CAPÍTULO 03

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Después de hacer contacto visual con Heebris, mi sonrisa incómoda quedó atrapada en mis labios.

—¿Quién es usted?

Sentía que mi cabeza me daba vueltas y como algo la atravesaba.

Estuve a punto de sospechar si algo estaba escondido que me hacía daño… ¿Debo de ser honesta y pedirle ayuda? ¿O la respuesta correcta es que debo deshacerme de él sin que se dé cuenta? Si Heebris estuviera de mi lado…

No. No debo hacerlo.

Si él hubiera estado en la misma posición que la bruja a la que conocí hoy, le habría confesado mi situación sin tener que preocuparme por ello, pero Heebris estaba del lado de Helena, lo que significaba que pronto se convertiría en un enemigo.

¿Puedo sostener una espada más grande contra un hombre que terminará siendo mi enemigo? La respuesta es no.

Deseaba tener que morir de forma limpia e indolora.

Cuando descubra que en realidad no soy la verdadera Eris, las cosas se pondrán aún más problemáticas si me atrapan las personas a las cuales no les agrado. Dado que este es un país con ingeniería mágica avanzada, puedo llegar a ser torturada o tratada como un experimento viviente, en el cuál ellos quieran descubrir la forma en que las almas entren a otro cuerpo o incluso pueden tratarme como una enferma y confinarme en una isla para monitorear cada movimiento hasta que muera a causa de la vejez.

Incluso si Heebris no lo hacía, podía suceder con el príncipe Heredero. No necesitaba ver el resultado para saber cuál era; el príncipe no era alguien que se preocupara por mí y me cuidara.

—¿No es extraño que un Sacerdote quiera saber el nombre de una mujer noble que es soltera?

—No me refiero a su nombre…

—¿No está hablando de mi nombre? —Lo cuestioné de nuevo.

Debí haber respondido de inmediato, pero era demasiado tarde como para arrepentirme, sin embargo, por lo general es la persona que tiene la voz más fuerte quien gana peleas como estas.

Cuando lo enfrente levantando la cabeza de manera descarada, él evitó mi mirada, como si el Sumo Sacerdote nunca hubiera conocido antes a una mujer, además, ésto llamó la atención de las personas por lo que comenzaban a reunirse.

Incluso si él era el Sumo Sacerdote, Eris era bastante famosa al ser la prometida del príncipe heredero, por lo que era sospechoso que ella estuviera hablando con otro hombre.

—Es complicado de decir…

—Me interroga de manera tan escalofriante y no me dice cuál es la razón. —Dije.

—¡No te estoy interrogando! ¿Cómo puedo hacer eso si soy un Sacerdote? —Heebris estaba asombrado por lo que se señaló a sí mismo.

Me acerqué a él, de hecho, esta acción podría generar un rumor y ser considerado como que una mujer estaba intentando seducir al Sumo Sacerdote, aún así, estaba segura de que podría ganar esta apuesta.

En la novela, Heebris era terriblemente dulce y amable con los demás, además de ser el único cobarde que no pudo confesarse a Helena y se llevó todo lo que tenía.

Según la descripción de la novela, a diferencia de Helena, Eris daba miedo.

—Siento que estoy siendo interrogada, si toco el pecho del Sacerdote ahora mismo ¿Ya no es una agresión, ya que una mujer lo tocó?

—Debió de ser un malentendido, pido perdón por lo sucedido.

—Acepto sus disculpas.

Salí de la tienda de bocadillos; comprar ahora me parecía desagradable. Además era difícil encontrar evidencia de que yo no era Eris Mizerian después de quedarme charlando con el Sacerdote, y me preocupaba el hecho de que llamáramos la atención de la gente, sin mencionar que ese lugar era frecuente para muchos nobles y sirvientes que iban y venían.

Incluso ahora, la reputación de Eris no era particularmente buena, por lo que todos debían de estar esperando una buena historia.

La mirada de la gente realmente no me importaba, después de todo no era mi cuerpo ni mi vida, sin embargo, muchos pensamientos se arremolinaron mientras iba de regreso al carruaje.

