—Ahora tampoco es tarde— Lin Xuanzhi dijo: —Todo cultivador, mientras tenga perseverancia, siempre podrá encontrar el camino que se adapte a él.
Yan Tianhen asintió.
Al ver la expresión satisfecha y feliz de Lin Xuanzhi, no pudo evitar sentirse un poco culpable en su interior. Pensó para sí: «Por suerte, desde pequeño leí una infinidad de libros y tengo memoria fotográfica. Solo así pude encontrar entre esos rincones polvorientos una técnica que se presenta de forma muy parecida a la Técnica de Control de Cadáveres.»
Si en el futuro Lin Xuanzhi descubriera que lo que estaba practicando no era el “Tratado de lo Heterodoxo”, sino la “Técnica de Control de Cadáveres”…
Yan Tianhen miró furtivamente a Lin Xuanzhi y decidió no seguir con esa línea de pensamiento.
Poco después, Lin Xuanzhi recibió una convocatoria del Quinto Anciano, quien enfatizó específicamente que debía llevar a Yan Tianhen consigo.
En su camino, Lin Xuanzhi se encontró cara a cara con Lin Zezhi, Bai Susu y Lin Yurou, quienes venían en dirección opuesta.
Detrás de los tres seguía un largo grupo de discípulos de la familia Lin, hablando y riendo. Los rostros de los que iban atrás mostraban sonrisas aduladoras.
Lin Yurou, que originalmente estaba conversando y riendo, mostró una expresión rígida en su rostro al ver a Lin Xuanzhi.
En el pasado, siempre lo había considerado a Lin Xuanzhi su ejemplo a seguir. Incluso llegó a sentir admiración, o algo más, por él, y solía halagarlo con frecuencia. Pero después de que Lin Xuanzhi se convirtiera en un lisiado y fuera enviado de vuelta, ella solo lo había visitado una vez, y fue únicamente para confirmar si realmente no podría recuperarse.
Después de obtener su respuesta, y siguiendo las instrucciones de sus padres, Lin Yurou se alejó mucho de Lin Xuanzhi. No querían que su rama familiar se viera implicada por Lin Xuanzhi.
Hoy en día, la línea principal de la familia Lin ya no era la de Lin Zhan, sino la liderada por Bai Ling y Lin Zezhi.
Sin embargo, nadie había anticipado que Lin Xuanzhi aún podría volver a cultivar, ¡y que lo haría a través del camino de los artefactos!
Esto fue un giro completamente inesperado. Lin Xuanzhi se había convertido en un obstáculo inoportuno en el camino de Bai Ling y Lin Zezhi para dominar la familia Lin.
Bai Susu seguía mostrando una expresión de desdén. Al fin y al cabo, en la familia Bai abundaban los artesanos; no sentía el más mínimo interés por algo así. Además, Lin Xuanzhi era un forjador autodidacta que había empezado tarde; comparado con los miembros de su familia, que habían comenzado a forjar desde pequeños, claramente estaba muy por detrás.
A esto se sumaba que la familia Bai era la única gran familia de artesanos de primer nivel en Wuzhou, lo que le daba a Bai Susu un sentimiento innato de superioridad.
Después de todo, hasta el discípulo más irrelevante de los Bai caminaba por la calle y recibía adulaciones.
De los tres, solo Lin Zezhi fue quien tomó la iniciativa de saludar a Lin Xuanzhi.
—Xuanzhi tangdi— dijo Lin Zezhi con una sonrisa mesurada en el rostro.
En el pasado, nunca habría sido así; siempre había sido arrogante. Pero el Tercer Anciano le había aconsejado que “mantuviera la calma y la compostura”, para poder aplastar a sus enemigos en el futuro sin dejar rastros.
Lin Xuanzhi respondió con un “Mm” indiferente, sin detenerse.
El rostro de Lin Zezhi se ensombreció al instante.
