Primer Día
Nuestro Alfa Romeo nos lleva a una carrera loca por los caminos fuera de la cárcel.
Poco a poco vamos viendo a más personas por la carretera, el sol ya ha salido marcando que ya amaneció, por lo cual las ciudades comienzan a despertar.
Bernardo maneja mostrando su habilidad en el volante, desviándonos por lugares donde las personas no puedan vernos, tomando un camino diferente cada vez.
Tenemos que salir de esta ciudad, preferentemente sin ser vistos.
Iván: -Estamos tomando la dirección al oeste ¿verdad? Si continuamos así llegaremos pronto.
Bernardo: -Muy bien, aquí está
Bernardo tira con fuerza del volante siguiendo recto, pasando a otros autos velozmente.
Bernardo: -No se vayan a caer ¿eh?
Me aferro al asiento delantero, manteniendo mi boca bien cerrada para no morderse la lengua accidentalmente.
Nuestras posiciones en el auto que robamos son así: en el asiento de conductor está Bernardo, Iván en el asiento delantero, Luchino, Giulio y yo en el asiento de atrás, apenas y logramos caber todos.
Se está bastante apretado en el asiento de atrás ya que somos tres chicos sentados en él, yo creo que Luchino debió haberse sentado en el asiento delantero, pero dejo esos pensamientos de lado.
Giulio: -¡Ah….!
Al momento de dar vuelta en la esquina, debido a la velocidad, Giulio se cae encima de mí.
OPCIONES:
- Regresar a Giulio a su lugar
- Atrapar a Giulio
Elegir atrapar a Giulio
Me preparo para aceptar el peso por la inercia, pero Giulio inmediatamente se sienta de nuevo en su lugar con una expresión de disculpa.
Giulio: -Discúlpeme…
Gian: -Todo está bien, de todos modos, tengo una pared detrás de mí.
Luchino: -¿Yo soy una pared?
Bernardo: -¿Mmn? Ahora, ¿no había alguien en la carretera?
Gian: -¿Quieres que eche un vistazo hacia atrás para comprobarlo?
Bernardo: -Si pudieras hacerlo, pero no hay problema. Incluso siendo cinco pasajeros, ese auto nos permitirá correr más rápido que cualquiera.
Eso es genial. Tiene mis respetos, director.
Pienso que en un principio nos hubiéramos dividido en dos bandos
Es decir, ¿no es demasiado llamativo que un auto rojo carmín Alfa Romeo esté soportando tanto peso? Aunque, ¡esto está genial!
Por cierto, un auto Lincoln es más fresco porque tiene un techo estándar desplegable, aunque sería algo más llamativo como si dijera: los capitanes se escapan, pero me pregunto qué auto hubiera venido por nosotros.
Gian: -Bernardo, ¿Qué tipo de auto era el que tenía que venir por nosotros?
Bernardo: -Era uno de los Fords de segunda generación.
Lo supuse
Luchino: -Qué conversación tan decepcionante.
Bernardo: -Yo había hecho arreglos para que nos trasladaran en Suncreerk, que está por el camino a Daivan, en una limusina Lincoln que sería el más adecuado para nuestro regreso triunfal
Iván: -¿Entonces estaría bien para nosotros en llegar a Suncreerk, no?
De repente se escucha el sonido como de una explosión y aparece una bala que nos hace girar.
¿Qué fue eso?
Giulio: -Enfrente.
Un Ford modelo T aparece enfrente de nosotros. El modelo es algo nostálgico pero de repente comienza a dispararnos.
Hay un hombre de mediana edad en el asiento del conductor, vistiendo una camisa ligera con una insignia prendida en su pecho. Con una mano agarra el volante y con la otra lleva un revólver apuntando hacia nosotros.
Es el alguacil de esta ciudad, el cual nos hace un disparo de advertencia.
Iván: -Viene directamente hacia nosotros ¿¡planea chocar contra nosotros!?
Bernardo: -¡Lo esquivaremos!
Bernardo, en vez de frenar, acelera aún más. No hay tiempo para dudar.
Todos giramos hacia atrás en el momento en que Bernardo gira el volante.
Los autos pasan entre sí, llegando a rozar con poco margen al otro auto.
En ese instante vió que la cara del alguacil, mostraba una expresión de miedo.
Iván: -¡Owhhhh!
Luchino: -¡Bravo!
Un sonido desagradable se siente a través de mis oídos.
Me doy vuelta y veo que el modelo T se estrelló contra un edificio en la carretera.
Tambaleándose, el alguacil sale del auto. Es imposible que él pueda venir a perseguirnos, aparto mi mirada regresándola hacia adelante.
Gian: -Sí que te sobrepasaste.
Bernardo: -¿Pero fue bien no?
Veo que la emoción está empujando demasiado a Bernardo, pero pronto vuelve a mostrar su imagen de calma (¡aunque gracias a ti, sufrí un poco de estrés!). En verdad que esto no es propio de Bernardo.
