“Mierda”
Esas fueron las palabras que pensó Jonathan MacCalpine tan pronto lo vio.
La última vez que vio esa cosa, fue hace tres días y solo era una masa negra del tamaño de un hombre. Se retorcía cada vez que lo tocaban y de vez en cuando, emitía un extraño gemido parecido a un chirrido.
Pero, ¿ahora? Eso era lo suficientemente voluminoso como para ocupar más de un tercio de la habitación. Se hizo más grande en tan solo unos pocos días. La superficie de eso, seguía ondulándose en un color negro como si fuera la superficie un lago en una tormenta.
Además, los tentáculos o raíces se extendían desde él. Estaban densamente enredados en la habitación como si fuera una telaraña y un musgo que brillaba de manera extraña y que no había visto antes se ensanchaba a su alrededor. Era de un color azul profundo como si quisiera cubrir toda el área.
“Algo está yendo mal. Muy mal ¿Qué demonios pasó aquí en estos últimos tres días?”
No fue solo Jonathan el único que se sorprendió. Los demás profetas negros también miraban a su alrededor con caras llenas de desconcierto, como si aquello delante de ellos fuera algo que nunca antes habían visto.
Solo Kenneth Diggory, el creador de este paisaje tan surrealista, lo observaba con una suave sonrisa.
—No debería haber puesto un pie en este lugar desde el inicio… —Jonathan retrocedió bañado en sudor frío, pero el Príncipe Morres se compuso y dio un paso frente a Kenneth.
—La oruga del musgo de Bantra. Por fortuna el canal aún no se ha abierto.
“Está más tranquilo de lo esperado, aunque su expresión está rígida”. Pensó Jonathan.
Pero el rostro de Morres parecía enojado en lugar de nervioso. Tal vez se debía a sus ojos, que se volvieron más feroces después de perder peso.
El Príncipe Morres.
La vergüenza de la Familia Imperial, la peor basura e hijo de puta de todo Delcross.
En comparación con la última vez que se vieron hace dos meses, el príncipe ahora parecía haber cambiado hasta el punto de que podía ser considerado una persona completamente diferente. Al principio, Jonathan no estaba seguro de si era él.
Parece que no es sólo es su apariencia ha cambiado; antes habría hecho un escándalo y buscado a Jonathan, pero ahora simplemente movía sus ojos en silencio y escaneaba toda la habitación.
Finalmente, los ojos grises que volvieron a encontrarse con Kenneth no eran miedo ni sorpresa, sino pura duda.
—¿Por qué está aquí un monstruo de Gehena?
Jajajaja. Kenneth se echó a reír alegremente.
—¿Sabes sobre eso? ¡Es como dijo el sabio! Dijo que tal vez sí podríamos compartir nuestro misterio con el príncipe. ¡Realmente no fue una mala elección traerte aquí!
—¿Sabio?
—Sí, podrás verlo pronto. —Kenneth respondió y lentamente comenzó a caminar hacia [él]
La cosa parecida a una raíz enredadas en el suelo se retorció violentamente como si fueran lombrices de tierra en el momento en que las pisó.
—Hermanos, profetas elegidos. ¡No hay nada que temer! Sólo ahora hay evidencia de que nuestro misterio se está acercando al momento de la verdad —Kenneth, que se había acercado a eso, se volvió hacia los profetas—. Todo será como predijo el sabio.
Su rostro severo estaba lleno de una confianza sin precedentes y por un momento Jonathan se preguntó si sólo se había asustado demasiado. Efectivamente, los miembros que simplemente estaban mirando, sin saber qué hacer, recuperaron notablemente la compostura.
—Todo es como predijo el sabio.
—Todo es como predijo el sabio.
—Ja, ja, ja, ja, ja.
Un fuerte sonido de risa resonaba y se extendía por todo el gran espacio.
—¡El príncipe tiene mucha suerte! Porque en este mismo momento en que se abre el misterio de este mundo, podrá estar con uno de nuestros profetas.
Cuando Kenneth dijo eso, había un brillo extraño en sus ojos, como el de un fanático.
“Por desgracia, todos se están volviendo locos”. Pensó Jonathan mientras se sentaba en el suelo.
Las raíces de una extraña criatura cuyos movimientos poco a poco se vuelven más fuertes y la extraña emoción de los profetas que están ansiosos por dentro, pero al mismo tiempo esperan con ansias el comienzo de algo.
Solo uno, el todavía joven Príncipe Morres, mantuvo la calma y se situó en el centro del caos.
Le habló a Kenneth en un tono frío.
—¿Qué dijo el sabio? ¿Que si solo lo llenas con tres personas, algo se abrirá?
Kenneth se detuvo sorprendido y miró al príncipe. Una expresión sombría apareció en su rostro por un momento, pero el Príncipe Morres continuó hablando sin prestarle atención.
