su lado, eso me asombró, por lo que la miré aturdida. Ella respiro hondo, me miro a los ojos y dijo:

—Lady Mizerian, quiero pedirle perdón.

—… ¿Qué quiere decir con eso?

—Su Alteza…por golpear a Lady Mizerian en su mejilla.

Dejé escapar un suspiro.

La persona que me golpeó es otra, no sé por qué Helena debía de disculparse. Aun así, me sentí un poco mejor al ver que ella no me hablaba de manera informal como la otra vez.

—¿Fue Lady Antlebloom quién me abofeteó? No, usted no lo hizo, por lo que no debe disculparse.

—Pero aun así…

—No tiene por qué sentirse culpable, entonces la dejaré…

Iba a despedirme de Helena, pero ella no me soltó. Sus manos eran suaves y cálidas.

—No. Seguiré disculpándome por ello. Está bien si Lady Mizerian no me perdona, incluso si yo no fui quien le golpeó su mejilla, soy culpable en ayudar a su alteza para que la golpeara.

Las manos de Helena se apretaron. Sus ojos se humedecieron, pero no derramó lágrimas. A pesar de que su voz estaba temblando, sus brillantes ojos morados no lo hacían.

Una y otra vez se estaba afirmando a sí misma.

—Ese día debería haber evitado que su alteza golpeara la mejilla de Lady Mizerian y debería haber informado que la criada que me seguía no sabía lo que sucedió en verdad, pero solo observé hasta que Lady Mizerian se fue. Obviamente, es culpa mía. Lo siento, lo siento, por favor, perdóname.

Era íntegra y hermosa.

Su amabilidad me hacía llorar; si yo fuera una villana que solo pretendía ser buena, la habría odiado con facilidad. Fue entonces cuando vi las manos de Helena.

Suaves y sin surcos.

Hasta donde yo sé, su estatus no era el de una dama de honor. Sería más como una sirvienta de bajo rango que por lo general hace las tareas del hogar, no una sirvienta de clase mayor que vino de una familia noble para servir.

Ahora que lo pienso detenidamente, Helena creció en un ambiente difícil y estaba demasiado ocupada en su papel de curar los corazones de los hombres y enamorarlos.

Todo el mundo ama a Helena.

La buena niña estaba obligada a darle una respuesta a todos ¿Cuándo podía permitirse el lavar los platos, la ropa o limpiar? El príncipe y la Emperatriz estaban ocupados charlando con ella.

Cuando lo leí, lo salté sin pensar, pero después de enfrentarlos me sentía de forma extraña.

—¿Cómo puedes tener las manos tan limpias y suaves?

—… ¿Mi señora?

Helena se parecía a mi amiga en la universidad. Ella era hija única y su personalidad era linda y amable, por lo que la hizo popular entre todos y extrañamente me apreciaba. Era honesta y divertida. Esa fue su razón.

También me agradaba. Nadie puede odiar a alguien que se acerca a ellos con buena voluntad y teniendo en cuenta las circunstancias de mi bolsillo, a veces me pagaba la comida sin decir una palabra, e incluso si no podía asistir a las conferencias a causa de mi trabajo me contaba sobre el progreso de la clase.

Sobre todo, ella no tenía ninguna simpatía superficial. Ella me hubiera ayudado de la misma manera, aunque yo tuviera más dinero que ella. Fue porque entendió mi pobreza y no le gustaba “la pobre de mí” si no le gustaba “yo”, pero la verdadera razón por la que no podía llevarme tan bien con ella fue:

—”¿Tus padres no te ayudan?”

—”No soy la única en la casa y tampoco soy su única hija”.

—”Pero sigues siendo ‘su’ hija, así que… habla con ellos”.

Era irónico por su inocencia. La única dificultad que tuvo en su vida fue estudiar a tiempo para la universidad Gon. No, de hecho, dado que tuvo una tutoría costosa en su casa, ella estaba un paso por delante en la línea de salida que muchos otros; aun así, solía decirlo con una linda sonrisa: “Ya era bastante difícil como para morir”.

Ella era agradable, pero no sabía lo duro que era y ni siquiera sabía que era un privilegio ignorar las dificultades. No, creo que pudo haber sido tan pura porque no conocía las dificultades.

Lo mismo ocurre con la pureza de Helena.

Si Helena hubiera sido menos guapa, si no hubiera estado cerca del príncipe, si hubiera tenido un trabajo realmente desagradable como una plebeya, ¿Habría sido tan ingenua?

Su rectitud que nunca ha sido quebrantada, es porque todos te aman y te protegen.

—A mí…no me gusta la gente como tú.

 

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Editor: Hikari.

¡Gracias por editar el capítulo!~

Traducido por Rajesh Rouv
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