¿Podría ser que solo fue por la adrenalina del momento? Observo a Bernardo
OPCIONES:
- Criticar a Bernardo
- Preocuparme por Bernardo
Elegir Preocuparme por Bernardo
Gian: -Bernardo ¿Estás bien?
Incluso después de hablarle, él continúa mirando hacia el frente. Él me responde después de un tiempo.
Bernardo: -¿Qué pasa?
Gian: -¿No crees que vas muy rápido?
Gian: -No te lo tomes a mal. Sé que es difícil no dejarte llevar una vez fuera. Creí que no te habías dado cuenta de eso por ti mismo, y pensé en decírtelo.
Bernardo: -…………………….
Bernardo: -Tienes razón, creo que me dejé llevar un poco.
Bernardo encoge un poco sus hombros antes de sonreírme desde el otro lado del espejo.
Tengo la sensación de que va a seguir con las acrobacias locas uno tras otro… o más bien, él emana un aura como de bestia borracha de sangre… aunque ha desaparecido en algún momento durante la conmoción.
Parece que pronto estaremos dejando la ciudad.
Se muestra ante mis ojos un sinnúmero de caminos de tierra que cruzan a través de los campos excesivamente extensos.
No hay nada que cubra el paisaje, así que mire lejos a la distancia.
Iván: -De repente el paisaje se ha puesto bonito.
Más allá de las tierras de cultivo, se nota la ciudad que acabamos de pasar. A la derecha se ven algunas colinas verdosas.
Iván: -Tenemos que escondernos en algún lugar, estamos muy a la vista.
Gian: -Cualquiera pensaría que nos dirigimos a aquella ciudad. Nos dirigiremos a las montañas para escondernos en el bosque.
Gian: -Vamos a rondar Suncreerk, dirigiéndonos hacia el oeste. Al llegar a Suncreerk iremos al norte yendo por el camino largo.
Giulio: -¿Hay algún camino en ese bosque?
Gian: -Se supone que sí. Además sería el único lugar donde podremos pasar desapercibidos.
Los neumáticos del auto, finalmente hacen alejarnos de la frontera de la ciudad anterior, levantando violentamente suciedad tras nosotros.
Luchino: -Esto es mucho para los neumáticos.
Bernardo: -De todos modos elegimos esto. Lo bueno es que el depósito de gasolina sique a tres cuartos de su capacidad.
Iván voltea dirigiendo su mirada a la ciudad que dejamos, como si no le hubiera gustado dejarla. La única cosa que podemos ver ahora de la ciudad es la punta de las paredes de la cárcel
Iván: -Si continuamos así por un tiempo más, nos quedaremos sin gasolina. Además de que no tenemos teléfono y no podremos contactar a Daivan
Iván me observa. Tengo la sensación de que me controlaba como si estuviera criticando.
Justo cuando estoy por decirle algo, Luchino habla.
Luchino: -Si llegamos a hacer una llamada cerca de aquí, los guardias se darán cuenta. Ya encontraremos otra oportunidad de ponernos en contacto con Daivan. Por ahora dejemos la última palabra a Lucky Dog. ¿Está bien, Gian?
OPCIONES:
- Guardar silencio
- Estar de acuerdo con Luchino
Elegir guardar silencio.
Guardo silencio. A pesar de la buena lógica de Luchino, también siento como si toda la responsabilidad cayera sobre mi cabeza.
Como lo ignoré, Luchino clava su mirada en mí. Después de un rato, Luchino resopla y gira su cabeza hacia el paisaje que va pasando.
Iván alterna su mirada entre mí y Luchino, pero finalmente guarda silencio girando su cabeza hacia adelante.
Giulio: -No hay nadie que nos esté persiguiendo.
Giulio, que al parecer mantuvo su mirada hacia atrás, voltea para decírnoslo.
También vuelo la vista atrás y veo que no hay ningún auto siguiéndonos.
Teniendo ya esta distancia, podríamos escondernos fácilmente en el bosque si los perseguidores llegaran a aparecer.
Aunque podrían encontrarnos si llegan a prestar atención al entorno.
Gian: -¡Whoo! Parece que todo va bien ¿no es así?
Bernardo: -Me pregunto, ¿cómo estará el caos ahora dentro de la cárcel?
Gian: -Es mejor no pensar en esas cosas ¿eh?
Me doy cuenta de que Iván raramente ha estado en silencio. Observo que ha estado fisgoneando en el cajón delantero como si quisiera robar algo. Parece que abrió la cerradura.
Gian: -Iván, ¿has encontrado algo?
Iván: -¡Chocolate!
Iván saca del cajón delantero barras de chocolate, ¿eh?, ¿dulces del director?
Inmediatamente, Luchino pone su mano enfrente de Iván con la palma hacia arriba unos 0,2 segundos más tarde hago lo mismo.
Iván: -¿Qué pasa con esa mano?
Luchino: -Dame chocolate.
Gian: -Yo también.
Iván: -¿Qué?
Bernardo: -Divídelo en cinco, Iván.