—Ese no es el misterio del que ustedes están pensando. Lo que se abrirá es un canal. Las coordenadas para conectar a esa maldita cosa con más de su especie. Una señal para llamar a otros bantras aquí
—… ¿qué?
—No quiere reformar Delcross. Quiere destruirlo.
En ese momento, el rostro de Kenneth Diggory quedó horriblemente distorsionado.
—¡¿De qué estás hablando?!
—Estoy diciendo que el llamado sabio te engañó.
—¡Tonterías! ¡Es tan absurdo!…
Kenneth, temblando, comenzó a lanzar duras palabras al príncipe. Era un estudiante prometedor en la academia, pero ahora parecía un loco que había perdido por completo el sentido de la razón.
—¿Vas a negar el misterio de este mundo? ¿Estás aliado con esos sacerdotes hipócritas? Después de todo, ¡no era mi intención llamarte aquí! ¡Al final, tú también eres descendiente de la sucia familia del Santo Emperador!
Sin embargo, incluso ante la violenta ira dirigida directamente hacia él, la mirada del príncipe no vaciló en lo más mínimo.
—Entonces respóndeme. Kenneth.
Esta fue la primera vez que Jonnathan supo que los ojos de una persona podían parecer más fríos que el metal de una espada.
—¿Realmente no arrojaste personas a esa cosa como comida?
¿Qué?
Por un momento, la mente de Jonnathan se quedó en blanco después de escuchar esas increíbles palabras.
¿Personas? ¿Qué?
Luego, como si le hubiera entrando agua fría, su mente poco a poco recuperó los sentidos y empezó a pensar.
¿Realmente no había ni un precio que pagar para que esa masa negra en el subterráneo, que no había mostrado ningún cambio durante casi un año, creciera repentinamente en tan solo unos días?
Ahora que lo pensaba, ¿dónde estaba el sirviente que hacía guardia en la puerta cada vez que visitaba esta cámara de piedra?
¿Por qué hoy no estaba la criada que siempre limpiaba la sala de conferencias de los profetas y les traía té?
La expresión comenzó a desaparecer del rostro horrible y distorsionado de Kenneth Diggory como la marea menguante y Jonnathan pudo ver en su rostro la respuesta que no quería saber.
—…¡Estas loco! —grito uno de los profetas a Kenneth y se quitó la capucha.
Fue una joven, Astley Becher, quien fundó con él por primera vez la Asociación de Profetas Negros.
—¿Alimentaste esa cosa con personas? ¿Estás loco?
—… ¿qué?
Kenneth, cuya expresión había desaparecido por completo miró a Astley.
A Jonathan se le puso la piel de gallina porque parecía una bomba a punto de explotar, pero su apasionado junior, que siempre expresaba sus opiniones con fervor, no dudó.
—¿Cómo podemos estar seguros de que algo tan oscuro es realmente el misterio que buscamos? ¡Son sólo las palabras de ese sabio, pero! ¿¡Lanzaste personas allí?! ¿¡Es verdad eso?!
—…
—¡Vuelve en tí, mayor Kenneth! Siempre te dije que había algo sospechoso en ese sabio, ¿verdad?
Fue casi al mismo tiempo que Astley se paró justo frente a Kenneth que este la sujeto de su túnica negra.
—Qué asco.
Kenneth Diggory sonrió suavemente a su menor que luchaba mientras la sujetaban por el cuello.
—Si siempre tuviste tantas preguntas, ¿no deberías habérmelo dicho antes? Astley. No tengo más remedio que darte la oportunidad de ser la primera en encontrar el misterio.
—… ¿qué?
El rostro de Astley se puso pálido. Instintivamente supo lo que Kenneth iba a hacer.
Efectivamente, comenzó a caminar hacia esa masa siniestra, arrastrando a Astley por el cuello.
—Tres personas. Dijo que se necesitan tres vidas para abrir la puerta a la verdad.
—¡Espera! ¡Detente!…
—No hay nada que rechazar. Ahora, como miembro orgulloso de los Profetas Negros, sé la clave final para completar este gran momento.
Jonnathan apretó los dientes mientras miraba a Astley, luchando y siendo arrastrada impotente.
Esa cosa ganó mucho peso en tan solo unos días. No tenía idea de cómo sería si se comía a una persona más.
“Necesito detener eso… pero no tengo fuerza en mis piernas”, pensó Jonathan.
Fue entonces cuando el Príncipe Morres abrió la boca.
—Lo lamento.
Una espada bien afilada salió del interior de la túnica negra.
—No importa lo que hagas, ese canal nunca se abrirá —dijo Morres.
Jonnathan lo miró a la cara sin pensar y se quedó sin palabras.
El príncipe sonreía con los dientes al descubierto.