Bai Susu, antes de que él pudiera decir algo más, se adelantó con rostro enojado y le bloqueó el paso a Lin Xuanzhi, exclamando con tono autoritario: —¡Lin Xuanzhi! ¡Mi primo te está hablando! ¿Qué clase de actitud es esa?
¡No soportaba ver que alguien se atreviera a faltarle al respeto a Lin Zezhi!
Ese día en el Salón de Disciplina, Lin Xuanzhi, con apenas unas palabras, provocó que el Quinto Anciano levantara la mano contra Madam Bai. Bai Susu lo sabía muy bien: aquel golpe no solo fue contra ella, sino que fue el Patriarca usando su poder para humillar públicamente a toda la rama mayor… ¡y encima para darle la cara a Lin Xuanzhi!
¡Bai Susu realmente odiaba a Lin Xuanzhi hasta la médula!
Lin Xuanzhi le echó una mirada fría y distante, como si fuera invisible.
—¿Y tú qué quieres ahora?— respondió con calma.
Bai Susu, furiosa, gritó: —¡Al menos podrías detenerte y saludar a mi primo con una sonrisa! ¡Eso sería lo educado!
Lin Xuanzhi casi rió por dentro. ¿Detenerse y saludar con una sonrisa?
Francamente, no tenía intención de complacer a nadie, ¡ni siquiera a Lin Zezhi, quien ahora ocupaba su lugar como el mejor de la generación más joven de la familia Lin!
Yan Tianhen intervino con una sonrisa burlona: —Lo que estás diciendo es realmente ridículo. ¿Tú, una forastera venida de la familia Bai, con qué derecho vienes a señalar y darle órdenes a mi gege? Cada vez que has visto a mi Dage, nunca te has detenido a saludar con cortesía, ¡Y ahora incluso te atreves a regañarlo como si tuvieras autoridad! ¿Quién te dio ese derecho?
Bai Susu contraatacó al instante, señalando directamente a la nariz de Yan Tianhen: —¡Y tú, qué derecho tienes para cuestionarme? ¡Soy una artesama, una invitada de honor de la familia Lin! Tú ni siquiera llevas el apellido Lin, ¡y encima eres un feo inútil!
Yan Tianhen, lejos de enfadarse, sonrió con ironía y asintió: —Exacto, todos deberíamos conocer nuestro lugar. Por ejemplo, yo, aunque no soporte a Lin Zezhi, no lo detengo en la calle para sermonearlo. Tú deberías hacer lo mismo: deja de dar órdenes a mi Dage. No tienes ese derecho. Además… ¿Qué has logrado como artesana? la familia Lin te ha dado montañas de recursos, pero nunca he visto ni una sola de tus “obras maestras”.
—¡Tú…!
Las palabras de Yan Tianhen dejaron el rostro de Bai Susu enrojecido por la furia. Lin Yurou frunció el ceño y dio un paso al frente: —Yan Tianhen, ¿cómo puedes hablarle con palabras tan hirientes a una chica? Aunque Susu se haya equivocado en algunas cosas, sigue siendo nuestra invitada. Además, aún es joven. Deberías ser más tolerante con ella.
¿Tolerante? Si él es tolerante con Bai Susu, entonces ¿quién sería tolerante con el Yan Tianhen en el pasado?
Lin Xuanzhi no pudo evitar pensarlo. En su vida anterior, luego de que obtuviera una píldora celestial de grado Celestial y recuperara su mar de qi y dantian, se marchó inmediatamente de la familia Lin. Y fue entonces cuando Yan Tianhen se convirtió en el blanco de todas las frustraciones de la familia: lo acosaban por todas partes, lo humillaban a cada paso… hasta que acabó cayendo en el camino demoníaco, con el corazón distorsionado, empujado sin duda por esas mismas personas.
Lin Xuanzhi dijo con frialdad: —Ah-Hen tiene doce años, aún no cumple los trece. En cambio, Bai Susu ya tiene quince. ¿Quién es mayor? Además, A-Hen es mi hermano menor. ¿Con qué derecho cualquiera de ustedes le dice cómo comportarse?