Iván: -Tsk, bueno.
Iván rompe la barra de chocolate en pedazos y nos da un pedazo a cada uno. Los tamaños de los pedazos varían, pero bueno ya que.
Iván: -Este chocolate sí que sabe rico…. ¿¡Tenía tan buen sabor!? Que rico.
Meto en mi boca el pedazo entero. La dulzura se filtra en mí, mezclándose con la comodidad del viento y la vista del ancho cielo, que no se ve a todo su esplendor dentro de los muros.
Luchino: -¿No hay algo más?
Iván: -¡Un frasco!
Iván, desenrosca la tapa. Pensé que se iba a tomar todo de un trago. En lugar de eso despega su boca.
Iván: -Puaj, es Whisky.
Bernardo: -Dame.
Del asiento de conductor dónde está Bernardo, hacia atrás comenzando con Giulio, luego yo y después Luchino, cada uno de nosotros dio un sorbo al frasco que pasó circulando entre nosotros.
Iván cierra a regañadientes el frasco, que ahora es mucho más ligero que antes.
Gian: -Eso que veo ahí ¿son cigarros?
Iván: -Si, hay dos cajas.
Bernardo: -Yo no quiero.
Bernardo dice esto de inmediato porque ya vio de qué marca son.
Luchino: -Bueno, entonces tenemos que dividirlo entre los cuatro.
Iván: -Si.
Es algo sorprendente ver como Iván obedece tan fácilmente. Bueno él es el más joven entre nosotros y de los de bajo rango entre capitanes. Si llegara a obedecerme de esa forma estaría colgándose en el limbo.
Después de que los cigarros fueron divididos entre nosotros, Luchino enciende tranquilamente uno de ellos tomando una calada.
Gian: -Luchino, no vayas a tirar las colillas en el auto. Sería malo si descubren que huimos usando esto.
Claro que hemos dejado rastros sólidos detrás de nosotros por las huellas de los neumáticos, pero las colillas no son lavadas con la lluvia.
Gian:- Iván, ¿hay otra cosa?
Iván: -Hay un reloj barato, un lápiz y un sacapuntas…..Supongo que no sería algo raro que hubiera un cuchillo.
Iván solo ve de rápido el cuchillo lanzándoselo de inmediato a Giulio; Giulio lo toma como si no le importara demasiado.
Bueno, tal vez deberíamos usarlo como una navaja de afeitar.
Luchino: ¿De qué son esos documentos?
Iván: -Solo porquerías…. Oh, hay un mapa y una brújula.
Bernardo: ¿Es un mapa de estos alrededores?
Gian: -Extiéndelo.
Iván: -Tú no me des órdenes, basura.
Aunque me dice eso, extiende el mapa
Bernardo por estar conduciendo no puede ver el mapa, así que Iván y nosotros tres nos enfocamos en la carta del territorio.
Se muestra la parte del sur del estado de Madison. La cárcel se nota en un rincón.
Giulio: -Ahora, estamos por aquí ¿no?
Daivan no está en el mapa, pero puedo averiguar su ubicación en general, conectando las carreteras que podrían llegar a ella.
Bernardo: -Cuando encuentres la ruta, dame las instrucciones.
Gian: -Por un rato más, sigue directo hacia adelante.
Después de decirle esto a Bernardo, les explico a los otros tres lo que está en mi mente, usando uno de mis dedos para trazar el mapa.
Gian: -Aunque nos dirigimos a Suncreerk, nos tardaríamos como medio día en llegar si continuamos con un auto como este, además de que sería arriesgado atravesar la ciudad usando este vehículo.
Gian: -Es por eso que iremos hacia el norte, y lo rodearemos.
Señalo el bosque que está en la parte superior del mapa. Hay una entrada hacia el bosque donde están unas montañas a la derecha.
Gian: -Por el momento continuemos avanzando en línea recta. Tendremos que buscar de alguna manera provisiones como comida, ropa, agua y gasolina.
Iván: -Tú, ¿cómo lograste regresar a Daivan, de todas las veces que escapaste?
Gian: -Pues me quedaba cerca de la ciudad para esperar a que alguien fuera por mí, también llegue a conseguir ropa para disfrazarme y así darme un paseo por el tren de la estación. Hay muchas formas de llegar estando solo.
Esta es la primera vez que he tenido que cooperar siendo cinco personas, además de que todos son capitanes.
También soy un capitán.
Aaah, si todo sale bien celebraremos con champán junto con el jefe, tal vez. Aunque según la promesa es solo llevarlos de regreso y al hacerlo convertirme en el nuevo jefe.
Aunque comprendo bien los sentimientos de ansiedad que tienen al no poder regresar a Daivan por sí mismos.
Bueno, aunque les obligara a cumplir mis órdenes gritándoles que ahora soy el jefe dudo que me escucharan…. Será mejor que deje de pensar en esto. Lo dejo.
