Lo quieras o no, se supone que todos nacen en el mundo.
Nací así y no viví haciendo lo que deseaba, siempre actué de la misma manera y fui feliz. Sin embargo, la vida suele ser impredecible: la vida de algunas personas se transmite en forma de historias de radio para ganar premios, mientras que otras son compartidas para dar risas en comunidades de internet.
Vine a un mundo diferente, con un rostro distinto. Un mundo donde los príncipes todavía existen, los guerreros caminan por las calles, y tanto el poder divino como la magia son reales. Para ser precisos, el mundo de una típica novela romántica que leí en casa de un amigo anteayer.
Abrí los ojos como la villana de ese lugar, la única hija del marqués, la prometida del príncipe heredero y su amiga de infancia.
Eris Mizerian, quien está celosa de la protagonista femenina.
Un mundo con el que muchas mujeres han soñado, llegando a un lugar en donde, al no poder evitarlo, deciden enfrentar nuevamente una vida difícil. Sin embargo, yo, por mi parte, no creo amar este mundo. Por eso, debo de morir lo antes posible para poder regresar a mi mundo.
Eso es lo que he decidido.
—Señorita ¿Está despierta?
¿Esto es lo que me pasa, ya que al ser impía busque a Dios? Con toda la sinceridad, esperaba haberme despertado en este punto, pero incluso hoy, abrí los ojos dentro de esa novela.
En vez de escuchar la voz de mi madre que tanto deseaba oír, fue la voz de la criada la que me despertó. A pesar de que mi boca, que siempre estaba cerrada de forma obstinada, se curvó suavemente pero no había ninguna honestidad.
El trabajo a tiempo parcial que hice solo para vivir fue inesperadamente útil en un lugar así.
—Me informaron que debía ir al Palacio Imperial hoy. —La sonrisa de cortesía asomo por la comisura de sus labios.
Como el personaje femenino principal y heroína era Helena, no conocía la verdadera personalidad de Eris, pero al ver que no eran particularmente extraños con ello, parece ser que logre imitar su comportamiento como una noble. Por lo general, alistarme tardaba unas dos horas, pero ante el anuncio de que debía de ir al Palacio Imperial comenzaron a prepararme una hora antes. Era probable que trataran de hacerme lucir aún más hermosa para el príncipe, quien era el prometido de Eris.
Todo eso era inútil.
Desde el momento en que conoció a Helena, la protagonista, el príncipe ha estado enamorado de ella.
Su desesperada devoción dura hasta el final del libro, llegando a la conclusión de la novela y dando la bienvenida a Helena como la Emperatriz.
Eris, que amaba al príncipe, o, para ser precisos, quien estaba celosa de Helena, se volvió loca. En realidad, la historia no era de mi gusto. Fue fácil de leer, pero los giros predecibles y personajes comunes redujeron la calidad del final.
No hay una narrativa anti guerra o memorable; solo hay una dulce emoción con tres protagonistas masculinos guapos y capaces, mientras Eris los obstaculiza con sus actos viciosos una y otra vez.
A diferencia de la protagonista femenina que se enfrentaba a diversas situaciones, no existía nada de la narrativa para Eris.
Simplemente estaba llena de sentimientos de inferioridad; odié a la buena de Helena y no me arrepiento de eso hasta el final. Eris, más que ser una persona, parecía más un lugar para ejercer el juicio de la protagonista femenina.
Eris finalmente logró matar a la tan devota Helena, pero uno de los protagonistas masculinos la regresa a la vida de manera dramática gracias al sacrificio de un sumo sacerdote.
Al final muere Eris y Helena vive feliz para siempre. De todas formas, esa bebé, a la que todos aman, estaría destinada a ser el centro de satisfacción de todos.
—Señorita ¿Qué le parece?
Una vez que terminé de maquillarme, la criada pidió que me arreglaran el cabello.
Un cabello tan negro y largo como el ébano, piel pálida debajo de sus ojos verdes y labios rojos como la sangre ¿No era ella Blancanieves, la que leí en un cuento cuando era niña? Una mujer extraña y hermosa.
Fue aterrador.
—Pensaba que el tiempo era realmente lento.
—Mi señorita es honesta ¿Está esperando su ceremonia de compromiso?
—Así es. —Me atormentaba que mi muerte fuera tan lejana aún.
*** ** ***
—Es una tarde deslumbrante, Lady Mizerian. Su majestad la está esperando.
—Así que su alteza ya está esperando por mí. En verdad es una tarde deslumbrante.
Cuando salí después de saludar al emperador, el asistente del príncipe y el caballero me estaban esperando.
Si en verdad odiaba tanto a Eris, podría saltarse la hora del té al menos por una vez, pero cumplió su promesa.
Esto se debe a que no fue una promesa para ella, ni una promesa para el emperador.
—¡Eris! ¡Oh, no, señorita Mizerian está aquí! —Una voz inocente y alegre me llamó.
Con una sonrisa me saludo mientras su cabello plateado se agitaba levemente como si se hubiera derretido como la dulce nieve.
El príncipe sonrió y le arregló su cabello. En verdad eran un par que quedaban bien como la Familia Imperial, tenían razón cuando decían que estaban “deslumbrantes”.
El príncipe de cabello rubio se giró hacia mí con sus ojos penetrantes, apartando la mirada de Helena y atando su cabello.
—Es más tarde de lo habitual.
—Es un bello día, su alteza; Helena.
—Me alegro de que el té aún no se haya enfriado, por favor siéntese.
—Deja de ser tan formar Helena ¿Acaso no son amigas?
Estaban enfocadas en mí, la mirada expectante de Helena y la mirada de su alteza que golpeaba mi mejilla incluso si negaba con la cabeza.