Una ligera brisa pareció soplar desde la punta de la espada levantada, y en ese momento, el príncipe pateó el suelo.
*** ** ***
¡Burrr!
La vieja mansión se sacudió levemente por la repentina y débil vibración. Masain y Kurt, que estaban pasando un rato aburrido sentados en el pasillo, se levantaron sorprendidos.
Una tras otra, las vibraciones recorrieron el suelo y del techo caía polvo.
—… Parece como si viniera del suelo.
¿Podría ser un terremoto?
Los dos empujaron al sirviente que intentó detenerlos y corrieron apresuradamente hacia el salón de banquetes. Aunque los terremotos eran raros en Delcross, el príncipe debía ser evacuado de la antigua mansión para prepararse ante la posibilidad de uno.
—¡Su Alteza!
Pero el salón de banquetes estaba vacío. El rostro de Masain pronto se distorsionó cuando descubrió una escalera secreta que conducía al sótano en la esquina del salón.
—De ninguna manera…
Cooung-
La vibración volvió a sentirse. El epicentro estaba claramente justo debajo de la mansión. Las dos personas hicieron contacto visual y rápidamente bajaron las escaleras.
¡Kuehhh!
Después de algunas puñaladas, la larva Bantra comenzó a retorcerse como loca y a gritar como si estuviera vomitando. Es realmente un misterio cómo alguien sin los órganos vocales adecuados pudo emitir semejante sonido.
Debido a su gruesa capa exterior parecida al caucho, ni siquiera podía penetrar la espada muy profundamente, pero luchaba como si fuera a morir. Un polvo ligero cayó del muro de piedra de aspecto robusto.
Dejando que el bastardo se retorciera, Seong-jin arrastró la túnica caída de Kenneth Diggory.
¿Este tipo estará bien? Me olvidé del aura que fluía por mi cuerpo y golpeé su nuca con todas mis fuerzas, pero de repente sentí algo desagradable.
—Oye, no te distraigas allí y ven aquí. —Le dijo a una de los profetas que estaba sentado en el suelo aturdido.
Parece que todavía no puede superar el shock de casi convertirse en alimento para una oruga, pero aún así deseó que se diera prisa. Si la oruga brillante lo llegase a tragar accidentalmente, estaría en problemas, porque ahí es cuando se convierte en crisálida y el canal se abre.
El resto de los profetas ya habían sido empujados al pasillo.
Le guiñé un ojo a Jonnathan, que se estaba poniendo de pie tambaleándose y, afortunadamente, se percató rápidamente y dio un paso adelante para ayudar al tipo caído. Por supuesto, cuando pisó lo que parecía un tentáculo retorciéndose, se paralizó por el shock.
—Estarás bien. En forma de antenas o raíces no es peligroso.
Parecía algo tranquilizado por las palabras de Seong-jin y comenzó a sacar al profeta, evitando cuidadosamente las raíces.
Bueno, en el momento en que se convierta en crisálida, se convertirá en un tentáculo monstruoso que envolverá y matará todo lo que se mueva, pero incluso si le digo eso ahora, tendría el efecto contrario.
Afortunadamente, el inteligente profeta pronto se recuperó del shock y comenzó a caminar sobre sus propios pies, y el grupo trabajó en conjunto para sacar con éxito a Kenneth Diggory de la habitación de paredes de piedra.
—Ahora lleva a este tipo arriba. Ve a buscar a mis escoltas.
Jonnathan se sorprendió por las palabras de Seong-jin y lo miró.
—¿Eh? ¿Qué pasa con el príncipe?
—Primero necesito hacer algo con esta cosa.
Jonathan pareció muy conmovido por la respuesta de Seong-jin.
No, no es así. No es lo que piensas.
Podría haber esperado aquí a que llegaran Sir Masain y Sir Kurt, pero Seong-jin decidió actuar él mismo primero.
Aunque se bloqueó el suministro final de nutrientes para convertirse en pupa, también existía una ligera posibilidad de que la oruga, al sentirse amenazada, abriera el canal durante una metamorfosis incompleta.
Por encima de todo, el cazador Lee Seong-jin nunca ha dejado a un monstruo vivo y retorciéndose.
Mientras Jonnathan y el profeta apoyaban a Kenneth Diggory en ambos lados, Seong-jin agarró su espada y se dirigió de regreso a la habitación con paredes de piedra.
—Uh, al mayor Kenneth, le está goteando sangre de la nariz.
—¿No lo golpearon en la nuca? ¿Por qué le sangra la nariz si el golpe fue por detrás?
—¿Podría ser daño cerebral…?
—Es peligroso permanecer aquí. ¡Salgan rápidamente!
♦♦◊♦♦ ♦♦◊♦♦
¡Gracias por la ayuda~!

0 Comentarios