El rostro delicado y hermoso de Lin Yurou palideció. En sus ojos aparecieron lágrimas al instante, como si hubiera sufrido una injusticia intolerable.
Sin darles más oportunidad de hablar, Lin Xuanzhi tomó la mano de Yan Tianhen: —A-Hen, vámonos.
Yan Tianhen asintió y añadió en voz alta: —¡No pienso perder más tiempo con ellos! ¡Tenemos que ver al Quinto Anciano!
Estas palabras cayeron pesadamente en los oídos de los tres, sintieron cómo en sus corazones surgía una sensación difícil de digerir.
Especialmente Lin Zezhi. Desde lo más profundo de su corazón, brotó un temor hacia Lin Xuanzhi: un miedo que nacía del talento abrumador de Lin Xuanzhi, quien desde niños siempre lo había aplastado con una superioridad imposible de alcanzar.
Y ahora ese talento parecía haber regresado.
Lin Yurou vaciló un momento, y luego dijo: —¿El Quinto Anciano lo mandó llamar?
En los ojos de Bai Susu brilló un destello de celos y renuencia. Pateó el suelo con fuerza y exclamó: —¡Qué importa que el Quinto Anciano lo valore! ¡Con su mar de Qi y su dantian destruidos, no puede reunir energía interna! No pasará mucho tiempo antes de que eso afecte su cultivo. ¡Igual no podrá superar la tercera etapa de Refinamiento corporal!
Las palabras de Bai Susu cayeron como un balde de agua fría sobre Lin Yurou y Lin Zezhi, cuyas expresiones se iluminaron de comprensión.
¡Cierto! Aunque los artesanos no necesitan utilizar su energía interna como otros tipos de cultivadores, eso no significa que no necesiten nada en absoluto.
Tanto en la alquimia como en la forja de artefactos, se necesitaba que el cultivador tuviera energía y resistencia absolutas. Cuanto más alto fuera el nivel del artefacto a fabricar, más exigentes serían los requisitos físicos.
Después de todo, algunos artefactos requieren que el refinador se concentre y trabaje en ellos durante más de cien años. Si no tienen nada de energía interna en el cuerpo, es fácil que se queden dormidos a la mitad del proceso o que su cuerpo colapse por agotamiento y exploten hasta morir.
Un artesano de artefactos sin dantian ni mar de qi tenía como límite el tercer nivel del Refinamiento Corporal. Era imposible que avanzara más allá.
Sin embargo, alcanzar el tercer nivel del Refinamiento Corporal ya lo convertiría en un artesano bastante competente. Pero eso definitivamente no era suficiente para que un clan lo tratara como a un tesoro.
Al pensar en esto, el rostro de Lin Zezhi volvió a mostrar una expresión de satisfacción y seguridad.
Con un gesto de aparente generosidad, agitó la mano y dijo: —Susu, no hace falta que te rebajes a discutir con el primo Xuanzhi.
Bai Susu apretó los puños, su rostro enrojecido de ira, y dijo: —Lin Xuanzhi todavía se puede tolerar, al fin y al cabo es de la línea principal y ha despertado el fuego espiritual de artesano. Pero ese Yan Tianhen, ¿qué clase de cosa es?
Lin Yurou también frunció el ceño y comentó: —Tampoco entiendo por qué el segundo tío insistió en adoptar a ese inútil de Yan Tianhen. Y ahora incluso, el primo Xuanzhi le obedece en todo, como si estuviera embrujado…
—¡Exacto! ¡Ese Yan Tianhen seguro sabe brujería!— asintió de inmediato Bai Susu.
—Yo más bien creo que el segundo tío y mi primo Xuanzhi actúan así por lástima— dijo Lin Zezhi con expresión de haberlo comprendido todo. —Yan Tianhen no tiene ningún talento para el cultivo, además de ser feo. Cuando el segundo tío lo trajo, apenas tenía unos años, vestido con harapos sucios. Probablemente lo abandonó su familia. El segundo tío siempre ha sido compasivo; adoptarlo era previsible.
