Fang Juexia despertó de golpe, soltando de inmediato la mano que había estado sujetando.
“¡Miembros de Kaleido, regresen rápido! ¡Eh, ustedes! ¡Muevan esos accesorios aquí!”
“¡Entendido!”
“¿Es este el accesorio?”
El grupo comenzó a retirarse de la plataforma elevadora. El ruido del entorno hacía que el corazón de Fang Juexia latiera con fuerza dentro de su pecho.
Acababa de darse cuenta de algo: había estado sosteniendo la mano de Pei Tingsong todo este tiempo.
Con ese pensamiento golpeando su mente, se adelantó rápidamente unos pasos para salir de la plataforma. Pero en su prisa, tropezó con una de las tuberías en el suelo y cayó al piso sin tener tiempo de reaccionar.
“¡Hey, Fang Juexia, ¿estás bien?!”
La voz de Pei Tingsong sonaba preocupada. Fang Juexia también podía escuchar sus pasos acercándose. Sin embargo, estaba demasiado asustado. Todo a su alrededor parecía borroso, oscuro, un caos confuso ante sus ojos.
No era la primera vez. Fang Juexia intentó calmarse, repitiéndose a sí mismo: No entres en pánico, no entres en pánico.
Extendió la mano hacia el suelo, tocando la tubería que había frente a él, y cuidadosamente trató de ponerse de pie. Una vez estabilizado, entrecerró los ojos. Todo lo que podía ver eran sombras moviéndose de un lado a otro; el resto seguía siendo un completo vacío.
“¿Qué te pasa?” Pei Tingsong lo observó con detenimiento y notó que algo andaba mal. Había algo extraño en su comportamiento, su apariencia ahora era casi como la de…
Un término cruzó inconscientemente por su mente y el pensamiento lo detuvo en seco.
Pei Tingsong dio un paso adelante y agarró el brazo de Fang Juexia.
“¿Tienes ceguera nocturna?”
Tan pronto como las palabras salieron de su boca, recordó esa noche de insomnio cuando Fang Juexia había derribado una pila de libros.
¿Cómo pudo haberlos derribado? Aunque no había luces encendidas, el cuarto no estaba completamente a oscuras.
A menos que se hubiera estado moviendo a tientas, apoyándose en las paredes para avanzar.
Eso tenía sentido.
Todos los detalles inexplicables de repente tenían sentido.
También recordó el momento en que habían sido encerrados en el armario. Le había exigido a Fang Juexia que lo mirara, pero la única respuesta que recibió fue un:
[No puedo ver.]
No había mentido. Realmente no podía ver.
“Sí” admitió Fang Juexia con una calma sorprendente. Su tono era sereno, incluso mientras su visión permanecía borrosa.
Los demás ya estaban lejos, inmersos en el ruido y las instrucciones que resonaban en los pasillos oscuros y caóticos. Nadie se percataba de que ellos se habían quedado atrás. Pei Tingsong estaba sorprendido, y al pensar en la caída de Fang Juexia, sintió una ira inexplicable.
“¿Por qué no lo dijiste?” preguntó, sin poder contenerse.
Tan pronto como las palabras salieron, se arrepintió. Con la relación distante que habían tenido durante los últimos dos años, era lógico que Fang Juexia nunca le contara algo tan personal. Hasta un tonto lo sabría.
Su relación ni siquiera estaba cerca de un nivel de confianza mutua.
“¿Qué pasa?” La voz de un miembro del staff interrumpió sus pensamientos. Fang Juexia intentó zafarse del agarre de Pei Tingsong, fingiendo que no pasaba nada.
Ese movimiento fue suficiente para que Pei Tingsong captara su intención.
“Nada” respondió Pei Tingsong, apretando aún más su agarre y rodeando la cintura de Fang Juexia con su otra mano. “Estábamos buscando algo y tropezó. No se preocupe, yo lo llevare.”
“¿De verdad? Tengan cuidado, el área está algo desordenada.”
Cuando el trabajador se alejó, Pei Tingsong inclinó la cabeza hacia el oído de Fang Juexia, susurrando con voz baja y firme:
“¿Te cuesta tanto pedirme ayuda?”
El cálido aliento que le rozó el oído hizo que Fang Juexia soltara una sonrisa amarga en la oscuridad.
Sabiendo que no obtendría más palabras de él, Pei Tingsong no esperaba una respuesta. Simplemente tomó su brazo con más fuerza y comenzó a guiarlo, indicando cuidadosamente los obstáculos mientras avanzaban.