Pensaré en esto como un momento de prueba antes de convertirme en jefe. Si logro construir una buena relación con los otros capitanes, entonces las cosas serán perfectas al regresar a Daivan. Si.
Luchino: -Entonces ¿Qué hacemos?
Aaaaah, dejaré todas estas ideas de lado por ahora.
Gian: -Por ahora hay que ocultarse. Bernardo, ve vigilando el tanque de gasolina y dirígete hacia ese bosque.
Bernardo: -Entendido.
Iván: -Vamos a ver…. ¿Cuántas millas hay de aquí a Daivan?
En la parte superior del mapa, Iván lo recorre moviendo sus dedos como algún insecto tratando de calcular la distancia.
Giulio: -Parece que dentro de este bosque, hay más caminos de lo que pensábamos.
Asiento con la cabeza a Giulio, que está mirando el mapa mientras descansa su barbilla en una de sus manos. Si hay tantos caminos marcados en la carta de la zona, entonces debe haber incluso más rutas sin que estén marcadas por las cuales podamos circular.
Gian: -Con esto, será muy fácil escaparnos por medio de las montañas.
Aunque no creo que se nos aparezca algún grupo de cazadores esta noche.
Hay unos pocos autos pasando por aquí. Ya tenemos bastante tiempo avanzando por la carretera y no nos hemos topado con ningún auto peligroso, además de que ya amolamos el auto del alguacil.
Por otro lado, si los refuerzos vienen desde afuera de la ciudad y ponen en alerta a todo el pueblo por medio de la radio o periódico estaremos en bastantes problemas.
Me pregunto si la ayuda llegará del lado opuesto, así podríamos tomar las cosas que necesitamos.
Luchino: -Mañana, bajamos hacia la ciudad.
Luchino señala con un dedo un punto en el mapa. El barrio Reina, parece ser un pequeño pueblo.
Luchino: -Vamos a partir hacia el norte desde el bosque ¿verdad? Si es así, ir a este pueblo sería lo mejor debido a que son pocos y al menos tendrán un alguacil.
Iván: -Mejor, ¿Qué les parece la villa de Bowick? Está más cerca del bosque.
Gian: -Cualquiera de las dos está bien, de todas maneras debemos de conseguir provisiones.
Con esta ropa de rayas parece que estén gritando ¡fugitivos!
Gian: -Oye Iván. ¿El director no tendrá escondido por ahí algo de dinero?
Iván: -¿Aaah? Oh, lo encontré es cambio.
Saca algunas monedas del interior del cajón delantero.
Gian: -Con esto, no podremos comprar gasolina ni ropa.
Iván -¿Estará bien con solo robar, no? Además, en algún lugar podemos extorsionar a alguien para conseguir gasolina y ropa o algún teléfono.
Hay que lograr comunicarnos con Daivan, y así solamente esperar en el bosque a que vengan a por nosotros.
Gian: -Pues sí, solo espero que llegue a ir todo bien como dijiste. Bueno, ya veremos cómo nos va mañana.
Cuando termino de hablar, por alguna razón todos se callan.
Continúa el incómodo silencio .
Bernardo: -…………
Esto va mal. Este silencio tal vez sea por la tensión y ansiedad de estar ya mucho tiempo conduciendo por este camino; además del suspenso que atravesamos en la noche anterior.
Ahora que hemos elegido los destinos de hoy y mañana, espero que las cosas vayan más suaves.
Los campos dan al paisaje una vista relajante a pesar de que no hemos tenido perseguidores todavía. A este ritmo, cualquiera sentiría que todo va de una forma muy relajada en este viaje de carretera.
Gian: -Oigan, ¿están haciéndolo bien?
Les digo esto con una voz alta.
Gian: -¿Han tenido cuidado? Como ayer estuvimos despiertos toda la noche con esta tensión, puede que quede algo de adrenalina en nosotros todavía, así que puede que por un poco más de tiempo estemos con la tensión de ser capturados, no se vayan a dormir.
Gian: -Esto suele ocurrir después de todo .
Luchino: -¿Esto es un consejo de un superior con experiencia en fugas?
Gian: -Claro. Hay muchas personas simples que en un momento están con la adrenalina a tope, pero después están durmiéndose sin darse cuenta.
Giulio: -Después de que llego a cortar a alguien, me provoca el sueño.
Gian: -Podremos dormirnos después de que logremos ocultar el auto en el bosque. Pero mejor lo escondemos hasta haber asegurado conseguir agua y algún lugar donde quedarnos.
Luchino: -¿Agua, eh? Por cierto, como que ya tengo sed.
Luchino frota su cuello con su mano, poniendo una expresión de haberse dado cuenta apenas.
Gian: -Si te das algo más de tiempo te darás cuenta de que también tienes hambre, y al momento de comer algo verás que te sabrá super delicioso. Puedo apostar por esto.
El chocolate estaba delicioso.
Gian: -Las personas, podremos sobrevivir por lo menos dos días sin agua. Pero al menos deberíamos tener algo de comida. Nunca he probado el estar sin comida o agua.