Fue divertido.
La emperatriz, que era amiga de la condesa que había caído en desgracia al ser acusada de traición, la aceptó como niñera del príncipe, y la hija de la condesa fue Helena. Aunque era la sangre de una familia prestigiosa, ahora solo era una plebeya.
Si no tuviera codicia, ni siquiera podría haber soñado con usar el favor del príncipe en su espalda e incluso decir media palabra a un noble.
Si fuera el desarrollo original de la novela, estaría bien con haberse molestado y ser expulsada por un príncipe enojado, pero era demasiado agotador tener que causar un disturbio. Ya que le dé cara a Helena o no, el príncipe de cualquier forma odiaría a Eris, aunque no tenía que ser tan duro por eso, es por eso que me volví de forma alegre hacia Helena.
—El té tiene un sabor amargo cuando se enfría ¿Me serviría una taza de té?
—¿No aprendió a servir una taza de té en su casa mi Lady? ¿O acaso sus manos están dañadas? —El príncipe abrió sus ojos como hachas para mirarme solo por pedirle que trabaje, pero desafortunadamente, las personas que no se arrepienten en la vida no tienen nada por lo que temer.
Y aunque el Marqués no es mi verdadero padre; mi educación familiar molesto al hombre frente a mí.
—Es como dijo su alteza, somos amigas cercanas ¿Es ilegal pedirle a un amigo una taza de té?
De acuerdo con la ley, quien se encontraba desfavorecido era su alteza.
El príncipe, que intentaba gritarme con una ceja arrugada, habló por Helena, quien de repente intervino.
—Si Alec, le serví té porque ella es mi amiga, si sigues gruñendo así no voy a servirte más té.
Ella fingió su voz de molestia y después puso una cara de alegría. La boca del príncipe se frunció insatisfecho y Helena se golpeó ligeramente los labios con su dedo índice. Era realmente una figura desvergonzada, pero era encantadora como una obra maestra.
Por eso todos aman a Helena.
Según la descripción del libro, Helena no fue odiada por nadie; ella hizo lo que debía, guiada por su inocencia y personalidad recta.
Alguien que la odiaba, de repente se enamoró de Helena y reflexionó sobre sí mismo para luego traicionar a Eris.
En ese momento no era para nada atractivo y estaba cerca del poder mágico.
—¿Están bebiendo todos sin mí?
—¡Jason! ¿Ya regresaste?
—Sí, pensaba quedarme en la capital por un tiempo. Ha pasado un tiempo, su alteza. —Con una voz energética apareció Jason abrazando al príncipe y Helena al mismo tiempo.
El hijo mayor de un Duque que es más famoso por ser “Jason el guerrero”, ellos son amigos de la infancia y uno de los pocos hombres que se enamoran de Helena.
De hecho, Eris debería haber sido expulsada después de actuar como una estúpida. La escena de los tres relajándose tranquilamente es el contenido de la novela, pero como los dos protagonistas masculinos me odiaban de todos modos, pensaba en prolongar mi estadía un poco más.
—¡Oh! He sido muy grosero, Lady Mizerian, aún sigue siendo tan hermosa.
Ja, ja, ja, después de tratar a las personas como si fueran invisibles, Jason levantó su cabeza para saludarme.
No olvido su guiño que iba acorde a su apodo de ser “el mejor mujeriego del Imperio”.
Era guapo, pero no tanto.
—Es un hermoso día, Sir Kazar.
—No he contribuido con el Duque Kazar y no me merezco ese título. Siempre digo que Jason es suficiente.
—Siendo la “prometida” del príncipe ¿Cómo podría atreverme?
Cuando puse énfasis en la palabra prometida, Jason arqueo las cejas y el ceño del príncipe se arrugó de nuevo.
Jason dio un paso hacia el príncipe.
El príncipe era realmente un hombre que no podía ocultar sus sentimientos. Al menos ese siempre ha sido el caso frente a Eris y Helena. Una persona estúpida que está abiertamente enamorada de Helena y, obviamente, a Eris no le gusta.
Jason, que es un buen amigo, resulta popular entre los lectores.
—Hay muchos ojos para ver, su alteza.
—No es necesario la atención de los demás.
De hecho, no quería lidiar con eso.
Solo son uno o dos años mayores que Eris. Si me enojaba por ser más infantil que yo, solo desperdiciaba mi energía. Sin embargo, mientras observaba el impulso y la negligencia del príncipe, levantando la boca como si hubiera ganado, no pude soportarlo.
Entonces de forma deliberada, sonreí con más audacia y dije:
—Solo hay una persona bajo qué cielo que se le permite hacer eso, además, también mira el suelo en silencio.
—¡Eris! —Helena me llamó por ese nombre sorprendida.
El príncipe estaba conteniendo su ira mientras apretaba el puño. Jason también se paró al lado del príncipe y me miró fijamente preparándose en caso de una emergencia.
Bueno, dije que él, que ni siquiera era emperador, no se comportaba de forma adecuada; era normal que se enojara.
Si lograba molestarlos debería de sentirme aliviada, pero de alguna manera, el sabor era amargo.
Era extraño.
Eris también había sido su amiga de infancia, pero fue tratada completamente como si fuera un extraño. Si fuera la verdadera Eris, podría haberse sentido herida.
Me quedé quieta por un momento, para después levantarme despacio de mi asiento. Añadí una sutil sonrisa y Helena me observó con sus ojos abiertos.
—Disfrute el té Lady Antlebloom, sin embargo, en espacios públicos no debería de hablarle a su alteza y a mí de manera tan informal, después de todo hay cosas como el estatus y la posición.
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Editor: Hikari.
¡Gracias por editar el capítulo!~