Por un momento, pensó que Fang Juexia había bajado la guardia, que estaba dispuesto a aceptar su ayuda, aunque fuera solo un poco. Pero entonces, Fang Juexia rompió el silencio.
“Es extraño.”
Ambos se detuvieron en seco.
“¿Por qué siempre eres tú?”
Un breve silencio cayó entre ellos.
Fang Juexia dejó escapar una risa amarga, sus labios curvándose con melancolía. Quizás Pei Tingsong pensaba que él era un desastre andante. Una carga con la que estaba obligado a lidiar. Primero el incidente de los rumores, luego el momento en que lo había descubierto siendo amenazado, y ahora el secreto de su ceguera nocturna, secreto que había logrado mantener oculto por mucho tiempo.
¿Por qué?
¿Por qué siempre eres tú?
Cada vez pude esconderlo muy bien. Ya estaba acostumbrado a la oscuridad.
Si tan solo hubiera sido otra mano la que sostuvo con fuerza hace un momento…
Fang Juexia seguía rastreando las posibles causas de este “efecto mariposa” en su mente, intentando encontrar algún motivo lógico para lo que estaba sucediendo, hasta que la voz de Pei Tingsong interrumpió sus pensamientos.
“Tal vez sea porque la última vez me jacté por teléfono diciendo que tú y yo estaríamos vinculados de por vida.”
El tono de Pei Tingsong tenía un toque de humor mientras continuaba:
“Entonces, Dios escuchó eso, pensó que tenía sentido, y literalmente nos ató el uno al otro. ¿Quién sabe? Tal vez Dios también sea fanático de las CPs.”
Fang Juexia se quedó atónito por un momento.
¿Dios? ¿Qué tiene que ver Dios en esto?
“Deja de bromear” dijo Fang Juexia, tratando nuevamente de soltarse, pero la mano de Pei Tingsong en su cintura se apretó más, y su tono se volvió serio. “No estoy bromeando. Aunque me gusta molestarte, también tengo mis límites.”
Fang Juexia lo miró de reojo.
“Tus límites deben estar en el tercer cuadrante.”
Pei Tingsong se quedó perplejo por un instante antes de echarse a reír con una risa clara y juvenil, como un estudiante de secundaria.
El sonido de la risa de Pei Tingsong llenó los oídos de Fang Juexia, y, de forma inesperada, su tensión comenzó a aliviarse un poco.
En el fondo de su corazón, una parte de él quería creer que tal vez podía confiar en este chico alborotador, que acababa de reparar la relación rota entre ellos, incluso si ahora conocía uno de sus más grandes secretos.
Pero su razón le advirtió: No entregues tan fácilmente lo que has protegido durante tanto tiempo.
Bueno, ya está hecho. Fang Juexia se consoló a sí mismo. Su regla de vida siempre había sido: acepta las cosas como vienen y sigue adelante.
Con cada paso, le resultaba más difícil mantener la calma habitual.
“Si es el tercer cuadrante, que así sea” Pei Tingsong inclinó la cabeza hacia él con una sonrisa. “Es mejor que nada.”
Con la ayuda de Pei Tingsong, Fang Juexia avanzó lentamente, dando pasos pequeños. La punta de sus pies golpeaba las tuberías del suelo de vez en cuando, tropezando como si el camino que llevaba hasta ahora en la vida estuviera lleno de obstáculos similares. Todo era una constante búsqueda en la oscuridad.
El calor del cuerpo de Pei Tingsong lo hacía sentir incómodo. La mano que rodeaba su espalda lo sostenía firmemente, irradiando una temperatura casi abrasadora.
En la penumbra, escuchó la voz de Pei Tingsong.
“¿De verdad no puedes ver nada?” preguntó con un tono inusualmente titubeante. Luego agregó rápidamente: “Me refiero a cuando la luz se apaga.”
Era raro escuchar a Pei Tingsong hablar con tanta vacilación. Este chico, tres años menor que él, siempre había sido decisivo, audaz, como si nada en la vida pudiera intimidarlo.
“Casi nada” respondió Fang Juexia, añadiendo un dato más preciso. “Un ochenta por ciento.”
Pei Tingsong asintió lentamente, repitiendo en voz baja:
“Ochenta por ciento…”
El aire comprimido en el pasillo estrecho se sentía denso y viscoso, con una leve brisa acariciándole el rostro. Fang Juexia extendió la mano hacia la oscuridad.
Pei Tingsong se detuvo de inmediato, sorprendido cuando Fang Juexia atrapó la mano que él había estado moviendo frente a él como prueba.
“¿No dijiste que no podías ver?” preguntó Pei Tingsong con un deje de asombro y un tono infantil, como si lo hubieran atrapado haciendo una travesura.