Luchino: -Hmmm…. ¿algo más que necesite saber del superior con experiencia? ¿No dormirse, no comer, y qué más?
Con estas palabras de Luchino, de repente lanzó una sonrisa vulgar
Gian: -Después de dormir, comer, orinar y cagar, lo único que quedaría sería ponerse caliente.
Bernardo: -¿Te refieres al sexo?
Gian: -Así es. De repente veremos muy sexys a las ancianas.
Bernardo: -Aaaah, ya veo.
Luchino dice eso con una voz extraña. El parece haber recordado a la abuela que pasamos hace un tiempo. Creo que la encontró atractiva.
Gian: -Es solo la liberación de la tensión de estar encerrados. Casi todos los que se liberan pueden sufrir de lo que dije anteriormente. Es como si con eso saborearan el sabor de la libertad.
Bernardo: -Esto es algo emocionante.
Bernardo menciona eso, mientras agarra fuertemente el volante.
Puede que mientras conducen, algunas personas logren sacar algo de agresividad, debido a la opresión de haber estado encerrados.
Incluso alguien tan fresco como lo es Bernardo puede caer ante esto
Giulio: -Al parecer, ni un auto ha pasado por aquí después de todo este tiempo.
Continuamos con nuestra conversación un rato más cuando de repente me doy cuenta que está atardeciendo, y que debemos de buscar un lugar para acampar antes de que llegue la noche.
Logramos llegar al bosque antes de que oscureciera, pero todavía debemos adentrarnos aún más en él para buscar algún lugar donde esconder el auto.
A pesar de que paramos algunas veces para ir al baño, no vimos a ni una persona ni casas, tal vez sea por el camino que elegimos.
Pasamos por un sinnúmero de territorios que aparecen en el mapa, actualmente recorremos uno de los caminos que no está marcado.
Gracias al mapa sabemos dónde estamos, bueno no exactamente, pero si nos damos una idea en general. Si seguimos por aquí y pasamos por estas parcelas de bosque no habrá problema, lograremos llegar a nuestro destino que es ir al norte dentro de este bosque.
Gian: -Oye Luchino, no te duermas.
Luchino: -Solo me distraje por un momento.
Umm no, él no me puede engañar, ya que se veía que estaba a la deriva de caer dormido, además de que él le decía desde atrás a Iván que no se quedara dormido, cuando él fue el que cayó dormido.
Durante el día el único líquido que entró en nuestras bocas fue aquel whisky. La sed está haciendo que nos fatiguemos. Si al menos lográramos encontrar algún rio podríamos mojar nuestras lenguas.
Giulio: -Aunque está atardeciendo, está aún más claro que antes.
Creo que lo que trata de decir Giulio es que las ramas de los árboles que están sobre nosotros están haciéndose más delgadas. Es probable que nos hayamos adentrado en el bosque.
Bernardo: -Si dejamos el bosque, no podremos ocultar el auto. ¿Estaría bien que paráramos ahora? Solo nos quedan dos unidades de gasolina, que deberíamos reservar para mañana.
Paramos el auto al costado del camino. Es uno de los caminos forestales que no están marcados en el mapa, así que recogemos algunos arbustos y los usamos para ocultar el auto.
Todos nos bajamos del auto y suspiramos. Se siente tan bien la tierra firme.
Nos detuvimos en el sendero del bosque delante de nosotros.
Sigo diciendo “bosque” cuando simplemente son como un montón de árboles juntos, y estos árboles no son muy grandes o gruesos.
Iván: -Vayamos a buscar por aquí agua.
Giulio: -Esperemos que podamos encontrar, aunque sea un lago.
Gian: -No se ve que por aquí haya un sitio donde podamos dormir.
Bernardo: -Si no encontramos algún lugar estaremos acampando al aire libre.
Bernardo hace que sus hombros caigan, notándose en su rostro el cansancio.
Luchino parece que también se dio cuenta de la condición de Bernardo diciéndole:
Luchino: -Bernardo, ¿qué te parece si descansas un poco?. El conducir te ha dejado agotado.
Bernardo: -No…. Estoy bien.
Bernardo se acomoda sus gafas y sacude la cabeza con algo de irritación.
OPCIONES:
- Preocuparse por Bernardo
- Estar de acuerdo con Luchino
Elegir estar de acuerdo con Luchino
Estoy de acuerdo con Luchino y le digo:
Gian: -¿Que estas bien?, Bernardo, ¿crees que te ves bien?
Bernardo: -………..
Ignoro la mirada de irritación que Bernardo me lanza, como si quisiera decir que me callara. Es obvio que lo mejor sería que descansara.
Gian: -Si vas a conducir mañana también, es mejor que descanses. Como nosotros solo estuvimos sentados tenemos energía para quemar.
Luchino: -Así es Bernardo. Esta noche estaremos turnándonos para vigilar, por lo que será de ayuda si descansas de una vez.
Con esto Bernardo finalmente parece convencido.