¿No sería mejor preguntarle a Heebris ahora antes de que se enamorará de Helena? La Bruja me dijo que podía haber una forma de regresar a casa sin tener que morir y para encontrar la forma tengo que ir al templo.

El templo no era un lugar al que las personas en general pudieran acceder fácilmente. Incluso los nobles que deseaban visitarlo y lograron hacerlo tuvieron que seguir procedimientos estrictos y una selección rigurosa. Inclusive en la novela, el templo fue un lugar en que la protagonista, Helena, no pudo intervenir.

Pero en el caso de ella, tenía el apoyo de uno de los protagonistas masculinos.

Heebris era el Sumo Sacerdote, por lo que no tuvo problemas.

Pensándolo detalladamente, era mejor regresar con Heebris y preguntarle qué es lo que vio en Eris. Se dio cuenta de que yo era una forastera y la forma de regresar con vida.

No le tengo miedo a la muerte, pero no me gusta sufrir, aun recordaba el dolor de las heridas que me infligí.

Dolía terriblemente.

Lo intenté porque pensaba que, al morir, abriría mis ojos en mi mundo, pero cuando despertaba en este mundo resultaba ser aún más doloroso.

Perdí una buena oportunidad por el miedo y cuando pensé en eso no pude evitar soltar un gemido de dolor.

No podía hacer nada, esa oportunidad ya ha sido desperdiciada, por lo que solo tengo que rezar para conseguir una nueva; y para poder averiguar cuando la tendría, era necesario que recordara el contenido original de la novela.

Me era difícil recordar el desarrollo, aunque la novela estaba ahí, solo la leí de forma superficial; sin mencionar que todas las descripciones se centran en Helena, por lo que las cosas se volvían aún más difíciles de adivinar si Helena no estaba involucrada en ningún incidente.

Tomamos el té juntas hace una semana, por lo que parece que estoy en el inicio de la novela, si hubiera sabido que las cosas van a resultar así, lo hubiera leído un poco más a fondo.

—Hemos llegado mi señora.

—Gracias.

—¡Ah! pronto habrá una ceremonia de nombramiento de caballeros ¿Tampoco va a elegir uno este año?

El caballero me preguntó mientras sostenía su mano para descender del carruaje

—Ah…

¿Había un propósito en eso para mí? Mire al caballero de forma estúpida y él sonrió antes de decir:

—Si no lo quiere, no tiene por qué prestar un juramento, pero un caballero es más conveniente tanto para ellos como para los nobles. Los números son estrictamente limitados, pero puede tomar a uno para ser su escolta personal.

Estaba un poco abrumada con eso, pero aun así negué con la cabeza.

Yo era una persona que moriría pronto de todos modos, si intentaba aumentar el número de personas que me rodeaban, era obvio que solo me molestaría.

El caballero habló ante mi negativa, parecía que estaba esperanzado, pero ahora estaba un poco decepcionado.

—Me disculpo, hay muchos caballeros que desean ser la escolta de la dama.

—¿Míos?

—Por supuesto, ¿No es el sueño romántico de todo caballero el dar su vida por una bella dama?

—Eso es verdaderamente egoísta e inútilmente romántico.

¿Está diciendo que si la persona no es hermosa no hay manera en que alguien de su vida? No, en primer lugar, me sentía reacia a llevar el peso de la vida de otra persona como una carga ¿Por qué se deberían de sacrificar y despreciarse? La forma de pensar del resto del mundo no lo podía entender ni en el pasado ni ahora.

Traté de cruzar la puerta, pero me detuve para hablar con el caballero.

—Puede que a los demás les encante el romance, pero a mí no. Entonces, deje al caballero que, de su vida por otra persona, no pretendo ser el sueño romántico de alguien y llevar esa carga.

*** ** ***

Una mañana clara y hermosa, y yo todavía soy Eris.