Una ligera sonrisa apareció en los labios de Fang Juexia.
“No puedo ver” respondió, soltando la mano de Pei Tingsong, “pero tengo un buen sentido de anticipación…”
Pei Tingsong retiró su mano y también sonrió.
Fang Juexia era aún más inteligente de lo que había imaginado.
“¿Así que te has basado en tu capacidad de anticipación para ocultarlo durante todo este tiempo?” preguntó Pei Tingsong mientras lo sostenía.
Sin esperar una respuesta, añadió otra pregunta:
“¿Por qué lo ocultaste? No es una condición tan grave, y no afecta a los demás.”
Fang Juexia sabía que no entendería, y no lo culpaba por ello.
La única forma de explicárselo era compartir su propia experiencia.
“Cuando era niño, tomé clases de baile por un tiempo. Estudié danza folclórica y moderna. A los siete años, mi mamá me llevó a un examen de selección para el Grupo Juvenil de Danza de Guangzhou. Querían encontrar a nuevos talentos. Todos los adultos decían que yo era el niño con las mejores condiciones, que definitivamente sería elegido.”
El relato llevaba implícito un giro inevitable.
“En la última etapa del examen, tuvimos que actuar en un escenario real. Era muy diferente de los lugares donde habíamos practicado. Era enorme, oscuro, y solo había un haz de luz que nos seguía.”
Pei Tingsong comprendió de inmediato, y su mente visualizo la imagen:
Un niño pequeño, perdido y confundido, de pie en un escenario cubierto de sombras.
“¿No fuiste seleccionado?” preguntó Pei Tingsong, casi en un susurro.
“No” respondió Fang Juexia con un tono sorprendentemente tranquilo, como si nada hubiera pasado. Seguía avanzando paso a paso. “Hice mi mejor esfuerzo, pero aun así me caí del escenario. Me rompí la pierna izquierda. Y fue en el hospital cuando descubrieron que tenía ceguera nocturna.”
“¿Te sentiste muy decepcionado?” preguntó Pei Tingsong.
“No del todo. En cuanto desperté, le pregunté a mi mamá cuál había sido el resultado. Ella me dijo que me lo notificarían después. Pero ese “después” nunca llegó” dijo Fang Juexia, curvando las comisuras de sus labios en una sonrisa resignada. “Supongo que, para los adultos, los niños olvidan las cosas rápido. Pero yo tengo muy buena memoria. Me esforcé en comer bien, en portarme bien y recuperarme de mi lesión. Pensaba que, una vez que sanara mi pierna, podría entrar al grupo de danza y convertirme en un bailarín profesional.”
Pei Tingsong lo observó bajo la tenue luz. La expresión de Fang Juexia no reflejaba muchas emociones, como si estuviera narrando algo sin importancia. Pero para Pei Tingsong, eso solo lo hacía aún más impactante.
En su mente, podía imaginar a un niño pequeño, obediente, esforzándose por recuperarse.
Seguramente era un niño muy lindo también.
“¿Y después qué pasó?” preguntó Pei Tingsong.
“No hubo un “después”.” El tono de Fang Juexia se volvió frío. “Mi abuelo me explicó lo que significaba tener ceguera nocturna. ¿Qué había que esperar? ¿Cómo podría alguien que tiene una alta probabilidad de quedar prácticamente ciego en el escenario convertirse en bailarín?
Pei Tingsong quería decir algo para consolarlo, pero no sabía cómo. Se sintió torpe, y solo pudo solar un suspiro sincero:
“Es una lástima.”
“No lo es” replicó Fang Juexia con firmeza. “Más tarde escuché accidentalmente a los adultos hablar y me enteré de que, incluso sin la ceguera nocturna, tampoco habría sido seleccionado.”
Pei Tingsong frunció el ceño, confundido.
“¿Por qué no?”
Fang Juexia giró la cabeza y lo miró a través de la penumbra. Luego señaló la marca en la esquina de su ojo.
“Por esto.”
“¿Tu marca de nacimiento?”
“Un bailarín profesional no puede tener marcas visibles en el rostro” explicó Fang Juexia con indiferencia.
A diferencia de los idols, los bailarines no necesitan ser reconocibles. Sin importar lo hermoso que sean.
Ese simple vistazo que le dio Fang Juexia golpeo algo profundo en el corazón de Pei Tingsong. No sabía qué decir, así que permaneció en silencio mientras lo ayudaba a recorrer el último tramo oscuro del pasillo.
El escenario no siempre era brillante; aunque la mayoría de las veces estaba iluminado, había excepciones. Pei Tingsong no podía imaginar cómo Fang Juexia lograba no cometer errores, cómo ocultaba su diferencia sin que nadie lo notara.