Bernardo: -Aprovechando tus palabras, aceptaré descansar primero.
Bernardo se acuesta en el auto, sacando un cigarrillo y lo enciende suspirando.
Gian: -Pues entonces, nosotros iremos a buscar agua y algo para poder comer. Oigan, ¿sería mejor que nos dividiéramos?
Iván: -Sí. Ya tengo mucha sed.
Giulio: Si encontramos algo, estará bien con reunirnos aquí de nuevo, ¿verdad?
Luchino: -Hay que volver antes de que el sol se oculte ¿no?
Nosotros nos alejamos del auto y de Bernardo, separándonos para comenzar a buscar.
Gian: -Pues bueno….
Hay pocas malezas por aquí. Incluso si me desvió fuera del camino, parece que podría pasear fácilmente.
¿Por dónde debería ir? Cuando me doy la vuelta para ver a los demás, veo que los otros tres se habían separado para irse por otro lado.
A mi lado derecho esta Luchino. Y a mí izquierda están Iván y Giulio.
Noto que la espalda de Luchino de repente desaparece entre los árboles. Su caminar es muy grande, es bueno saber que tiene bastante energía.
Volteo hacia los otros dos, viendo que Iván y Giulio están por perderse de vista entrando a unos arbustos, yendo a diferentes lugares.
OPCIONES:
- Ir tras ellos
- Ir solo
Elegir ir tras ellos
Después de pensar un poco, decido ir tras ellos.
Voy a ponerme al día con alguno de ellos, ya que sería aburrido solo caminar en silencio.
Volteo para ver a Bernardo. Está acostado en el asiento de atrás del auto, entonces salgo corriendo hacia la izquierda para seguirlos.
Ya no puedo ver más a Luchino, ¿debería ir tras Iván o tras Giulio?
OPCIONES:
- Ir tras Giulio
- Ir tras Iván
Elegir ir tras Giulio.
Las hojas y ramas quebradizas crujen debajo de mis pies.
Me apresuro para alcanzar a Giulio, que me mira sorprendido por alguna razón después de haberle tocado su hombro.
Gian: -Iré contigo.
Giulio: -……………….
Gian: -¿No quieres?
Giulio: -Por supuesto que no….
Como de costumbre, me da una sensación de confusión cerca de él, ya que no tengo ni idea de lo que está pensando, pero no siento para nada ninguna clase de hostilidad por su parte.
Aliviado, camino junto a Giulio.
Giulio y yo, caminamos juntos a través del bosque moviendo ramas de árboles.
No hay algún tema de que hablar, por lo que el silencio continúa. Pero no me importa. Sé que Giulio no es el tipo de persona que de repente lance una avalancha de palabras sin importar quien sea la persona.
Gian: -Me pregunto si no habrá algo de agua por aquí.
Giulio: -Pues sí….
Las únicas palabras que dice son cortas y al punto.
De verdad no puedo comprender del todo a este tipo.
Pero, no es como si fuera una persona intrigante y calculadora… o al menos no se siente de esa manera. Me da más sensación como que es… ingenuo.
Mientras me pregunto ¿si habrá algo que pueda comer?… Recojo algo de hierba y brotes de aspecto suave y los meto en el bolsillo a medida que avanzo.
Me parece ver que hay un poco de rocío escurriendo por los tallos de hierba y lamo uno de ellos.
Sin importar lo que haga, parece que Giulio no tiene mucho interés en hacer algún comentario. Él sólo continúa en silencio.
Aunque no es malo el tener a alguien por ahí, incluso si no hay conversación.
Ahora que lo pienso…. Me pregunto si está bien tener a alguien como él como un aliado.
Gian: -Hey, Giulio…
Giulio: -¿Si?
Gian: -Cuando regresemos a Daivan tú ¿me ayudarás, aunque me convierta en el jefe?
Sé que esta pregunta es patética, es como si estuviera tratando de ganar por encima de algo. Eso es lo que creo.
Giulio: -Sí.
Es una respuesta simple. Sus ojos no parecen tener ningún rastro de duda.
Giulio: -Si es lo que el Señor Gian desea.
Gian: -Ya veo. Gracias.
Tal vez debería preguntarle solo para estar seguro.
Gian: -Si vas a trabajar para mí entonces tendrás mi agradecimiento. ¿Hay algo que desees? Cualquier cosa que pueda darte te la daré.
Sentí una extraña nube de sensaciones ante la expresión de Giulio.
Giulio: -Nada en especial
Gian: -Puede ser lo que sea ¿sabes? Si hay algo que se te ocurra puedes decírmelo.
Mientras yo soy algo débil, y no es porque me alaguen. Sé que hay cosas que puedo hacer, pero no enfrente de otros
Aun así, me gustaría tener un poco de su ayuda… Tener una clase de promesa de este tipo.
Giulio: -……………
Siento el aire más pesado.
Gian: -¿Giulio?
Giulio: -Sí.
Gian: -Hablemos de este tema en otra ocasión.
