× Capítulo 14: Acepta la derrota ×

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La lucha alcanzó un punto álgido.

Después de liberarse del enroscamiento de la pitón, la cobra real se irguió verticalmente, alcanzando la altura de un hombre adulto. Sus ojos emitían un brillo sombrío y letal, haciendo que varias personas cercanas retrocedieran un par de pasos involuntariamente.

Guo Chengyu lanzó una mirada con sus ojos rasgados inyectados de sangre hacia un lado. Chi Cheng tenía las venas del cuello marcadas, su nuez de Adán se movía y sus ojos, negros como abismos, estaban clavados en el centro del foso. Era evidente la tensión que sentía en ese momento. Una sonrisa cruel asomó en la comisura de los labios de Guo Chengyu.

La pitón había sido atacada por segunda vez, esta vez en el vientre.

Era claro que el veneno comenzaba a hacer efecto. Los movimientos de la pitón se volvían cada vez más lentos, pero aún mantenía un firme enroscamiento alrededor de la cobra real, controlando su cabeza para evitar nuevos mordiscos venenosos. La cobra real también comenzaba a flaquear, esforzándose por estirar su cuello para evitar la asfixia por la poderosa constricción.

Minuto a minuto transcurría, hasta que la mirada de la pitón comenzó a apagarse.

Aprovechando la oportunidad, la cobra real se liberó del abrazo de la pitón y, en un instante, recuperó todo su vigor.

Guo Chengyu lanzó un silbido, su arrogancia llegando al límite.

—Cariño, dale un último empujón, acaba con ese maldito.

Chi Cheng, lejos de molestarse, simplemente observaba a Guo Chengyu con una sonrisa burlona.

—¿Así que hoy viniste a humillarme?

Guo Chengyu apoyó una mano en el hombro de Chi Cheng y escupió al suelo junto a sus pies.

—Vamos, no digas eso. ¿Acaso no somos como hermanos?

Aunque parecía broma, en el fondo Guo Chengyu estaba tenso. Llevaba más de diez años conociendo a Chi Cheng y sabía perfectamente cómo funcionaba su carácter. Cada vez que soltaba palabras corteses, el que terminaba perdiendo siempre era el otro. Después de tantos años de rivalidad, Guo Chengyu siempre caía derrotado, mientras que Chi Cheng, desvergonzado e implacable, seguía presentándose batalla tras batalla sin faltar ni una.

Ambos desviaron la mirada hacia el foso al mismo tiempo.

En ese momento, el resultado parecía decidido. Los espectadores empezaban a impacientarse, moviendo las piernas, esperando solo a que la cobra real diera su último respiro. Pero, en un descuido, la pitón medio muerta tuvo un último arranque de energía. De pronto, se revolvió con furia, apretando a la cobra real con una fuerza que no permitía el más mínimo escape. Los presentes volvieron a apretar los puños, y un silencio sepulcral envolvió el lugar. El crujido de los huesos de la cobra real al quebrarse resonó en los tímpanos de todos.

Finalmente, la cobra real se convulsionó un par de veces y quedó inmóvil.

Guo Chengyu solo se quedó paralizado un instante antes de dirigirse hacia Chi Cheng y aplaudir sarcásticamente.

—Bueno, hoy perdí de nuevo.

Chi Cheng lo miró de reojo con una sonrisa áspera que brotó desde lo profundo de su garganta: 

—Creo que lo haces porque ves que mi vida es demasiado aburrida. Vienes cada semana a regalarme algo.

—¡Claro que sí! —Guo Chengyu encendió un cigarrillo torciendo los labios—. No pienso en nadie más, solo en ti.

Chi Cheng entornó los ojos, observando cómo la pitón devoraba lentamente a la cobra real. No habló hasta que esta fue engullida por completo. Entonces, con voz baja, preguntó: —¿Qué me trajiste esta vez?

La pregunta era pura provocación, una burla. Ambos lo habían acordado antes de la pelea, el perdedor le daría al ganador una noche con su acompañante.

Guo Chengyu le lanzó una mirada a Li Wang, quien fue al auto y regresó con la nueva modelo que habían reclutado. 

—Este es Chi Cheng. Es mayor que tú, así que llámalo, Chi-ge.

La chica, una migrante en Beijing, hablaba con un marcado acento sureño.

Ci-ge.

La nuez de Chi Cheng se movió levemente, aceptando el saludo. Guo Chengyu permaneció a su lado mientras Chi Cheng deslizaba la mano bajo el vestido de la modelo. Con un movimiento de uña, las medias se rasgaron hasta la altura de las rodillas.

—¿Ya te has acostado con Guo Zi? —preguntó Chi Cheng.

La modelo miró tímidamente a Guo Chengyu.

—Di la verdad —dijo Guo Chengyu levantando la barbilla—. A tu Chi-ge no le molestará.

Ella asintió.

La mano de Chi Cheng seguía bajo el vestido de la modelo. El borde de sus bragas fue levantado y un dedo de Chi Cheng se introdujo. De pronto, la modelo sintió un frío glacial en su interior, como si le hubieran metido un trozo de hielo pulido. Su rostro palideció al instante, las rodillas golpearon el suelo y un mareo de dolor y pánico le cubrió la frente de sudor .

De bajo su falda emergió una serpiente, su cabeza manchada de sangre.

—Mi serpiente no muerde —dijo Chi Cheng con calma—. Parece que aún es virgen.

El rostro de Guo Chengyu cambió ligeramente. Una mirada aterradora se clavó en Li Wang que estaba a su lado.

—¿Qué mierda de persona has traído?

Li Wang se acercó al oído de Guo Chengyu y susurró: 

—Lo hace a propósito para joderte. Esa serpiente seguro que muerde.

Los ojos ya inyectados en sangre de Guo Chengyu parecían ahora apuñalados por dos cuchillos. Las venas de su cuello se retorcieron mientras tragaba con fuerza aquel asco de sangre.

—Si no puedes jugar limpio, mejor no juegues. — Chi Cheng golpeó la frente de Guo Chengyu con el dorso de su mano. 

—Traer a una mocosa cualquiera para engañarme, de verdad me das asco.

Señalando a la modelo tirada en el suelo, ordenó a los presentes: 

—Levántenla ahora mismo y llévenla a que la revisen. Luego les devolveré los gastos médicos.

Traducido por 21Rb_BINGQIU
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