—Primo, sigues siendo tan bondadoso como siempre— se burló Bai Susu, asintiendo con una sonrisa irónica. —Si yo alguna vez llegara a dar a luz a un niño como ese, lo estrangularía nada más nacer. Así al menos le ahorraría la vergüenza de vivir y a los demás, de verlo.
Lin Yurou se tapó la boca para reírse.
En la sala de consejo, Lin Xuanzhi y Yan Tianhen se encontraron con el Quinto Anciano sentado en el asiento principal.
El Quinto Anciano tenía un rostro afable, especialmente cuando vio a Lin Xuanzhi. Una sonrisa se dibujó en su expresión, haciéndolo parecer particularmente cordial.
—Xuanzhi, Tianhen, originalmente pensé en llamarlos anoche, pero considerando el cansancio del viaje, lo pospuse para hoy— dijo el Quinto Anciano con una sonrisa.
Lin Xuanzhi también esbozó una leve sonrisa y respondió: —En realidad, no debería haber sido un viaje agotador, pero los cultivadores que envió el Patriarca no solo no nos protegieron, sino que además nos traicionaron repentinamente. Así que sí, terminamos exhaustos.
El Quinto Anciano no pudo evitar una risa amarga internamente. ¿Cómo podría no estar al tanto de los desagradables incidentes que Lin Xuanzhi había enfrentado en el Pico Feiluan?
Pero, aunque lo supiera, ya era demasiado tarde.
El Quinto Anciano rió evasivamente y dijo: —Eso fue un descuido mío, mi error. Pero ya que lograron regresar sanos y salvos, al menos no me sentiré demasiado culpable.
Yan Tianhen suspiró y, mirando al Quinto Anciano, dijo: —Quinto Anciano, mi Dage tuvo que vaciar todas sus posesiones con tal de salvar su vida.
El Quinto Anciano no pudo evitar un tic en la comisura de los labios. ¿Quién decía que este chico era tonto? ¡Era todo un zorro astuto!
El Quinto Anciano hizo un gesto con la mano y dijo: —Cuánto perdieron, háganme un informe y yo les reembolsaré.
—Eso suena mejor— dijo Yan Tianhen, parpadeando con expresión satisfecha.
—Este mocoso… tsk tsk, es realmente interesante.
La Perla del Alma, dentro del mar de conciencia de Lin Xuanzhi, hizo un sonido de admiración. Siempre había estado muy interesada en Yan Tianhen, primero por su constitución especial, y segundo por su lengua suelta y su costumbre de decir verdades incómodas sin miedo a ofender a nadie.
Lin Xuanzhi acarició la cabeza de Yan Tianhen y dijo con tono significativo: —Ah Hen, no necesitas recordar este tipo de cosas. El Patriarca ya lo tiene claro y definitivamente no permitirá que salgamos perdiendo.
Yan Tianhen negó con la cabeza y, con expresión preocupada, dijo: —Dicen que cuando uno envejece, es propenso a perder la memoria. Solo me preocupaba que el Quinto Anciano estuviera empeorando su pérdida de memoria y por eso se lo recordé.
La comisura de los labios del Quinto Anciano no pudo evitar temblar violentamente. Tosió una vez y dijo molesto: —¡Muchacho insolente! ¿Cuándo he tenido pérdida de memoria? ¡Qué lengua más suelta!
Yan Tianhen frunció los labios y dijo: —Antes, cuando mi Dage fue arrojado a esa choza destartalada, pasando hambre y frío todos los días, tú sí que lo olvidaste.
El quinto anciano, —….
Este chico… ¡resulta que guarda rencor!
Si no lo mencionaba, ¡él casi lo había olvidado por completo!
La Perla del Alma soltó una carcajada y dijo burlonamente: —¡Chico, este hermanito que recogiste de la nada no es nada sencillo! ¡Y se preocupa más por ti que tú mismo!

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