Tengo la sensación de que el estado de ánimo de Giulio ha bajado, así que corté la conversación.
Es como si estuviera tratando con un animal salvaje.
Gian: -…………………
Desde hace un rato que hemos estado caminando por lo que parece ser un camino por el cual alguna clase de animal pasó.
Gian: -Por este camino… se ve como si hubiera sido barrido ¿no?
Giulio: -Parece ser un camino creado por humanos.
Empujamos a un lado las ramas que son de menor grosor y entonces…
Gian: -Oye, aquello, ¿no será una cabaña?
Descubrimos una cabaña de montaña.
Caminamos hacia ella, manteniendo nuestros sentidos en alerta por cualquier persona que pudiera estar cerca.
¿Esa cabaña será para hacer carbón? ¿O tal vez es un refugio de algún cazador? Hay algunos troncos apilados afuera.
Compruebo la zona de los alrededores, pero parece que ha pasado un tiempo desde que había sido utilizada.
Abro la puerta haciendo un sonido que indica que se abrió. Me asomo y veo que no hay muebles, ni siquiera un escritorio. Es muy amplia en el interior, y por suerte, hay una gran carga de paja.
Parece que podremos pasar la noche aquí.
Giulio: -Por allí, encontré un pozo. Parece que se puede usar.
Giulio, que había salido para ver los alrededores, regresa sacudiendo sus manos por las gotas de agua.
Gian: -¡¿Enserio?! Hay que regresar para decirles a los demás.
Emocionado me pongo en marcha.
Gian: -Si el agua es potable, entonces ayudará a Bernardo a que recupere sus fuerzas. Hay que regresar rápido antes de que caiga el sol.
Giulio: -…………
Él asiente con la cabeza ante mi sugerencia antes de que empezara a caminar.
Gian: -Ah….
Cuando me doy cuenta, veo que estoy agarrando los hombros de Giulio. Me sorprendió mi propia acción.
No sé porque lo hice, así que miré a Giulio algo deprimido. Esta fue la expresión más triste que había puesto en todo el día.
Aun así, ni siquiera sé por qué actué así ante Giulio.
Giulio: -………….
Mis manos todavía están en sus hombros, los pies de Giulio permanecen fijos y él solo gira la mitad superior de su cuerpo hacia atrás.
Gian: -¿No quieres volver?
Yo, ¿Qué estoy diciendo?
Pero, ya lo he dicho, así que no puedo llorar por la leche derramada. Espero la respuesta de Giulio
Giulio: -No es eso…
Giulio tímidamente intenta mover sus hombros fuera de mi alcance.
Gian: -Ah….
Pensé en que debería decir algo.
Gian: -Gracias por haber encontrado aquel pozo.
Giulio: -……………
Giulio: -El sol se está poniendo, debemos darnos prisa.
Me relajo al ver sus labios ligeramente relajados.
Siento como que he visto esa expresión antes en alguna parte…. Es como un niño…
El pensar que esa expresión solo me la muestra a mí, hace que me sienta extraño.
Nos apresuramos hacia donde habíamos dejado el auto. Somos los últimos en llegar. Todos ya habían regresado.
Nos la arreglamos para reunir algunas frutas y tubérculos, así que por lo menos tenemos algo que comer.
Sugerí que dejáramos el auto allí y que nos dirigiéramos hacia la cabaña que nos habíamos encontrado.
En el momento en el que el sol se ocultó en el horizonte, llegamos a la cabaña.
Nos lavamos las manos y la cara y bebimos del agua del pozo detrás de la casa, saciando al fin nuestra sed. Me siento renovado. Ahora ya no tendremos que preocuparnos más por el agua potable.
Ahora que estamos de mejor ánimo, recorremos la pequeña cabaña.
No hay nada, es solo una casa vacía, No se siente como si hubiera sido visitada en mucho tiempo, hay telarañas por todas partes.
Sin embargo, hay algunos machetes pequeños desglosados en la esquina, junto con ropa de hombres que apesta a moho.
Hay algunas cosas como equipo para fumar y astillas de madera, son de gran utilidad, pero por ahora no lo necesitamos.
Al parecer esta cabaña fue utilizada por algún cazador, o alguien interesado en la caza. Y actualmente parece que está desocupada.
Luchino: -¿No hay algo más?
Giulio: -Encontré una linterna oculta en la viga de madera.
Gian: -¡Whoohooo, es nuestro día de suerte! ¿No habrá por ahí algo de jugo?
Por desgracia, no pudimos encontrar ningún alimento por la cabaña, pero todavía podemos tener una cena fuera de la cabaña con lo que recolectamos. También pudimos comer en la mañana algo de chocolate, así que hay que aguantar con lo que tenemos.
Organizamos turnos de vigilancia en la noche….
Después de cenar, nos separamos por un rato para investigar la montaña, al parecer podremos hacer lo que queramos hasta mañana por la mañana.
La media luna aparece en el cielo nocturno. La luz de la luna es lo suficientemente brillante como para poder caminar sin tropezar, pero no hay mucho que hacer por este lugar más que descansar.