Pei Tingsong recordó lo primero que había escuchado sobre Fang Juexia cuando ingresó a la compañía. Era un rumor interno, casi una leyenda:
[“No subestimes Xingtu por ser una compañía pequeña. Dentro tienen a un dios de los aprendices.”]
El nivel de dedicación de Fang Juexia era tan conocido como los rumores negativos que lo rodeaban. Todos sabían que prácticamente vivía en la sala de prácticas. Sin importar la hora, si entrabas a esa sala, lo encontrarías ahí. Siempre estaba bailando.
Al principio, Pei Tingsong pensó que era una exageración. No entendía por qué alguien considerado como “talentoso por naturaleza” necesitaba empujarse a sí mismo hasta ese extremo, casi al borde de la autoexigencia destructiva.
Pero ahora lo entendía.
Fang Juexia ya había fallado una vez en la búsqueda de su sueño.
Finalmente, Pei Tingsong comprendió por qué ese documental, con su escena inicial, había conmovido tanto a Fang Juexia.
De muchas maneras, él vivía en la oscuridad.
En ese pequeño cuarto oscuro, Fang Juexia no tenía escapatoria.
El final del pasillo conducía a un vestíbulo bajo el escenario. A medida que la luz aumentaba, Fang Juexia se detuvo instintivamente, retrocediendo hasta una distancia segura. Era como si emergiera lentamente de las profundidades del océano, arrastrándose con pasos pesados hacia la tierra firme.
“¿No tienes miedo de que, algún día, vuelvas a caer del escenario como cuando eras niño?” preguntó Pei Tingsong.
Fang Juexia respondió con naturalidad:
“Sí, tengo miedo. Por eso debo asegurarme de que cada uno de mis movimientos sea tan preciso que no haya margen de error.”
La luz amarillenta bañaba su rostro, alargando las sombras de sus pestañas, que caían sobre sus mejillas como las alas de una mariposa.
“En esta industria, la tolerancia al error es prácticamente nula. Y resulta que nací con una marca como error en mi rostro, Soy, por naturaleza, alguien propenso a cometerlos.”
Le dedicó a Pei Tingsong una sonrisa tranquila.
“Así que solo puedo esforzarme en fingir que no me equivoco.”
“¡Juexia! ¡Pei!”
Cheng Qiang apareció corriendo desde no muy lejos, jadeando como si los hubiera estado buscando por un buen rato. Su llegada interrumpió la reflexión interna de Fang Juexia, quien rápidamente recogió sus pensamientos y ajustó su expresión al mirar hacia Cheng Qiang.
Ni siquiera él entendía del todo por qué había dicho tanto frente a Pei Tingsong. Cada vez que ocurría, le resultaba un misterio.
En su interior, Fang Juexia se preguntaba si Pei Tingsong también estaría desconcertado. ¿Por qué estaba escuchando todo esto acerca de su pasado y sus emociones? ¿Parecería que estaba tratando de ganar su simpatía, a través de mostrar debilidad? Era como esos concursantes en programas de talentos que lloran mientras cuentan historias trágicas de su pasado para conmover al público, usando sus experiencias como una herramienta para construir una narrativa.
¿Qué pensaría Pei Tingsong de él?
“¿Qué estaban haciendo? ¡Los busqué por todas partes!” exclamó Cheng Qiang mientras se acercaba.
Fang Juexia estaba considerando si usar la misma excusa que Pei Tingsong había dado antes para lidiar con el personal, pero antes de que pudiera decidir, escuchó un murmullo bajo a su lado.
“Déjame hacerte una última pregunta.”
Fang Juexia giró la cabeza para mirarlo, ligeramente desconcertado.
Pei Tingsong lo miraba con una expresión sincera.
“¿Cuántas personas más saben tu secreto?”
Fang Juexia tragó saliva, su nuez de Adán subiendo y bajando. Sus ojos se clavaron en Pei Tingsong, pero antes de que pudiera responder, este pareció darse cuenta de que no había suficiente tiempo. Justo antes de que Cheng Qiang llegara hasta ellos, Pei Tingsong habló de nuevo:
“Olvídalo. Empezaré de nuevo.”
El ligero arqueo de las cejas de Fang Juexia reflejaba su confusión.
“Voy a decir una última frase.”
El rostro de Pei Tingsong, habitualmente afilado y desafiante, lo miraba ahora con una suavidad inesperada, reflejando las luces difusas del sótano en sus ojos.
“Tu marca no es un error. Es hermosa.”