Lo pensé detenidamente y llegué a la conclusión de que sería mejor intentar contarle a Heebris antes de que la relación empeore. Si le pido que lo mantenga en secreto, él no andaría divulgando la información

Consideré la opción de presentar una solicitud al Templo, pero el proceso era muy complicado y me preocupaba que el contenido fuera filtrado.

Lo que implicaba que tenía que encontrarme con Heebris de forma natural, como si de una coincidencia se tratara.

En las novelas, los lugares donde aparecía principalmente Heebris, eran en el Palacio Imperial o las tiendas donde servían postres, afortunadamente, eran lugares a los cuales podía ir y venir si quería.

Heebris, que estaba comprometido con su vida como sacerdote, disfrutaba de los dulces y postres en secreto, ya que se consideraban, de cierta manera, un lujo. Pero fue gracias a Helena que no lo percibió como algo malo el poder gozar de los dulces, así que él comenzó a disfrutarlos sin sentirse mal. Gracias a ese suceso, la afinidad hacia Helena aumentó drásticamente.

No quería quitarle su evento amoroso a Helena, pero pensé que si lo encontraba en la tienda de postres sería mejor. Era complicado hablar en el Palacio Imperial a causa de la mina que era el príncipe Imperial. Además, si me hubiera malinterpretado pensando que estaba seduciendo a Heebris, tendría que sufrir su rabieta por tres días.

—Mi señora, debe de prepararse; llegó un mensaje de su Majestad pidiendo que fuera al palacio.

—¿Su Majestad?

—Sí, debe de prepararse para estar arreglada, no debe de hacer esperar a su Majestad.

Estuve lista a un ritmo más rápido de lo habitual, todos debían de sentirse avergonzados por la orden tan repentina y las doncellas en la mansión se movilizaron. Doce manos me agarraron y me alistaron por lo que me sentí mareada.

Cuando entré al Palacio Imperial, el asistente del emperador me llevó directamente al despacho de su Majestad.

—Su Majestad, la hija del Marqués Mizerian y la prometida del príncipe heredero, Lady Mizerian está esperando.

—Déjala entrar.

Respire profundo y sonreí de la manera más cordial y pase lentamente por la puerta que fue abierta por el asistente.

La luz que se derramaba sobre el gran salón, reflejaba un mármol de color blanco y oro. El Emperador estaba sentado dando su espalda a la gran ventana, dando un aspecto aún más digno.

Al Emperador de cabello blanco y barba agradable, lo saludé con una voz amigable.

—Es una tarde deslumbrante, su Majestad.

—Lamento haberte llamado con tanta prisa. ¿Fue incómodo venir?

—Es una llamada de su Majestad, por lo que no es incomoda en lo absoluto, siempre es una alegría verlo.

—Tú también has aprendido a decir cosas agradables a los oídos. Solo te llamé para hablar sobre tu ceremonia de mayoría de edad.

Las personas trataban a los jóvenes de 21 años como adultos, era cuando su crecimiento físico y mental había terminado por completo. Esto se debía a que no estaban ansiosos por llevar a los niños a los campos de producción o las guerras como en otros países.

Entre los personajes dentro de la novela, Eris era la más joven, por lo que todos debieron de haberse convertido en adultos el año pasado, por cierto, era gracias a las palabras del Emperador que podía tener una idea de donde me encontraba en esta historia.

—No tiene precedentes, pero deseo que tu ceremonia de mayoría de edad se lleve a cabo en el Palacio Imperial ¿Tienes algún lugar en mente?

Incluso si no quisiera, las cosas sucederían a la voluntad del Emperador, por lo que negué con la cabeza.

La razón por la que el Emperador se atreve a celebrar una ceremonia de mayoría de edad en el Palacio Imperial, se debía al rumor de que el príncipe se preocupaba más por una plebeya y desprecia a su prometida…aunque era un hecho ampliamente conocido por todo el país, esto era una vergüenza para el Marqués Mizerian, el centro de la nobleza y una de las personas más influyentes del país.

 

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Editor: Hikari.

¡Gracias por editar el capítulo!~


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