Para poder recuperar las fuerzas, todos nos quedamos dormidos sin contar a quien le toca estar vigilando.
Incluso sin una fogata, el interior de la cabeza no está fría. No hay mucho que podamos usar para dormir, pero por extraño que parezca se siente cómodo.
Oigo el sonido de los cuerpos revolcándose continuamente.
Solo pudo girar sin poder dormir. A pesar de que el sueño había estado corriendo durante todo el día, nadie ha caído dormido de forma inmediata, probablemente a causa de la ansiedad.
La puerta se abre en silencio, entrando el primer guardia que es Bernardo.
Bernardo: -Giulio, es hora del cambio.
Giulio: -Si.
¿A poco ha pasado mucho tiempo? Lo más seguro es que los demás no lo notaron, y cuando Bernardo se acuesta, por alguna razón la cabaña se hace más silenciosa
A pesar de estar muy cansado, como que siento que no podré quedarme dormido inmediatamente.
Ahora que está tranquilo, el susurro de los árboles de afuera es inesperadamente alto. Hay una ligera brisa que sopla.
Me quedé acurrucado a un lado, y en la oscuridad mis ojos van lentamente acostumbrándose por la falta de luz.
La luz de la luna entrando a través de la ventana, da un golpe paliza en mis ojos mientras continúo acostado. Me concentro en mis oídos, para tratar de escuchar los pasos de Giulio, pero no oigo nada.
Puedo escuchar las respiraciones de Luchino estabilizadas por el sueño en la otra esquina de la cabaña. No parece tener un sueño profundo. Me pregunto si él solo estará fingiendo.
Bernardo que es el que está más cerca de mí, no puedo escucharlo; ha de ser porque me está dando la espalda. No puedo decir si está despierto o dormido.
Nmm… en cambio por el otro lado… escucho susurros causando algo de alboroto ya por un largo rato.
Ese Iván, se la pasa moviéndose.
¿Qué diablos está haciendo? Me concentro ahí. Comienza a molestarme. Naturalmente, todos los nervios de mis oídos se concentran en Iván.
…………………..
Oigo su agitación constante.
No pasa mucho tiempo hasta que logro descubrir la razón detrás de ese sonido acelerado, el cual se encuentra frotándose una y otra vez.
Iván: -Tsu…. Funm…….
Ese bastardo de Iván…. Se está masturbando.
En la oscuridad, muevo mis labios hacia atrás mordiéndolos con disgusto
Aunque puedo comprenderlo, ya que este alivio que se siente por haber salido de la cárcel y la calentura que hemos estado reprimiendo. Quiero decir, también estoy algo reprimido. Incluso llegué a explicar esto en el día, pero…
¡Si te lo vas hacer, entonces hazlo sin que nadie se dé cuenta!
Iván: -Hnm… ahm…..
No quiero saber cuándo los otros están haciéndose felices con ellos mismos. Cierro los ojos con fuerza y tapo mis oídos con mis dedos para esperar.
Después de un rato, saco mis dedos. Es probable que ya haya terminado.
Pero, por mala suerte, descubrí mis oídos justo cuando él estaba terminando.
Iván: -¡Tsu….! Ahhh… ¡ahhhhh! Fuu…..
Llego a escuchar algunos de sus gemidos que susurra mientras termina. Y entonces Iván para de moverse.
Ya apresúrate a dormir, eso es lo que susurro en mi mente.
Iván: -Gha………… ghaaaaaaaaaa…. Guh………
¡¿Y ahora ronquidos?! ¿Es su pasatiempo el estar causando molestias todo el tiempo o qué?!
Dios no me castigará si lo amordazo ¿verdad?
Busco a tientas por el suelo para poder encontrar algo para tirárselo a Iván.
Siento que detrás de mí, mi mano golpea el cuerpo de alguien. No había nadie allí antes….
Bernardo: -Soy yo.
Bernardo susurra eso justo detrás de mí. Parece que se movió hacia arriba mientras yo había estado cubriendo mis oídos.
Inclino mi cabeza en su dirección y le pregunto con una voz muy baja si se despertó por los ronquidos de Iván.
Gian: -¿Es por lo de antes?
Bernardo: -Vaya que es joven.
Parece que a causa de eso que estaba haciendo Iván, Bernardo tampoco pudo dormir.
Gian: -¿Qué pasa?
Me refiero a la razón de porque se movió del lugar donde estaba antes.
Bernardo: -Estaba pensando en que estaría bien hablar un poco, parece que Luchino ya se quedó dormido.
Me concentro más en los sonidos que atraviesan mis oídos, escucho respiraciones más tranquilas que las de antes que provienen en la dirección de Luchino que estaba en la esquina. En algún momento debió haberse dormido
Iván: -Guh………… kag…………. Ha……… guh………..
¡Por otra parte, los ronquidos de Iván son muy molestos!
Bueno, entonces hay que hablar.